Ermita de San Baudelio, la capilla Sixtina del arte mozárabe.
Nos trasladamos al sur de la provincia de Soria, en medio del sobrio paisaje castellano, y a escasos dos kilómetros de pequeño municipio de Casillas de Berlanga. En dicho lugar se yergue de forma austera la figura de la pequeña iglesia prerrománica de San Baudelio. En realidad exteriormente puede pasar desapercibida, pero todo cambia cuando el visitante entra en su interior, para descubrir una pequeña maravilla, que algunos expertos han denominado “La Capilla Sixtina del arte Mozárabe”.
Es preciso recordar que el arte mozárabe fue realizado por los cristianos, que vivían dentro de los territorios musulmanes de la Península Ibérica. Esta afirmación está en consonancia con la nomenclatura aplicada a principios del siglo XX por Manuel Gómez Moreno, para diferenciarla de algún modo de los otros estilos prerrománicos, como el Arte asturiano, o el Arte visigodo.
Contexto histórico de su construcción.
Su construcción sigue siendo un misterio, su datación puede ser entre los siglos XI y XII, pero el lugar pudo estar habitado anteriormente. La primera aparición escrita de la misma proviene del año 1136, aunque las dudas residen especialmente en sus primeros habitantes. Ya que se suele asignar al lugar, una construcción previa de un pequeño cenobio. El problema es la falta de registro arqueológico, ya que no ha sido localizado. Pero la necrópolis excavada en piedra de la parte trasera del ábside de la iglesia, nos indica que con gran probabilidad existía algún tipo de población permanente.
Es preciso recordar que dicho periodo se asigna directamente a la denominada reconquista cristiana. Concretamente la fortaleza de Gormaz, a escasos 25 kilómetros al noroeste de la iglesia de San Baudelio fue conquistada por Fernando I en el año 1060. Mientras Medinaceli, una de las capitales musulmanas de la zona a unos 45 kilómetros al sureste de la misma no fue conquistada hasta el año 1129 por Alfonso I. Por lo tanto se hace complicado pensar en la situación real del enclave cristiano en el que se levantó la Iglesia de San Baudelio.
¿Qué podemos ver en la Iglesia de San Baudelio?
Nada más llegar llama la atención la austeridad del lugar y de la iglesia en sí. Dicha iglesia está compuesta por dos cuerpos rectangulares, el más pequeño en el lado oeste, es el ábside de la misma. La puerta principal se sitúa en el centro de la cara norte y solo tiene un arco de herradura doblado. Mientras en la cara este se sitúa otra pequeña entrada bajo un simple arco de medio punto. Destacar que solo dos pequeños vanos iluminan mínimante su interior.
Pero como ya hemos dicho todo cambia al traspasar la puerta principal, tras la cual encontramos un interior fascinante y original. Arquitectónicamente lo primero que llama la atención es la columna central, que se eleva en forma de palmera de ocho arcos que sustentan la bóveda.
En segundo lugar la vista se dirige a la parte trasera de la misma, donde una especie de coro o tribuna se sustenta mediante una serie de columnas con arcos de herradura. Su similitud con los arcos de las mezquitas árabes, no deja lugar a dudas, sobre la influencia de los constructores musulmanes en dicha obra cristiana. Destacar que el acceso a la tribuna se realiza de dos formas, desde la puerta exterior situada al este y en segundo término por la pequeña escalera situada en la pared contraria a la entrada norte. Otro aspecto que llama la atención es la pequeña puerta situada debajo de la tribuna, está da acceso a una gruta excavada en la piedra, la cual debió ser utilizada por los primeros ermitaños que llegaron al lugar.
Por último destacar el sobrio Ábside, prácticamente cuadrado, que da a la parte oeste de la iglesia, su acceso es mediante cinco escalones que salvan el desnivel de la roca. En el centro del mismo uno de los dos únicos vanos que iluminan la estancia.
Las pinturas de San Baudelio.
Sin lugar a dudas el punto más interesante de esta construcción. Sino que se lo digan a los museos estadounidenses que las acogieron en los años 20 del siglo anterior, tras una curiosa historia que dejaremos para el final.
