martes, 15 de diciembre de 2015

LOS VALORES HUMANOS LA HONESTIDAD, LA TOLERANCIA, LA SINCERIDAD, LA GENEROCIDAD

LOS VALORES HUMANOS LA HONESTIDAD, LA TOLERANCIA, LA SINCERIDAD, LA GENEROCIDAD

DESCRIPCIÓN DE LOS VALORES HUMANOS

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valores humanos: virtudes civiles
bullet valores humanosLa Honestidadbullet valores humanosGratitud
bullet valores humanosLa Puntualidadbullet valores humanosSinceridad
bullet valores humanosLa Responsabilidadbullet valores humanosGenerosidad
bullet valores humanosFamiliabullet valores humanosHonestidad
bullet valores humanosDecenciabullet valores humanosSolidaridad
bullet valores humanosAprenderbullet valores humanosPrudencia
bullet valores humanosDocilidadbullet valores humanosAutodominio
bullet valores humanosSensibilidadbullet valores humanosSacrificio
bullet valores humanosCritica Constructivabullet valores humanosDesprendimiento
bullet valores humanosComunicaciónbullet valores humanosOptimismo
bullet valores humanosCompasiónbullet valores humanosAmor
bullet valores humanosServiciobullet valores humanosSuperación
bullet valores humanosVoluntadbullet valores humanosResponsabilidad (II)
bullet valores humanosPacienciabullet valores humanosComprensión
bullet valores humanosSencillezbullet valores humanosBondad
bullet valores humanosAmistadbullet valores humanosLealtad
bullet valores humanosRespetobullet valores humanosPerdón
bullet valores humanosAlegríabullet valores humanosEmpatía
bullet valores humanosHumildadbullet valores humanosPatriotismo
LA HONESTIDADLA PUNTUALIADADLA RESPONSABILIDAD
Es aquella cualidad humana por la que la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma).
Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, “son como son” y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta.
La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer.
El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado.
El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por entregar.
El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza.
La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?
La responsabilidad (o la irresponsabilidad) es fácil de detectar en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que no llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido, en el joven que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto, y en casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios intereses.
Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir un deber. La responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso legal de cumplir con lo que se ha comprometido.
La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto fundamental: la confianza.
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Sabiduría: No nos es dada la sabiduría; debemos descubrirla por
nosotros mismos tras un viaje que nadie puede evitarnos ni recorrer por nosotros.
MARCEL PROUST
“El destino final del camino de tu vida es la sabiduría, que es el grado más alto y profundo de conocimiento, perspicacia y comprensión. Te proporciona la más amplia perspectiva vital, el propósito de la vida y las lecciones que has de aprender a lo largo de ella. Cuando encuentras tu sabiduría, vives en la luz.
La sabiduría no es una disposición que se adquiera, sino más bien un estado que ha de ser recordado. Llegas a este planeta completamente equipado con la sabiduría sin fronteras inherente a todos los seres humanos; para recordarla lo único que necesitas es acceder a ese lugar dentro de ti que te conecta a la fuente divina e infinita. Tú eres tan sabio como Buda, Aristóteles o Confucio; ellos lo único que han hecho es acceder a ellos mismos, a los lugares donde tú aún no has llegado.
La sabiduría no es la inteligencia. No tiene nada que ver con tu coeficiente intelectual o con los buenos resultados que hayas obtenido en la escuela. Por el contrario, es el más alto nivel de evolución emocional, espiritual y mental; y en él se valora la intuición tanto como la información, la determinación tanto como la habilidad y la inspiración tanto como el conocimiento. Es el lugar donde se produce la sinergia entre tu comprensión más profunda y tus actos cotidianos.
El camino más directo hacia tu sabiduría está pavimentado con las lecciones de tu vida. Aprendiendo esas enseñanzas que se te presentan cada día, te acercas a la identificación, es decir, lo que Emerson llamaba «la sobrealma» y Cari Jung «el inconsciente colectivo». Ésas son las fuerzas universales que nos atan a los unos con los otros y a cada individuo con la fuente inagotable de su conocimiento. Es muy simple: aprende tus lecciones para que puedas descubrir esa conexión con la fuente primigenia y así recordar tu sabiduría.
