Posted: 28 Jan 2018 03:41 PM PST
“Rompe las columnas para que se hunda el techo y les parta a todos la cabeza; y si alguno llega a salvarse, lo mataré a espada; pues ninguno de ellos podrá huir, no escapará nadie con vida. Aunque bajen hasta el infierno, de allí los sacará mi mano; si suben a los cielos, de allí los haré bajar. Si se esconden en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los agarraré”, bramaba contra los pecadores el Dios del Antiguo Testamento en el Libro de Amós.
Allí, en ese bíblico Monte Carmelo, escondidos en la cueva de Misliya, a unos 12 kilómetros de la ciudad de Haifa (Israel), han aparecido ahora los restos fósiles de humanos modernos más antiguos hallados fuera de África: un fragmento de maxilar izquierdo —con sus dientes— de alguien que vivió hace unos 180.000 años. “Seguramente también se podría decir que es el Homo sapiens más antiguo del registro fósil. Y se ha encontrado en Israel, en Palestina, en ese lugar bíblico por excelencia. Eso le da un poco de morbo al descubrimiento. El primer Homo sapiens se encuentra en Tierra Santa”, afirma el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, coautor del hallazgo. La persona de Misliya da el enésimo vuelco a la evolución humana. Hasta la fecha, los primeros restos de Homo sapiens fuera de África habían aparecido en los yacimientos israelíes de Skhul y Qafzeh, con una antigüedad de entre 90.000 y 120.000 años. Misliya pulveriza ese récord al menos por 60.000 años y confirma lo que ya sugerían los estudios genéticos: que los primeros humanos modernos ya estaban fuera de África hace más de 200.000 años. Hoy es muy fácil sentirse especiales, como miembros de una especie elegida por algún dios, pero esta ensoñación era más complicada hace 100.000 años. En aquella época, coexistían en el planeta Tierra al menos cinco especies humanas diferentes: Homo sapiens, Homo erectus, neandertales, Homo floresiensis y denisovanos. Todos los estudios científicos sugieren que practicaban sexo entre ellas cuando coincidían en un mismo territorio, dando lugar a hijos mestizos cuyo ADN sigue en mayor o menor medida en nuestra sangre. La promiscua verdad científica es difícil de encajar con el Génesis bíblico. De izquierda a derecha: Bermúdez de Castro, Carretero, Martinón-Torres y Arsuaga presentaron el estudio del maxilar hallado en Israel. - Foto: Patricia El nuevo hallazgo de Misliya, publicado hoy en la revista Science, implica que los humanos modernos salieron antes de África y tuvieron unos 60.000 años más para compartir genes —tener sexo— con los neandertales, más propios de climas fríos, que iban y venían entonces por el actual Israel. El fósil de Misliya, según Arsuaga, compite por el título de Homo sapiens más antiguo conocido. Hace unos meses, un equipo de científicos desveló el hallazgo de restos humanos modernos de 300.000 años en el yacimiento marroquí de Jebel Irhoud. El descubrimiento desplazó la cuna de la humanidad a Marruecos. Antes, los restos más antiguos de Homo sapiens, de 195.000 años, habían aparecido en el yacimiento de Kibish, en Etiopía. Para Arsuaga, investigador de la Universidad Complutense de Madrid, estos fósiles son presapiens. “Están en la línea 'sapiens', pero no son todavía completamente 'sapiens'. Yo iría todavía más allá de lo que se dice en nuestro artículo publicado en Science y me atrevería a decir que es el primer fósil de 'Homo sapiens', completo, con anatomía actual”, sostiene. “Estoy totalmente de acuerdo con Arsuaga”, coincide Israel Hershkovitz, paleoantropólogo de la Universidad de Tel Aviv y líder de la investigación. Su estudio científico publicado en Science se limita a afirmar que los restos de Misliya “son los humanos modernos más antiguos fuera de África”.
“La historia del origen de Homo sapiens ha sido africana. Con este estudio ampliamos el marco geográfico en el que debemos buscar el origen de nuestra especie”, explica con más cautela María Martinón Torres, coautora del trabajo y directora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, en Burgos. “Yo creo que hay que considerar al Oriente Próximo dentro de los límites geográficos de lo que hasta ahora hemos llamado la cuna de la humanidad”.
