HISTORIA DE LA ONTOLOGIA
Cod.01574136
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OBJETIVOS
I Desde la Metafísica a la Hermenéutica Filosófica actual como rehabilitación de la Ontología y la Filosofía práctica de Aristóteles.Se trata de releer los principales textos ontológicos de Aristóteles a partir de La Metafísica –sólo desde la cual resulta posible entender el contexto, el lugar y la función epistémica de todos los restantes tratados del Corpus—. Hay que comenzar, entonces, por estudiar los 14 lógoi metafísicos en busca de los criterios necesarios para una interpretación rigurosa y coherente de la propia filosofía primera, las éticas (a Nicómaco y a Eudemo), la psicología y noética del De Anima y la paideía estética de La Poética. En todos estos tratados se contiene y expresa principalmente la ontología de Aristóteles. Eso no significa que no podamos acercarnos al estudio de algunos tratados de lógica (sobre todo: Categorías, La Retórica y el Peri Hermeneias, en relación a la teoría del lenguaje); o bien de Física o de Política, siempre y cuando resulte necesario. Pero la principal dificultad reside en comprender aristotélicamente los Metafísicos con ayuda de los Éticos y los Psicológicos –y viceversa—. Pues en cuanto esto se ha logrado el resto de las lecciones delAristóteles esotérico: los Tratados de Escuela llegados a nosotros (gracias a la monumental edición del Escolarca del Liceo Andrónico de Rodas en el siglo I a.C.) no ofrece ya problemas hermenéuticos esenciales sino sólo los problemas filosóficos que son propios del estudio de la materia o el asunto concreto (pragmateía) que Aristóteles esté considerando.
I.2. La profunda conexión y convergencia de los mencionados campos y regímenes racionales –con alcance ontológico-- brinda el sistema diferencial, pluralista y abierto de la racionalidad filosófica aristotélica. Por eso se trata de comprenderlo y retrazarlo buscando la compleja unidad articulada que corresponde –de acuerdo con Aristóteles—a los lenguajes del mundo de la vida. Para hacerlo se ha de comenzar por ir descubriendo cuáles son estos lenguajes racionales y de qué manera es y actúa el lenguaje del “ser que se dice de plurales maneras”, justo a medida que se investiga el problema del ser. Así pues, una perspectiva constante de esta investigación habrá de ser el deseo reflexivo de descubrir qué es la ontología-teología misma (La Filosofía Primera o la Metafísica); cual es su lenguaje; sus condiciones de posibilidad racional; y el modo de acceder a ella por parte de la subjetualidad humana. No otra cosa significa la palabra “ontología”: el lógos (lenguaje, enlace, ley, razón común o pública) del “ón ê ón”: el ser que está siendo en tanto que ser dándose en el lenguaje. Y Aristóteles precisa que “dándose de modo plural” como un pollachós légetai –que se dice de plurales maneras--, que originariamente se da en perspectiva múltiple e irreductible. Por otra parte se comprenderá de inmediato que la ontología no resulte para Aristóteles separable de la ética debido a que la suya es una ontología lingüística de la acción racional-comunicativa que desemboca en la verdad ontológica con estatuto práctico y modalidad excelente: exactamente la misma desembocadura de las virtudes dianoéticas de los tratados éticos, vista ahora no desde el lado de la acción del ser, sino desde el lado de la acción libre, prudente y sabia, del hombre racional. Si se tiene, por último en cuenta, que es el alma (psiché) y el entendimiento o espíritu (nous), quien accede a la comprensión del sentido causal y principial de este darse de las acciones excelentes en el lenguaje, se comprenderá que un estudio cabal de la ontología de Aristóteles no pueda prescindir de abordar los problemas que presenta su teoría del alma y del espíritu racional.
I.3. Cabe añadir, por último, que no cualquier alma puede acceder a la verdad ontológico—práctica de las acciones excelentes causales, sino sólo el alma educada o virtuosa, por lo que la ética tampoco resulta separable de la paideía o educación, que para Aristóteles –como habitualmente para los griegos—es competencia de la poesía y el arte: desde la epopeya homérica o la tragedia ática hasta los diversos lenguajes de la téchne y de las artes retóricas. Así pues el estudio de La Metafísica no puede prescindir de estudiar los pasajes de contenido ontológico que contienen los tratados de Ética, el De Anima, La Retórica yLa Poética.
I.4. Procederemos de acuerdo con los criterios hermenéuticos siguientes:
· Leyendo a Aristóteles desde el Aristóteles griego devuelto a su contexto histórico y problemático.
