sábado, 6 de enero de 2018

Las cenizas de Fray Vicente Rubio reposan desde hoy en el Convento

Enterramiento tendrá lugar a las 5.00 p.m. en la iglesia de los Dominicos

 El padre Vicente Rubio fue el gran investigador de la historia de la colonia en RD.


“Fray Vicente fue un minucioso investigador. Pero siempre recelaba de dar a conocer lo por él hallado”

Fray Juan José de León Lastra




SANTO DOMINGO. El 25 de agosto de 1954 un fray bejarano cruzó el Atlántico para llegar al país a bordo de una aeronave cuatrimotor junto a otras cuatro personas (Peña, 2003). Él y su grupo tenían una encomienda específica: retomar las labores de la Orden de los Dominicos que hace 132 años habían cesado. Hoy, a 12 años del fallecimiento del padre Vicente Rubio sus aportes a la cultura se mantienen impermeables.
Combativo, estudioso, perfeccionista, observador, profundo, incansable, tenaz, riguroso, pragmático, son algunos de los adjetivos que encajan en la personalidad del fray Rubio, nacido en 1923 el municipio de Béjar, Salamanca, una comunidad dedicada a la textilería. Este religioso se mantuvo en República Dominicana por más de 50 años y desde su llegada no dudó en enfrentar la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo a través de la teología (Peña, 2004).
Como parte de estas críticas puso un tinte social a los sermones de las Siete Palabras de los Viernes Santos, ocasiones que aprovechaba en aquellos oprobiosos años para lanzar dardos cargados de críticas a la dictadura, lo cual en varias ocasiones le puso en riesgo de muerte aunque no le hicieron desmayar en poner en evidencia las violaciones a los derechos humanos que en aquella época se cometían.
“Trujillo me llamó, yo creí en él, y fue verdad que él hizo todo, después vino a comprenderse algo, pero ya había un plan tremendo contra el pueblo, un sufrir, un desaparecer. Este último año fue terrible, vi a Johnny Abbes en la Catedral el mismo día que mataron allí a un señor, estaba sentado mirando a todos y yo aconsejé a todos que lo miraran a él (Peña, 2003)”, contó el fray a la periodista Ángela Peña durante una entrevista para el periódico Hoy.
Hijo del curtidor de pieles Constantito Rubio y Baltazara Sánchez, el joven Vicente ingresó a los 18 años al Monasterio de San Esteban y luego fue auxiliar del padre Alberto Colunga en la traducción de los textos originales de varios libros del Antiguo Testamento para la versión de la biblia Nácar-Colunga que entonces trabajaba el sacerdote dominico (González de Peña, 2003).
De hecho, fue el padre Colunga quien despertó en el fray Vicente la intención de aprender la lengua aramea y hebrea y la admiración por la historia bíblica, según explica en un escrito el historiador y catedrático Raymundo Manuel González de Peña, quien trabajó de cerca con el religioso en varias de sus investigaciones (González de Peña, 2003).
“Desde temprano se adentró en el estudio y la reflexión de problemas de gran envergadura que él mismo perfiló”, resalta González de Peña, en su artículo publicado en la revista Clío en ocasión del reconocimiento a la trayectoria del fray dominico que hiciera la Academia Dominicana de la Historia por su labor de más de medio siglo en el país.
Al embarcarse hacia Santo Domingo, fray Vicente Rubio vino acompañado por los también frailes dominicos Armando Tamargo, Acacio Fernández, el padre Vicente Beltrán de Heredia y el niño José Luis Sáez, que entonces tenía 10 años y luego ha destacado como padre jesuita e historiador (Peña, 2004).
Los frailes aterrizaron en un avión cuatrimotor de la aerolínea Iberia en el aeropuerto General Andrews de Ciudad Trujillo, como entonces se conocía la ciudad de Santo Domingo, con la misión de retomar la labor de la Orden de los Dominicos que se marchó del país tras la Ocupación Haitiana de 1822, conforme explica un documento de prensa facilitado por la Orden de los Dominicos.
