jueves, 30 de junio de 2016

CONSIDERACIONES ACERCA DE LA MANIFESTACION DEL 16 DE ENERO DE 1844.

 CONSIDERACIONES ACERCA DE LA MANIFESTACIÓN DEL 16 DE ENERO DE 1844.




Fuente. Vetilio Alfau Durán,  Revista ¡AHORA! *No.348* 13 de  julio de 1970. Pág. 50-54. (Por la verdad  histórica. – Acta de Nuestra Independencia)

Se ha  escrito que el Manifiesto del  16 de enero de 1844 no es  obra  del famoso político don Tomás Bobadilla y Briones. Nada más cierto. Dice Alfau Durán. Añadiendo además “todavía con menos base en que fundamentarse, que el mentado documento “, ha sido errónea e  insistentemente atribuida a Tomas Bobadilla. “Dice además. Nadie  le ha hecho al célebre hijo de Neyba semejante atribución. Fue él mismo, en pleno Congreso Nacional, en  su autor. Declaración esta que ni  entonces ni  después  fue contratada, ni hay tampoco fundamento de ello.
La historia, la verdadera historia, la que no desnaturaliza ni desfigura antojadizamente los hechos reviste de recia certifidumbre la revelación de Bobadilla. Hecha  el 10 de junio de 1847 en pleno Congreso Nacional. Hace ya varios lustros que un profundo conocedor de nuestra historia, estableció lujosamente el punto, escribiendo discreta y acertadamente lo siguiente.
La relación del célebre documento fué obra del sagaz político don Tomás Bobadilla y Briones, como lo afirmó él mismo en memorable sesión  del Tribunado en 1847. No obstante esa afirmación, que nadie contradijo entonces, hay versiones contrarias acerca de la paternidad del trascendental escrito: el historiador haitiano Madiou dice que sus redactores, fueron: Sánchez, Mella,, en la Necrología del prócer Manuel Dolores Galván, aparecida en la revista “ Letras y Ciencia”, el 19 de  noviembre  de 1894, se expresa que éste, en 1844, le sirvió  de Secretario a Francisco  del Rosario Sánchez y que  “ de un puño y letra circulo la Manifiesto del 16 de agosto”, y en una breve relación histórica, que conservamos inédita,  escrita en 1918 por Eustaquio Puello, afirma éste que su padre, el valeroso general Gabino Puello, hizo circular por el Sur de la Isla el Manifiesto manuscrito que  escribió su primo Manuel Dolores Galván en la reunión  de “Musié Pallén”
Puede afirmarse, sin embargo, que esa es gloria de Bobadilla;  por su propia declaración, hecha públicamente en momento adverso para él, apenas tres años después del 1844;  porque él era la persona de mayor edad entre los principales firmantes y el más autorizado para escribir un documento de tal importancia: porque él fue el primero que suscribió en la  Manifestación está patente su inconfundible espíritu, la misma  esencia de los inmuebles documentos escritos  por él, que  fue siempre obligado redactor de los más importantes papeles de la época, y el hombre, en su tiempo, de mayores reconocimientos y experiencia y  de mejor reconocida aptitud política.
Además, Bobadilla se complacía en mencionar la MANIFESTACION del 16 de enero, como que era hija de él, de la Junta Central Gobernativa, cuya presidencia ostentaba, se alude al célebre escrito; en  el Decreto de  Declaración de guerra a muerte contra Haití, el 19 de abril; con  el Decreto acerca de pérdida de derechos civiles, del 6 de mayo; en el Decreto de Convocatoria de elección  de los diputados al Congreso Constituyente de San Cristóbal, del 24  de julio;  y en la Resolución que declaró traidores a la Patria a Duarte, Sánchez y Mella y demás compañeros, del 22 de agosto.
También  aludía a la Manifestación en sus discursos en el que pronunció el 26 de mayo de 1844 habla de  “principios consagrados en nuestro Manifiesto del 16 de enero, en su discurso del 26 de septiembre de 1844, en el Congreso Constituyente de San Cristóbal, hay una clara  alusión a la paternidad del venerable escrito, “ los pueblos que ya  habían despertado con el Manifiesto de 16 de enero, volaron  a la defensa de sus derechos, circunscriptos en la páginas memorables de ese documento, no por lo brillante y enérgico de su estilo, sino porque era verdadero, simple y sincero, que lo más conforme a la naturaleza del hombre,  y delineaba los derechos imprescriptibles que se habían de guardar. “ Verdadero, simple y sincero”, es testimonio de que el sagaz Bobadilla tenia verdadera conciencia de la importancia de su obra;  entonces no debía  decir que era suya, porque era obra colectiva de los que fue, en altivo arranque  de soberbia, en  momentos en que eran olvidados sus servicios de la Patria, sí podía vanagloriarse de haber escrito el histórico reto al haitiano. En  la tumultuosa sesión del Tribunado, el 10 de junio de 1847, dijo Bobadilla estas valientes palabras; “Creo, señores  que ninguno puede ser mejor dominicano que yo. Yo fui el primero que dijo: Dios, Patria y Libertad  ( 1).; yo fui el autor  del MANIFIESTO del 16 de enero; yo en la noche  del 27 de febrero, me encontraba a la cabeza  del pueblo; yo fui el  ´Presidente  de la Junta Central Gubernativa.” Tomás  Bobadilla fue, sin  duda, el autor del Acta de la Separación dominicana (2)
