sábado, 30 de junio de 2018

HISTORIA: Momentos difíciles del Presidente Antonio Guzmán.

imagenAntonio Guzmán

A mediados del año 1979 ocurrieron algunos hechos pocos felices para el Presidente Antonio Guzmán, de cuya desaparición se cumplen 36 años en julio próximo.  Para agosto del mismo año se decretó una huelga general de choferes del transporte público que provocó desórdenes callejeros, que dejaron cuatro personas muertas, incluyendo el periodista del vespertino La Noticia, Marcelino Vega, nativo de Hato Mayor.  El jefe de la Policía, general Virgilio Payano Rojas, reportó que el comunicador había muerto en un “intercambio” de disparos, lo que molestó al gobernante, que dispuso la cancelación del alto oficial policial.
En el último día del mismo mes de agosto el territorio nacional, y especialmente la región Sur-Central, fue castigada severamente por el ciclón David y la tormenta Federico. El autor de esta nota, junto al Secretario de Agricultura de la época, Hipólito Mejía y el técnico Ángel Feliz Deñó, visitamos las instalaciones de Meteorología, en Punta Torrecilla, Villa Duarte, y luego de recibir explicaciones sobre la   proyección del huracán el Presidente exclamó: “Que Dios nos proteja a todos”.
Meses después fue develada una falsa conspiración encaminada supuestamente a derrocar el gobierno, bajo la dirección de altos oficiales y algunos civiles del pasado gobierno de Joaquín Balaguer. Fueron detenidos los generales Leoncio García, Aurelio Rosario Polanco, ex jefe de los Ayudantes Militares; Demetrio Cedano Suero, escolta de doña Emma; Juan tomas Reyes Évora, Julio Soto Echavarría, Manuel Perelló Soto y Luis Arzeno Regalado, así como otros oficiales de menor jerarquía. Luego de varios días en prisión los militares fueron puestos en libertad al igual que  los doctores Héctor Pérez Reyes y Manuel Jiménez Rodríguez (Manolín) y el técnico Francisco Aquino García.
El anuncio de la supuesta trama y la detención arbitraria de los colaboradores de Balaguer indignó de manera profunda al Presidente, que había recibido informaciones precisas de los departamentos de investigación de que la supuesta conspiración era un invento. El periodista Carlos Cepeda, en su libro “Los que mataron a Antonio Guzmán”, Pags.98-101, revela que la supuesta trama surgió de la mente del secretario de Interior y Policía, licenciado Vicente Sánchez Baret, quien habría convencido al secretario de las Fuerzas Armadas, general Rafael Adriano Valdez Hilario, de que “había que inventar una trama contra el Gobierno para intimidar a los reformistas que estaban fuera del poder”.
EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.
“Valdez Hilario, quien en principio gozaba de toda la confianza del presidente Guzmán, se convirtió en fuente de problemas para don Antonio, es un hombre de fuerte vocación hacia la política, vocación que le llevó a ser una de las primeras fuentes de problemas internos para unas Fuerzas Armadas que iban rumbo a la despolitización. El no supo delimitar al militar del político que por vocación llevaba dentro”, afirma el periodista Cepeda en su libro.
Cepeda   relata que en una ocasión colaboradores del Dr. Balaguer tomaban tragos y que en  uno de esos encuentros se  habrían hecho comentarios “imprudentes” sobre  el gobierno de Guzmán  lo que Valdez Hilario y Sánchez Baret tomaron en serio para movilizar tropas militares en todos los rincones del país y de inmediato dispusieron que  “ los presentes en esas  reuniones  amistosas  fueran esposados, en franca desconsideración y acusados de conspirar”, lo que no fue creído por los   aparatos  de seguridad del Presidente Guzmán”. Y añade que “Ese hecho minó la confianza que el Presidente tenía en Valdez Hilario, y su retiro del cargo fue una cuestión posterior, pero a partir de la desconsideración a los militares reformistas, mucha gente en el gobierno comenzó a entender que la alianza Valdez-Sánchez Baret era más allá de los planes de profesionalización militar de don Antonio”, expresa el comunicador en su obra.
Valdez Hilario fue sustituido en la secretaria de las Fuerzas Armadas y nombrado en la Junta Interamericana de Defensa, con sede en Washington, posición que no aceptó y pidió su retiro, lo que fue aceptado por el presidente una semana después. En su lugar fue designado el general Mario Imbert McGregor, que estaba al frente de la Fuerza Aérea Dominicana, y quien sirvió de vocero del presidente Guzmán para disculpar al gobierno de las detenciones de que fueron objeto los balagueristas. Inclusive, el gobernante recibió en su despacho al general del Rosario Polanco y dispuso la devolución de su arma de que había sido despojado y el pago de varios salarios que le habían retenido
A los dos años de su mandato el Gobierno perredeísta contó con una oposición constructiva de su principal rival, el Partido Reformista y de su líder, el Dr. Balaguer, quienes se limitaron a sostener una conducta más bien pasiva y con textura moderada. Mientras tanto, el Partido de la Liberación Dominicana se dedicó a hacer fuertes críticas a la política económica del gobierno y difundió el llamado “álbum de la corrupción”, donde acusaban a altos funcionarios y familiares de la administración de Guzmán como beneficiarios de ingresos aparentemente indebidos.  A lo interno del partido oficial hubo desavenencias internas entre las cuatro “tendencias” que integraban el propio Guzmán, Jorge Blanco. Jacobo Majluta, Pedro Franco Badía, así como las hostilidades entre el secretario general del partido, Dr. José Francisco Peña Gómez y el Presidente Guzmán y su hija Sonia.))
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Cápsulas genealógicas Presencia banileja en el Cibao

Máximo Gómez y su familia
Publicado el: 30 junio, 2018
http://hoy.com.do/capsulas-genealogicas-presencia-banileja-en-el-cibao-2/
(3 de 6)
En este mismo orden, encontramos un vínculo político de Máximo Gómez con la autora de la bandera nacional que ondeó en la puerta del Conde el 27 de febrero de 1844. En efecto, un primo hermano de Máximo Gómez, Marcos Antonio Gómez Carvajal, hijo de José María Gómez Guerrero y María de Regla Carvajal, casó en 1851 con Concepción Bona Hernández, hija de Ignacio Bona Pérez y Juana Hernández. Cabe observar que la madre de Concepción Bona era prima hermana de Josefa Hernández, madre de María Josefa Brea Hernández, esposa de Mella, a quien ya citamos más arriba entroncado también con banilejos. Así, María Josefa Brea Hernández, esposa de Mella, y Concepción Bona, resultaban primas segundas. Andando el tiempo, un nieto de Marcos Gómez Carvajal, Máximo Gómez Pina, casó con Mariana Franco Cruzado, tataranieta de Agustín Franco de Medina, integrando de nuevo dos árboles genealógicos banilejos.
Otros personajes no vinculados a las familias antes mencionadas hacen remontar hasta Baní las raíces de otros núcleos familiares cibaeños. Cabe citar a Guadalupe Santamaría Lluberes, hija de Lorenzo Santamaría Valverde y Dolores Lluberes Garrido, esposa de Federico Llinás Andreu, tronco de este apellido en el país y con descendencia en Santiago; Carlos Pulgar Landestoy, esposo de Irma Saleta Arias, con descendencia también en Santiago; Vicente Ramón Linares Espejo, hijo del médico venezolano asentado en Baní Vicente Linares García y esposo de Corina Estrada Pichardo, con descendencia en San Francisco de Macorís, y Juan Soto, tatarabuelo del historiador y exministro de Defensa José Miguel Soto Jiménez. En Bonao se identifican las familias de Modesto Tejada Pimentel, nacido en Sombrero, comerciante en el área de calzados y esposo de Mireya Cessé Valdez, y Diógenes Pimentel, también comerciante y esposo de Mireya Rafaela Columna García.
De acuerdo a Vetilio Valera Valdez, otros banilejos que migraron al Cibao fueron Juan Nova Andújar y Sergio Herrera Echavarría, asentados en Santiago; Jacobo de Lara, en Moca; Manuel María Pimentel, Francisco Gómez Guerrero, José Pimentel Díaz y Juan Jimenes en La Vega; Carlos María Mejía y Manuel de Regla Pimentel, en San Francisco de Macorís; Félix Echavarría Guerrero y Domingo Antonio Peguero, en Puerto Plata; Francisco Peña Romero, en Bonao; José María Valera Guerrero y Eduardo Valera Espín, en Bonao y Monte Cristi; José Damián Castillo, en Salcedo, y Tomás Arias Báez, padre del general Desiderio Arias, en Monte Cristi, aunque respecto de este último afirma el historiador local maeño Rafael Darío Herrera que no hay datos certeros. Tampoco hay datos fidedignos que comprueben la procedencia banileja de los Mejía de Gurabo de Santiago, de los que se tiene como tronco a Isidoro Mejía, casado con Silveria Reyes, pero cuyo origen se desconoce. Este era padre de Juan de Jesús Mejía Reyes, bisabuelo del expresidente Hipólito Mejía, quien afirma que sus ancestros Mejía provienen de Cañafístol, en la provincia Peravia.

