jueves, 17 de diciembre de 2015

En tiempos de crisis económica, el movimiento de Hugo Chávez sufre su peor momento

En tiempos de crisis económica, el movimiento de Hugo Chávez sufre su peor momento


BARINAS, Venezuela — Cuando era presidente, durante el auge petrolero en su país, Hugo Chávez gastó millones en Barinas, su estado natal. Construyó un estadio de fútbol, carreteras, edificios y un hospital. Frente a las cámaras de televisión cantó canciones llaneras, bailó al son de sus danzas típicas y cabalgó con sus jinetes en las llanuras abiertas.
Barinas le respondió. Chávez y su partido, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ganaron muchas elecciones sin mayor esfuerzo en esta región; su padre, y más tarde su hermano Adán, resultaron electos como gobernadores. Tras la muerte de Chávez en 2013, la gente de Barinas votó por el sucesor que él mismo había elegido, Nicolás Maduro.

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Pero ya pasó la época de bonanza y la economía está en ruinas, así que se acabó el romance. La semana pasada, el chavismo sufrió un golpe bajo. En unas elecciones legislativas cruciales, Barinas, al igual que el resto del país, transformó su ira por las dificultades económicas en una victoria aplastante para la oposición.
Un mural de Hugo Chávez, quien murió en 2013, en las calles de Sabaneta. El chavismo sufrió un descalabro en las elecciones de la semana pasada. CreditMiguel Gutierrez para The New York Times
En la votación directa todos los candidatos chavistas perdieron, incluso Argenis Chávez, otro hermano del antiguo presidente. En cuanto a la votación proporcional por partidos, la coalición de la oposición aplastó al PSUV, fundado por Chávez.
“Estos tipos dañaron todo lo que dejó Chávez”, afirmó Pablo Rodríguez, de 37 años, quien se dedica a vender camisetas de fútbol frente al estadio que construyó Chávez, ubicado a varias cuadras de la casa donde el presidente fallecido pasó parte de su infancia. Rodríguez comentó que fue un chavista leal hasta el 6 de diciembre, cuando por primera vez votó por otro partido. “No es que haya votado por la oposición”, continuó. “Voté en contra de todo lo que está pasando. Es como dijo el presidente, fue una cachetada. Creo que entendió el mensaje”, agregó.
Un cliente que compró una camiseta también dijo que, por primera vez, votó en contra del gobierno. Pero este hombre de 26 años, llamado Ronald Rivero, indicó que los electores están molestos y esperan ver resultados de la Asamblea Nacional que ahora controla la oposición.
“Tienen que ponerse a trabajar, y si no hacen nada, también vamos a sacarlos”, prometió Rivero. Sentimientos similares se expresan por todo el continente, donde las dinastías políticas han ido cayendo o se encuentran bajo fuertes presiones por el aumento de manifestaciones y conflictos sociales.
En Brasil, los legisladores promovieron un juicio político en contra de la Presidenta Dilma Rousseff, mientras que muchos otros líderes se han visto envueltos en enormes escándalos de corrupción.
En Ecuador, manifestantes furiosos con el Presidente Rafael Correa se lanzaron a las calles para expresarse en contra de los cortes al presupuesto que fueron necesarios tras la reducción de los ingresos derivados delpetróleo.
En Argentina, el Presidente Mauricio Macri tomó posesión la semana pasada, tras una sorpresiva victoria contra Daniel Scioli, el candidato del partido peronista de su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner. Esta victoria le puso fin a los 12 años en que Fernández y su fallecido esposo, Néstor Kirchner, ocuparon el palacio presidencial.
“Dijimos, ‘Basta’ ”, señaló Mariela Baiguera, de 42 años, encargada de una tienda en Buenos Aires, quien dijo haber hecho a un lado su afiliación peronista para votar por Macri porque estaba cansada del estilo combativo de Kirchner. Pero también mostró cautela en cuanto a Macri. “No puede olvidar sus promesas”, advirtió, y juró votar en su contra en las siguientes elecciones, si no las cumple.
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Alexis Duque, de 42 años, trabaja en una licorería en Barinas, el estado natal de Hugo Chávez. Barinas, que siempre votaba por Chávez y su partido, optó por la oposición en las elecciones de la semana pasada. CreditMiguel Gutierrez para The New York Times
Los gobiernos de izquierda han sufrido las tensiones con mayor intensidad, pero algunos analistas advierten que esta situación no es cuestión de ideologías, sino que existen otros factores. Sudamérica experimentó un crecimiento sólido en la primera década de este siglo, gracias al auge histórico en el valor de las materias primas y otras mercancías que vende al resto del mundo.
Los altos precios del petróleo, gas natural, carbón, cobre, oro, plata, bauxita, la soya y otros productos impulsaron un estable crecimiento económico, una notable reducción en los niveles de pobreza y el fortalecimiento de la clase media por toda la región. Ese crecimiento, a su vez, permitió que existiera estabilidad política, pues hubo varias reelecciones de líderes y partidos. En muchos casos se trató de la izquierda, que llegó al poder gracias a una oleada de descontento público tras un largo periodo de estancamiento económico.
Venezuela vivió 17 años de Chavismo. El Partido de los Trabajadores de Brasil se mantuvo en la presidencia por cuatro periodos consecutivos. En Ecuador, Correa ha sido presidente desde 2007. En Bolivia, Evo Morales ha estado en el poder desde 2006.