.-BREVE EXAMEN DE LA MANIFESTACION DE ENERO.-
Como  si se tratara de una desvinculación de la Madre Patria, con irritante timidez se habla de disolver sus lazos políticos, con Haití,  para que se crea que es la ambición o el espíritu de novedad que pueda moverle.
Se  expresa que la separación  tuvo como simple causa el hecho de que a los dominicanos no se le consideraba como partes agregadas a la Repúblicas Haitiana…… Que  el pueblo dominicano en 1822, no se negó a recibir el ejército del General Boyer, que como amigo traspasó el límite de una y otra parte…… Que “ no creyeron los  Españoles Dominicanos que  con tan disimulada perfidia hubiese ( Boyer) faltado a la promesa a que  le sirvieron de pretextó para ocupar para ocupar los pueblos, y sin las cuales habría tenido que  vencer  inmensas dificultades y quizá marchar sobre nuestro cadáveres si la suerte le  hubiera favorecido. Ningún  dominicano le recibió entonces ( enero de 1822), sin dar  muestras del deseo de simpatizar con sus  nuevos conciudadanos  ( los haitianos);  la parte más sencilla de los  pueblos que iba ocupado, saliendo al encuentro, pensó, pensó encontrar en el que  acababa de recibir en el Norte ( en Cabo Haitiano) el titulo de pacificador, la protección que tan hipócritamente había prometido.
La verdad es que  Boyer vino como invasor, al frente de un ejército de muchos miles de soldados. Como  sólo hacia diez y seis años que Dessalines y Cristóbal, con  hordas semejantes, habían desalado el Cibao  y el Sur hasta la cercanía de la Capital, frente a cuyas murallas se estrellaron, invasión  que  consumó el asesinato de más de la mitad de la población dominicana, sin  respetar sexo ni edad, el pueblo y sus dirigentes, sin ejército, sin armas, sin organización alguna, prefirieron en 1822 someterse. Sin  embargo, hubo conatos de reacción y se  pretendió resistir. El teniente Francisco de Montenegro, hijo  político del Brigadier Juan Sánchez Ramírez, el héroe de Palo Hincado, salió de la Capital  para el Seibo con el fin de organizar una resistencia para rechazar al invasor intruso, pero las circunstancias impusieron  otra cosa. No   es  verdad, es infamia afirmar que  los dominicanos esperaban buena fe  de la parte de Boyer y sus hordas.
Se lamenta la MANIFESTACION  que el Gobierno  Haitiano alejo de su consejo y de los principales empleos, a los hombres que  hubieran y  podido  representar los derechos de sus  conciudadanos, pedir el remedio de los males y manifestar las verdaderas  exigencias de la Patria. ¿ Que se  Pretendía?         ¿Qué Boyer llamara como Ferrand a los dominicanos a su consejo y a su mesa?. El general napoleónico era  un hombre civilizado, cuyo nombre se encuentra grabado en el Arco de Triunfo de la Plaza de la Estrella en la Capital de Francia, nación que representaba legalmente y en cuyo nombre gobernaba. Boyer  era un bárbaro, un invasor con ínfulas de conquistador, aunque su sagacidad policía le permitió unificar la Isla bajo su mando y le impidió ceñirse una corona como Dessalines, Cristóbal y Soulouque
Se señala que la infernal  política ejercida por los haitianos entre  nosotros fue lo que desenfrenó las pasiones,  suscitó partidos, lo que quiere decir que no fue el sentimiento de repulsión  que latía en los corazones de  todos los  dominicanos, ni mucho menos la prédica silenciosa  y activa de aquel varón apostólico que durante muchos  años se consagro  al bien de la  patria , y por medio de la sociedad ( La Trinitaria, La Filantrópica, La Dramática) adquiría prosélitos regando la semilla de la separación, contribuyendo a formar  el espíritu  de la libertad e independencia e nuestro suelo, y cuyo nombre  dice un importante documento.-  fue  invocado la noche del 27 de febrero inmediatamente después  de los  nombre de Dios, Patria  y Libertad, siempre considerado como el caudillo de la  revolución.