Instituto Dominicano de Genealogía

GASCUE Génesis, desarrollo, decadencia y transformación

30_06_2018 30-O6-20 18 AREITO Areíto3Publicado el: 30 junio, 2018
http://hoy.com.do/gascue-genesis-desarrollo-decadencia-y-transformacion/
El nombre de Gascue aparece signado por primera vez en el Plano de la ciudad de Santo Domingo y parte de sus alrededores, de William Walton Jr., dentro de su obra Estado actual de las colonias españolas, de 1810, cuando el sitio contra los franceses realizado por la armada británica bajo las órdenes del Mayor General Hugh Lyle Charmichel. Y aparece “Gasque”, ubicado encima del primer farallón de la costa al oeste del poblado de San Carlos, sin señales de construcciones o de algún asentamiento primario. De manera que no se trata de un enclave preliminar sino de una zona o territorio que habría respondido a ese nombre. No vuelve a aparecer hasta casi cien años después en el plano de 1900 realizado por Casimiro N. De Moya, en el que no es un sector urbano sino una gran parcela a la altura de donde hoy está el Banco Central. En planos precedentes al de 1810, por ejemplo, en el Plano General del Recinto y Obras Proyectadas para Fortificar la ciudad de Santo Domingo, realizado por los franceses en 1805, no aparece el nombre de Gascue. Tampoco se menciona en el llamado Plano de Dessalines, del mismo año. En ambos planos ya está, sin embargo, una hacienda que se hace persistente en toda la cartografía del siglo XIX y que corresponde a “Cabral” y que se podría ubicar en los alrededores de lo que entendemos hoy como Gascue. Como podremos observar, en los siguientes planos no aparece ningún vestigio del nombre de Gascue: 1) 1811, Plano de los alrededores de Santo Domingo con las posiciones y atrincheramientos de las revueltas; 2) 1818, Plano de la ciudad de Santo Domingo. Procede de los Archivos Diplomáticos Franceses;3) 1846, Plano de la ciudad de Santo Domingo y sus alrededores, de J. B. Lemmonnier Delafosse; 4) 1858, Plan de la ciudad de Santo Domingo y de suyos contornos, de Robert Schomburgk; 5) 1888, Carta de la comune de San Cristóbal, de H. Thomasset,
Al describir la ciudad de Santo Domingo y sus alrededores, ninguno de los viajeros que la recorrieron en el siglo XIX hace mención de Gascue. Las rutas de atractivos que existían eran dos: la playa de Güibia y las cuevas de Santa Ana y para llegar a ellos existían dos caminos de muy malas condiciones que marcaron la actual ruta de nuestras avenidas que parten hacia el oeste desde el parque Independencia.
Desde esos años existía un tramo del tranvía tirado por mulos que salía desde los alrededores de la Puerta del Conde en la misma ruta de la actual avenida Independencia. El viajero nunca veía la costa, hecho que se logró, muchos años después, el 23 de febrero de 1936, cuando el Ing. José Ramón Báez López-Penha cumplió con la orden del dictador de diseñar, trazar y construir el paseo del litoral, hoy Av. George Washington. Esta vía, de una trascendencia extraordinaria para la ciudad, permitió la apropiación pública del frente marino, el cual siempre había estado vedado por las propiedades de particulares que la ocupaban desde la franja que colindaba con la avenida Independencia.
Mucho antes de que esta zona colindante fuera destinada para las llamadas estancias, ya en los planos de los siglos XVII, XVIII y principios del XIX seseñalan distintas ocupaciones. En el “Plano de las defensas de la ciudad de Santo Domingo y sus contornos”, de 1619, se observan algunas marcas de edificaciones; en el plano del Servicio Geográfico del Ejército, de Madrid, de 1777-1790, aparece marcada ‘La Alameda’ colindante con el ‘Camino de los ingenios’; en el de ‘Dessalines’, de 1805, hay propiedades destacadas al lado norte del ‘Gran camino de Azua, Haina y Neiba’. Lo mismo que en el plano de 1858, llamado de ‘Schomburgk’, aparecen demarcaciones a ambos lados del antiguo ‘Camino Real de Azua’ mucho antes de que surgieran las denominadas ‘estancias’.
En la cartografía disponible anterior a 1900 se marcan pocas propiedades en esa franja norte del camino de Santa Ana. En el mencionado ‘plano de Schomburgk’, de 1858, solo se observan La Generala (la famosa propiedad que perteneció a la viuda de Juan Sánchez Ramírez, doña Josefa Delmonte), el mencionado Cabral y el poblado de San Carlos. En el de Thomasset, de 1888, se señala a San Carlos y mucho más al norte un pequeño paraje llamado ‘Bella Vista’. Anteriores a estos dos planos no se observan asentamientos ni propiedades importantes en la zona que hoy ocupa Gascue. De manera que todo parece indicar que Gascue obtiene su ‘carta de nacimiento’ en el Plano de la ciudad y contornos de Santo Domingo, realizado en 1900 por Casimiro N. De Moya, donde se demarca una propiedad con el nombre de ‘Gazcue’, muy al noroeste y que, de acuerdo a las informaciones del Ing. Antonio Guerra, pertenecía al propio De Moya. Es el propio cartógrafo quien publica un mapa en 1905 donde ya se considera a Gascue como una zona suburbana a la cual se accedía por el camino de Santa Ana.
En distintos documentos de principios del siglo XX se hacía mención constante de varias quintas o chalets dentro de las estancias diseminadas al oeste de la ciudad y que fueron el germen de la urbanización de toda esa gran zona. Según se ha señalado, la primera de todas fue la que perteneció a Harry Gosling Smith, cónsul honorario de la Gran Bretaña.
Es importante señalar las condiciones que permitieron que la ciudad de Santo Domingo expandiera sus límites más allá de las murallas antes de 1900:
1) El Tratado de paz, amistad, comercio, navegación y extradición entre la República Dominicana y la República de Haití, del 8 de febrero de 1875, que puso fin a las incursiones militares de Haití y abrió una nueva era de tranquilidad entre las dos repúblicas.
2) Inicio de la era del azúcar e instalación de ingenios azucareros cerca de la capital a partir de 1870, lo que generó aumento de población y un comercio dinámico anteriormente desconocido.
3) Incremento de las exportaciones y cambio en la economía, en particular con la hegemonía de la caña de azúcar sobre el tabaco. Esto tiene consecuencias en la concentración de inversiones y crecimiento de una pequeña burguesía en Santo Domingo, mayor que la que existía en Santiago. (Hoetink, 2006: 28).
4) Aumento considerable de la población y saturación del territorio intramuros. En 1883 se hicieron las primeras perforaciones a las murallas y en 1884, de acuerdo al trazado de J. M. Castillo, se proyectó el sector de Ciudad Nueva, por iniciativa del Ayuntamiento. El 2 de febrero de 1891, una resolución municipal prohibió toda circulación a través de la Puerta del Conde (Moscoso, 1956: 120) y en cambio, se utilizó la nueva apertura por el empalme de la Av. Independencia con Arz. Nouel y por la apertura de la calle Las Mercedes.
5) El ideal de progreso que caracterizó a la sociedad dominicana de las últimas décadas del siglo XIX y que fue impulsado por el período de paz otorgado por la dictadura de Ulises Heureaux.
6) Las transformaciones que se habían dado en ciudades europeas, en particular, París y Barcelona, reflejos del apogeo de la Revolución Industrial que transmitía mensajes de modernidad en todos los órdenes. A eso hay que incluir las Exposiciones Universales, en particular, la Exposición del IV centenario del descubrimiento de América, realizada en Madrid, en 1892, donde la República Dominicana tuvo una participación importante. (Cubero Barantes).
7) El proceso de demolición de las murallas coloniales en el Caribe, que marcó una nueva dimensión de la idea de ciudad que rompía con el criterio de “protección” para dar paso el de “apertura y expansión”.
Estos puntos concentran las variaciones que se dieron en el orden político, social y económico que impulsaron una ocupación estable del territorio extramuros de Santo Domingo a fines del siglo XIX.

viernes, 29 de junio de 2018

Plotina y Marciana: el uso de la imagen femenina en la política moral de Trajano


Posted: 29 Jun 2018 01:30 AM PDT

A partir de Augusto el establecimiento de un nuevo orden en la sociedad romana implicó que no sólo el princeps, si no la totalidad de su familia, incluidos tanto hombres como mujeres, tuviesen un gran protagonismo políticoEra preciso, por tanto, otorgar algún papel a sus parientes femeninos, puesto que de forma inevitable se habían convertido también en personajes públicos -fundamentales además en los juegos sucesorios- pero sin que ello implicara cambiar el modelo de sociedad romana y la posición natural de la mujer dentro de la misma. Sus actuaciones privadas y domésticas debían, en consecuencia, responder a la perfección al llamado mos maiorumo “costumbre de los ancestros”, a la política moral del emperador de turno, y serían utilizadas, dada su gran transcendencia pública, como ejemplo a seguir en la época, en especial en la población femenina, y vehículo de transmisión de la importancia ética de la domus imperial y su ideología. La conducta de las mujeres imperiales, por consiguiente, debía ser -o por lo menos debía aparentar serlo- el que se esperaba de cualquier otra mujer romana: cuidar la casa, en ese caso la Augusta, aquella que regía los destinos del Imperio; ser fiel al esposo y tener hijos; no entrometerse en sus asuntos privados, salvo como simples consejeras del princeps, y nunca sobrepasar los espacios domésticos y privados.
Ante una dinastía como la Antonina que es considerada, con suma razón, en la historiografía antigua y moderna como una época de estabilidad, cohesión e integración, esta imagen de la familia imperial en armonía, sin conflictos familiares, sin intromisiones por parte de las mujeres en los roles masculinos, y dotadas de todas y cada una de las mejores virtudes tradicionales, sería necesaria para su propagación ideológica tanto en Roma como en las provincias como elemento, en cierta medida, legitimador de la dinastía al contraponerlo con los excesos de imperatoresanteriores y sus esposas, que historiadores contemporáneos al inicio de la dinastía, como Tácito y Suetonio, se esforzaban en difundir a través de sus obras.
Aquel prototipo de familia imperial tenía que ser pues un referente en los ambiguos espacios de lo privado y lo público y erigirse como claro símbolo del retorno a una época gloriosa, gracias al respeto a las tradiciones y al buen hacer de Trajano y de sus sucesores. Expresaba la excelente salud y continuidad de la sociedad y la moral romanas en su conjunto tras los años de trastornos morales y desordenes políticos de Domiciano e incluso de los Julio-ClaudiosLa posterior divinización de las mujeres imperiales que habían servido como modelo de ese retorno a los ideales del pasado, que sin duda había provocado el esplendor del presente, no hacía mas que corroborar la idoneidad y utilidad de su comportamiento y la necesidad, para el conjunto de la población femenina, de tomarlas como ejemplo a fin de garantizar al fortaleza, permanencia y gloria del Estado y la cultura romanas. Para alcanzar este objetivo, sus imágenes, tanto reales como simbólicas, debían propagarse por todas las provincias del Imperio a través de los diversos modos de expresión artísticos y literarios al alcance del emperador.