Para la descripción de las pinturas me voy a apoyar en la que hicieron dos privilegiados en el año 1907. Me estoy refiriendo a Manuel Aníbal Álvarez y José Ramón Mélida, autores de la memoria descriptiva que fue enviada a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, para proponer la designación de San Baudelio como Monumento Nacional.
Las pinturas están ejecutadas al temple sobre un enlucido de yeso, y cubren todo el interior de la iglesia. Además salvo a algunos desprendimientos en la cúpula, el resto está en magnifico estado, y generalmente son de vivos colores.
En cuanto a las temáticas son muy diversas, podemos empezar por las dedicadas a la vida del Salvador. En ellas encontramos la adoración de los reyes magos, el nacimiento de Jesús, o escenas de la infancia del mismo. Todas ellas junto a otras escenas bíblicas como las Bodas de Caná, la tentación, la curación del ciego, la entrada en Jerusalén o la clásica Santa Cena. En el ábside encontramos, justo sobre el vano del centro, el cordero de Dios, y ambos lados sendas figuras religiosas, uno de ellos San Baudelio, y el otro un interrogante.
Pero las más curiosas son escenas de cacería, en las que aparecen ciervos, cazadores tanto a pie como a caballo, y perros de caza. Todas ellas junto a otras escenas como la de un oso o un extraño elefante blanco que transporta una torre. Por último destacar los adornos florales de los arcos, en color rojo, y rematados con flores de lys.
Hoy día los expertos siguen dando vueltas a las diferentes hipótesis, en relación a los pintores que hicieron esta magnífica obra. No se ponen de acuerdo, si fueron realizadas por una, dos, o tres cuadrillas, aunque se piensa que una de ellas fueron los mimos que pintaron Santa María de Taüll. Pues bien, la visión descrita en 1907 hubiese sido prácticamente la misma que hubiéramos tenido hoy día si no hubiera sido por la extraña venta de los años 20.
El expolio de San Baudelio.
Para comenzar decir que la principal causa de que estas pinturas fueran a parar a los EE.UU, fueron las deficiencias de las leyes de Patrimonio, de principios del siglo XX.
Aunque el interés por las pinturas era anterior. La historia comienza en 1922, ese año llega a Casillas de Berlanga, León Levi, un oportunista tratadista de arte. El motivo ofrecer 65.000 pesetas a los 12 propietarios particulares, que tenía la iglesia desde las amortizaciones del siglo XIX. Es evidente que estos aceptan la oferta, pocos días después una serie de italianos comienzan las obras de extracción. Pero en primera instancia dicha extracción es detenida por el Gobierno Civil de Soria, el cual ordena parar las obras que se estaban realizando en San Baudelio.
Los primeros veredictos son favorables a los defensores de Patrimonio, a pesar de dar por válida la venta, los italianos son obligados a restituir las pinturas. Por lo tanto por un periodo de dos años 1923-1925, las pinturas vuelven a San Baudelio.
Pero curiosamente el 12 de febrero de 1925, la sentencia es revocada por el Tribunal Supremo. Las pinturas vuelven a pasar a León Levi. Un año después estaban camino de los EE.UU.
A día de hoy se pueden visitar en el Metropolitan Nueva York y el Museum of Fine Arts de Boston. Además algunas pinturas regresaron de vuelta a España en 1957, tras el intercambio de estas por fragmentos de la iglesia románica de San Martín de Fuentidueña en Segovia. Gracias a lo cual podemos observar diferentes pinturas en el Museo del Prado, ente ellas la del oso, la del elefante blanco y dos escenas de cacería.
Pese al expolio relatado la visita a San Baudelio sigue mereciendo la pena, a parte de las figuras que han quedado en el mismo, el interior sigue siendo espectacular. La visita es gratuita y podéis comprobar los horarios en la siguiente página web: sorianitelaimaginas
Tomado de la Fuente; http://caminandoporlahistoria.com/san-baudelio/
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