La verdadera belleza de la sabiduría es que, una vez la recuerdes, te inspirará a proseguir con tu camino. Recordarás la lección de la abundancia y sabrás que la sabiduría no tiene límites ni carencias. Es como el amor: cuanto más das, más recibes. Tu capacidad para la sabiduría aumenta a medida que la compartes con otros. Quienes son célebres por su sabiduría son aquellos que la comparten con los demás de forma gratuita para ayudarles a crecer.
Descubrir la sabiduría en tu interior y alcanzar tu más alto nivel de evolución puede ser una de las lecciones mas generosas que puedes aprender. Será un aprendizaje que te elevará y te elevará a lo largo de tu camino para que puedas aportar al resto del mundo los resultados de todas tus otras lecciones”
El Juego de la Vida
Nelson Mandela
“Nadie nace odiando a otra persona por el color de piel, su origen o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar. El amor llega mas naturalmente al corazón humano que su contrario”
FUERZAS MORALES: Existen unas fuerzas, cuyo poder sobrepasa a todas, pues radica en el plano del espíritu, superior a la materia, y a las cuales todas las demás fuerzas deben estar subordinadas: son las fuerzas morales. Podrían mencionarse la solidaridad, el mérito, y tantas otras. Basten como ejemplo las enunciadas a continuación:
Bondad: La bondad consiste, no solo en la ausencia del mal, sino en la inclinación natural a hacer el bien. Se debe pensar más en hacer el bien que en estar bien, y así se conseguirá que todos estén mejor.
Ciencia: Es un conjunto de conocimientos armónicamente relacionados acerca de un mismo tema. La ciencia es una fuerza moral que libera al hombre de la ignorancia, lo induce al conocimiento sistemático y reflexivo de la realidad y lo conduce al planteamiento de los problemas fundamentales de la existencia.
Deber: El deber tiene su base en un buen sentido de justicia, inspirada por el amor y esta es la forma más bella de la bondad. El deber da al hombre energía suprema.
Dignidad: La dignidad es la excelencia que tiene la persona y que la hace acreedora al respeto de sus semejantes y la obliga a un comportamiento decoroso.
Disciplina: La disciplina lleva al cumplimiento puntual de las leyes y pone orden en la sociedad, condición indispensable de todo progreso.
Educación: “La educación es como un bautismo moral que arranca al hombre del seno originario de la ignorancia, y lo alza a ese grado de honor que lo hace ser grato a su celestial autor, a la sociedad y a sí mismo”. La educación es fuerza moral que perfecciona.
Obediencia: La obediencia es la virtud por la que uno somete su voluntad a la autoridad legítima. Es principio fecundo de grandes realizaciones”. La desobediencia genera el desorden, la anarquía; rinde ineficaces las mejores iniciativas, y causa grandes perjuicios.
Patriotismo: Otra fuerza moral generadora de grandes renunciamientos y atrevidas empresas, es el amor a la patria.
Encierra en sí un anhelo grande de ser útil a la patria, de prestigiarla, defenderla, de ennoblecerla cada vez más.
Perfección: “Un ser es perfecto cuando alcanza su propio fin, que es la perfección última de las cosas”. Entonces está terminado, completo. Nada es más doloroso en la línea del ser, que el quedar incompleto. El deseo de perfección es una fuerza moral que acucia al hombre a mejorar constantemente.
Rebeldía: No se toma aquí rebeldía en el sentido de insubordinación, desobediencia o indisciplina, sino en el sentido de no conformismo. La rebeldía se ejerce contra la injusticia, la opresión o el despotismo; contra las imposiciones arbitrarias. Hay circunstancias en que la rebeldía es un deber, y el conformismo, un crimen.
Religión: La religión es la fuerza moral generadora de las mayores abnegaciones y de los más grandes heroísmos. El ideal religioso ha llevado a escribir las páginas más gloriosas de la historia de la humanidad. Trabajo: El trabajo es el antídoto contra muchos males. La experiencia secular enseña que “la ociosidad es la madre de todos los vicios”. El trabajo es fuente de bienestar individual y social.