Sus imágenes públicas servían pues para proyectar mensajes sobre la naturaleza e ideales del gobiernos y sus diferentes dirigentes, puesto que el propósito normal al honrar a cualquier mujer de la familia imperial no era únicamente el uso de su imagen con carácter ejemplarizante, sino también exaltar a los hombres de quienes ellas eran madres, hermanas, o esposas. La acuñación de monedas en el Imperio demuestra claramente que las mujeres de la familia del César eran vistas como poco más que sus apéndices, igual que el resto de mujeres romanas eran concebidas como extensiones de sus parientes masculinos.
Así en el reverso de una moneda imperial, la mujer imperial solía ser representada como una personificación de un atributo del emperador, o del aspecto que más quería destacar de su gobierno, tales como Concordia, Iustitia, Pax, Securitas, Fortuna... Debido a que estas cualidades abstractas eran designadas en latín a través de nombres femeninos y eran honradas como diosas femeninas, las mujeres imperiales pudieron personificarlas. Destaca, principalmente, su identificación con la diosa Ceres, cuyas características de fertilidad y de crianza los emperadores querían inculcar en todas las mujeres de acuerdo con la política oficial de aumentar la tasa de nacimiento; y con Vesta, deidad del hogar que debía constituir el entorno vital de la mujer como guardiana y protectora del mismo; así como con todas las tradicionales virtudes femeninas romanas: Pietas, que indicaba su total lealtad a la religión romana y al orden social establecido, deidad que se asocia tras su muerte con Matidia la Mayor, sobrina de Trajano, en numerosas acuñaciones; Fides, que denotaría su fidelidad a un único hombre incluso tras su fallecimiento, tal como observamos a Plotina en varias monedasPudicitia, que asegura que su conducta sexual esta más allá de todo reproche,diosa reservada a Vibia Sabina en la numismática de su esposo Adriano.
Las acuñaciones no fueron sin embargo el único vehículo para transmitir la ideología moral de la dinastía. En numerosas representaciones escultóricas, sobre todo atribuidas a Vibia Sabina, la emperatriz es presentada como reencarnación de diversas diosas romanas y las virtudes asociadas a las mismas, tales como Venus Genetrix, matriarca de todo el pueblo romano; Fortuna, garantía de la prosperidad y abundancia del Imperio; o Diana, diosa no sólo de la caza, sino también del parto y de la productividad del campo.

Los propios emperadores además difundirían mediante documentos de carácter privado, que de forma intencionada fueron hechos públicos, la imagen que ellos tenían del prototipo de la mujer, y que, por tanto, debía regir durante su gobierno. Así, la armonía familiar en el palacio será el tema principal de la laudatio funebrisque Adriano dedicará a su suegra Matidia, donde elogia sus buenas relaciones con Sabina y con él mismo, y le atribuye un elenco de virtudes similares a las de Plotina y Marciana en el Panegyricus Traiani de Plinio, del que hablaremos más adelante; Adriano destaca su modestia al afirmar que no le pidió nada que ella no utilizara más tarde no en provecho propio, si no del emperador, y que nunca le reclamó muchas cosas que a él le hubiera gustado concederle. Esa misma descripción de armonía familiar la encontramos en una carta dedicada, por su cumpleaños, a su madre Domitia Paulina, y escrita, como la Laudatio, supuestamente también por él mismo. En la misma, el emperador elogia la Pietasy la Castitas de su madre y ruega que todos sus actos fueran a sus ojos dignos de alabanza.
Sin embargo, donde mejor se observa esta concepción de la mujer imperial como modelo de sus contemporáneas, encarnación de valores y ideales tradicionales y del gobierno, es, como hemos dicho, en el Panegyricus Traiani, de Plinio el Joven; se trata de un discurso laudatorio de noventa y cinco párrafos en los que no hay ni una sola mención a un nombre de mujer, siendo el protagonista indiscutible Trajano, un hecho ya de por sí bastante significativo. Sin embargo, hay varias alusiones a mujeres identificables, como Pompeia Plotina y Ulpia Marciana, esposa y hermana del César. Las dos aparecen en virtud de la propia intencionalidad ideológica del discurso, de nuevo en calidad de justificación y alabanza del nuevo régimen1.
La descripción del carácter de la emperatriz comienza, como no podía ser de otra forma, por una alabanza de la vida privada de Trajano. Elegir una esposa adecuada era lo más necesario para el propio honor, y la esposa de Trajano es para él decus et gloria2, virtuosa y una “mujer a la antigua” adecuada, imposible de encontrar ninguna mejor3, sencilla en su aspecto, moderada y modesta4. Con respecto a su marido, se alegrará de su fortuna, pero no le respetará por ella, sino por él mismo, confortados por un muto aprecio5. Pero todas las virtudes de Plotina se las debe a Trajano, que así la ha enseñado, porque “a una esposa le basta la gloria de obedecer”6. El mérito de la emperatriz es la moderación del emperador, ante la que todo el respeto hacia él y hacia ella misma es poco en una esposa y en una mujer7. Así mismo, no compite en nada con su cuñada, distinguiéndose sobre todo su casa por la ausencia de rivalidades, queriéndose entrañablemente8. Pero otra vez el mérito es de Trajano, a quién se esfuerzan en imitar, de donde viene su moderación, mostrada cuando rechazaron el título de Augustas que el Senado les ofrecía9
La Casa Imperial debía ofrecer así, según Plinio, buenos ejemplos a las simples romanas. En primer lugar, la obediencia debida a los esposos por sus mujeres10; en segundo, la plena ausencia de envidia y de emulación entre cuñadas, ya que según el autor:“nada es más propenso a las querellas que la emulación sobre todo en las mujeres; ahora bien ésta nace especialmente en la familiaridad, se alimenta de la igualdad y se inflama con la envidia, cuyo remate es el odio”11.Y, en tercer lugar, la modestia y el rechazo de excesivos honores, porque “¿qué hay en efecto más honroso para unas mujeres que colocar el verdadero honor no en el esplendor de unos títulos, si no en los juicios del público, y hacerse dignas de las más altas distinciones precisamente por rehusarlas?”12
Plinio reduce en su Panegyricus el papel de esas mujeres imperiales en diversos aspectos: su significación en los momentos de la sucesión, que ha de depender de una elección libre del César de entre todos los ciudadanos, sin tener en cuenta a los posibles hijos de la esposa; las emperatrices han de obedecer en todo a sus maridos, en lo cual hallaban su gloria, e imitarle en la moderación, y en la modestia; sus virtudes sirven de adorno al princeps, y deben amarlo y respetarlo como a sí mismas. El ejemplo dado por las mujeres imperiales debe ser seguido por el resto de las mujeres romanas de la época evitando las disputas domésticas y la envidia, desdeñando los honores y buscando sólo una buena fama, mediante la obediencia al marido. El resto de sus obligaciones será dar hijos al Imperio y alabar hasta en en privado al emperador, en cuya glorificación se unirían a sus esposos; su actitud, por tanto, en el interior de la familia imperial deber ser solamente el de matrona, reduciéndose en la práctica su papel social y político a cero.
Plotina y la hermana de Trajano en el Panegyricus son modelos para su género, y sirven para definir las principales virtudes y valores de una mujer romana: obediencia ciega al marido, modestia en el vestido y acompañamiento, la sencillez y el pudor en el trato, la virtud en sus costumbres, y en la vida doméstica y la fidelidad tanto al marido como al poder establecido. No obstante, las virtudes de Plotina son producto de Trajano, que así la ha enseñado y a quién se esfuerza en imitar.
“Tu esposa, en cambio, te sirve para honra y gloria. ¿Qué hay más santo que ella ni más conforme a la tradición? (…) Con qué firmeza reverencia tu persona y no tu poder. Seguís siendo el uno para el otro lo que fuísteis; os guardáis recíproca consideración y nada os añadió la fortuna, si no es que habéis empezado a ver de veras qué bien la lleváis entre ambos. Obra del marido es haberla educado y formado así, pues le basta a la esposa la gloria de obedecer. Al ver ella que no entra en tu comitiva ni el terror ni la ostentación ¿no iba ella a andar también en silencio? ¿No iba a imitar, en lo que el sexo se lo permite, a su marido que va a pie? (…) Con un marido de tanta sencillez, ¿qué recato no debe tener, como esposa, para su marido, y, como mujer, para consigo misma?”13
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1 Ver POSADAS, J.L.: “Clientelas y amistades femeninas en Plinio el Joven”, Studia historica, Historia antigua, nº 26, 2008, 101-103 (Las mujeres en el Panegírico)
2 PLINIO, Panegyricus, 83.4
3 PLINIO, op.cit., 5
4 PLINIO, op.cit., 7
5 PLINIO, op.cit, 6
6 PLINIO, op.cit, 83.7
7 PLINIO, op.cit, 83.8
8 PLINIO, op.cit, 3-4
9 PLINIO, op.cit, 5-6
10 PLINIO, op.cit., 83.7
11 PLINIO, op.cit., 84.2
12 PLINIO, op.cit., 84.8
13PLINIO, op.cit. 83.5

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Imágenes:
1-Representación de Trajano en el Arco edificado en su honor en Benevento
2-Busto de Pompeia Plotina en los Baños de Neptuno, en Ostia
3-Vibia Sabina como Diana, en el Museo del Prado (Madrid)
4-Áureo de Matidia la Mayor identificada como Pietas 
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Los afluentes del Río Camú desde su Nacimiento hasta el sitio de la Presa de Guagui



Por Ubaldo Solís

Los afluentes del Río Camú desde el nacimiento en la Loma de la Sal en la Reserva de Ébano Verde hasta el lugar donde se esta construyendo la Presa Francisco Gómez Estrella, en la comunidad de Guagui, en el municipio de la Concepción de La Vega.

