domingo, 9 de septiembre de 2018

Analisis de obra: Pieter Brueghel: El triunfo de la muerte

Pieter Brueghel: El triunfo de la muerte


Analisis de obra: Pieter Brueghel: El triunfo de la muerte

Obra: El triunfo de la muerte 
Fecha: 1562 
Ubicación: Museo del Prado 
Características: 117 cm de alto x 162 cm de ancho 
Estilo: Manierista 
Material: Oleo sobre tabla 

El triunfo de la muerte es una de las obras más conocidas del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo. La obra se enmarca dentro de la acción de la Contrarreforma, sin olvidar las fuentes del Apocalipsis de san Juan al que hacer referencia la obra. La obra de Brueghel, rica en detalles, reproduce aspectos de la vida cotidiana europea de su época: la vestimenta de los personajes, los juegos, los instrumentos musicales, los primeros relojes de arena, el método usual para la ejecución de los criminales: atados sobre una rueda que pende de un alto palo vertical. La obra de Brueghel se caracteriza porque en ella está ausente Dios, El Todo Poderoso, los cortejos de santos y de ángeles en el cielo. La visión de la muerte es mucho más tétrica que la del Bosco, Brueghel no utiliza el cielo y el infierno de los cristianos. Es una imagen de la muerte menos idealizada por la religión. 
Es una obra moral que muestra el triunfo de la Muerte sobre las cosas mundanas. La pintura reproduce un tema habitual en la literatura del Medioevo como es la danza de la Muerte, que fue frecuentemente utilizado por los artistas nórdicos, todos los hombres están condenados a morir sin distinción entre gobernantes, soldados, clérigos o campesinos, todas las jerarquías son iguales ante la muerte, y todas aparecen representadas aquí entre la muchedumbre. Todo incide en la dramática idea de la vanidad de las cosas terrenales frente al inexorable verdugo que aparece triunfante en el lado izquierdo de la composición. 
Históricamente la obra se ubica en un momento de crisis económica y social por la que atravesaba Europa. La catástrofe climática, la escasez alimentaria y el acaparamiento de alimentos y riqueza en pocas manos generaron terrible hambruna. 

el triunfo 

Descripción

Es una panorámica de la muerte: vemos el cielo oscurecido por el humo de las ciudades ardiendo, al fondo un mar plagado de naufragios; a la orilla hay una casa, alrededor de la cual se agrupa un ejército de muertos. El paisaje, anodino y arrasado, nos habla de la pequeñez, crueldad y falta de sentido común del hombre, que pretende cambiar un destino impuesto. Se alzan mástiles coronados por ruedas, picotas en las que se ajusticia a criminales; sus cadáveres se balancean. Hay una cruz, solitaria e impotente en el centro de la pintura, y la Muerte avanza con batallones de esqueletos; sus escudos son tapas de ataúdes y conducen a la gente a un ataúd que es un túnel decorado con cruces; un esqueleto a caballo destruye personas con su guadaña. Por todas partes son atacados los desamparados hombres; aterrorizados huyen o intentan en vano luchar. No hay defensa posible, los esqueletos matan de muy variadas maneras: cortando gargantas, colgándolos, ahogándolos, e incluso cazándolos con perros esqueléticos. 
A la izquierda se conduce una tétrica carreta con calaveras, que sin duda formarán después el ejército de los muertos. Detrás un tribunal de la muerte presidido por el símbolo de la cruz contempla impasible la hecatombe. Sobre ellos, unos esqueletos tocan una campana avisando del fin del mundo. Al frente, en el extremo inferior izquierdo, yace el rey, vestido de su capa con vueltas de armiño y con el cetro en la mano. Campesinos, soldados y hasta nobles e incluso reyes, todos atrapados por la muerte. 
Un poco más hacia el centro del primer plano, un perro olisquea la cara de un niño, muerto en brazos de su madre, también caída. Algunos cadáveres han sido ya amortajados y uno de ellos yace en un ataúd con ruedas. 
La visión de Brueghel no carece de humor sardónico, como puede verse en la parte inferior derecha del cuadro. Una pareja de enamorados permanecen absortos ignorando lo que les rodea. Detrás de la mujer un esqueleto imita al tocador de laúd. A su lado una mesa puesta con manjares, y un juglar con jubón ajedrezado, se intenta esconder debajo. Un caballero hace ademán de desenvainar la espada, intentando defenderse de lo irremediable. 
Como es natural en un cuadro pesimista los colores son sombríos. 