Verdad: La verdad es lo que es. “La verdad os hará libres”. El conocer lo que son los seres contribuirá a valorarlos y a establecer la verdadera escala de valores, síntesis del auténtico progreso. La pasión por la verdad estimula las investigaciones de los sabios.
Voluntad: La voluntad es en el hombre la potencia dominadora, la reina de todas las otras potencias y facultades, y la que las gobierna. Debe obrar con decisión, firmeza y constancia. Él hombre vale según sea su voluntad. Los hombres provistos de energía perseverante en la voluntad, arrastran a los demás y realizan grandes empresas.
El filósofo argentino Mario Bunge define el valor como una propiedad relacional, es decir, como una propiedad que es atribuida a las cosas por ciertas personas o instituciones en determinadas circunstancias. Por ejemplo, en nuestra sociedad, atribuimos valor a la higiene; pero podríamos imaginar una sociedad en la que esto no fuera así. El ámbito de los valores es, desde este punto de vista, el ámbito de las relaciones entre ciertos objetos o procesos y personas o grupos que manifiestan intereses en diversos campos de actividad. Para decirlo con otras palabras, los valores son siempre relativos a las personas que realizan las valoraciones de acuerdo con sus intereses en determinadas circunstancias. Así, dos personas pueden estar de acuerdo sobre las características de una acción y discrepar en cuanto a su calificación valorativa. Por ejemplo, pueden coincidir en que correr durante una hora es una actividad física exigente, en la que intervienen los grupos musculares a una resistencia sostenida, y que quema calorías; sin embargo, una puede considerar que llevarla a cabo todos los días es bueno para la salud mental y otra puede creer lo contrario. (Fuente: Formación Ética y Ciudadana Ética, Ley y Derechos Humanos 3° EGB )
LA VIDA ES MUCHO MAS SIMPLE QUE LO QUE PENSAMOS
Poema sobre la vida de Susan Polis Schutz
PROYECTOS DE VIDA:Esta expresión se repite mucho pero no siempre con el mismo significado. En realidad, lo que se quiere decir es que, para sentirse bien, las personas necesitan tener algo interesante que hacer, para disponer entonces de algo bueno que recordar y algo promisorio que esperar. Necesitan poner a prueba sus fuerzas y afirmar su identidad, que es la memoria de aquello que se es, más la esperanza de lo que se puede llegara ser. Tener un proyecto de vida implica construir una historia en la que se es el autor y, a la vez, el protagonista.
Definido así el proyecto, como parte de lo que hoy se denomina salud, es importante porque da la posibilidad de verse a uno mismo en el tránsito entre “el que no era capaz de” y “el que ahora sí soy capaz”.
Además, el proyecto de vida implica la posibilidad de llevar a cabo una modificación en el medio en que se vive, incluido el protagonista del proyecto mismo, y la alternativa de ser capaz de influir en el curso de las cosas. Esto dará lugar a la autonomía y constituirá un alimento espiritual para las personas. Pensar un proyecto de vida es también un antídoto contra los sentimientos de pasividad, de dependencia extrema y de aburrimiento que suelen conducir a situaciones de desdicha.
Un proyecto saludable es el que permite aunar Asentido de las acciones con el bienestar de los individuos, y puede servir de mapa o de brújula cuando se recorre el territorio de la vida. Lógicamente construir un proyecto y llevarlo adelante no implica la ausencia de problemas o presuponer que todo “saldrá” color de rosa.
Cuando un arquitecto diseña una casa comienza por soñarla, por imaginarla. Llevar eso al papel requiere esfuerzo, dedicación, paciencia, precisión. Luego debe dar directivas a quienes van a materializar su proyecto, lo que implica comunicarse con ellos, solucionar malentendidos, conciliar diferentes puntos de vista y, finalmente, evaluar el trabajo propio y ajeno para, eventualmente, corregirlo.
A su vez, los constructores y albañiles deben luchar con la resistencia de los materiales, resolver imprevistos y diferencias entre el cálculo previo y la ejecución final. Nada de eso es fácil ni totalmente placentero, pero ver la casa terminada, fruto del trabajo conjunto de esas mentes y de esos cuerpos será, seguramente, una satisfacción mayor y más entrañable que sólo ver el bosquejo en el papel o acumular ladrillos uno sobre otro arbitrariamente.