Arroyo La Gata, longitud 1.5 Km. En el paraje Loma de la Sal
Arroyo Arroyazo, longitud 3.0 Km. En el paraje Guarey Arriba
Arroyo El Nuez, longitud 2.8 Km. En el paraje Los Cacaos
Arroyo Ansoluca, longitud 3.2 Km. En el paraje Los Cacaos
Arroyo Naranjo, longitud 4.5 Km. En el paraje Los Cacaos
Arroyo El Faro, longitud 2.6 Km. En el paraje El Faro
Arroyo Guarey, longitud 7.5 Km. En el paraje Guarey

Arroyo El Sonador, longitud 1.1 Km. En el paraje Guarey (este es afluente del Arroyo Guarey)
Arroyo Ancho, longitud, 4.1 Km. En el paraje Guarey (este es afluente del Arroyo Guarey)
Arroyo Guanábano, longitud 1.9 Km. En el paraje Guanábano
Arroyo Palomo, longitud 1.4 Km. En el paraje El Anón (este es afluente del Arroyo Arenoso)
Arroyo Arenoso, longitud 2.6 Km. En el paraje El Anón
Arroyo El Anón, longitud 2.5 Km. En el paraje El Anón
Arroyo Amarillo, longitud 1.6 Km. En el paraje Arroyo Amarillo (afluente del Arroyo Guagui)

Cañada La Golondrina, longitud 1.2 kms, en el paraje La Golondrina
Cañada Casabito, longitud 0.7 Km. En el paraje Guarey Arriba
Cañada el Col, longitud 0.6 Km. En el paraje Guarey Arriba
Cañada La Sal, longitud 0.9 Km. En el paraje Loma de La Sal
Cañada La Meseta, longitud 1.2 Km. En el paraje Guarey Arriba
Cañada Firme La Sal, longitud 1.2 Km. En el paraje Loma de La Sal
Cañada Mala, longitud 1.0 km. En el paraje Loma de La Sal

Cañada La Meseta, longitud 1.0 Km. En el paraje Guarey Arriba (afluente del Arroyo Guarey)
Cañada Guagui, longitud 1.0 Km. En el paraje Arroyo Amarillo (afluente del Arroyo Guagui)
Arroyo Viejo Juan, longitud 1.2 Km. En el paraje Guagui (afluente del Arroyo Guagui)
Arroyo Guagui, longitud 5.5 Km. En el paraje Guagui.
Estos 25 arroyos y cañadas tienen una Longitud Acumulada de unos 56 kilómetros

La cuenca del Río Camú en el sitio de la Presa tiene una extensión de 76.84 kilómetros cuadrado representando un 3.27 % de la cuenca total del Río, localizada entre los paralelos70o 30´ y 70º 36´ longitud; y 19º 02´ y 19º 11´ longitud norte. El Río Camú, desde su nacimiento en la Reserva de Ébano Verde en Casabito hace un recorrido hasta el lugar donde se construye la Presa de unos 20 kilómetros

La escasez del agua del Río Camú tiene un impacto directo en el abastecimiento de agua potable y la actividad agrícola. La fuente de agua potable ha registrado una disminución considerable; mientras que en el sector agrícola, miles de tareas de cultivos de arroz han sido afectadas provocando una mengua en la producción

Las grades avenidas que se presentan en el Camú, con una frecuencia de 3 a 5 años, provocan fuertes inundaciones en la ciudad de la Concepcion de La Vega, y áreas circundantes la cuales han ocasionando cuantiosas perdidas materiales como por ejemplo el Huracán George en 1998, produjo perdida por unos 40 millones de pesos, así la inundación del 1993 esta afectó al 70% de la ciudad, provocando perdidas de vida humanas y materiales

Remembranzas de la Ciudad de La Vega, a principio a final del siglo XIX


Esta consideraciones sobre La Vega, de

Rufinito, fue la primera novela de tema patriótico de Don Federico García Godoy lanzó al inmenso valle de la literatura mundial, la primera edición fue en 1908, por la Imprenta La Cuna de América de Santo Domingo y la segunda en 1912, prologada por Federico Henríquez y Carvajal



La Vega, se asienta altiva y majestuosa, al pie de las colinas cubiertas de pinares enhiestos que forman por ese parte los primeros escalones de la hilera central, agrupación orográfica importante en que irguen sus cimas cubiertas de nubes los más elevados montes del núcleo antillano. A sus pies, sosegado y pintoresco, corre su río, que parece rodearla, como si quisiera mantenerla estrechamente en perenne y amoroso abrazo.

Y casi por todos lados, hasta perderse en los confines brumosos del horizonte lejano, se dilata ante ella la llanura ubérrima, el inmenso valle que abarca la porción más próspera y poblada de las vastas y ricas comarcas cibaeñas. De su albas radiosas y de sus espléndidas puestas de sol fluye una poesía solemne, a veces suavemente melancólica.

Mensajera de salud, la brisa que con frecuencia la acaricia viene cargada de las emanaciones resinosas de los cercanos pinares, y en las tardes limpias y serenas, a la hora en que empieza a apagarse el incendio del poniente, el apacible yeterno murmullo que sube de su río semeja el himno que rememora melancólicas tradiciones de la extinta raza aborigen, remembranzas de la ciudad tranquila e indolente de tiempos ya lejanos, y fulguraciones épicas de sus hechos gloriosos

Su origen histórico tiene intima conexión con el gran Almirante. Como un nuevo y temible jalón puesto en su marcha conquistadora, fundó Colón en su dominios del cacique Guarionex el fuerte de la Concepción, my alrededor de éste, como buscando su egida protectora, fuéronse agrupado las viviendas hasta construir la renombrada ciudad (de La Concepción de La Vega) que poco después destruyó de cuajo violenta convulsión sísmica

Algunos de los sobrevivientes de la catástrofe se corrieron hacia el sur, lugar en que estaba emplazada una ermita, y junto a ésta fue lenta y pesadamente floreciendo la ciudad actual, que durante más de dos centurias, arrastró existencia lánguida y perezosa, sumida en enervarte indolencia, sin experimentar fuertes emociones, satisfecha de su vida puramente vegetativa amenizada con frecuencia por lucidas celebraciones de fiestas religiosas y por diversiones sencilla e inocentes

En esa agradable somnolencia la sorprendió el Siglo (XIX), tan fecundo en hechos resonantes y decisivo para la antigua Española. Su despertar fue rudo y trágico. Por sus calles pasó, huracán de sangre, ola negra y monstruosa, representación viviente y macábrica de horrores apocalípticos, la horda feroz que rota y maltrecha ante los muros de la Capital, en su vergonzosa retirada, exasperada por la derrota, se vengaba pillando e incendiando poblaciones inermes, sin medios ningunos de defensa.

Casi todos sus moradores fueron arrastrados por la ola devastadora, y en horrible mezcolanza con cerdos y animales de cargas, llevados a las gemonías haitianas o a servir de esclavos a Cristóbal, el cruel y grosero rey de melodrama.

Poco después, Sánchez Ramírez, el esforzado cotuisano, impulsado por un sentimentalismo atávico, buscó y encontró en ella leales colaboradores para su obra reconquistadora, ingente y equivocado empeño de un alma llena de encendido amor por la viejas tradiciones españolas

El gobierno de Ferrand, fue, sin disputa, infamante más culto y civilizador que el de la España boba. Por causas que fácilmente se explican por ser el hecho de índole local peculiarísima, se completó en esos días el curioso espectáculo de que mientras desde el antiguo imperio azteca hasta los limites extremos de este continente se comenzaba la lucha emancipadora de España, en Santo Domingo se combatía bravamente por la m reincorporación a la vieja metrópoli.

Que hacía algunos años había cedido el país a Francia como se cede una cosa que ya no tiene para su dueño valor e importancia. Obra inspirada por un sentimiento de puro tradicionalismo, la revolución reconquistadora representa, para quien serenamente la estudia, un paso hacia atrás, un salto regresivo de funestas consecuencias.

