La cultura de los terramaras
Terramaras.
La cultura de los terramaras tiene una notable influencia de Campos de Urnas, como por ejemplo el ritual de cremación (Blasco, 1993: 90-93), aunque también se observa su influencia en la realización de útiles metálicos (Bernardini, 1983: 376-380). Su hábitat se desarrolla en zonas lacustres, próximas a ríos o pantanos, viviendo en palafitos en forma de terrazas sobre las que se asientan las cabañas en las que desarrollan sus vidas cotidianas.
Cronología.
Aunque la mayoría de los autores coinciden en que la cultura terramarícola apareció durante el Bronce Medio, difieren entre las causas, afirmando Bernardini (1983:376-380) que se produce por la eclosión del clima húmedo; mientras que otros como Bietti Sestieri (1997: 775-767) afirman que se produjo por un aumento de población.
Otra posible influencia es la del mundo mediterráneo, ya que, si aceptamos la relación con los grabados de Val Camonica, debemos tener en cuenta la presencia de unos carros con ruedas usados con fines funerarios. Podemos ver su origen de este hecho en el mundo griego (Blasco, 1993: 40-41), aunque otros autores apuntan a un origen danubiano y una supervivencia del sustrato autóctono (Bernardini, 1983: 176-180).
Conocemos los intercambios comerciales que se producen entre los yacimientos terramarícolas y el grupo subapenínico, centrados en productos de bronce. Autores como Puglisi (1959) afirman que es muy probable la existencia de asentamientos dedicados exclusivamente a su producción.
Sin embargo, lo que quizá pueda llamarnos más la atención es que tuvieran un utillaje agrícola tan básico (González, Lull y Risch, 1992), basado en hoces, azadas de hueso y molinos, que sirven para el cultivo de cereales y leguminosas. Es en estos productos en los que se basa la alimentación de los grupos terramarícolas, que se complementa por medio de la recolección de frutos silvestres y la caza.
Artefactos Terramara
Si por algo destaca la cultura de los Terramaras es por la elaboración de objetos metálicos como adornos de bronce. Entre estos objetos metálicos destacan la fíbulas de violín (Harding y coles, 1979), así como los puñales, los peines de bronce, las dagas, las espadas o las hachas (Bernardini, 1983).
Por otro lado, tenemos la cerámica decorada con decoraciones concéntricas. Es una cerámica de superficie pulida o lisa, realizada con pasta muy fina, carena y asas (Bernardini, 1983).
Por último, debemos destacar la industria realizada sobre hueso y cuerno de animales, destacando que el 70% de los materiales están realizados sobre cuerno de ciervo, aunque también es reseñable el uso del hueso humano como materia prima (Provenzano, 1999).
Respecto a las técnicas utilizadas para la fabricación de estos productos, podemos destacar que en este momento se utilizan unas técnicas novedosas, pero siempre teniendo como base los conocimientos adquiridos en el período anterior (Provenzano, 1999).
Val Camonica
Dicho arte fue estudiado por Annati, realizando una secuencia cronológica a partir de armas y objetos que se representan en grabados, con escenas de lucha que podrían tener un carácter ritual.
Área de actividad
Por otro lado, respecto a la causas de la desaparición de dicha cultura, Säflund y otros autores piensan que se produjo un cambio climático o una catástrofe natural, pero no se ha encontrado evidencia arqueológica alguna, de modo que se puede afirmar que la causa de su desaparición tendría que ver con razones culturales o por una invasión de pueblos foráneos (Harding y Coles, 1979: 167-170).
Espacio y territorio Terramara
La cultura de los Terramara se desarrolla en el norte de la Península Itálica, en el Valle del Po y su delta, por lo que los asentamientos se sitúan en zonas pantanosas y lacustres, en lo que conocemos como palafitos. El escenario en el que se desarrolla la cultura comprende dos áreas: Etruria y la llanura padana central y oriental, con la región subalpínica (Bietti Sestieri, 1997: 757-767).
Asentamientos Terramara
Los terramara construyen sus asentamientos a las orillas de los ríos o junto a pequeños lagos (Eiroa, 2000: 485-486). Así, al desarrollarse los hábitats en zonas lacustres, para poder construir las casas, se crean terrazas artificiales. Estas concentraciones de palafitos se disponen creando aldeas de hasta tres hectáreas. En ocasiones, los asentamientos están amurallados con una tapia de barro y un foso, realizados para protegerse de los desbordamientos del Po (González, Lull y Risch, 1992).
Prácticas funerarias Terramara
En torno a 1900 a. C., comienza a haber un hábitat palafítico, con poblados con un área específica destinada a los enterramientos de cremación, formados por grandes elevaciones, cuyo origen lo tenemos que buscar en los Campos de Urnas, pues lo que nos encontramos al excavar sus necrópolis son urnas cinerarias de terracota en las que se depositan las cenizas (Bernardini, 1983: 176-180).
El Valle de la Val Camonica es un enorme conjunto de grabados rupestres que se han realizado mediante la técnica del picado. Los motivos que podemos encontrar son variados, perdurando la utilización de algunos de ellos hasta la Edad Media.
Conclusiones
- El desarrollo de esta cultura puede ser tratado desde el punto de vista de los artefactos que realiza, con una evolución hacia tipos más complejos (Provenzano, 1999).
- La Cultura Terramarícola se desarrolla en un hábitat palafítico amurallado (González; Lull; Risch, 1992).
- Se desarrolla durante un amplio período de tiempo, desde el Bronce Antiguo hasta la Edad del Hierro (Bernardini, 1983).
- Las prácticas funerarias también nos indican una evolución en las mentalidades, mostrando las posibles relaciones con otras zonas y gentes (Bernardini, 1983).
Autor: Sara Gosálbez para revistadehistoria.es
Bibliografía
Bernabó Brea, Mª A.; Cardarelli, A.; Cremaschi, M.: Le terramare: la più antica civiltà padana. Museo Civico Archaeologico Etnologico. Modena, 1997.
Bernardini, E.: L’Italia preistorica: un viaggio nel tempo tra luoghi suggestivi della nostra penisola alla riscoperta della straordinaria aventura dell’uomo dalle origini più remote all’invenzione della scrittura. New Compton. Roma, 1993.
Bietti Sestieri, A. M.: “Il territorio padano depo le terramare”, en Le terramare: la più antica civiltà padana. Museo Civico Archaeologico Etnologico. Modena, 1997.
Blasco, Mª C.: El bronce final. Editorial Síntesis. Madrid, 1993.
González, P.; Lull, V.; Risch, R.: Arqueología de Europa. 2250-1200 a. C. Una introducción a la Edad del Bronce. Editorial Síntesis. Madrid, 1992.
Harding, A. F.; Coles, J. M.: The Bronze Ade in Europe: an introduction to the Prehistory of Europe c. 2000-700 b. C. Matheuen & Co. Londres, 1979.
Juan Eiroa, J.: Nociones de prehistoria general. Editorial Ariel. Barcelona, 2000.
Provenzano, N.: “Techniques et procédés de fabrication des industries osseuses terramaricoles de l’Age du Bronze”, en Prehistoire d’os. Recuiell d’etudes offert à H. Camps-Fabrer, pp. 277-292. Aix-en-Provence, 1999.
Puglisi, S. M.: La civiltà appenninica: origine delle comunità pastorali in Italia. Sansoni. Firenze, 1959.
Bibliografía
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