De toponimia criolla: Antoncí
Publicado el: 10 marzo, 2018
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El sitio de Antoncí, sección del municipio de Yamasá, provincia de Monte Plata, toma su nombre actual del hato ganadero que poseyó en aquel lugar, a “doce leguas desta ciud de Santo Domingo” el clérigo y capitular de la catedral dominicopolitana Antonio Cid.
Ubicado a escasa distancia del camino real que conectaba la ciudad de Santo Domingo con buena parte de los lugares de la tierra adentro y con la ciudad de Santiago de los Caballeros, el predio adquirió cierta relevancia hacia la primera mitad de la decimoséptima centuria, a raíz de unas prospecciones realizadas por el mercader y procurador de la audiencia Pedro Gómez de Velasco, vecino de Santo Domingo, “ymbentor y descubridor” de una mina de azogue (mercurio) en la ribera del río Antón Cid (GIL-BERMEJO GARCÍA, Juana. “La Española. Anotaciones históricas 1600-1650” CSIC. Sevilla, 1983, pág. 51) “que asta ahora no se labra” y que resultó en la solicitud de una merced para su aprovechamiento.
Desafortunadamente, las muestras extraídas y enviadas a España para fines de análisis, fueron descartadas por don Fernando Díaz de Villalba (quien había sido tesorero y factor de Huamanga, así como veedor de la mina de Huancavelica, en Perú, a lo que habría además que agregar la vasta experiencia previa que había adquirido en las minas de Almadén, Ciudad Real), aduciendo que el material “no hacia ceja ni limpe en la puruña”, con lo cual el “yacimiento” simplemente quedó sin explotar.
En otro orden de ideas, las interrogantes que planeaban sobre la identidad de este Antón Cid han quedado despejadas tras detectar en los fondos del Archivo General de Indias una información ad perpetuam rei memoriam hecha en Santo Domingo en 1610, ante el escribano Francisco Disla y Contreras, bastante prolija en detalles sobre su persona. De la lectura del documento de marras se desprende que el nombrado Antonio Cid nació alrededor del año de 1586 y que fue natural de la capital de la isla, teniendo por padres al alférez real, alcalde ordinario, alguacil mayor y factor de la Real Hacienda en Bayajá Juan Cid y a su esposa Isabel Jiménez, de la misma vecindad (AGI. Informaciones: Antonio Cid. SANTO DOMINGO 18, N. 27.)
Siguiendo el itinerario histórico-geográfico de los de este apellido, su abuelo paterno había sido Rodrigo Cid, natural de Bodonal de la Sierra, Badajoz, familiar del tribunal del Santo Oficio de la Inquisición con asiento en Llerena, Extremadura. El catálogo de Pasajeros Indias, entretanto, nos indica que este Rodrigo Cid era hijo de otro Rodrigo Cid y de su mujer Catalina Vásquez y que pasó a América en 1563, como miembro de la expedición del toledano Lucas Vásquez de Ayllón, misma que tenía por objeto la conquista y poblamiento de la Florida. Junto a él pasaron su esposa Isabel Sánchez, hija de Alvar Sánchez y Gracia Hernández y sus hijos Juan, Ana, Rodrigo, Gracia y Catalina Cid Sánchez (ROMERA IRUELA, Luis y GALBIS DIEZ, María del Carmen. Catálogo de Pasajeros a Indias Vol. IV 1560-1566. Sevilla, 1980, pág. 351) Del abuelo materno, solo se sabe que fue Pedro Ximénes “cristiano viejo, sin raza de moros ni judíos”.
Instituto Dominicano de Genealogía
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