El secreto de Cristóbal Colón
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¿Que decir del hombre del los mil secretos? Desde su nacimiento, hoy día consensuado en Venecia, pero no todo el mundo pone la mano en el fuego por ello. Hasta el lugar donde reposan sus restos, que a pesar de que las últimas investigaciones a través del análisis comparativo con su hermano Diego Colón. Dan como resultado que está en Sevilla, pero desde Santo Domingo siguen reclamando que está en tierras caribeñas. Pero desde mi punto de vista el más interesante de sus secretos es si realmente llegó a América por casualidad.
Desde nuestra infancia hemos estudiado que Cristóbal Colón llego a América buscando el continente asiático. Pero esto ha sido continuamente puesto en duda por voces tan autorizadas como el académico de historia americana, Guillermo Céspedes del Castillo. Este último, sin duda, una de las figuras claves en el estudio de la historia de América en el reciente siglo XX. Según él, Cristóbal Colón tenía la certeza de que o bien Asia estaba mucho más cerca de lo que se pensaba, o existía otra tierra por descubrir. Para acercarnos a sus tesis nos guía a través de la historia de la conquista del Atlántico por los Europeos.
En 1453 los musulmanes toman definitivamente Constantinopla, para los europeos y en especial los italianos es la gran estocada a su moribundo comercio con oriente. Las especias, joyas y metales preciosos que adornaban a los familias más pudientes del continente se ponían en peligro. La solución decantarse definitivamente en la ayuda a los portugueses, que en mayor medida que los españoles desde principios del siglo XV habían iniciado la aventura atlántica. Este será el camino que coja Cristóbal Colón, el genovés según Guillermo Céspedes, se pone al servicio de los barcos portugueses en la carrera por llegar a la India bordeando África.
En la década de los años 60 del siglo XV, estos barcos lusos ya comercian en el Golfo de Guinea africano. De esta época queda constancia por los nombres de las costas africanas, que se correspondían con el producto que explotaban. Costa de Marfil, de oro o de la malagueta o la tristemente célebre Costa de los esclavos. El camino hacia el sur de estos barcos se realizaba con las antiguas técnicas de cabotaje, el camino relativamente sencillo, ya que contaban con el favor del viento y las corrientes. El problema era la vuelta a contracorriente y la solución la encontraron alrededor del año 1475: La volta da Mina. Esta consistía en seguir las corrientes marinas que se dirigían al oeste, para en un momento del viaje girar al norte para aprovechar los vientos alisios. Estos últimos llevaban a los barcos de vuelta a Portugal.
Será este el momento en que aparezcan las pistas a Colón. En el verano de 1478 este se encontraba en la isla más septentrional del archipiélago de Madeira, Porto Santo. Uno de esos amaneceres un acontecimiento cambiará la visión de Colón, sobre el Atlántico. Sobre la playa aparecen los restos de un naufragio, varios hombres muertos y restos de un barco. Al acercarse se dan cuanta que uno vive, Colón se encarga de su cuidado en casa de la familia Moniz. El hombre en cuestión paso varios días moribundo, en los cuales contó su secreto a Colón, no paraba de repetir el nombre de “Cibao” y en uno de los momentos de lucidez describió la aventura del Santa Susana (el barco que comandaba). En su deriva al oeste en busca de los alisios, se encontró con tierra firme. Para algunos historiadores se trataba de la figura el marinero Alonso Sánchez de Huelva, y durante el siglo XVI corrió la voz que fue el primero en llegar a América.
El repetido “Cibao” del misterioso personaje, para Cristóbal Colón era “Cipango”, nombre por el cual se conocía la actual isla de Japón en el siglo XV. El resto lo hará la ayuda de su amigo y geógrafo; Paolo dal Pozzo Toscanelli. según este, la distancia entre Canarias y Japón era de 9.600 kilómetros, algo que podía coincidir con el encuentro de tierra firme por parte del barco portugués. Pero realmente la distancia es de más de 20.000 kilómetros.
Parece evidente, que para Cristóbal Colón, la ayuda Alonso Sánchez de Huelva le llevó a persistir en su idea. Pese a las advertencias del resto de geógrafos que le perjuraban que la distancia era mucho mayor y las posibilidades de llegar a Asia eran mínimas “su secreto” le pudo llevar al éxito de “descubrir América en 1492”.
Pero este secreto se irá a la tumba con Colón, hoy día sigue sin estar contrastado ni el supuesto secreto ni incluso la personalidad e de Alonso Sánchez de Huelva, el marinero que pudo ser, con el permiso de los vikingos, el primer europeo en pisar tierra en el continente americano.
En colaboración con QAH| caminandoporlahistoria.com
Bibliografía| Guillermo Céspeces, Colón en el mundo que le tocó vivir, Real Academia de la historia, 2007
Imagen| Wikimedia Commons
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