La administración de la España boba, tocaba la asombrosa inercia, estacionaria y rutinaria hasta lo increíble, sólo sirvió para destruir los gérmenes reconstructivos y civilizadores que esparció con mamo pródiga la efímera dominación francesa. En semejante terreno era imposible que se consolidase la obra noble y prematura del ilustre Núñez de Cáceres. Esta resultó ¡ironía cruel del destino! Como el puente fabricado para pasar fácilmente de la España boba, vegetativa y nirvánica, a la férrea y ominosa dominación haitiana

Las aclamaciones del Conde resonaron también con entusiasmo en La Vega. Los febreristas encontraron en ella un pueblo en todo dispuesto a ayudarlos cumplidamente en su grandioso propósito. En La Vega lució, hecha por sus hijas las señoritas Villas, la primera bandera nacional que flameó el Cibao. Comandado por su bizarro coronel Toribio Ramírez, los veganos contribuyeron grandemente a la espléndida victoria del 30 de marzo.

De paso para Santiago, tuvo en La Vega entusiasta acogida el egregio fundador de la ´´ TRINITARIA´´. Los contingentes de tropa enviado ella se distinguieron de manera brillante en Beler y en la Sabana Larga. En los comienzos de la guerra de la Restauración de la República, en los días en que Santiago se preparaba a convertirse en inmensa pira para servir de holocausto propicio a la causa nacional, un grupo de veganos, en su mayoría casi desarmados, asaltó en la noche del 27 de agosto la veterana guarnición española de la plaza, siendo rudamente rechazado.

El más arrojado de ellos, Basilio Gil, al abalanzarse sobre un cañón, murió en el trance cosido a bayonetazos.

La guerra civil purpuro después a menudo sus calles. Ha estado siempre de parte de todas las causas nobles y justas. Defendió con tenacidad y heroísmo la administración del insigne patricio Ulises Francisco Espaillat y figuró en la primera línea en la protesta armada por el falseamiento de las elecciones presidenciales de 1886

Desde hace tiempo sus energías se encausan para mejoramiento general, exclusivamente entregada a las luchas ennoblecedoras y fecundas del trabajo. Por medio de éste ha ensanchado y transformado ventajosamente su caserío; ha operado un sorprendente cambio en muchos de sus aspectos sociales, y va caminando, lenta pero solidariamente, a la conquista de un envidiable grado de racional y efectivo progreso.

HISTORIA DEL PERIODISMO EN LA REPUBLICA DOMINICANA

Primera parte.
Fuente:- tomando de la obra “Historia de la Cultura Dominicana, de Mariano Lebrón Saviñón, Tomo V, publicado por la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), 1982. Cap. XXXII, Breve Historia de la Educación Dominicana y del Periodismo, Págs. 125 al 160.

