domingo, 17 de junio de 2018

Fuente; Roberto Cassá. Historia Social y Económica de la República Dominicana, Tomo I, Editora Alfa y Omega, Santo Domingo, 1985, Cap. III, págs... 23 Y २५


Con el desarrollo histórico social, la institución de la jefatura se consolido completamente dentro de las comunidades tainas, siendo asequible en lo esencial sólo a ciertos grupos de la población y con carácter hereditario. Eso significa que el conjunto de la población se formó un sector identificado con la jefatura, teniendo carácter permanente y compuesto por los caciques, sus familiares, favorecidos y lugartenientes.
Salvo casos especiales, el pueblo no sólo elegía a los jefes, sino que no intervenía en las decisiones que envolvían las actitudes del conglomerado tribal ante un problema de importancia puesto que eran tomadas por el cacique individualmente o, con el respaldo de otros jefes de menor jerarquía.
Las unidades sociales de los taínos consistían en grandes familias, cuyos integrantes eran los moradores de una gran vivienda o caney, de forma circular. Estas grandes familias se formaban de la unión de varias familias naturales, basadas en el matrimonio estable de una pareja. Pero las familias naturales no tenían funciones sociales específicas entre los tainos, sino que el organismo más pequeño con atribuciones sociales era la gran familia extendida. Los integrantes de una gran familia, habitantes de un caney, debían oscilar entre 25 a 30 personas pertenecientes a unas 5 a 8 familias naturales, todas a su vez unidas por vínculos de sangre

Estas grandes familias o linajes de los taínos eran exógamos, es decir que el matrimonio entre sus miembros o cualquier tipo de relaciones sexuales entre ellos estaban terminantemente prohibidos. A su vez, los linajes deban lugar a unidades más amplias que Bartolomé de Las Casas designó como “barrios”, pero es poco lo que se sabe de ellas. Probablemente estaban regidas por jefes con atribuciones económicas y militares, designados por los caciques. La unión de linajes y barrios daba lugar a la unidad social más importantes de los taínos. La tribu de la aldea.
Cada aldea taína de cierta importancia tenía su propio cacique o, en caso de ser muy pequeña, se encontraba unida a una aldea que tuviera su cacique. En la isla de Santo Domingo, había una gran cantidad de aldeas taínas que se regían automáticamente. Hubo algunos casos en que varias de estas unidades tribales aldeanas se colocaban bajo el mando de una de ellas, la más poderosa, para constituir una especie de confederación tribal. Caciques de estas uniones fueron; Bohechio, Guarionex, Mayobanex

GRUPOS SOCIALES
La población de las aldeas se dividía entre jefe y trabajadores. Esta división era estable, es decir que los jefes habían constituido para fines del siglo XV un grupo social estable, separado del grueso de los productores. Sin embargo, ello no significa que esa división diera lugar a la constitución de clase sociales, porque los jefes no explotaban el trabajo de los productores directos. La función de los jefes era ya una necesidad debido al grado complejo de desarrollo histórico a que habían llegado los taínos.
Las aldeas necesitaban especialistas permanentes que organizaran la producción, la distribución de los productos, la defensa militar de la comunidad, rituales religiosos. Por realizar esas funciones, los caciques y otros jefes subordinados como los nitaínos y los behiques, los primeros jefes de unidades en que dividía la tribu, así como los jefes militares y los ayudantes del cacique y los segundos, sacerdotes, rústicos o hechiceros se apoderaban de parte de los excedentes de los bienes materiales producidos por el conjunto de aldeanos trabajadores, estando ellos mismos desligados de las faenas productivas
Con esos excedentes, los jefes se hacían toda una serie de objetos de lujo y de ídolos muy finamente construidos, que les servían para justificar su poder social. Lujo y rareza se hacían sinónimo de jefatura, y la posesión de objetos de lujo constituía hacerse respetar y distinguirse del grupo de los trabajadores

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