analisis de obra 

Simbolismos


La obra “El Triunfo de la Muerte” está preñada de símbolos: los barriles con oro, los barriles dorados, que figuran junto al cardenal y el emperador, así como la bolsa que porta el peregrino son símbolos de la codicia y la avaricia; los jugadores y los amantes despreocupados ante la amenaza simbolizan la gula, la pereza y la lujuria. En la mesa hay naipes y copas, un juego de mesa en el piso que refiere al tiempo de ocio. En el tema medieval la mesa con los desordenados restos del banquete alude a la fugacidad de las cosas. En los primeros planos abunda la hiperactividad de los esqueletos, uno cabalga sobre un caballo famélico portando el reloj de arena (símbolo del final de la vida), otro jinete esqueleto blande la guadaña (herramienta de la muerte), y un último, en el carro lleno de huesos, toca a difuntos. Nadie se libra, ricos y pobres; viejos y jóvenes; guapos y feos. A la izquierda un rey con armadura, corona y cetro ya está en el suelo y contempla como el esqueleto coge monedas de oro de sus barriles repletos (las riquezas no nos acompañan al más allá), y otro le enseña el reloj de su final. 

pieter 

pintura manierista 

Análisis


Brueghel dotó a toda la obra de un tono pardo rojizo, que ayuda a dar un aspecto infernal a la escena, apropiado para el asunto representado. El pintor mantuvo en ella los principios estéticos propios de los países bajos caracterizados por un sistema narrativo de composición que pormenoriza la anécdota y el detalle. 
La amplitud del cuadro da cuenta de las múltiples escenas, pintadas con mucho detalle, tratamiento del color, claroscuros. 
Todo es ocre, no hay plantas verdes ni agua limpia ni ningún signo de naturaleza viva. Las hogueras, los troncos secos, la destrucción y la oscuridad generalizada no permiten ningún optimismo. Incluso en el mar abundan los naufragios, los faros están en llamas y nada sobrevive. 
Los colores tostados y pagados siguen la simbología del cuadro la idea de penumbra y muerte, obra más oscura y tétrica. A primer golpe de vista lo que destaca son esos colores rojizos y ocres dándole un tono infernal a toda la obra. Se ha dicho que la intención de la pintura es tremendamente psicológica y moralizante. Los colores oscuros, la ausencia de un espacio en donde descansar la vista del contexto de horror, las siluetas huyendo o pereciendo. Son situaciones que determinan una acción debido a que los hechos aún se están desarrollando en el tiempo. A lo lejos, en el ángulo superior izquierdo del cuadro, la tierra ya ha sido desbastada, el cielo ha oscurecido, el humo avanza sobre lo poco que queda de un día claro. La luz solar está sofocada por las llamas del infierno. Esta ausencia de matices de colores son los que dan la pauta de que lo que ya ha sucedido en las colinas alejadas sucederá inminentemente en lo que queda de la parte inferior izquierda del cuadro. La inclusión de esa situación en el marco del cuadro produce un efecto de continuación y de anticipación. Todo ese orden es tan simétrico que la división de las acciones se da en orden: de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha. A su vez, el espacio en el que se desarrollan los hechos refuerza la idea primera de “vista panorámica de la muerte”: la costa está desprotegida, la presencia de siluetas en lo que podrían ser barcos de batalla están hundiéndose en el mar, los caminos se encuentran repletos de esqueletos que van avanzando, del lado derecho la única escapatoria es un túnel que no sabremos a donde conduce, del lado izquierdo los esqueletos parecerían controlarlo todo desde un barco, uno de ellos avanza a caballo y otro carga un cuerpo sin vida. El cuadro no deja un espacio libre hacia donde desviarse, al punto tal que el horizonte se achica; en la pintura, el tamaño del cielo comparado con las extensiones de tierra difiere lo suficiente como para poder reafirmar la idea de que no hay escapatoria, ni para los sujetos que están siendo victimas de los sucesos ni para el espectador que está frente a ellos. La presencia de colores con valores altos muestra su estado efímero frente a la realidad avasallante que en minutos será arrasada. Todos estos indicios dan la pauta de que lo sucesos se han desarrollado de manera rápida y sin anticipación, un efecto sorpresa que no puede generar otro sentimiento que no sea el de pánico y desesperación. El cuadro puede dividirse horizontalmente separando dos ámbitos que se complementan y se continúan. La parte superior de este corte horizontal pertenecería a la reproducción de un lugar desbastado y desolado, ausente de sujetos con vida en donde no existe ni los restos de lo que podría haber sido un pueblo habitado por campesinos o familias. Solo a lo lejos se ve lo que podría haber sido una casa pero que ahora no entra en un ambiente reconocible, quedan solo cuerpos inanimados: la silueta de un hombre colgado, cuerpos envueltos en mortajas, no existe ningún resto de algo natural que produzca al menos un sentimiento de tranquilidad. 
La parte inferior de ese corte horizontal le da al espectador un ámbito con vida aunque amenazada, una amenaza que si miramos la parte superior, a modo de comparación, se vuelve más tangible. Se afianza en esta parte del cuadro una concepción pesimista de la vida. 
A su vez, en la parte inferior de este corte horizontal podemos ver que la pintura se corta nuevamente de manera vertical separando las imágenes por acumulación de hechos y sujetos. Del lado izquierdo los espacios están más libres de personas y situaciones, el caos disminuye pero no por esta disminución la acción deja de ser trágica: sujetos que caen indefensos al agua, siluetas cadavéricas cubiertas por un traje blanco subidos a un barco que parecería aguardar el desenlace de los hechos. Del lado derecho observamos que la saturación de la imagen es significativa, los colores varían producto de la acumulación de imágenes, de sujetos que parecen haber estado en un día festivo. Aquí se mezclan hombres muertos y vivos que huyen asustados. Por otro lado, si unimos en un corte diagonal la parte superior derecha con la parte inferior izquierda los hechos se presentan por contraste: Una joven lee unos papeles mientras que un muchacho toca un laúd y detrás de ellos un cadáver toca el violín. 