La Imprenta apareció tarde en Santo Domingo, setenta y nueve años (79) que los EE.UU. se publicara The Boston New. Fundado en 1704, primer periódico que vio la luz en nuestro continente. La Imprenta apareció en Santo Domingo, en 1774, siendo el 5 d abril de 1821 cuando se publico el primer periódico dominicano, en la ciudad primada, El Telégrafo Continental, el que fue dirigido por Antonio María Pineda, natural de Las Isla Canarias, España, radicado en nuestro país, en éste colaboró activamente el Lic. José Núñez de Cáceres, quien para ese entonces gestionaba la liberación de la Patria del tutelaje Español
De este periódico sólo llegaron a salir unos diecisiete (17) ejemplares, el último del 26 de julio de 1826. En plena ocupación haitiana, era un periódico de información, donde aprecian los decretos del gobierno, noticias breves y a veces se insertaba opiniones de Núñez de Cáceres, las cuales expresaban ideas que anticipaban la Independencia efímera en que ya elaboraba 
“Hay dos clases de Periódicos; el Periódico de opinión y el periódico de información, que es el típico de nuestros días, donde se combina con frecuencia los dos tipos. Hay también paródico personalista, controlado por una persona o familia para representar sus ideas y plataforma, y por último, el tipo de periódico de empresa anónima o sociedad de acciones” (Manuel Amiama, resumen del cursillo de periodismo distado en UASD, agosto 1941)
En esa misma época el Lic. José Núñez de Cáceres, dio a la luz un periódico que le llamo El Duende, era dominical y fue un periódico de opinión donde su director fiel a los ideales de libertad que atesoraba publico artículos polémicos y editoriales doctrinarios
El Telégrafo Continental y El Duende, nacieron casi al mismo tiempo y se editaron en la misma imprenta, con el mismo tamaño, no más que un par de folios, algunos números del Duende, no pasaron de un folio. La pequeña Imprenta de que disponía el gobierno la misma que regenteó Blocquest. Y que al irse dejaron los franceses. (nota se refiere al francés André Joset Blocquest, a quien el gobierno francés le dio en 1799, el usufante de la Imprenta
En 1845 un año después de la Independencia aparece EL Dominicano, fundado por Pedro Antonio Bobea, junto con los poetas patriotas; Manuel María Valencia, Félix del Monte y el trinitario José María Serra, un periódico dirigido a actividad literaria el cual tuvo vida efímera
La primera Constitución de la República, votada en San Cristóbal el 6 de noviembre de 1844. Aunque se promulgó bajo la presión despótica y torna del General Pedro Santana, consagró en su artículo, 23 La Libertad de expresión, que nunca se cumplió permitía publicar noticias y artículos sin censura previa y establecía por mandato de la misma Constitución, del 6 de mayo de 1846, la Libertad de Imprenta. 
Esta Ley tenia artificios de interpretación, pues la complementaban varias restricciones obstante no establecer, autorización ni censura previa, fue analizada ampliamente por Manuel de Jesús Camarena Perdomo en su folleto “La Libertad de Imprenta en la República Dominicana”. Era una Ley que autorizaba la suspensión de los periódicos
En 1875, a iniciativa del Presidente Ignacio María González, se dictó una Ley que dio potestad al gobierno para suspender cualquier periódico que ofendiera a una nación amiga.( Nota. Esta media obedeció a las quejas que el cónsul español presentó al gobierno dominicano contra el periódico “Dos Antillas”, dirigido por el refugiado cubano Enrique Coronado y que defendía la libertad de Cuba Y Puerto Rico, haciendo alusiones duras y adversas a España) de esta manera se daba satisfacción a España, atacada especialmente por la prensa puertoplateña, afecta a la Independencia de Cuba
Llegaron los años de feroz tiranía. El árbitro de los destinos del país era el protervo y feroz Ulises Hereaux, quien como todo tirano, se dispuso a amordazar la prensa. Para el efecto en 1899 propicio una Ley que puso fuerte trabas a la fundación de nuevos periódicos. De esta manera sólo los apegados al régimen podían gozar del privilegio de ejercer el periodismo. La prensa, como sucedió en la era de Trujillo, estaba silenciada y de rodilla.
En 1851 se fundó la Gaceta del Gobierno, La Española Libre y el Correo del Cibao, este último vio la luz en Santiago de los Caballeros. La Española Libre fue dirigida por Manuel María Gautier (1827-1897), José María González y Nicolás Ureña. Gautier fue un periodista de combate, y rudo en el ataque y de una frialdad absoluta en el análisis político (Nota. Fue un político activísimo que en 1887 llegó a ser Vicepresidente de la República)
En 1853, Nicolás Ureña, separado de La Española Libre, fundó El Progreso, y al año siguiente (1854) El Porvenir, con la colaboración de Alejandro Angulo Guridi, en calidad de redactor y encargado de las cosas políticas, en tanto que Ureña se ocupaba de las cosas literarias. Ambos trabajaban unidos por amor a una amistad que nació de una violenta polémica, en el periódico colaboraron, además José María González, Manuel María Gautier, Félix María del Monte y Antonio Delfín Madrigal
Nicolás Ureña, aunque no era escritor polémico, sino tan sólo un poeta un tanto bucólico, y como periodista, conciliador, aunque de temperamento firme, aun así. Combatió a Santana, que ya mostraba la garra de su intención anexionista. Y en 1855, éste, que había escalo el poder una vez más, lo expulsó del país. Con su ausencia y la muerte de las libertades desapareció El Porvenir. 
En el mismo año en que naciera este periódico aparecieron otros dos; El Oasis y El Orden. Fueron también periódico de vida efímera. El Oasis desapareció dos años después 
También en ese año El Dominicano tuvo su segunda época pero ya al año siguiente había desaparecido de nuevo. En el 1856 dos nuevos periódicos ven la luz pública; El Eco del Pueblo y La República. Este último fue fundado por Angulo Guridi, quien poco tiempo después tuvo que abandonarlo, porque fijó su residencia en Santiago de los Caballeros, donde José Desiderio Valverde, líder de una revolución en contra de Buenaventura Báez, había instalado un gobierno provisional opuesto al de Santo Domingo.
El país vióse en la insólita situación de tener dos presidentes; uno en Santiago y otro en Santo Domingo. El gobierno del Cibao confió a Angulo Guridi la redacción de la Gaceta Oficial, en tanto que él fundaba el periódico La Reforma donde defendió a Buenaventura Báez, que era la negación de las cosas que aquel creía. También en ese año fundóse en Santiago de los Caballeros, el periódico El Cibaeño, que dirigió Manuel de Jesús Peña y Reynoso
Los trabajos de Angulo Guridi en La Razón traían siempre el sello de una fogosa personalidad y propugnaban una reorganización política que permitiera al país desencallar el barco de su destino. Dolorosamente atapado en la roca de las pasiones desbordas. De modo que cuando en 1858, el Congreso Constituyente, reunido en Moca, votó la nueva Constitución, Él la combatió, y luego, motu propio, redactó un proyecto de Constitución que publicó en la Gaceta Oficial
Pero los días venían negros para él. Tras Buenaventura Báez vino Pedro Santana. Y al realizar éste la Anexión a España, Angulo Guridi tuvo que abandonar su patria, a la que no regresó hasta 1875. En cuanto al Eco del Pueblo, apenas duró un año (1856-57). En 1857 también se fundó en Santiago El Cibaeño, y en 1859, en la capital, Flores del Ozama.
El otro Angulo Guridi, Javier ardiente patriota que alcanzó el grado de general en la guerra Restauradora, fundó El Progreso, en 1861, en Santiago de los Caballeros; El Tiempo, en 1866, y el Sol, en 1868. 
En 1862 vio la luz pública La Razón, cuyo director fue el notable escritor Manuel de Jesús Galván, quien ejerció el periodismo desde su temprana juventud (Nota: había fundado en 1850 el periódico Oasis, órgano del la Sociedad Santiaguense Amantes de la Luz.). Durante la guerra restauradora el órgano de difusión existente se llamaba, simplemente, Boletín. En el año de 1865 fue el de El Patriota y La Regeneración; y en 1886, El Tiempo, y El Sol, dirigido por Javier Angulo Guridi. (Nota, El Sol, fue el Órgano de la Sociedad El Paraíso.) 
En 1867, el poeta Manuel Rodríguez Objío publico en Santiago de los Caballeros el periódico La Voz del Cibao y en 1870, El Laborante, el cual duró dos años
En 1872 tiene Puerto Plata su primer periódico, El Porvenir, de larga y fecunda vida. También en ese año se publico El Dominicano, dirigido en Santiago de los Caballeros por Manuel de Jesús Peña y Reynoso, poeta y maestro. El hizo activa vida cultural desde la sociedad “Amante de la Luz”, para la que publicó en 1874, el periódico Eco del Yaqué. Peña y Reynoso era un polemista agresivo y a su iniciativa audaz se debió la formación de La Liga de La Paz, como reacción contra las turbulencias políticas, y luego presentó ante el Congreso Nacional una serie de acusaciones al Presidente Ignacio María González, quien renunció, no obstante haberlo liberado el Congreso de culpabilidad. Lo indujo a la renuncia un grupo de ciudadanos ilustres, entre ellos: José Joaquín Pérez, Emiliano Tejera, Francisco Xavier Amiana, Mariano Antonio Cestero otros. Fue cuando Peña y Reynoso lanzó aquella frese, que emulaba a la de Montalvo: “YO ES DERRIBADO UN GOBIERNO CON MI PLUMA”.
También del 1874 son los periódicos El Orden (publicado en Santiago) donde aparecieron los artículos políticos y patrióticos del ilustre Ulises Francisco Espaillat, bajo el seudónimo de María; La Opinión, órgano de la sociedad La Juventud, que dirigió el Maestro Federico Henríquez y Carvajal, muy joven en ese entonces. En este periódico inició el Maestro una larga y gloriosa carrera periodística. También del 1874 fueron los periódicos: El Nacional, que duró dos años hasta el1876, El Centinela y La Paz.
En año 1875 en Puerto Plata se inicia campaña activa a favor de la Independencia de Cuba, lo que concitaba airadas e indignadas protestas de la representación diplomática de España en el País. Esta campaña se hacía desde el periódico Las Dos Antillas, fundado por un emigrante cubano de nombre Enrique Coronado, quien extendió su campaña a la idea de la Independencia de la isla de Puerto Rico, para lo cual se encontraba la activa cooperación de un ilustre puertorriqueño, Ramón Emeterio Batances. Con la llegada a aquella ciudad del gran educador americano Eugenio María de Hostos, se acrecentó la campaña. Este, en su calidad de redactor de Las dos Antillas, defendió, sin ambages, la causa cubana, por lo cual el Presidente González cerró el diario,
Entonces Hostos fundó Las Tres Antillas, donde los ataques a España fueron más solapados, y al clausurarlo el Gobierno, fue sustituido por otro periódico que se llamó Los Antillanos, que duró hasta 1876, cuando el eximio educador abandonó el país. Otro periódico de aquel año fue La Ideas, dirigido por César Nicolás Penson, el cual tuvo una mantenida actividad cultural, como órgano de la Sociedad Amigos del Adelanto. Del mismo año son; El Correo del Ozama y El Orden, (Santiago). Por aquellos años se publicaron EL Observador (1877), El País y La Patria (1877), de vida efímera, así como El Pueblo y El Sufragio.(1878)