VIVIR CON VALORES: Los incorporamos desde la niñez y nos ayudan a trazar nuestro camino. Sumar valores en todos los ámbitos de nuestra vida nos permitirá, poco a poco, mejorar la realidad. ¿Estás listo para este desafío?. Se trata de aquellos principios que orientan y motivan nuestras acciones.
No hay acción que no tenga su razón de ser en algo que consideremos un valor para nuestra vida personal o social: si elegimos ser solidarios, estimular en nuestros vínculos la confianza o enseñarle a nuestros hijos la importancia de decir la verdad, es porque éstas u otras decisiones son promovidas por nuestro sistema de valores.
Muchos de estos principios nos llegan a través de la educación familiar e institucional (la escuela, la religión a la que Dertenezcamos. otras instituciones en las que participamos); otros, los vamos incorporando a medida que nuestra vida se enriquece y se hace más compleja, y comenzamos a enfrentarnos con nuevas dimensiones que nos requieren una reflexión y una toma de posición de nuestra parte.
En épocas de crisis y transformación como la que nos toca vivir en la actualidad, surgen nuevos problemas y cuestiones que nos llevan a pensar si los valores que tenemos nos sirven como marco para las nuevas respuestas que nos demanda el mundo. Por ejemplo, los avances de la ciencia y de la tecnología, impactantes y acelerados, nos proponen nuevos debates y planteos; el uso que estamos dando a nuestros recursos naturales y a nuestro planeta nos impone pensar que mundo queremos dejarles a nuestros hijos, preguntas que tal vez no se formulaban hombres y mujeres del siglo XX.
SEIS PISTAS
Hace algunos años, el pensador Josef Seinfert, rector de la Academia Internacional de Filosofía de Liechtenstein, enunció los seis valores que considera esenciales para dar sentido a la vida. Los compartimos:
1. El respeto. Aplicado a las personas, a las criaturas vivas de todas las especies y al entorno en el que vivimos.
2. La gratitud. Como forma de registrar la existencia de los otros y de reconocer todo lo que recibimos y sobre lo que, a veces, poco recapacitamos.
3. La paciencia. Para reconocer la existencia de límites para aprender a vivir con ellos y para salir de la inmediatez y de la urgencia como patrones de conducta.
4. La humildad. Otra forma de reconocer nuestras limitaciones, de saber que, así como tenemos, podemos no tener, y de no olvidar a los otros.
5. El perdón y el arrepentimiento. A través de ellos aceptamos nuestra falibilidad y ejercitamos nuestra capacidad de reparar.
6. El amor y la esperanza. Son los valores de donde emanan los más profundos sentimientos de la vida. El amor es la máxima aceptación hacia el otro y la esperanza es la base de nuestro estar en la vida.
Fuente Consultada: Revista Psicologia(+) Tiempo de Reencuentro
OTROS VALORES HUMANOS
Valor Humano: Decencia
Valor Humano: Sana Diversión
Valor Humano: Docilidad
Valor Humano: Comunicación
Valor Humano: Orden
Valor Humano: Servicio
Valor Humano: Voluntad
Valor Humano: Serenidad
Valor Humano: Experiencia
Valor Humano: Autenticidad
Valor Humano: Felicidad
Valor Humano: Fidelidad
Valor Humano: Sociabilidad
Valor Humano: Objetividad
Valor Humano: Ecología
Valor Humano: Sacrificio
Valor Humano: Consejo
Valor Humano: Patriotismo
Valor Humano: Desprendimiento
Valor Humano: Magnanimidad
Valor Humano: Flexibilidad
Valor Humano: Amor
Valor Humano: Sobriedad
Valor Humano: Obediencia
Valor Humano: Liderazgo
Valor Humano: Superación
Valor Humano: Autoestima
Valor Humano: Compromiso
Valor Humano: Laboriosidad
Valor Humano: Carácter
Valor Humano: Comprensión
Valor Humano: Confianza
Valor Humano: Lealtad
Valor Humano: La Paz
Valor Humano: Perseverancia
Valor Humano: Valentía

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