miércoles, 11 de julio de 2018

LA PRIMERA COMPOSITORA DE ÓPERAS, FRANCESCA CACCINI (1587-1641?)


Durante los festejos que tuvieron lugar el 17 de diciembre de 1600 con motivo del enlace entre Enrique IV de Francia y su segunda esposa María de Médicis, una jovencita de apenas trece años encandiló a todos los presentes con su hermosa voz. Aquella niña iba acompañada por su propio padre, un compositor que había sido contratado para la ocasión. Eran una familia de artistas provenientes de Florencia. La pequeña, a la que los suyos llamaban cariñosamente Cecchina, se llamaba Francesca Caccini y pasaría a la historia como la primera compositora de óperas. Dotada de grandes dotes musicales, tocaba varios instrumentos y compuso muchas obras. Solamente una ópera ha llegado hasta nuestros días. Su memoria, fue también olvidada. 

Francesca Caccini nació el 18 de septiembre de 1587 en Florencia. Su padre, Giulio Caccini, era cantante y compositor reconocido en la corte florentina de los Médici. Su madre, Lucía Gagnolanti también se dedicaba al canto. Francesca recibió una amplia educación humanista así como una extensa formación musical de manos de su propio padre. Fue en la boda de Enrique IV donde actuó por primera vez en público, encandilando de tal modo a la nueva pareja real que pidió a su padre que permanecieran en la corte francesa, a lo que se negaron las autoridades florentinas quienes reclamaron la vuelta de la familia Caccini junto a los Médici. 

La intérprete de laúd | Orazio Gentileschi
Presumiblemente un retrato de Francesca Caccini 
Francesca dedicó aquellos años a ejercer como profesora de música, a tocar varios instrumentos, como el laúd y el arpa, y a cantar y empezó a componer. En 1607 se casaba con otro músico de la corte florentina llamado Giovanni Battista Signorini, con quien tendría una hija, Margherita. En aquellos años, además de abrir una escuela de música, Francesca se convirtió en una de las músicas mejor pagada en Florencia y en una compositora prolija. Junto al poeta Miguel Ángel Buonarroti el Joven (sobrino nieto del gran artista del Renacimiento), Francesca Caccini compuso varias canciones. 

En febrero de 1625 estrenaba La liberazione di Ruggiero, considerada como la primera ópera compuesta por una mujer, y la única de las cinco que compuso Francesca que sobrevivió. La obra, compuesta en ocasión de la visita del príncipe Ladislao Segismundo a Italia, tuvo tanto éxito que se convertiría también en la primera ópera italiana en interpretarse fuera de las fronteras italianas, concretamente en Varsovia, en 1628.



En diciembre de 1626 fallecía su esposo y pocos meses después volvía a casarse con un noble originario de Luca, Tommaso Raffaelli, con quien tuvo un hijo. Tommaso fallecería cuatro años después, dejando a la joven viuda en una situación bastante acomodada. De vuelta a Florencia con sus dos hijos, hacia 1634, Francesca Caccini donde volvió a trabajar al servicio de los Médici. Cuando en mayo de 1641 dejaba la corte, la pista de Francesca desaparecería para siempre. 

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