sábado, 10 de marzo de 2018

MARTÍN RIVAS una novela realista y afrancesada.

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Publicado el: 3 marzo, 2018
e-mail: d.deliablanco@hoy.com.do
Olvidamos que antes del realismo mágico y maravilloso en la literatura latinoamericana se manifestó una tendencia narrativa, realista y costumbrista, que nació y se desarrolló en el Cono Sur, precisamente en Chile, bajo la pluma de Alberto Blest Gana, quien ha sido uno de los primeros autores de esta tendencia literaria que como bien sabemos, no tuvo tantos seguidores, ni el gran éxito de sus predecesores.
Alberto Blest Gana viajó a Europa en varias ocasiones, con estadías significativas e influyentes de las escuelas del realismo y del naturalismo caracterizadas en las obras de Balzac, quien le transmitió un modelo con lupa y observatorio para toda la sociedad provinciana , con sus usos y costumbres, sus enfrentamientos sociales y políticos envueltos en reyertas amorosas problemáticas de galantería y cortesía, confusiones e intereses sentimentales. Sus novelas presentan una fotografía fiel de la sociedad de Santiago de Chile, del siglo XIX principalmente, y a partir de 1851, año que marcó el intento revolucionario frente a la dictadura de Urriola. En este sentido la obra también se nutre de los ideales franceses de las democracias liberales y socialistas, por los aportes de la Revolución de 1848, empujada por el poeta Lamartine, precisamente por su ensayo “L ´histoire des Girondins”, publicada en el 1847. Es ahí donde tenemos el trasfondo revolucionario encarnado por los personajes seguidores de la Sociedad de la Igualdad.
La obra “Martin Rivas”, refleja la vida social chilena que hacia el año 1850 estaba influenciada por el gusto y el protocolo social de los franceses. Es interesante notar que una sociedad colonizada por los españoles tuviera tanta apertura de influencias con los galos. La novela que nos interesa de Martin Rivas presenta en sus personajes una relación directa y citada con los autores franceses como Stendhal, George Sand y el mismo René Descartes.
Es el autor del “Rojo y el Negro”, quien mantiene este género como un referente en el concepto y escritura de la pasión amorosa. Todo indica que el escritor Blest Gana se edifica en la obra del francés L´Amour, de 1822, pues en la novela “Martin Rivas”, se enfoca en el sentimiento con las etapas del amor y pasión, hablamos del amor vanidad, el amor afinidad y el amor físico. En los retratos de personajes podemos destacar dos muy afrancesados, entendiendo por este adjetivo los gestos, ademanes, poses, movimiento y palabras que se inspiran de la cultura francesa y de su lengua, para darle características reapropiadas que se disuelven en una forma de cursilería o de esnobismo de baratija. Por ello, esta actitud no deja de ser simpática e interesante en el personaje Doña Francisca, que se expresa con un gusto forzado y superficial por la escritora George Sand, bandera visionaria de la emancipación de la mujer, promotora de las ideas liberales, revolucionarias y libertinas.
Agustín después de una estadía en París, es más parisino que los parisinos, que no se consuela de estar lejos de la Ciudad de las Luces y de haber regresado a Chile.
Para luchar contra esta nostalgia, utiliza un vocabulario repleto de galicismos que expresa en una jerigonza cómica entremezclada de la lengua francesa y del español de Chile. Es un personaje ligero y superficial, simpático y agradable, sin mucha personalidad que se perfuma a la francesa y que no cesa de mencionar con o sin razón la vida parisina y los barrios a orillas del Sena. La atmósfera de la vida urbana de Santiago se nota también en los medios de transporte cuando se refiere el escritor al uso de las caleches y de los postillones “a la Daumont”.
Los afrancesados se expresan en la cumbre de la sociedad, transmiten a la burguesía los modos del comportamiento de la aristocracia francesa de finales del siglo XVIII, principios del 19. La burguesía hija de la revolución industrial y comercial representa todo lo que el dinero transforma en el ser humano. En este sentido, la descripción sicológica de los personajes responde al criterio bazaciano del lazo entre lo material y lo espiritual.
En la novela Martín Rivas se mantiene una tensión emocional por el manejo de la riqueza y de la pobreza. La especulación, el cálculo, los intereses económicos guían los sentimientos y comportamientos morales. Estamos frente a un fresco balzaciano como en la “Comédie Humaine”, el tema del dinero se impone desde los inicios de la novela y diríamos que es el elemento detonador. Dámaso Encina se aprovecha de una especulación de una explotación minera que le ofreció el padre de su protegidor Martin Rivas en Copiapó y ya en el capítulo ll, de la novela, nos enteramos que Dámaso se casa con Engracia porque esta aporta una dote de 30.000 pesos chilenos al matrimonio… Como en la tradición europea de la famosa dote, la trama literaria de la novela se rige como el ingrediente que va a determinar las uniones matrimoniales provocando unos embrollos sentimentales que mucho tienen que ver con los usos y costumbres occidentales, ya que se consideraban los matrimonios como arreglos entre familias e inversiones entre fortunas.
Nos podríamos preguntar ¿por qué nace en Chile esta corta tendencia de narrativa realista? Nosotros entendemos que es justamente por y a través del desarrollo económico e industrial que hizo que esta país tuviera antes que otras naciones latinoamericanas una burguesía que nació de la bonanza del desarrollo del país en la segunda mitad del siglo 19, con el surgimiento de las explotaciones mineras y la apertura de los grandes puertos.
La novela es una joya sentimental exquisita en la construcción de la complejidad de los amores y sentimientos, dentro de tanta especulación e intereses. Martín es el provinciano que representa también el valor sicológico del puro, del limpio, del alto en moral y sentimientos, dispuesto a servir la bondad, la honra y la dignidad; es un héroe del bien, un sacrificado, hasta el triunfo de su amor pasión por Leonor, que representa el amor vanidad, ellos dos, son dos cristalinos personajes de Stendhal, sacados de la Cartuja de Parma…
La complejidad del autor consiste en edificar las sutilezas y amenazas del amor en trinomios que matizan la razón y la des-razón de los sentimientos frente a una pareja con amores pasionales ocultos y retenidos se interpone un personaje que bien viene a complicar la trama y a confundir a los enamorados en un auténtico vaudeville.
Por ejemplo, Leonor, la hija de Dámaso ama a Martín con nutrientes de juegos de vanidad. Martín está locamente enamorado de ella en silencio y con miedo por la diferencia social, aquí el corazón se raja entre pobreza y riqueza, entonces la sospecha del miedo se viste del tercer personaje Edelmira, que se conjuga con los dos enamorados suscitando en Leonor los celos y la rabia y en Martín la fraternidad y la amistad…
Leer la novela de Alberto Blest Gana, es precisar dentro de la historia de la literatura latinoamericana los ejes específicos de las narrativas del Cono Sur en sus inicios novelísticos.
Una obra que pone a brillar todos los espejos que reflejan la diversidad y la complejidad de la sociedad chilena desde los inicios de sus procesos democráticos.
Definitivamente: ¡Hay que leerla!

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