En 1879 el ilustre ciudadano Francisco Gregorio Billini fundó el periódico El Eco de la Opinión, que representó. Según el Lic. Manuel A. Amiama, “el más notable avance del periodismo”. Este periódico que tuvo una vida activa por más de 10 años, se convirtió en diario en 1895, ´pero las penurias económicas lo redujeron de nueva a semanario, bajo la eficaz inspiración de su fundador, quien murió en 1899,. Para que no sucumbiera el periódico, empuño su dirección Juan Elías Mocosco, hijo, quien apenas lo pudo sostener, nombre que tuvo su periódico fue el más acertado.
En el 1883 este paladín del civismo fundó La Primera Sociedad de Prensa, y un año después escaló el Solio Presidencial de la República. Pero Billini era un lirico flore4cido en el pentano de un malezal. Entre las muchas medidas que tomó, la de otorgar la total libertad de prensa y amnistiar a todos los exiliados, lo enfrentó con el desborde de las pasiones. Los hombres que lo llevaron al poder le exigían el frenar la prensa, que lanzaba dardos envenenados contra el propio Presidente,” Que puedo hacer—decía Billini con gesto desolado—si la prensa es el cuarto poder…….
Ya sabemos cómo este hombre puro, escritor y periodista por vocación, tuvo que renunciar la Presidencia, acosado por las interrogas y al retirarse a la santidad de su hogar, tuvo que hacer un préstamo para allegar fondos con qué atender la diaria pitanza de su casa.
Los otros periódicos fundados en 1879 fueron: El Estudio 1879-1881) y La Actualidad. En 1881 apareció El Mensajero, que desapareció en 1890, pero tuvo fugaz reaparición de un año en 1899 y Auras del Ozama. Fue en el año de 1882 cuando apreció el primer diario del País, El Telégrafo, se llevaba este nombre porque publicaba las noticias en forma condensada. Siendo Presidente de la República el Arzobispo Meriño, su fundador fue César Nicolás Pensón. Este periódico, que salía también los días feriados, alcanzo gran prestigio, gracias a la colaboración de los intelectuales, compañeros de Pensón, de la Sociedad Amigos del País, entre otros; Pablo Pumarol, y Francisco Henríquez y Carvajal, y alguna vez de Eugenio María de Hostos. Pero desgraciadamente, fue breve la vida de este periódico, y ya a los cinco meses había desaparecido 
Ese mismo año se publicaron El Maestro y El Volteriano. Este último era, en realidad una hoja suelta de un grupo de Jóvenes de la Escuela Normal, y trataba de asuntos culturales. Como su nombre lo indica, el ídolo de sus dirigentes era Voltaire, en carnación para ellos del pensamiento audaz y el alba combativa
El año 1883 fue el de la Asociación de Presa y se publicaron La Alborada y El Repúblico en Santiago, La Revista Científica, Literaria y de Conocimientos Útiles; El Teléfono, El Diario del Ozama, El Quisqueyano y La República..
Al desaparecer el Telegrama, que apenas duró cinco meses, César Nicolás Pensón, publico el Diario del Ozama, otro cotidiano que solamente dejaba de publicarse los lunes y los subsiguientes a un día de fiesta. Pensón, era un gran periodista; para él, un periódico, más que una tribuna, era una cátedra. Escribió siempre con altura orientada. Pero a pesar de que sus dos periódicos tuvieron corta vida desilusionante, en 1885 sacó El Eco de la Opinión. Puede decirse que César Nicolás Pensón, es el intelectual que sienta la base del periodismo nacional.
Un gran periodista, José Justino Castillo (1861-1933) colaboró en la mayoría de los periódicos nacionales y se inició m en el periodismo en El Repúblico. Fue maestro normal y abogado. El poeta modernista Fabio Fiallo, se inició en el periodismo en el 1894 en una revista literaria, donde hicieron sus primeras aventuras culturales muchos poetas y escritores dominicanos, y que se llamó El Hogar. Fue un verdadero portavoz del modernismo en Santo Domingo. Ayudó Fiallo Fiallo, en estas labores, el escritor y novelista Tulio Manuel Cestero, quien luego fue director de la revista. Fiallo Fiallo era un periodista combativo y un político de agresiva oposición.
El periodismo religioso hace su aparición en ese mismo año con el Boletín Eclesiástico, que duró veinticinco años, en su primera época. Era un órgano de la Arquidiócesis de Santo Domingo y se público bajo la iniciativa del Arz. Metropolitano, Mons. Fernando Arturo de Meriño, hombre ecuménico de recio perfil patriótico. A la muerte de Meriño, El Boletín dejó de salir hasta su reaparición, esta vez por iniciativa de Mons. Nouel.
En años sucesivos del siglo XIX siguieron saliendo periódicos de vida efímera, pero fuertemente vinculados al movimiento cultural del país. En 1888 salió EL Santiagués, revista de un año, que como su nombre lo indica vio la luz en Santiago. Fue dirigido por el eminente ciudadano Ulises Franco Bidó, ayudando por sus hermanos, todos buenos periodistas: y al siguiente año, 1889, se publicó el más importante de los periódicos dominicanos, El Listín Diario. Fue fundado por Arturo J. Pellerano Alfau y Julián Artiles. Al principio el periódico no era tal sino una simple hoja informativa del movimiento del puerto, donde se enumeraban en una pequeña lista (o Listín) los buques que entraban y salían. Después se fueron publicando noticias de otras índoles, se le incorporaron artículos y el periódico se hizo diario. Cambio luego su formato y se convirtió en un periódico moderno tan vinculado a la vida del país, que por mucho tiempo Listín pasó a ser sinónimo del periódico entre nosotros.
Fue un periódico combativo, pero también hizo labor cultural a través de lo que llamó “Los Lunes del Listín”. Esta era una página hebdomadaria que dirigía Enrique Deschamps (1872-1935) y donde colaboraban las principales personalidades del mundo cultural dominicano. Colaboraba asiduamente en los Lunes del Listín, el poeta José Joaquín Pérez y más tarde por Luís Emilio Garrido. La Página sufrió una interrupción hasta agosto en que 1905 volvió orientada por José María Bernard.
El Listín Diario fue cantera formadora d buenos periodistas, que todavía están en plena labor fecunda; son innumerables los periodistas que formaron parte de este importante medio de comunicación, considerado como el decano de la prensa escrito dominicana, seria injusto obviar nombre pero entre estos ilustre hombre de la pluma puede hacerse mención a unos de sus grandes directores Don Rafael Herrera Cabral, y hombre de juicios nobles y ponderado.
Contingencias políticas de insólitas intolerancias ahogaron económicamente al Listín Diario, que tuvo cerrar sus puertas en 1942. Después de la muerte de Trujillo volvió a salir, y llena un gran contenido social y cultural en nuestros días. Las primeras noticias que se publicaron en el país cuando el Listín se convirtió en diario, provenían del Cable Francés, este permitió al periodismo vernáculo un alto grado de progreso. 
Fue el Boletín Comercial el primer periódico que ofreció las noticias de los sucesos que ocurrían en el extranjero. La fuente del Cable Francés fue la única hasta 1911, los adelantos de los diversos tipo de prensa, desde Marconi y los linotipos, las rotativas hasta nuestros días son pasos de avance en el periodismo nacional. Hoy las noticias extranjeras son servidas por agencias
En el 1891 tiene lugar la célebre controversia histórica entre Manuel de Jesús Galván, desde El Eco de la Opinión, y José Gabriel García, desde EL Teléfono. Galván era un escritor de claro estilo, casi un purista, pero con ideas muy especiales. Su hispanofilia lo llevó a apoyar la anexión y combatir tenazmente a los restauradores. García era todo lo contrario y aquella polémica tornase ácida en extremo 
En ese año vio la luz pública El Día (1891-1902) en Santiago y El Lápiz (1891-1902) en Santo Domingo. El Día fue dirigido por Ulises Francisco Bidó; por su parte El Lápiz fue fundado por uno de los connotados intelectuales de la época, el fogoso orador Manuel Arturo Machado. Esta fue una revista demasiado atrevida en medio de una tiranía como la de Ulises Heraaux y en ella colaboraron José Otero Nolasco y Andrés Julio Montolio.
Otro que combatió a Lilís fue el ilustre ciudadano Federido Henríquez y Carvajal, a quien se identifica tan solo como el maestro. Y que fundó en 1892 la revista quincenal Letras y Ciencias, junto con su hermano, el Dr. Francisco Henríquez y Carvajal, padre de los hermanos Pedro y Max Henríquez Ureña. Esta revista estuvo saliendo hasta la muerte del tirano cuando Don Federico volvió a publicar El Mensajero, que había sido clausurado por el gobierno tras apresar a su director, a causa de un comentario acerbo que no fue del agrado del déspota
Otros periódicos de ese año fueron: La ´Prensa (1892-1897) de Santiago y El Cable, de San Pedro de Macorís. La Prensa fue dirigida por el historiador Pedro María Archambault. Durante cinco años (1892-1897) y el Cable, uno de los periódicos mejor redactados, aunque sólo subsistió hasta 1898, fue fundado y dirigido por Luis Arturo Bermúdez. En 1894, la juventud maniatada por el régimen férreo de Ulises Heraaux, buscaba ventanales por donde desfogar su odio y su impotencia. Las revistas literarias servían muy bien para este fin. Luis Aristides Fiallo Cabral y Eduardo Matos Franco sacaron un periódico al que llamaron EL Volteriano, nombre que le dieron recordando una hoja que años antes se publicaba en la Escuela Normal Superior. Con el mismo fin y con el mismo formato se publicó en Puerto Plata la revista El Estudio, que dirigían los jóvenes profesores Ramón Álvarez Blanco y José María Rodríguez Arrezón, y que fue órgano de difusión donde la intelectualidad puertoplateña desfogó sus vehemencias inquietudes.
En esta publicación un intelectual de la generación anterior, Fidelito Despradel (1865-1925), escribió un ensayo sobre Rubén Darío, con ocasión de publicarse la falsa noticia de su muerte. Hay que hacer notar que el ensayo de Despradel tiene la importancia de que cuando se publicó, el modernismo no había penetrado en Santo Domingo.” El poema Mi Vaso Verde”, de Altagracia Saviñón, se publicó en 1900 y la Virgínea, de Valentín Giró, en 1902
También en San Pedro de Macorís, Luis Arturo Bermúdez, contando con la colaboración de Rafael Deligne, dio a la luz la “revista literaria Prosas y Versos “(1894-1896). En 1896 salió otra revista, “Ciencias, Artes y Letras” (1896-1897) dirigida por Rafael Justino Castillo, que pretendió ser enciclopedia y donde escribieron asiduamente Luis A, Weber y Andrés Julio Montolio.
Nuevas publicaciones aparecen en 1898, esta vez la Revista Ilustrada (1898-1900) dirigida por Miguel Angol Garrido, quien, perseguido por Hereaux, por su fogosa oposición al régimen, y obligado a forzoso silencio, buscó refugio en la literatura. Esta fue una magnifica publicación de alta categoría, solamente comparable a las grades revistas literarias, de que ya hemos hablado, publicadas a partir de la década del 40. Garrido es uno de los grades escritores dominicanos, combativo y de estilo florido y luminoso
También en ese año se publicó en La Vega, El Ideal 1898-1906). El periodismo dominicano se había agazapado ante las trabas puestas a la libre expresión.
En el año 1899, en que se funda La Bandera Libre,(1899-1915,1915-1916),Lilís, votó, sin ningún empacho, una Ley de mano dura en contra de la expresión del pensamiento, según la cual para fundar un periódico se necesitaban tales requisitos, que solamente las personas de muy adictas al régimen podían hacerlo. Gajes de la Dictadura.