· Analizando los textos filológica e históricamente desde el resultado conjunto que arroja tanto el criticismo hermenéutico académico, como la hermenéutica filosófica, debida a las investigaciones de los grandes aristotelistas del siglo XX y su revisión de las anteriores lecturas de Aristóteles: las modernas, medievales y helenistas, llegadas hasta nosotros.
I.5. A la vez se trata de ir redescubriendo --a medida que los lógoi de Aristóteles van recuperando su sentido originario— lo que La Filosofía Primera: la ontología y teología-- del Aristóteles griego, tiene que decir a las diversas corrientes de la ontología actual. Y ello no sólo en cuanto a sus propuestas o tesis principales sino en cuanto al modo de racionalidad que compete a su método (crítico-dialogal) y se desenvuelvehermeneuticamente hasta el establecimiento y el alcance vinculante de la “ciencia de la verdad” –epistéme tes aletheías--, con estatuto ontológico de la racionalidad práctica centrada en la acción comunicativa (enérgeia kaí alétheia kaì entelécheia). Es por esto por lo que se ha de calibrar cómo la rehabilitación de la filosofía práctica de Aristóteles, latiendo en el corazón mismo de la esencial proveniencia de la Hermenéutica Filosófica actual –desde Martin Heidegger y Hans—Georg Gadamer hasta nosotros— ha transformado ya radicalmente el pensamiento ontológico contemporáneo.
Tal transformación se debe medir de acuerdo sobre todo con tres parámetros:
A. La ontología del límite, que asume la finitud tanto del hombre como del ser (con las profundas implicaciones que ello conlleva).
B. La ontología del lenguaje-acción con método dialógico- interpretativo: traductor e intérprete de los contextos de interlocución, recepción y transmisión de los actos de habla comunitarios y comunicativos en medio del lógos y la pólis.
C. La consecuente explicación histórica de por qué es hoy la racionalidad hermenéutica nuestra nueva koiné: la nueva lengua común y la plaza pública común donde tiene lugar el debate y discusión de las corrientes actuales del pensamiento. Así lo registra una famosa expresión del filósofo Gianni Vattimo– el más comunicativo de los discípulos de Gadamer--:”Hermenéutica, Nueva Koiné”.
Desde esta triple perspectiva resulta sumamente llamativo advertir cómo sigue poderosamente Aristóteles influyendo en la Hermenéutica filosófica de Heidegger y Gadamer; en la ontología del postestructuralismo francés (Lyotard, Foucault, Deleuze); en la hermenéutica debolista –contra violenta-- de Gianni Vattimo; y en el ámbito anglosajón de la ontología pragmática del lenguaje, que se abre después de Wittgenstein. También resulta impresionante el Renacimiento del Nuevo Aristóteles –para decirlo con Giovanni Reale— no solo en el ámbito filosófico sino en el campo de las ciencias biológicas y cibernéticas atentas a los sistemas de comunicación de los lenguajes de la vida. Pero lo que más asombra quizá en ese pluralismo característico de la ontología de las diferencias enlazadas, que Aristóteles defiende críticamente contra la Academia platónica, son los modos de enlace-límite de las diferencias. Por ello han insistido algunos de los más grandes aristotelistas de nuestros días, tales como Franco Volpi, Lambrós Coloubaritsis o Enrico Berti, en que son las razones de Aristóteles, a través del esencial pluralismo de La Metafísica y del Corpus, las que han ido transformando constantemente el pensamiento del siglo XX, hasta lograr abrir entre nosotros el pensamiento de la diferencia (contra el pensamiento único), rechazando a la vez todo relativismo. Pues tal como Aristóteles enseña en La Metafísica se ha de proceder reenlazando los nexos rotos por el dualismo platónico, a partir de un original e inédito planteamiento de los problemas del ser, del tiempo, lo divino, lo mortal, la acción y el lenguaje, que está lejos aún de haber alcanzado su plena actualidad.
II. Hacia la Diferencia de la Metafísica Hermenéutica. La búsqueda de los criterios racionales de La Metafísica, que afectan también a la discusión sobre la racionalidad ontológica en la actualidad, exige tener en cuenta los siguientes parámetros:
A) Concebir cuáles son las relaciones, los términos y los ámbitos que caracterizan al discurso racional filosófico de la ontología y cuáles son las topologías diferenciales internas al lenguaje mismo y sus acciones.
B) Notar cómo esta misma investigación es ya una resistencia activa a los modos habituales de normalización dogmáticos que pretenden homogeneizar, banalizar y disolver la diferencia del pensar.
