La terrible enfermedad que acabó con los aztecas y ayudó a los españoles a ganar en la Conquista
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Los antiguos pueblos mesoamericanos nacieron bajo la idea de que la muerte, así como la vida, era un regalo preciado. Sin embargo, morir de esta manera no era la opción más honorable.
Si algo heredamos de las grandes culturas prehispánicas, eso no está en la música, las danzas o la medicina tradicional, sino en el miedo. A bordo de los barcos europeos no sólo navegaba un futuro incierto, sino también una idea de progreso basada en doctrinas aleccionadoras y rígidas que, más que una nación próspera, prometían para los nativos un aparente estado de decadencia y podredumbre que aún en nuestros días es posible percibir en puntos estratégicos de varias ciudades en toda América Latina.
De la mano de todas estas conductas, llegó también un brutal temor hacia la muerte como nunca se había visto en América, sobre todo porque para la mayoría de las civilizaciones indígenas éste era un momento codiciado; incluso era motivo de envidia por aquellos que esperaban con ansías poder cruzar el camino hacia el más allá. Sin embargo, una muerte como la que ofrecían los conquistadores no era precisamente la más esperada: torturas y plagas eran auspiciadas incluso por el mismísimo dios de estos extraños venidos del mar.
La muerte en batalla o en sacrificio hacia los dioses era un privilegio al que muchos aspiraban. No es un secreto que los antiguos pobladores mesoamericanos nacieron para perseguir una muerte gloriosa; por ello, llegar a ese punto sin fuerzas y tendidos en un petate no era ni remotamente una opción digna de morir. Sin embargo, tras la llegada de los españoles, una serie de plagas y enfermedades comenzó a azotar a los pobladores del Valle de México llegando a reducir la población a poco más de la mitad de sus habitantes. Conocida como "cocoliztli", esta enfermedad sin duda ayudó a los españoles a conquistar el territorio correspondiente a Tenochtitlán y el Valle de México, no obstante, eso no significa que ellos hayan traído esa enfermedad con ellos.
Durante más de un siglo se debatió acerca de la verdadera identidad del cocoliztli, algunos aseguraban que se trató de viruela, otros que fue tifus. Sin embargo, estudios recientes realizados en algunos cráneos encontrados en el yacimiento de Yucundaa-Teposcolula, Oaxaca, concluyeron que se trató de una fuerte epidemia de salmonella enterica, estos datos están basados en los restos de esta bacteria encontrados en los dientes de algunos cráneos.
Considerada una de las primeras plagas de la historia, según los textos correspondientes a la época del contagio masivo, los síntomas provocados por esta enfermedad iban desde fiebres altas hasta sangrado acompañado de dolores estomacales, lo cual acabó con más de 15 millones de indígenas.
Existen muchas razones para responsabilizar a los españoles de la llegada del cocoliztli a nuestro país, la primera y más lógica de ellas es debido a la forma de contagio. Al traer animales consigo, se cree que los exploradores pudieron haber trasportado ganado infectado con salmonella y al consumir su carne y a través de sus heces que eran depositadas en los campos y ríos de la región, éstos esparcieron el contagio hasta dimensiones catastróficas. Cualquiera que sea el caso, morir de una forma tan deplorable sigue siendo uno de los grandes miedos en toda Latinoamérica, como si el temor a las grandes epidemias nunca nos hubiera abandonado por completo.
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