Curiosamente, como en el relato bíblico (“Rompe las columnas para que se hunda el techo y les parta a todos la cabeza”), el techo de la cueva de Misliya colapsó hace unos 160.000 años y sirvió de protección para el fósil humano y las herramientas enterradas en el sedimento. Los restos hallados muestran que los humanos de Misliya ya controlaban el fuego y cazaban grandes animales, como vacas prehistóricas, gamos persas y gacelas. Sus herramientas de piedra, elaboradas con el método Levallois y sofisticadas para la época, son similares a las encontradas con los primeros humanos modernos en África. “Hay otro yacimiento, en el mismo conjunto de Monte Carmelo, en el que han aparecido conchas perforadas para hacer collares, de hace 100.000 años. Eso ya indica que hay una mente como la nuestra, lingüística y simbólica”, detalla Arsuaga. En Misliya, en cambio, no ha aparecido nada similar hasta ahora. “Misliya es de hace 200.000 años. Estamos en unas fechas en las que no hay objetos simbólicos, de adorno o artísticos, que nos hagan pensar en una mente como la nuestra”, añade Arsuaga. “Es un Homo sapiens sin objetos simbólicos”. Fuente: elpais.com | 26 de enero de 2018 Radiografía de los primeros 'sapiens' que salieron de África Hace seis años, cuando estaba embarazada de su segundo hijo, la paleontóloga española María Martinón Torres fue a Israel. Viajó con José María Bermúdez de Castro, uno de los tres directores de Atapuerca, para estudiar unos dientes hallados en la cueva de Qesem, un yacimiento donde se especulaba que habían encontrado fósiles de Homo sapiens. Allí conocieron en persona a Israel Hershkovitz, que en un momento de su viaje, les enseñó el fragmento de una mandíbula que había encontrado en la cueva Misliya para pedirles su opinión. Martinón no tuvo dudas de que aquel maxilar pertenecía a un individuo de nuestra especie: "Era un sapiens de libro", recuerda por teléfono la científica, actual directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). "Nunca tuvimos dudas", corrobora Bermúdez de Castro. La mandíbula en cuestión ha resultado ser una pieza clave de nuestro puzle evolutivo. Y es que, tras un largo y minucioso análisis y tres dataciones distintas -una de ellas realizada en Burgos por Mathieu Duval-, el equipo liderado por Hershkovitz, en el que hay una importante presencia española, ha anunciado esta semana que no sólo pertenece, efectivamente, a un Homo sapiens, sino que éste vivió hace entre 177.000 y 194.000 años, lo que significa que nuestra especie salió de África mucho antes de lo que se pensaba: al menos 50.000 años antes de lo que indicaban los huesos hallados hasta ahora. Pero llegar a esta conclusión no ha sido un proceso rápido ni fácil, pues el fósil descrito en la revista Science fue descubierto en 2002. Según explica a EL MUNDO Israel Hershkovitz, cuando lo encontraron no sospecharon la relevancia que tendría: "Estuve allí en el momento del descubrimiento. Tardamos un año en limpiarlo y otros 10 en hacer las dataciones y terminar el análisis de la mandíbula y los dientes", detalla a través de un correo electrónico. Tenía entre 20 y 30 años¿Cómo era su propietario? "Sabemos que era un individuo adulto porque están presentes todos los dientes. No estaban muy desgastados así que pensamos que tenía entre 20 y 30 años", explica en conversación telefónica el también coautor Carlos Lorenzo, investigador del Instituto Catalán de Paleoecología (IPHES) y profesor de la Universidad Rovira i Virgili (URV).La mandíbula, añade, no es suficiente para determinar si era una mujer o un hombre aunque sí saben que era cazador y consumía especies como la gacela, el ciervo y el uro. La cueva no era muy profunda y vivían a la entrada, en una zona que gozaba de clima mediterráneo, pero menos árido que el que hay en Israel en la actualidad. "Desarrollaba herramientas, pero no era una tecnología compleja en comparación con sapiens posteriores", señala el investigador, que también examinó la mandíbula cuando fue trasladada a España. "En la actualidad la cueva es casi un refugio de piedra, pero hace 200.000 años era una cueva enorme que estuvo habitada durante miles de años. El techo se derrumbó en época prehistórica. Es un yacimiento rico en herramientas líticas y en huesos de animales", apunta Hershkovitz. Según recuerda Bermúdez de Castro, otro de los coautores del estudio, "el origen de H. sapiens en África se ha estimado, primero con los fósiles y luego con la genética entre unos 200.000 y unos 250.000 años. Los fósiles de Jeber Irhoud (de hace 315.000 