Dice la MANIFESTACION  que la administración  pervertidora de Boyer traté a los dominicanos peor que a un pueblo conquistado a la fuerza, con  lo cual se da a entender que en el 1822 no hubo conquista, que no nos invadió un formidable ejército, que nos unimos voluntariamente a los que  siempre trataron de exterminarnos. En efecto, en otra parte de la MANIFESTACION se afirma que  la  parte Este, se consideraba como  incorporada voluntariamente a la República Haitiana, y  que por lo tanto debía de gozar de los mismos beneficios que aquellos a quienes se habían unidos,  considerando  además  que si  en virtud de esa unión, estábamos obligados a  sostener su  integridad, ella ( la República Haitiana), lo  estaba por ellos, violando nuestros derechos, nosotros a la obligación. Es decir que el gobierno de Puerto Principe nos hubiese tratado como a los habitantes de Cabo Haitiano, de Gonaives, de Los Cayos, etc. No hubiéramos tenido razón algunas  para separaros y constituirnos en  Estado Independiente.
Del licenciado Leónidas García Lluveres son los siguientes conceptos: “ Hemos  sacado en limpio que el Manifiesto del 16 de  enero de 1844, primer documento de nuestra Colección de los actos constitucionales y legislativos del pueblo dominicano, en lugar de ser franca y sincera expresión  de los ideales de Independencia propagado por  La Trinitaria, o fue más que la máscara de que se valió la reacción conservadora o  antiduartiana para introducirse  en la Revolución y apoderarse del fruto de una labor patriótica a la que había obstaculizado por   todos  los medios que  tuvo a su alcance. En  ese documento es en donde se encuentra usada por primera vez la palabra SEPARACION, antepuesta intencionalmente al lema sacrosanto y trinitario de: DIOS PATRIA Y LIBERTAD, y la significación  de tal añadidura es  digna de criterio conservador que campea por sus respectos en la concepción  del célebre Manifiesto, del cual,  muy claros términos, da  a entender que los dominicanos aceptaron  voluntariamente la comunidad política con Haití y que, en virtud de tal unión, este país  había contraído la obligación  de velar por nuestra suerte o nuestros derechos, pero que habiendo faltados a ese solemne compromiso, los  dominicanos estaban facultados para separarse de  dicha nación y constituirnos en Estado Independiente; peregrina tesis que contradice a cara  descubierta el   sometimiento realizado por los dominicanos cuando la ominosa ocupación  de Juan  Pedro Boyer fueron hijo del terror y la violencia, y,  por consiguiente, no podría  engendrar nunca un estado de derecho como  el que nos pinta nuestra flamante acta de Independencia.
La palabra SEPARACION,  con  el carácter de  división que  tuvo en el pronunciamiento del 27 de febrero, no se halla en ningún documento anterior al manifiesto del 16 de enero de 1844. Ni en los escritos que se conservan de la familia Duarte, ni en la correspondencia cruzada entre el caudillo nacional y sus principales adeptos en el curso de la revolución  redentora, se encuentra ese término que envuelve grave ofensa a la verdad histórica y reconoce culpables vínculos con el bárbaro gobierno que nos oprimió cruelmente, no obstante el estar servido por  muchos dominicanos.
Como lo evidencia el licenciado Emilio Rodríguez Demorozi en un magistral ensayo que lleva  por título “EL ACTA DE LA SEPARACION DOMINICANA Y ACTA DE  INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA”. (Imprenta “La Opinión .S.D. 1943), redactor de aquella tuvo de modelo la segunda. Pero hay en la Manifestación del 16  de enero algo  que revela un culto designio de su autor;  y es que  mientras en la fecha  el 4 de julio de 1776, debida a la pluma  de Jefferson, y que ostenta el título de “DECLARACION DE LA INDEPENCIA”, palabra esta que se repite en su texto, en el de la MANIFESTACION redactada por Babadilla, esa importante y sugestiva palabra brilla por su ausencia. En efecto, en el largo texto de ese documento, ni tampoco en su largo encabezamiento,  fulgura  la palabra “INDEPENDENCIA”, como es de rigor en  documento de esa especie.

El  licenciado Máximo Coiscou Henríquez considera que el pensamiento nacionalista de Juan Pablo Duarte, que  fulgura en el Juramento Trinitario y el  Artículo 6 de su ´Proyecto de Ley Fundamental, aparece ostensiblemente “mutilado el llamado PLAN LEVASSEUR, en el MANIFESTACION del 16  de enero, en la RESOLUCION del 8 de marzo  y en el DISCURSO de Bobadilla, del 26 de mayo, día de la protesta del Fundador, y fecha, para el patriotismo integérrimo, de significación  más alta que el 27 de febrero. En  otro  escrito tacha de  oneroso el  auxilio extranjero que adoptaron en  principio,  los próceres firmantes del PLAN LEVASSEUR, del 16 de diciembre de 1843, del MANIFIESTO del 16  de marzo 1844, y de  la RESOLUCION de la Junta Gubernativa, del 8  de enero de  1844, , en la cual admite lo esencial de aquel plan.

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