Analisis de obra: Pieter Brueghel: El triunfo de la muerte

Pieter Brueghel el Viejo: 1525 - 1569 es uno de los más grandes pintores flamencos del siglo XVI. Fue aprendiz de Pieter Coecke, fue aceptado como maestro en el gremio de pintores de Amberes. Fue padre de Pieter Brueghel el Joven y Jan Brueghel el Viejo. Ambos se convirtieron en pintores, pero ninguno de ellos fue discípulo de su padre, ya que este falleció cuando ambos era aún niños. Jan Brueghel siguió los pasos de su padre y se convirtió en pintor, especializándose en paisajes; en cambio Pieter Brueghel el Joven se dedicó a la escritura. Los dos se destacaron mucho en lo que hicieron ya que tenían el talento de sus padres. 
Pieter Brueghel se especializó en paisajes poblados de campesinos, en un estilo más sencillo que el del arte italiano que prevalecía en ese tiempo. La influencia más notable en su arte es la del maestro holandés El Bosco. Se lo ha apodado Brueghel el campesino. 
Se le suele acreditar haber sido el primer artista occidental en pintar paisajes por sí mismos, en lugar de como telón de fondo de alegorías religiosas. Sus paisajes del invierno corroboran la dureza de los inviernos durante la Pequeña Edad de Hielo. 
Su genio se ha equiparado a menudo al de El Bosco, con quien comparte cierto tratamiento fantástico en determinadas escenas como El Triunfo de la Muerte. Viajó por Italia para aprender la forma de pintar de los renacentistas, permaneciendo incluso una temporada en el taller de un maestro siciliano. Su viaje le valió además una importante colección de dibujos excelentes sobre el paisaje de los Alpes, que hubo de atravesar durante su viaje. Tal vez esto resultara más importante para su carrera que el aprendizaje con los italianos, puesto que a su regreso desarrolló una serie de paisajes muy difundidos en Europa mediante el grabado. En esta misma técnica, realizó ciertos temas moralizantes, normalmente ilustraciones a refranes típicos, algo que también había hecho El Bosco (por ejemplo en La Piedra de la Locura). 
Uno de sus temas más famoso es la torre de Babel, del que pintó tres cuadros, si bien se conservan dos. Puede que el interés del pintor por la torre de Babel procediera del carácter cosmopolita de su ciudad de Amberes. 
Famoso por sus paisajes, su obra es producto de una visión panorámica del mundo, y abarca desde la pintura religiosa alegórica hasta las escenas de la vida campesina. Era el mayor y el más importante de una familia de artistas. El arte de Brueghel suele considerarse como la última etapa del desarrollo de una larga tradición pictórica flamenca. Esta tradición transformó la estilización del arte medieval en una expresión más realista del mundo. Brueghel pintó con todo lujo de detalle escenas de la vida cotidiana de los campesinos holandeses y episodios de la Biblia, trasplantados a los paisajes y ciudades del norte de Europa de su época. Las primeras obras de Brueghel son paisajes, le intereso captar la esencia de las diferentes estaciones y las cualidades climáticas de la naturaleza. Después de instalarse en Amberes, a su regreso de Italia, se dedicó a hacer grabados. 

Su obra: Sus obras se han interpretado de diferentes maneras, como referente de las ideas de diversos pensadores religiosos, de los conflictos entre catolicismo y protestantismo, de la dominación de los Países Bajos por parte de los españoles y como equivalentes visuales de alegorías dramáticas representadas en público por sociedades retóricas flamencas. Fue muy famoso en vida y su influencia sobre la pintura flamenca posterior fue inmensa. . Brueghel ofrece su visión del hombre, la miseria cotidiana, la locura y la enfermedad. Lo hace satíricamente cuando representa los "SIETE PECADOS CAPITALES"; un estudio fascinante en donde reflexiona sobre los males que acontecen a los que ignoran los principios de la sabiduría. Sin embargo el artista es amable y respetuoso cuando dignifica al hombre laborando. Muchas de sus obras se inspiran el folklore y en los proverbios flamencos, así como en la vida campesina de su país. La serie de meses o estaciones -Los cazadores en la nieve, La siega del heno, La cosecha- muestran su genio de paisajista, que sabe conjugar la observación del detalle con la grandiosidad de los panoramas. Todos ellos se caracterizan por la gran capacidad de observación de la naturaleza humana, el ingenio omnipresente y la vitalidad de los campesinos.
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