años), hallados en Marruecos, se han propuesto como los primeros Homo sapiens, pero en mi opinión les faltaba todavía evolucionar algunos aspectos tan importantes como la forma del cráneo para ser considerados plenamente Homo sapiens", señala. La migraciónPero en su opinión, más importante que el fósil en sí mismo es lo que implica su salida de África. ¿Cómo fue aquella migración? "Los miembros de nuestra especie se encontraron con dos barreras en ese supuesto primero intento: la barrera demográfica de los neandertales, una especie bien consolidada en la mayor parte de Eurasia, bien adaptada a latitudes elevadas, con cotas culturales sobresalientes e, incluso, con la posibilidad de tener una mente simbólica. Enterraban a sus muertos, se adornaban, mantenían hogueras encendidas durante años, se vestían con pieles de animales, etc. Pienso que esa barrera no se pudo pasar hace 170.000 años. Como mucho, pudimos hibridar con los neandertales, según demuestran los análisis genéticos", señala.También tuvo que hacer frente a una barrera climática insalvable: "Veníamos de África, donde las estaciones apenas se notan y donde la temperatura es elevada. Pasar a latitudes más altas no es sencillo. Por ese motivo, los humanos actuales no hemos llegado hasta latitudes superiores a los 40º de latitud norte hasta bien entrado el Pleistoceno Tardío, hace unos 40.000 años y aún mucho más tarde (unos 30.000 años) a latitudes siberianas, para pasar por Bhering hasta las Américas. Para eso, hemos tenido que evolucionar nuestra cultura, para protegernos de los rigores climáticos: fuego, ropa de abrigo, adaptación a nuevas dietas, etc.", relata. ¿Hay alguna diferencia entre el sapiens hallado en Israel y nosotros? "Básicamente somos iguales, no les falta ningún rasgo que tengamos nosotros. Quizás la única diferencia es que eran mas robustos y menos gráciles", resume Martinón. Aunque el estudio dice que se trata del sapiens más antiguo hallado fuera de África, Martinón añade que, en realidad, es uno de los humanos modernos de mayor antigüedad encontrados tanto fuera como dentro de África. "El origen de Homo sapiens es un proceso más complejo de lo que pensábamos. Ya no es la historia clásica de que se originó en África y hace sólo 50.000 años se expandió por el planeta. Ocurrió mucho antes", asegura Martinón, que propone que "dejemos de mirar los mapas con la visión política actual". En su opinión, "Oriente Próximo debería considerarse dentro de los limites geográficos que siempre hemos llamado la cuna de la humanidad". "La zona de Oriente Próximo es muy interesante y también muy problemática porque hubo una presencia muy intensa de sapiens y neandertales, así que cuando te encuentras un fósil como éste hay que descartar que perteneció a un neandertal. Es un escenario complicado porque ha sido habitado por ambos y es posible que se hayan mezclado", explica. Por su parte, Bermúdez de Castro opina que "todos los fósiles son importantes", porque van completando el puzle de la evolución humana. "Hoy, el resto de Misliya es el centro de atención. Los titulares tienden a magnificar en exceso un hallazgo, y es lógico porque tenemos que atraer la atención de los lectores. Esto no quiere decir que sea un fósil más, ni mucho menos, porque nos muestra una historia muy particular, pero dentro de unos meses quizá sepamos de algún otro hallazgo importante". TRES RASGOS INDUDABLEMENTE 'SAPIENS'-El hueso cigomático indica que su cara era plana (ortognato), como la nuestra, y no proyectada hacia delante (prognato), como la del neandertal.-La morfología de los dientes revela que es un Homo sapiens: la forma, el contorno y las cúspides (puntas de los dientes) son como las nuestras. -La proporción entre los dientes anteriores (incisivos y caninos) y posteriores (premolares y molares) es la misma que en nuestra especie. Fuente: elmundo.es | 27 de enero de 2018 |
Posted: 28 Jan 2018 03:36 PM PST
Hasta muy recientemente apenas se sabía algo sobre la relación genética entre los humanos modernos del Paleolítico Superior (el período de tiempo entre 50.000 y 10.000 años atrás, también llamado Edad de Piedra Tardía) y las poblaciones actuales. Pero con la secuenciación directa del ADN, los investigadores están descubriendo conexiones genéticas inesperadas entre los individuos de los lados opuestos de Eurasia. Tales conexiones sugieren una historia compleja que puede representar un temprano flujo de genes a través de Eurasia o una temprana estructura poblacional que eventualmente dio lugar a europeos y asiáticos.
