miércoles, 7 de marzo de 2018

La Casa de los Templarios, el Banco Central de la Edad Media.
El 16 de julio de 1099 los cruzados cristianos toman Jerusalén,  la ciudad donde Jesús vivió, murió y resucitó. Ese día entre otros muchos, llegan a la ciudad Hugo de Payens y Godofredo Saint-Omer para arrebatarles el control de la ciudad santa a los musulmanes. Pocos meses después Balduino I es coronado como primer rey cristiano de Jerusalén. A los caballeros cruzados se les encomendada la tarea de proteger a los peregrinos que se dirigen a la ciudad y por ende al nuevo rey,  que se alojará en la mezquita musulmana erigida sobre el antiguo Templo de Salomón. En 1119 el rey se retirará a su nueva residencia en la Torre de David, con lo que acababa de nacer la Orden Militar del Temple, entre sus fundadores los dos referidos anteriormente y siete compañeros más.
Balduino II junto a Hugo de Payens y Godofredo.
A partir de ese momento, los conocidos como Templarios se extenderán por toda Europa, para convertirse en uno de los poderes más fuertes de la Edad Media. Ríos de tinta se han escrito sobre sus historias, pero para la que nos atañe hoy la mejor descripción viene de un autor del siglo XIII. Este en su obra “sobre los estados del mundo”, hace una somera descripción de todos los estamentos medievales, al llegar a los templarios los define así:
Son hombres muy valientes y es evidente que saben velar por sus intereses; pero les encanta el dinero. Cuando suben los precios prefieren vender su trigo antes que ofrecérselo a sus dependientes”
No sabemos a ciencia cierta cómo su pasión por el dinero, como mínimo al principio, pudo influir en la forma en que la sociedad medieval veía a esta orden militar y religiosa. En definitiva, dicha pasión, llevó a los Templarios a convertirse muy  pronto en los grandes banqueros de la Edad Media. Aunque más bien pudieron ser las “cajas de ahorro medievales”, ya que como las del siglo XX, dedicaron sus ganancias a las “labores benéficas” en este caso la protección de Jerusalén y de los peregrinos que acudían  a ella.

La financiación de los Templarios.

Es evidente que para negociar con el dinero, lo primero que había que hacer era  ganarlo. Los templarios diversificaron sus diversas fuentes de ingresos a conveniencia propia. Las primeras rentas le llegaron via donaciones de los reyes de Jerusalén, en particular a partir de Balduino II, especialmente en forma de tierras y diezmos. Pero también mediante el ingreso en la orden de un sector más pudiente  de la aristocracia, que ponía al servicio del Temple sus fortunas. El resto los consabidos testamentos de incluso reyes, como el rey aragonés Alfonso I el Batallador, que acabaron de llenar las cada vez más amplias arcas de los templarios.
Tras los primeros ingresos debieron poner en marcha sus propios negocios.Sin duda la mayor actividad económica del siglo XII era la agricultura y en ella pusieron sus ojos. Fueron unos de los pioneros en la roturación de nuevas tierras que se extendieron por toda Europa a partir del siglo XIII, las cuales cultivaban, bien directamente o en régimen de “diezmo”. Pero también a la agricultura supieron buscarle otras formas de negocio.
 Por ejemplo, en la Baja Edad Media tener un molino de viento para moler el grano era fuente de ingresos importante. Los Templarios se hicieron con varios de ellos, por aquel entonces eran de los mejores posicionados para efectuar su costosa construcción y mantenimiento. Así mismo construyeron amplios graneros, que si por una parte nos muestran su alto nivel productor, por otro debieron servir como almacén distribuidor, menester por el cual también debieron incrementar las ganancias.
Graneros en la comarca de Essex, hoy convertidos en museo.
Pero no solo de la agricultura obtuvieron ingresos, como hemos dicho diversificaron su negocio. Sin ir más lejos en las costas de Palestina se han localizado restos de salinas, usadas por los Templarios para la fabricación de sal, otro de los grandes negocios, en este caso a través de los tiempos. En el caso de la industria textil, fueron de los primeros en usar una nueva técnica para la obtención de tejidos más resistentes. Se trataba de un molino de abatanado, que mediante la corriente de agua movía unas amplias mazas que compactaban dichos tejidos.
 No podemos terminar esta sección de negocios templarios, sin hablar del comercio con oriente, por un lado su posición geográfica, y por el otro su flota, estuvieron al servicio de este lucrativo comercio.
Recreación de un navío templario.

El negocio bancario.

