jueves, 30 de junio de 2016

LAS INTERVENCIONES EXTRANJERAS EN REPÚBLICA DOMINICANA: SI NO APRESABAN A BOSCH BOMBARDEABAN EL PALACIO

LAS INTERVENCIONES EXTRANJERAS EN REPÚBLICA DOMINICANA:
SI NO APRESABAN A BOSCH BOMBARDEABAN EL PALACIO 


En la Base Aérea de San Isidro encendieron los tanques de guerra AMX en la madrugada de 25 de septiembre de 1963. Los mismos tanques que el presidente Juan Emilio Bosch Gaviño había sugerido que se vendieran para comprar barcos pesqueros.
La renuncia del presidente Juan Bosch desconcertó a los altos oficiales militares presentes en el palacio nacional porque calcularon que su presencia en la Asamblea Nacional provocaría una agitación política y, en consecuencia, una alteración del orden público. Esta indecisión se la comunicaron los coroneles Guarién Cabrera Ariza y Álvarez Albizu al jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea Dominicana, general de brigada piloto Miguel Atila Luna Pérez, quien advirtió que, si no apresaban al presidente Bosch, la aviación bombardearía el palacio; igualmente llegaba a la mansión presidencial el general de brigada Antonio Cosme Imbert Barreras, y también sugirió el apresamiento de Bosch. Arribaban al palacio cinco tanques de guerras al mando del mayor Grampolver Medina Mercedes, hombre de la confianza del director del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas, coronel Elías Wessin Wessin.
Cuarenta y cinco minutos más tarde, el ministro de las Fuerzas Armadas, mayor general Víctor Elby Viñas Román, le comunica a presidente que él y sus acompañantes quedaban bajo arresto.
Siendo las 4:30 am, Bosch llamó al presidente del Senado, el doctor Juan Casasnovas Garrido. Le pregunta que en qué tiempo podría llegar al palacio (el presidente del Senado residía en San Pedro de Macorís), y el doctor Juan Casasnovas le dijo al depuesto presidente que en una hora.
El presidente del Senado Casasnovas llegó al palacio antes del tiempo prometido. Tuvo la oportunidad de ver cuando llegaban a la sede presidencial desmontándose de una limusina oscura a los doctores Viriato Alberto Fiallo y Juan Isidro Jimenes Grullón y al presidente de la Junta Central Electoral, licenciado Emilio de los Santos. Le preguntaba a un soldado a otro: «¿Serán estos los nuevos jefes?»
Otros civiles llegaron: el antiguo aliado electoral Horacio Julio Ornes, el periodista Rafael -–Bonillita— Bonilla Aybar, Celito Báez y el ejecutivo de la Casa Vicini, Ángel Severo Cabral.
Casasnovas llegó al despacho de Bosch sin dificultad alguna. Cuando entró el depuesto presidente le dijo:
-Hola, doctor ¿Cómo estás? ¡Nos han derrocado y usted ha caído en la ratonera!
- ¿Por qué usted lo dice?
-Porque estamos presos.
-Usted es el preso más raro. Usted me ha llamado para que yo también caiga preso. ¿Se da cuenta, señor Presidente?
Bosch insistía en la renuncia ante la asamblea. Por eso convocó al presidente del Senado diciéndole: «yo le he llamado en su calidad de presidente de la Asamblea Nacional, solamente ante la cual puedo renunciar siguiendo los procedimientos constitucionales; no frente a un grupo de ambiciosos».
 — con Altagracia Reynoso Duarte.


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