C) Advertir cómo puede la tradición oficial de la metafísica dogmática haber censurado, desplazado y transformado el texto de los 14 lógoi de Filosofía Primera (Ontología y Teología) y cómo puede este mismo texto haber resistido sus ocupaciones de tal manera que aún puede ser descubierto, destapado y desvelado en cuanto se lee a Aristóteles desde sus propio contexto histórico y problemático, siguiendo las instrucciones y la enseñanza del propio Aristóteles griego.
D) Encontrar la “diferencia indeseable” para las tradiciones receptoras de esta ontología y trazar desde ella la vía para acceder a la Grecia olvidada que aún sigue constituyendo –quizá—nuestra mejor racionalidad: la que permite adentrarse en el misterio del devenir del ser.
I.2. La profunda conexión y convergencia de los mencionados campos y regímenes racionales –con alcance ontológico-- brinda el sistema diferencial, pluralista y abierto de la racionalidad filosófica aristotélica. Por eso se trata de comprenderlo y retrazarlo buscando la compleja unidad articulada que corresponde –de acuerdo con Aristóteles—a los lenguajes del mundo de la vida. Para hacerlo se ha de comenzar por ir descubriendo cuáles son estos lenguajes racionales y de qué manera es y actúa el lenguaje del “ser que se dice de plurales maneras”, justo a medida que se investiga el problema del ser. Así pues, una perspectiva constante de esta investigación habrá de ser el deseo reflexivo de descubrir qué es la ontología-teología misma (La Filosofía Primera o la Metafísica); cual es su lenguaje; sus condiciones de posibilidad racional; y el modo de acceder a ella por parte de la subjetualidad humana. No otra cosa significa la palabra “ontología”: el lógos (lenguaje, enlace, ley, razón común o pública) del “ón ê ón”: el ser que está siendo en tanto que ser dándose en el lenguaje. Y Aristóteles precisa que “dándose de modo plural” como un pollachós légetai –que se dice de plurales maneras--, que originariamente se da en perspectiva múltiple e irreductible. Por otra parte se comprenderá de inmediato que la ontología no resulte para Aristóteles separable de la ética debido a que la suya es una ontología lingüística de la acción racional-comunicativa que desemboca en la verdad ontológica con estatuto práctico y modalidad excelente: exactamente la misma desembocadura de las virtudes dianoéticas de los tratados éticos, vista ahora no desde el lado de la acción del ser, sino desde el lado de la acción libre, prudente y sabia, del hombre racional. Si se tiene, por último en cuenta, que es el alma (psiché) y el entendimiento o espíritu (nous), quien accede a la comprensión del sentido causal y principial de este darse de las acciones excelentes en el lenguaje, se comprenderá que un estudio cabal de la ontología de Aristóteles no pueda prescindir de abordar los problemas que presenta su teoría del alma y del espíritu racional.
I.3. Cabe añadir, por último, que no cualquier alma puede acceder a la verdad ontológico—práctica de las acciones excelentes causales, sino sólo el alma educada o virtuosa, por lo que la ética tampoco resulta separable de la paideía o educación, que para Aristóteles –como habitualmente para los griegos—es competencia de la poesía y el arte: desde la epopeya homérica o la tragedia ática hasta los diversos lenguajes de la téchne y de las artes retóricas. Así pues el estudio de La Metafísica no puede prescindir de estudiar los pasajes de contenido ontológico que contienen los tratados de Ética, el De Anima, La Retórica yLa Poética.
I.4. Procederemos de acuerdo con los criterios hermenéuticos siguientes:
· Leyendo a Aristóteles desde el Aristóteles griego devuelto a su contexto histórico y problemático.
· Analizando los textos filológica e históricamente desde el resultado conjunto que arroja tanto el criticismo hermenéutico académico, como la hermenéutica filosófica, debida a las investigaciones de los grandes aristotelistas del siglo XX y su revisión de las anteriores lecturas de Aristóteles: las modernas, medievales y helenistas, llegadas hasta nosotros.
