El misterio detrás de las hermanas araña

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Estamos tan acostumbrados a ver caras bonitas y cuerpos perfectos en los medios de comunicación, que al observar a una persona que tenga alguna cicatriz o herida sobre la piel, la sensación de irritación nos provoca un fuerte cosquilleo en la espalda. Fijamos nuestros ojos en aquella pequeña muestra de imperfección con asombro e inmediatamente después volteamos la mirada con aire de desagrado y ansiedad.

Esos son los problemas de una sociedad “avanzada”: una imperfección en la frente es un pecado; una nariz chueca es fuente depresión y un ligero mal corte de cabello es igual a vivir en el infierno. Esto se debe a que la belleza se convirtió en una característica indispensable para la sociedad. Nosotros, al ser parte de ella, tenemos la obligación de ser bellos cueste lo que cueste. Los pensadores del mundo llaman a este problema “falsas necesidades”. ¿O realmente es esencial ser perfecto físicamente? ¿Acaso es imperdonable ser “feo”?

Este es el problema de una sociedad superficial que tiene una gran venda sobre los ojos porque, indiscutiblemente, hay más realidad sobre la Tierra. Entre lo feo y lo bello, cuántas variables en medio. De lo divino a lo horrible, cuántos imperfectos. Es aquí cuando la naturaleza se impone y aclama su poder sobre cualquier ilusión creada por el humano. Porque en definitiva, hay cosas que destruyen las máscaras. Lo que para nosotros es un monstruo, para la naturaleza es vida.



En esta multiplicidad de azares y coincidencias, nació en la India un par de hermanas que comparten el mismo cuerpo. Durante sus formación en el útero de su madre, un infortunio biológico hizo que se unieran de las caderas. Al nacer, se encontraba una niña con dos cabezas, cuatro brazos y tres piernas. A pesar de los malos diagnósticos que se auguraban, la criatura sobrevivió y tuvo una infancia medianamente plena.

“Aunque parezca sorprendente, ambas están casadas con un hombre que las ama por igual. Con este acto se rompe el mito erróneo de que son un monstruo”.

El mayor problema al que se enfrentaron fue al rechazo de la sociedad, de la gente “común” que goza de la perfección. Al señalar a Ganga y Jamunda por una única diferencia física, aquellos que dicen gozar de una belleza mostraron la fealdad de su alma. Al sufrir la más vil discriminación, este par de mujeres sufrieron una imposibilidad para valerse por sí mismas. Aunque compartieran un enorme corazón decidido a vivir lo mejor posible, nadie aceptó darles un trabajo. 


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¿Será que si una pequeña cicatriz causa un sentimiento de repulsión, ver a unas hermanas que se sostienen con sus siete extremidades es como ver la reencarnación de un demonio? Al parecer así fue, por ello el mundo comenzó a llamarlas “las hermanas araña”. Ellas, con unas enormes ganas de sobrevivir, aceptaron que fueran tomadas como un bicho raro y comenzaron a forjar su camino. Desde hace más de 20 años, estas hermanas recorren todo su país para exhibir a todos su “monstruosa” condición”. 

Así se ganan la vida, sacando provecho de aquello que los demás critican por desconocimiento o temor. Pudiera parecer que se trata de rebajarse ante los demás, de separarse de su espíritu humano al convertirse en un objeto extraordinario que merece ser conocido a cambio de una moneda. Muchos pensarían que se trata de un acto inhumano, pero si la misma sociedad las orilla a eso para subsistir, ¿qué más se puede hacer?



Durante una entrevista, las hermanas araña dijeron estar agradecidas de que las personas sean tan superficiales y les den dinero sin hacer nada más que pararse en medio de un escenario. Además, cuentan que están en una de las mejores etapas de su vida, puesto que llevan un par de años gozando del amor. Sí, aunque parezca sorprendente, ambas están casadas con un hombre que las ama por igual. Con este acto se rompe el mito erróneo de que son un monstruo.

Incluso se cuenta que estuvieron embarazadas. A pesar de que su cuerpo por fuera es diferente, por dentro tiene la capacidad de dar vida. Por desgracia, momentos antes de dar a luz a un ser humano completamente normal, las complicaciones que puede sufrir cualquier otra mujer les arrebataron a su hijo. Hoy en día, las hermanas aseguran que para sentirse plenas y realizadas sólo les hace falta ser madres. Esta es una prueba más de su normalidad.



Las hermanas araña hoy tienen 42 años, siguen casadas y viajando por el mundo para exhibir su condición y ganar dinero. Ellas dicen que en general su vida es muy feliz, unos meses atrás le diagnosticaron una extraña mutación en su cuerpo que necesita ser tratada mediante la separación de sus cuerpos. Aún está en duda si quieren dejar de ser lo que ellas aman, porque además de perder su distinción, existen muchas probabilidades de que una de ellas muera.

Esta historia demuestra que las apariencias están sobrevaloradas en un mundo de espejismos. La belleza exterior no tiene nada que ver con el gran espíritu que hay adentro y que por supuesto, vale más. Las hermanas araña hoy están luchando para vivir en un mundo hostil para ellas, pero sin duda, el gran corazón que mueve ese peculiar cuerpo seguirá latiendo con mucha fuerza para aleccionar al mundo.

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