A su llegada les recibieron los padres dominicanos Remberto Cruz y Zenón Castillo de Aza (Peña, 2004).
Ya en el país, fray Vicente Rubio realizó un doctorado en Filosofía en la Universidad de Santo Domingo, graduándose con honores en 1956 (González de Peña, 2003).
Para esta época escribe por primera vez en El Caribe y luego en 1960 sale hacia España antes de la caída del régimen trujillista (González de Peña, 2003).
Destacó en su labor religiosa como párroco de la Iglesia Santo Tomás de Aquino y su trabajo como catedrático en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la fundación de la Universidad Católica Madre y Maestra, el Colegio Calasanz, la Escuela Normal de Varones y el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino.
Sus investigaciones acerca de la historia colonial de la Isla Hispaniola le condujeron hasta el Archivo General de Indias de Sevilla, la Biblioteca Nacional de París o el Archivo Secreto del Vaticano desde donde pudo desentrañar documentos fidedignos que le permitieron reconstruir parte de la vida durante los primeros años de la ocupación europea de los territorios de América y en especial de los que vinieron a residir a Santo Domingo (De León Lastra, 2013).
Asimismo dedicó intensas horas de trabajo a la investigación sobre la defensa de los derechos de los habitantes originarios de la isla que realizaron los dominicos fray Antón de Montesinos y fray Bartolomé de las Casas (González de Peña, 2003).
Dichos estudios le condujeron a escribir artículos a través de un suplemento sabatino en El Caribe, que luego fueron recopilados por la Fundación García Arévalo en un libro titulado “Indigenismo de ayer y de hoy” (González de Peña, 2003).
“Fray Vicente fue un minucioso investigador. Pero siempre recelaba de dar a conocer lo por él hallado. Temía que aparecieran nuevos documentos, nuevas fuentes informativas que no apoyaran las conclusiones a las que había llegado (De León Lastra, 2013)”, describe en un escrito fray Juan José de León Lastra, acerca de la rigurosidad del padre dominico.
A lo largo de su trayectoria en el país, Fray Vicente Rubio recibió notables distinciones tanto por la Academia Dominicana de la Historia, como el título de Patrimonio Cultural Vigente por la Secretaría de Cultura y la orden al Mérito Duarte, Sánchez y Mella (Cruz, 2005).
Pese a las dificultades de salud que le aquejaron siendo un octogenario, como la pérdida de la audición y el Alzheimer, fray Vicente no dejó de oficiar misas en el Convento de los Dominicos y fue un año antes de su fallecimiento el 6 de enero de 2006 cuando se retiró a su natal España donde murió en Villava a la edad de 83 años (Sepúlveda, 2008).
Este sábado, las cenizas de fray Vicente serán traídas al país y enterradas en la Iglesia del Convento Dominico ubicada en la calle padre Billini de la Zona Colonial a las 5:00 de la tarde.
Fuentes bibliográficas:
De León Lastra, JJ. (31 de enero del 2013). Vicente Rubio y su amor por RD. Listín Diario, p. 10A
Sepúlveda, M. (8 de enero del 2006). Murió ayer en España fray Vicente Rubio. Hoy, p.9
Azcona, M. (8 de enero del 2006). Serán sepultados hoy en España los restos de Fray Vicente Rubio. Listín Diario, p.7.
La Sociedad de luto con muerte Vicente Rubio. (10 enero 2006). Diario Libre, p.18
Cruz, Y. (14 de diciembre 2005). María Ugarte y Fray Vicente Rubio son declarados patrimonios culturales. Hoy, p.5D
Peña, A. (4 de diciembre del 2004). Homenaje a Fray Vicente Rubio. Hoy,p.7
Peña, A. (31 de julio del 2004). El padre Vicente Rubio en el cincuenta aniversario del regreso de los dominicos. Hoy, p.7
Peña, Á. (22 de noviembre del 2003). El Padre Vicente Rubio una voz cristiana que denunciaba las arbitrariedades del sistema. Hoy, p.7
González de Peña, R.M. (Año 2003). Fray Vicente Rubio Sánchez, O.P., historiador y maestro. Clío, (166). http://www.academiadominicanahistoria.org.do/index.php/revista-clio/

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