I.5. A la vez se trata de ir redescubriendo --a medida que los lógoi de Aristóteles van recuperando su sentido originario— lo que La Filosofía Primera: la ontología y teología-- del Aristóteles griego, tiene que decir a las diversas corrientes de la ontología actual. Y ello no sólo en cuanto a sus propuestas o tesis principales sino en cuanto al modo de racionalidad que compete a su método (crítico-dialogal) y se desenvuelvehermeneuticamente hasta el establecimiento y el alcance vinculante de la “ciencia de la verdad” –epistéme tes aletheías--, con estatuto ontológico de la racionalidad práctica centrada en la acción comunicativa (enérgeia kaí alétheia kaì entelécheia). Es por esto por lo que se ha de calibrar cómo la rehabilitación de la filosofía práctica de Aristóteles, latiendo en el corazón mismo de la esencial proveniencia de la Hermenéutica Filosófica actual –desde Martin Heidegger y Hans—Georg Gadamer hasta nosotros— ha transformado ya radicalmente el pensamiento ontológico contemporáneo.
Tal transformación se debe medir de acuerdo sobre todo con tres parámetros:
A. La ontología del límite, que asume la finitud tanto del hombre como del ser (con las profundas implicaciones que ello conlleva).
B. La ontología del lenguaje-acción con método dialógico- interpretativo: traductor e intérprete de los contextos de interlocución, recepción y transmisión de los actos de habla comunitarios y comunicativos en medio del lógos y la pólis.
C. La consecuente explicación histórica de por qué es hoy la racionalidad hermenéutica nuestra nueva koiné: la nueva lengua común y la plaza pública común donde tiene lugar el debate y discusión de las corrientes actuales del pensamiento. Así lo registra una famosa expresión del filósofo Gianni Vattimo– el más comunicativo de los discípulos de Gadamer--:”Hermenéutica, Nueva Koiné”.
Desde esta triple perspectiva resulta sumamente llamativo advertir cómo sigue poderosamente Aristóteles influyendo en la Hermenéutica filosófica de Heidegger y Gadamer; en la ontología del postestructuralismo francés (Lyotard, Foucault, Deleuze); en la hermenéutica debolista –contra violenta-- de Gianni Vattimo; y en el ámbito anglosajón de la ontología pragmática del lenguaje, que se abre después de Wittgenstein. También resulta impresionante el Renacimiento del Nuevo Aristóteles –para decirlo con Giovanni Reale— no solo en el ámbito filosófico sino en el campo de las ciencias biológicas y cibernéticas atentas a los sistemas de comunicación de los lenguajes de la vida. Pero lo que más asombra quizá en ese pluralismo característico de la ontología de las diferencias enlazadas, que Aristóteles defiende críticamente contra la Academia platónica, son los modos de enlace-límite de las diferencias. Por ello han insistido algunos de los más grandes aristotelistas de nuestros días, tales como Franco Volpi, Lambrós Coloubaritsis o Enrico Berti, en que son las razones de Aristóteles, a través del esencial pluralismo de La Metafísica y del Corpus, las que han ido transformando constantemente el pensamiento del siglo XX, hasta lograr abrir entre nosotros el pensamiento de la diferencia (contra el pensamiento único), rechazando a la vez todo relativismo. Pues tal como Aristóteles enseña en La Metafísica se ha de proceder reenlazando los nexos rotos por el dualismo platónico, a partir de un original e inédito planteamiento de los problemas del ser, del tiempo, lo divino, lo mortal, la acción y el lenguaje, que está lejos aún de haber alcanzado su plena actualidad.
II. Hacia la Diferencia de la Metafísica Hermenéutica. La búsqueda de los criterios racionales de La Metafísica, que afectan también a la discusión sobre la racionalidad ontológica en la actualidad, exige tener en cuenta los siguientes parámetros:
A) Concebir cuáles son las relaciones, los términos y los ámbitos que caracterizan al discurso racional filosófico de la ontología y cuáles son las topologías diferenciales internas al lenguaje mismo y sus acciones.
B) Notar cómo esta misma investigación es ya una resistencia activa a los modos habituales de normalización dogmáticos que pretenden homogeneizar, banalizar y disolver la diferencia del pensar.
C) Advertir cómo puede la tradición oficial de la metafísica dogmática haber censurado, desplazado y transformado el texto de los 14 lógoi de Filosofía Primera (Ontología y Teología) y cómo puede este mismo texto haber resistido sus ocupaciones de tal manera que aún puede ser descubierto, destapado y desvelado en cuanto se lee a Aristóteles desde sus propio contexto histórico y problemático, siguiendo las instrucciones y la enseñanza del propio Aristóteles griego.
D) Encontrar la “diferencia indeseable” para las tradiciones receptoras de esta ontología y trazar desde ella la vía para acceder a la Grecia olvidada que aún sigue constituyendo –quizá—nuestra mejor racionalidad: la que permite adentrarse en el misterio del devenir del ser.
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