Pero cada vez hay más cambios en la región. El precio del petróleo, vital para las economías de Venezuela, Colombia y Ecuador, se ha desplomado a menos de $40 dólares por barril, cuando antes superaba los $100. Los precios del cobre (producto clave en Perú y Chile) y la soya (productos básicos de Brasil y Argentina) han caído a menos de la mitad de los precios récord que habían alcanzado en épocas recientes.
“Muchos países han disfrutado una continuidad asombrosa, en gran medida gracias al auge en los precios de mercancías que aprovecharon los líderes y sus partidos”, apuntó Michael Shifter, presidente de Inter-American Dialog, un grupo de análisis político de Washington. “Cuando se acabe, los electores buscarán en otras partes a sus nuevos líderes; pero gobernar será extremadamente difícil, porque ya no cuentan con los recursos para cumplir las altas expectativas que se generaron durante la bonanza”, acotó el experto.
De 2005 a 2012, los índices de pobreza descendieron en Latinoamérica del 39 al 28 por ciento de la población, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Un estudio que publicó el Banco Mundial en 2013 reveló que la clase media aumentó un 50 por ciento en la región de 2003 a 2009, de 103 a 152 millones. Muchos países contribuyeron a distribuir la riqueza mediante programas sociales innovadores, y por primera vez el porcentaje de la población en las clases media y baja llegó a ser casi idéntico.
Brian Winter, vicepresidente de políticas del grupo Americas Society and Council of the Americas, del sector educativo y de negocios, afirmó que incluso muchos políticos conservadores que esperan reemplazar a los gobiernos de izquierda, reconocen que es necesario mantener esas políticas debido a la continua preocupación de que exista una mayor desigualdad.
“Las predicciones sobre la caída de la izquierda en Latinoamérica son exageradas”, opinó Winter. Pero muy pocos países conservan algo de la época de bonanza. En este momento, los gobiernos de toda la región enfrentan una desaceleración económica. El Fondo Monetario Internacional calculó que el crecimiento para este año será de -0,3 por ciento y que en 2016 se ubicará por debajo del uno por ciento.
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Este estadio de fútbol fue uno de los proyectos en que Chávez invirtió en Barinas durante el auge del petróleo. Pero la bonanza llegó a su fin y el estadio sigue sin terminarse.CreditMiguel Gutierrez para The New York Times
En Venezuela, el Fondo Monetario Internacional calcula que la inflación para este año será del 159 por ciento y la economía se contraerá en un 10 por ciento. Ambas cifras son las peores de entre los países que observa el organismo en todo el mundo. Muchos economistas consideran que las desastrosas políticas económicas del gobierno de Maduro, que incluyen controles estrictos sobre los precios y el tipo de cambio, son responsables. Pero el gobierno no tiene alternativas ante la repentina caída en los precios del petróleo, que representa casi la totalidad de los ingresos del país por actividades de exportación.
Muchas de las políticas que conserva Maduro fueron impuestas por Chávez, quien se benefició de los altos ingresos derivados del petróleo. Aquí en Barinas, la capital del estado, Chávez tuvo, en muchos sentidos; más fallas que aciertos. El estadio de fútbol, aunque está operativo, sigue incompleto; nunca se terminaron algunas partes del techo. No ha terminado la ejecución de un hospital especializado en el tratamiento contra el cáncer, y las obras llevan suspendidas más de un año. Un costoso molino de azúcar fue un fracaso.
Sin embargo, el constante flujo de dinero del petróleo ayudó a disimular muchos errores y excesos. Maduro, quien gobierna en una época donde las reservas se han agotado, tiene nerviosos a los tenedores de bonos por la posibilidad de que ocurran incumplimientos.
“Chávez superó los problemas con dinero”, subrayó Miguel Aguín, un policía de Barinas decepcionado del chavismo desde hace varios años. “No pensó en el futuro. Lo único que hizo fue repartir dinero para sobrevivir”, concluyó.
Muchas veces sus partidarios le restaron importancia a las equivocaciones de Chávez durante los años de bonanza; pero las elecciones de la semana pasada hicieron evidente que en tiempos de carestía, están menos dispuestos a perdonar.
Aunque los resultados de las elecciones fueron una respuesta directa a la crisis económica, es posible que el futuro de la política en esta zona, y en el resto de la región, haya adoptado otro tono, pues los nuevos miembros de la clase media no van a renunciar a lo que han ganado y exigirán más de sus líderes.
A medida que más familias se encuentren de nuevo en la pobreza, aumentarán las manifestaciones y los conflictos.
“Han aumentado las expectativas, no sólo entre la clase media, sino en todos los niveles de la sociedad en Venezuela y, en general, en la región”, manifestó Luis Vicente León, un encuestador de Caracas. “Se trata de un cambio generacional. La generación del milenio es digital, tiene acceso a más información y conexiones, incluso en las clases más bajas, por lo que es más exigente”, comentó.
Freddy Garcés, un labriego de 50 años cuyo ganado luce escuálido y que vive en Barinas, en El Corozo, un poblado tradicionalmente chavista, recalcó que espera que tras esta victoria, los legisladores de la oposición logren mejorar la economía con rapidez.
“Si no dan resultados la gente les pagará con la misma moneda que a los otros”, sentenció.
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