Es importante tener en cuenta que el negocio bancario en la Edad Media, no fue exclusivo de la Orden Templaria, pero si uno de sus principales impulsores. En primer lugar podíamos hablar de un producto financiero, que la historiografía ha asignado a los Templarios como sus inventores. Me refiero a las letras de cambio, cuando un peregrino decidía  por ejemplo viajar a Santiago de Compostela o bien a Jerusalén, depositaba su dinero en la oficina más próxima. En dicha oficina le entregaban una letra de cambio, con ella, podía efectuar el peligroso camino sin riegos a perder el dinero. Asimismo una vez llegado a destino podía retirar este, en la oficina correspondiente. Aquel fue fue el principio de las letras de cambio, aunque posteriormente debieron esperar un tiempo hasta que se regularizaran, se convirtieron en un producto financiero clave en el resurgimiento del comercio del siglo XIV.
Sin duda la imagen del Caballero templario es de las más icónicas de la Edad Media.
Tras las letras de cambio pusieron en marcha las cuentas corrientes, estas eran usadas principalmente por los nobles más pudientes, e incluso por los reyes. Su funcionamiento debió ser muy similar a las anteriores, se depositaba el dinero o los bienes en la oficina próxima, para poder ser utilizados en otras más lejanas. Hay diversos ejemplos, como el del monarca ingles Enrique III, que debía hacer frente a pagos al otro lado del Canal de la Mancha, es preciso recordar que los territorios de Aquitania pertenecían a su corona. Por otro lado este servicio financiero de los templarios fue utilizado por Papas, como Inocencio III, para la manutención de las diversas cruzadas que decidió poner en marcha.
Los préstamos personales debieron ser uno de los más lucrativos servicios financieros. A este servicio, una vez más, acudían los reyes de las monarquías de Europa Occidental, sin ir más lejos para el financiamiento de sus guerras. Pero también para otros menesteres, por ejemplo ha quedado constancia del préstamo al que tuvo que acudir Alfonso X el Sabio para pagar la dote de su hija, y de esta manera casarla con el heredero de Francia.
Estos préstamos acarreaban otros tipos de negocios bancarios a los Templarios. Para el pago de los mismos era menester el depósito de algún tipo de garantía, con o que nació unas especie de casa de Empeños, de la cual también debieron hacer negocio. Las oficinas bancarias de los Templarios sirvieron también como depositarias de todo tipo de objetos de valor, por ejemplo en Londres acogieron las joyas de las Corona Inglesa a principios del siglo XIII, con el rey Juan Sin Tierra.
El poder económico de los Templarios fue tan importante que algunos lo han considerado el primer Banco Nacional, especialmente en la Francia del siglo XIII y durante el largo reinado de Luis IX (1226-1270). Este rey llevó a la Casa del Temple de Paris el tesoro real, además el mismo tesorero templario ejerció como el principal asesor financiero del rey durante este periodo. Tras conocer un poco la historia de los Templarios en Francia, es más fácil entender su final, el cual si necesitáis recordarlo os invito a leer este articulo: La maldición de Jacques de Molay.

Las Casas del Temple.

Hasta aquí hemos hablado de las “oficinas” como lugar donde se realizada el negocio bancario, por parte de los Templarios. Todos los indicios nos llevan  a pensar que el negocio bancario se llevaba a cabo en las Casas del Temple. En definitiva todo lo relacionado con los Templarios está repleto de múltiples dudas e historias a medio camino entre la realidad y la ficción, de ahí que asegurar algo sobre ellos ofrezca ciertos temores.
Castillo Templario de Ponferreda, uno de los mejore conservados de España.
La unidad territorial sobre la que se basaba la Orden del Temple era denominada encomienda. En ella podíamos encontrar todos sus bienes económicos, como los campos del cultivo, las diferentes industrias, los célebres castillos templarios, iglesias, etc. Uno de los bienes inmuebles fueron estas denominadas casas del Temple. Existían prácticamente en todas las ciudades medievales importantes, hoy día ha quedado constancia en varias. Sin  ir más lejos en Toledo, inauguró hace unos meses las visitas a una de ellas.
Pero la que parece que se llevó la palma fue la Casa del Temple de Paris, situada en la margen izquierda del rio Sena. Los templarios se establecieron en la ciudad a partir de 1146, pero no sería hasta 1240 durante el reinado de Luis IX, cuando llevaron a cabo una auténtica ciudad dentro de Paris. Hasta dos distritos de la ciudad llegaron a ocupar tras unas enormes murallas, algo por cierto controvertido y difícil de comprender, ¿Qué temían si eran los protegidos del rey?, ¿o bien, escondían algo? Como vemos las conjeturas con los Templarios se disparan rápidamente.
Plano de la ciudad Templaria que la Orden del Temple construyó en París.
En definitiva dentro de su ciudad contaban con todo lo necesario, ya que como hemos dicho anteriormente fueron los auténticos gestores económicos del reinado de Luis IX. Así que su Casa del Temple de París sería la más importante de Europa. En la actualidad no queda prácticamente nada, sus últimos inquilinos importantes fueron los reyes franceses, encarcelados allí tras la revolución de 1789. Este hecho llevó a Napoleón a mandar su completa destrucción, para que no se convirtiera en un lugar de peregrinaje de los monárquicos franceses. Aunque también, desgraciadamente, se llevaría por delante buena parte de los secretos templarios.
Mas info: Los templarios, una nueva historia, Helen Nicholson, Ed. Crítica, 2009
http://caminandoporlahistoria.com/banco-templario/

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