lunes, 30 de julio de 2018

Josefa Amar y Borbón, la ilustrada de la España de Carlos III

A finales de 1766 el Rey expulsó a los jesuitas del país, traspasando sus bienes al servicio de la educación, naciendo así las primeras Reales Academias

Carlos IIICarlos III - ABC

Josefa Amar y Borbón, la ilustrada de la España de Carlos III

A finales de 1766 el Rey expulsó a los jesuitas del país, traspasando sus bienes al servicio de la educación, naciendo así las primeras Reales Academias

Madrid

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Doña Josefa defendería con su pluma la educación femenina, como la única solución para erradicar el «miembro podrido», como así se había referido ella en su manifiesto «Discurso en defensa del talento de las mujeres, y de su aptitud para el gobierno». Y que a pesar de la cómoda posición que gozaba entre los hombres como miembro de una importante sociedad económica , no titubeó ni un segundo para denunciar la injusticia al mantener a las de su género al márgen del progreso.
Carlos III
Carlos IIIABC
«No contentos los hombres con haberse reservado, los empleos, las honras, las utilidades, en una palabra, todo lo que pueden animar su aplicación y desvelo, han despojado a las mujeres hasta de la complacencia que resulta de tener un entendimiento ilustrado», escribió Amar y Borbón en la obra ya mencionada.
Asimismo esta gran señora es la primera en realizar tan honorable tarea de divulgación histórica sobre la contribución femenina de ciertas españolas a la humanidad.
«En sus dos ensayos originales, Amar dejó claras muestras de que había una tradición -y una tradición española- de mujeres reconocidas por su talento y erudición. (...) Las mujeres que tenían alguna utilidad social», explicó Lisa Vollendorf en «Literatura y feminismo en España, s. XV-XXI» (Icaria, 2005).
«Los hombres han despojado a las mujeres hasta de la complacencia que resulta de tener un entendimiento ilustrado»
Cabe destacar que España dejaba atrás las tinieblas del Barroco, en donde algunas señoras de inmenso valor y fuerza de la reivindicación femenina como María de Zayas -que enorgullocen a las letras patrias- fueron desterradas de la memoria del país, para hacerse el gran favor de comenzar a dar paso y acoger a autoras como Josefa entre las sociedades del pensamiento.

Una España en vías del progreso

Después de significativas revueltas en el país como el Motín de Esquilache (1766) Carlos III organizó cambios en la política interna, que serían posibles después de destituir a los ministros extranjeros -como el Marqués italiano Esquilache- por ciudadanos españoles. Estos nuevos integrantes como los Condes de Campomanes, Aranda y Floridablanca permitieron que la Ilustración empapara a las nuevas reformas económicas, sociales y por supuesto académicas.
«Motín de Esquilache», Goya 1766
«Motín de Esquilache», Goya 1766 - C.C
Los nuevos asesores llegaron a la conclusión de que los jesuitas le estaban cortando la respiración al pueblo, por lo que entre otras cosas el mismo Carlos III no tendría reparo en expulsarlos del país. Apenas con el pie fuera, serían desvalijados de todas sus propiedades; los bienes eclesiásticos serían repartidos entre las gentes, y todos aquellos majestuosos inmuebles ocuparían un mejor destino: la educación.
Durante la Ilustración comienza a escucharse -sin repudio ni castigo- algunas voces de mujeres -excasas, pero valientes- que continuarían el legado del protofeminismo de sus anteriores
El legado obligado de los jesuitas hizo posible la consolidación física del conocimiento, naciendo de esta manera las grandes academiasHistoria, Medicina... Y durante ese contexto, comenzarían a escucharse -sin repudio ni castigo- algunas voces de mujeres -excasas, pero valientes- que continuarían el legado del protofeminismo de sus anteriores. De esta manera, al extender la palabra al otro sexo y permitir por primera vez en la Historia la presencia de una dama como Josefa Amar y Borbón en una institución pública como la Real Sociedad Económica Aragonesa, iniciaría realmente la España en vías del progreso, una nación que nada tendría que envidiar a su vecina durante el despotismo ilustrado francés.

Josefa, la mujer que rindió tributo a las demás

La ilustrada de la España de Carlos III nace en Zaragoza en 1749. Su apasionada entrega a la humanística fue posible gracias al ambiente familiar, cuyos padres y parientes podían presumir de amplios horizontes de pensamiento; en donde pudo agarrar impulso para sobrevolar los contratiempos culturales y sociales de la época.
«Al gusto por la lectura de su propia madre, Ignacia Borbón, debe sumarse la condición catedrático de anatomía de su padre, José Amar, quien junto al abuelo materno, Miguel Borbón (médico de la cámara de Fernando VI y Carlos III), debió influir tempranamente en Josefa» relató Virginia Trueba en su obra «El claroscuro de las luces: escritoras de la Ilustración española» (Montesinos, 2005)
Nuestra célebre ilustrada fue la primera que rindió homenaje a sus iguales. Y a partir de este gran acierto y justicia consigo misma y su causa, Amar y Borbón aprovecharía para despertar en las otras la inquietud del saber. Sin miedo a ser censurada o vetada de su merecida -porque es un derecho por su valía, no un privilegio de «status quo»- posición en la Real Sociedad Económica escribiría todo cuanto necesitaban escuchar los llamados reformistas.
«El discurso» es un ensayo donde se exponen las cuestiones relativas a la educación de las mujeres en la ya larga tradición pedagógica e instructiva del siglo XVIII»
Una de sus obras denunciantes con mayor repercusión sería el «Discurso en defensa del talento de las mujeres, y de su aptitud para el gobierno». A través de 34 puntos expuso la gravedad que implicaba para el desarrollo de España seguir rechazando la idea de la instrucción femenina.
««El discurso» es un ensayo donde se exponen las cuestiones relativas a la educación de las mujeres en la ya larga tradición pedagógica e instructiva del siglo XVIII», relató Vollendorf.

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