Parte de la Historia del Periodismo en la República Dominicana, en la primera mitad del siglo XX.

Al iniciarse el siglo XX, la prensa estaba amordazada. Pero en 1905, siendo Presidente de la República Carlos Morales Languasco, se derogó la Ley mordaza de Ulises Heureaux. Fue una decisión heroica por cuanto el periodismo conoció privilegios de que no había gozado antes.
En 1908, se llevó a directamente a la constitución un artículo que consagraba taxativamente, la libertad de prensa. Entonces la prensa se hizo lenguaraz, y, por momentos, hasta soez, por lo cual en 1929, y siendo presidente el general Horacio Vásquez, a quien se la había indilgado toda clase improperios, se llevó al Congreso un proyecto relacionado de Ley. La prensa liberal levantó entonces un clamor de protestas y la Lay se engavetó.
Empero, duró muy poco la euforia de libertades. En 1930 se inició el régimen del General Rafael Leónides Trujillo Molina, el más férreo y despótico conocido, y durante tres décadas los periódicos fueron serviles portavoces de falacias destinas a exaltar el régimen. En la actualidad hay libertad de prensa y de pensamiento, a pasar que en algunos casos se ha querido coartar el libre ejercicio de la prensa, no obstante esta se ha mantenido y a doblegado a los que han querido coartarla se ha la fuerte opinión pública de que hoy hay en el país a frenado de plano esas pretensiones de aquellos que nos se resisten a la criticas y a la denuncias de los hechos que comenten los servidores públicos.
En el 1900 fue fundado el periódico Nuevas Páginas y en el 1901, el periódico Páginas, y la Revista El Álbum, en Santiago de los Caballeros, dirigida por Armando Franco Bidó, perteneciente a esa familia de periodista santiaguenses que tanto se distinguió en estos menesteres; revista que tuvo una vida de siete años (hasta 1907). La Revista Literaria, fundada por Enrique Deschamps, aunque tuvo un solo año de vida, dio diversos frutos; también se publicaron en ese año, El Normalismo (1901-02), y La Época, de Santiago, tuvo formato moderno, aunque de escasas páginas, lo mismo que El Iris, de la misma ciudad (1902-03)
En 1903 salieron La Época (1903-05) y la Revista Cuna de América, dirigida por Miguel Ángel Garrido, en plena revolución contra el gobierno de Horacio Vásquez, circunstancia por la cual había serias censuras para la prensa, las cuales fueron violadas por Garrido cuando,. Aplastaba la revolución, murió su jefe, Sebastián Emilio Valverde, y uno de sus partidarios Manuel Omendi, fue ejecutado sumariamente. Con ese motivo, Garrido se atrevió a insertar en su periódico una nota cronológica, conmovedora y en estilo noble, que no concitó persecución contra él.
En 1904 se publicó, por primera vez, el Boletín de Educación Pública y se voto una Ley por medio de la cual quedaban libres de franqueo interior todas las revistas de interés general que se publicaran en la República (la Ley de franquicia postal, que se ha hecho extensiva a entidades científicas y culturales) 
En 1905 se publicaron los periódicos El Dique, La Campaña y El Pensamiento, de Santiago de los Caballeros. En 1907 se publicó el periódico Mefistóles (1907-12), dirigido por Luís Eduardo Betances, periódico humorístico que siguió la misma línea de El Cójando (1904) de Francisco Sanabia, que trajo como gracia principal secciones de duras críticas a personas distinguidas y chisme libelosos en contra de las familias de la ciudad. Ulteriormente, el periódico pasó a las manos de Oscar Delanoy, periodista combativo que había sufrido persecuciones políticas; la actitud de su periódico cuadraba muy mal a la tiranía Trujillo y un día sus áulicos llevaron a Delanoy a las afuera de la cuidad dándole una golpiza a garrotazos de la que por poco no murió. Delanoy, valientemente, mantuvo al margen del régimen, cosa que era considerada pecado en aquella dura opresión. Después Francisco Sababia publicó un diario que llamó Nuevo Diario, matutino como el Listín.
En 1908 se publico El Dominicano, que dirigió José Ramón López y La Revista Geográfica Blanco y Negro (1908-1913) que volvió a publicarse después de haberse clausurado en 1925, durando entonces poco menos de un año. En 1909 se imprimieron Orisis (1909-1911) Cupido, en Santiago de los Caballeros y El Tiempo (1900-1911) 
En 1909 fue un año pródigo en publicaciones; libros de poesía, ensayos y narraciones, en periódicos y revistas. Entre los periódicos vieron a la luz pública; El Ateneo, órgano del Ateneo Dominicano, primer centro cultural de Santo Domingo, en aquella época y fecundo crisol de intelectuales; revista que dirigió el Maestro Federico Henríquez y Carvajal; La Voz del Pueblo (1910-1912) que se veía a la luz en Monte Cristi; Patria (1910-1911) en La Vega, fundado por Federico García Godoy, donde dio cabida a sus artículos valientes y doctrinales; La Revista Escolar (1910-1912) y en Santiago de los Caballeros, Minerva, órgano de la Asociación de Alumnos y Antiguos Alumnos de la E scuela Normal
En 1911 salió la revista La Cuna de América, en su tercera época; en Santiago de los Caballeros, las revistas Amantes de la Cultura y Pluma y Espada, dirigida también por José Ramón López y que volvió a publicarse en 1921 a 1922; en La Vega, se publicó el Progreso (1910-1912); Santiago de los Caballeros, Amantes de la Luz, órgano de esa prestigiosa y centenaria sociedad; El Estudio (1911-1913) dirigido por el orador eminente hombre público Luís Conrado del Castillo y El Nacional, que dirigió de nuevo José Ramón López,.
En 1912 se publicó la Revista de Educación, que tuvo tres épocas (1912-1916, 1919-1921, y de 1929 en adelante) y en 1913, Valverde (Mao) salieron La Pluma y Universal; en 1914 El Progreso (1914-1915) y La revista Quisqueya. En 1915, además del Ideal, revista de La Vega, y Renacimiento, de Santo Domingo (1915-1920) aparece uno de los grandes diarios que empezara a competir con el diarismo con el Listín Diario; La Información de Santiago de los Caballeros, que dirigió un hombre de recia personalidad dentro del periodismo; Rafael Vidal. Este diario sigue publicándose aún, rindiendo su labor de primera línea ahora.
En 1916 se publicaron El Heraldo Dominicano, Ecos del Valle, muy ligado a la vida social de Bani, Alpha, en San Francisco de Macorís y Mundo Antillano, en Santiago de los Caballeros. En 1917 las revistas Letras y Primada de América, y el periódico Mercurio. En 1918, La Semana (1918-1919) en Santiago de los Caballeros. 
1919 es el año de las revistas; Arpas, Cosmopolita, y Pensativa, de San Pedro de Macorís esta última. Cosmopolita fue fundada y dirigida por Bienvenido Gimbernard (1890-1970), de quien dice Max Henríquez Ureña “periodista incisivo, de agudo ingenio y honda sinceridad. Es, además caricaturista intencionado” Gimbernard se distinguió como caricaturista que tendía poco a lo grotesco. Su revista se imprimía con gran pulcritud, cuidándose, sobre todo, de la limpidez de los grabados. Durante mucho tiempo estuvo saliendo esporádicamente y sólo dejó de ver la luz pública con la muerte de su fundador.
En 1920, Tamboril tuvo un periódico, Omega (1919-1921) y en la capital, L… (1920.1921) así titulado una letra y puntos suspensivos. 
En 1921 salieron los periódicos Patria y Pluma y Espada, en su segunda época. En San Juan de la Maguana, E.O. Garrido Puello publicó El Cable, que vio la luz pública el 5 de febrero de 1921, y fue un periódico combativo, de maravilloso historial, que luchó en contra de la ocupación norteamericana. Dirigido por admirable ciudadano, El Cable rindió una labor realmente encomiable. 
Ante existieron, en aquella población, Eco del Santomé y El Correo del Sur, que fue el primero con otro nombre, lo que obedeció al deseo de “liberar el periódico de la limitaciones locales, dándole amplitud regional”, según Garrido Puello, quien agregó que el Sr. Eduardo Romero Matos dirigió ambos periódicos.
En el año 1922 fue otro de gran actividad cultural en el país ( fue el año de los Juegos Florales Hispano-Dominicano, cuyo resultados se publicaron en un álbum) En ese año se publicaron las revistas Claridad (1922-1923), Sangre Nueva (1922-1923) en La Vega; La Opinión y el periódico El Siglo (1922-1927)
La Opinión fue una revista gráfica, social e informativa, que dirigió el periodista Abelardo René Nanita. Esta revista tuvo vida efímera como tal, pero en 1927 se convirtió en periódico y pasa a ser propiedad de un francés nacionalizado dominicano, René Leparvanche. Se convirtió en un diario vespertino de formato modero, que compartía con el Listín Diario la labor informativa de primera línea. A su sombra se formaron muchos buenos periodistas, entre otros Francisco Prats Ramírez, verdadero panfletista, de recia personalidad, a quien se deben los formidables folletos Bajo la fuerza Yanqui y Por Mi Patria; Ramón Marrero Aristy, José Ángel Saviñón y otros.
Bajo el régimen de Trujillo, La Opinión adoptó una línea más o menos discreta bajo la dirección de Ramón Stella; pero cuando se permitió alguna crítica al régimen firmó su sentencia de muerte. Fue ahogado económicamente y desapareció en la década del 40
En 1923 aparecieron la revista Panfilia y el periódico Anarkos, de Santiago de los Caballeros. En 1925 el mensuario X (equis); en 1926 la revista Cromos (1926-1928) y el periódico La Voz. En 1928 El Mundo y en 1929, El Ateneo Sanjuanero, vocero cultural de la ciudad de San Juan de la Maguana y El Día Estético, pequeña revista de Domingo Moreno Jiménez, y quien fue el vocero del Postumismo, Moreno publicó su revista en varias poblaciones y su aparición era muy esporádica
En el 1930 se publico la revista Bahoruco (1930-1936), un verdadero bastión de cultura y dignidad, dirigida por un exiliado venezolano que formó familia en nuestro país, Horacio Blanco Fombona. Bahoruco fue la revista que les dio cabida en sus páginas a los jóvenes poetas vanguardistas con gran escándalo de los tradicionalistas sempiternos. Otro periódico literario de primera calidad en lo selecto de su material fue Analectas (1933-1935) que dirigió Enrique Apolinar Henríquez, gran batallador y escritor de dilatada elegancia. 
En el 1933 se publico la revista Clío, órgano de la Academia Dominicana de la Historia, que dirigió, hasta edad nonagenaria, don Federico Henríquez y Carvajal.
En 1934 apareció la revista Alma Dominicana (1934-1935), Hélices (1934-1935) en Santiago; y en 1936, Renovación, en La Vega; Recta, en San Pedro de Macorís y La República, valiente periódico de defensa a la causa republicana, durante la guerra civil española, dirigido por José Ángel Saviñón, cuyos editoriales desafiaban la tiranía imperante en el país
N 1937 apareció La Cueva, órgano de la agrupación orientaba Enrique Henríquez, Juan Bosch, José Ángel Savinón, José Rijo, Luís Heriberto Valdez, Pedro René Contín Aybar y otros. También se publicaron en ese año; Antillas, Anales de la Universidad de Santo Domingo y la revista El Caribe.
En 1939 se publicaron en Santiago, el periódico así llamado- Santiago- y en 1940, con formato nuevo e impreso en rotativa ultramoderna, el diario La Nación, vocero del régimen imperante, que dirigiera sucesivamente; Rafael Sánchez Luitrino, Rafael Vidal, Francisco Prats Ramírez y Manuel Amiama. El último en usufructuar su propiedad fue Ramón Marrero Aristy, a la muerte de Trujillo el diario desapareció y en su talleres se editó el periódico El Tiempo, desde el 4 de septiembre de 1967.
En 1941 se publicó la revista Ozama, dirigida por el exiliado hispano Baltasar Miró; en 1942, Atalaya (1942-1943) y en 1943, La Poesía Sorprendida y Cuaderno Dominicano de Cultura, revistas desempeñando un gran papel en la representación del movimiento cultural del país 
Otros periódicos que queremos destacar antes de poner fin a este articulo son: El Caribe, fundado el 14 de abril de 1948; La Tribuna, diario meridiano dirigido por César Tirado; El Índice, periódico eventual de información y pequeño formato; Ultima Hora, dependiente del Listín Diario; Humor y Comercio, periódico cultural petromacorisano, que fundó y dirigió Homero Curiel; la revista Renovación, del valiente periodista luchador Julio Cesar Martínez, la revista Ahora, de Rafael Molina Morillo, fundada el 15 de enero de 1961 y de la que depende la revista Eva, de asuntos femeninos; el Periódico El Nacional de Ahora, dirigido por el poeta y periodista Freddy Gastón Arce y la revista Babeque, de Ramón Marrero Aristy, de la cual se publicaron seis (6) números.