En una revisión de este panorama, publicada en la revista Trends in Genetics el pasado 25 de enero, científicos de la Academia de Ciencias de China discutieron sobre lo que sabemos acerca de la genética de individuos antiguos de Eurasia (Europa y Asia Occidental) entre 45.000 y 7.500 años atrás. Los autores resumieron el trabajo que investigó los genomas de más de 20 ancestros del árbol genealógico de Eurasia, incluido el llamado Hombre Ust'-Ishim, de hace 45.000 años y hallado en Siberia Central. "Aparte de estos individuos, es un hecho que el muestreo para la región de Eurasia es escaso para todos los períodos excepto el actual", dice la coautora Qiaomei Fu (izquierda), una paleogenetista de la Academia de Ciencias de China. "Pero con la información de varios individuos disponibles para secuenciar ADN antiguo, tenemos indicios de una interesante estructura poblacional, además de información sobre la migración e interacción en el este de Asia". Los investigadores descubrieron que en Eurasia, hace entre 45.000 y 35.000 años, estaban presentes al menos cuatro poblaciones distintas. Éstas las constituían los primeros asiáticos y europeos, así como poblaciones con ascendencia apenas hallada -o nada en absoluto- en las poblaciones modernas. Sin embargo, hace entre 34.000-15.000 años, la secuenciación del ADN muestra que los humanos modernos de Eurasia son similares o bien a los europeos o bien a los asiáticos, lo que sugiere que la separación genética entre asiáticos y europeos probablemente ocurrió antes de hace 40.000 años. Entre 14.000 y 7.500 años atrás, las poblaciones de Eurasia compartían similitudes genéticas, lo que sugiere una mayor interacción entre poblaciones geográficamente distantes. Esquema de poblaciones en Eurasia y las Américas de hace 45.000 a 7.500 años. Un resumen de los principales eventos en cada uno de los períodos de tiempo se describe a la izquierda. Crédito: Melinda A.Yang y Qiaomei Fu. Abreviaturas: AMER, ascendencia relacionada con los nativos americanos actuales y Anzick 1; ANE, ascendencia relacionada con los antiguos eurasiáticos del Norte representados por Mal'ta 1; EAS, ancestros relacionados con los asiáticos orientales actuales y los individuos de Tianyuan y Devil's Gate; EUR, ascendencia relacionada con los antiguos europeos y encontrada parcialmente en los europeos actuales; NE, ascendencia relacionada con una población no muestreada conocida como Eurasia Basal y encontrada en cantidades parciales en poblaciones antiguas y actuales del Cercano Oriente y en los europeos actuales. Las líneas discontinuas indican que no se han encontrado muestras genéticas antiguas para una población con ascendencia inferida. Los colores indican de manera vaga grupos genéticos entre o dentro de una región, con gradientes de color que muestran las conexiones (es decir, el flujo de genes) que pueden existir entre diferentes poblaciones antiguas. Estos análisis también revelaron al menos dos eventos de hibridación con poblaciones de neandertales, uno aproximadamente 60.000-50.000 años atrás y otro hace más de 37.000 años. Sin embargo, esta influencia genética neandertal fue disminuyendo gradualmente entre los ancestros arcaicos de los europeos que datan de ~ 37.000-14.000 años atrás. "Los estudios genéticos de individuos antiguos se han vuelto más frecuentes en los últimos años debido a la tecnología", dice Fu. "Como resultado, ahora podemos ver la presencia de múltiples subpoblaciones distintas en Europa y en Asia, y éstas a su vez contribuyen con diferentes cantidades de ascendencia en subpoblaciones más recientes". "Ahora mismo es un gran momento para estudiar la genética evolutiva humana, puesto que el desarrollo de la tecnología de secuenciación y de los recursos informáticos minimiza la destrucción de muestras y maximiza la generación y el almacenamiento de datos", dice Fu. "Con grandes conjuntos de datos genómicos actuales y una mayor colaboración internacional para manejar los muchos datos antiguos recientemente secuenciados, existe un gran potencial para comprender la biología de la prehistoria humana de una manera que nunca antes había sido accesible". De cara al futuro, Fu y sus colegas esperan extender este tipo de secuenciación y análisis para aprender más sobre la prehistoria genética de Asia Oriental y otras regiones, incluyendo Oceanía, África y las Américas. "Todas esas áreas tienen una rica prehistoria humana, particularmente en África, por lo que cualquier ADN antiguo de esos continentes probablemente resolverá algunas preguntas importantes sobre la migración humana", dice ella. Fuente: phys.org | 25 de enero de 2018
http://www.historiayarqueologia.com/2018/01/un-candidato-ser-el-homo-sapiens-mas.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+historiayarqueologia%2FhTJR+%28Historia+y+Arqueolog%C3%ADa%29
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