jueves, 22 de noviembre de 2018

La verdadera historia (clínica) del genial Mozart

La verdadera historia (clínica) del genial Mozart.

En aquella casa  se convivía con la música porque Leopoldo, además de su trabajo como maestro de capilla, daba clases de música  y componía,  el  arzobispo no era muy generoso y la familia  necesitaba dinero.
En aquella casa  se convivía con la música porque Leopoldo, además de su trabajo como maestro de capilla, daba clases de música  y componía,  el  arzobispo no era muy generoso y la familia  necesitaba dinero.
Cuando Annerl tenía  siete años le pidió a su padre que la enseñara a manejar el teclado, se quedó maravillado de las facultades que su hija mostraba, pero se maravilló mucho más cuando el pequeño Amadeo, que solía sentarse junto a su hermana para escucharla con admiración con sólo dos años y medio, mostró unas dotes para la música que superaron a las de su hermana.

A los cuatro años tocaba el clavicordio, a los seis dominaba el violín y el clavecín y siguiendo la carrera de su padre también comenzó a componer, además tenía una gran memoria y podía leer fácilmente cualquier partitura por complicada que fuera.
Todo Salzburgo estaba orgullosa de aquellos niños prodigio y el arzobispo le aconsejó  que su deber como padre era lograr la mayor fama posible para ellos, es decir: viajar por las distintas cortes de Europa para que su talento fuera reconocido por reyes y nobles, 
Leopoldo no se lo pensó dos veces y cuando Amadeo tenía seis años la familia se trasladó a Múnich, luego a Viena y más tarde a Praga, aquel viaje  les produjo casi tantos gastos como beneficios, pero la realeza quedó entusiasmada de aquellos niños y un año más tarde comenzó una segunda gira  por Múnich, Paris, Londres, Países Bajos y Suiza.
Desde luego que Leopoldo se preocupaba sobre todo de su hijo, Annerl era una niña prodigio, pero cuando llegara a  ser mujer su mundo habría acabado: las mujeres no hacían música, sólo los hombres.
Además había comenzado a notar un comportamiento  algo extraño en su hijo que le preocupaba, tenía tics de vez en cuando y era muy nervioso,  a veces tartamudeaba, cuando  María Teresa de Austria, la madre del emperador, escuchó tocar a Amadeo en palacio, quedó tan impresionada que le sentó en su regazo y le abrazó como una madre cariñosa, pero el niño se revolvió inquieto y  manchó su falda, posiblemente con algún dulce, cuando Leopoldo llegó a la corte de Paris con sus dos hijos, Madame de Pompadour, la amante del rey Luis XV, no dejó que Amadeo se acercara a ella por temor a que su caro traje se manchara, la anécdota había trascendido, aquel niño era  un músico genial, pero algo revoltoso.
Cuando Amadeo tenía diez años la familia volvió a Salzburgo, un año después se fueron  de gira por  Italia, pero esta vez Annerl  se quedó en casa, ya no era una niña prodigio sino una mujer, no había futuro para ella.

El viaje por Italia fue un éxito, Amadeo componía óperas y era capaz de tocar cualquier composición con los ojos vendados,  pero su padre estaba preocupado, a veces era jactancioso, maleducado y malhablado, trataba de excusarlo ya  que  era normal que una persona con aquellas dotes excepcionales estuviera muy pagado de sí mismo y fuera orgulloso, lo malo era que su carácter cada vez era más impredecible, a veces hacia ruidos extraños y sus movimientos compulsivos aumentaban cuando se ponía nervioso.
Su padre estaba constantemente a su lado, había notado que haciéndole respirar a fondo y lentamente, dejándole reposar con los ojos cerrados y hablándole con dulzura, se tranquilizaba y su conducta mejoraba, porque las respuestas bruscas, los extraños tics y las palabras malsonantes eran muy mal toleradas por los nobles que eran los que pagaban sus  actuaciones.
Volvieron a Salzburgo, el príncipe-arzobispo Schrattenbach había muerto y fue sustituido por Von Colloredo que tenía un  carácter autoritario y al que las extrañas manías de Mozart irritaban en extremo, los choques entre los dos eran constantes y Colloredo se vengaba pagándole mucho menos de lo Mozart merecía.  Leopoldo trataba inútilmente de aconsejar paciencia a su hijo, al final decidieron marcharse de Salzburgo y buscar una oportunidad fuera de su ciudad.
Pero la suerte no les sonreía, a pesar de ser un músico y compositor excelente, no encontraba trabajo, algo había en Mozart que hacía que la gente le rechazara, las deudas comenzaron a agobiarle y debieron vender algunos objetos de valor para subsistir, al final tuvo que volver a Salzburgo y volvieron también las discusiones con Colloredo, hasta tal punto llegaron los gritos y los insultos que Mozart fue expulsado el palacio literalmente “de una patada en el trasero”.
Su padre estaba desolado y le pedía una y otra vez que le pidiera perdón, pero todo fue inútil, dejó Salzburgo y se fue a Viena.
Allí sus comienzos fueron esperanzadores, compuso nuevas operas y obtuvo un enorme éxito, pero su carácter no mejoró, cuando el emperador José II al acabar la representación operística le dijo con la mejor de sus sonrisas.
“He disfrutado mucho con su maravillosa música, pero creo que tiene demasiadas notas”,
Mozart se lo tomó como un insulto y le contestó de malas maneras
“Ah, entonces dígame exactamente cuántas cree que son necesarias”.
Aquella irrespetuosa respuesta dejó sorprendido al emperador y a cuantos estaban a su alrededor.
También sorprendió que escribiera un canon cuyo título se podría traducir como “Lámeme el culo”, aunque sus allegados sabían de sobra lo que le gustaba hablar de forma un tanto escatológica, incluso en sus cartas las palabras “pedo, culo, mierda” eran frecuentes.
Se quedó en Viena y a los 26 años se casó con Constance Weber, ahora ganaba dinero y era adorado por sus seguidores, la familia adoptó un  modo de vida lujoso y el emperador José II le nombró “compositor de cámara”, pero Mozart gastaba alegremente cuanto ganaba sin pensar en el futuro.
Cuando la guerra entre Austria y Turquía hizo que  la economía de la aristocracia se resintiera, Mozart se encontró sin dinero, la familia se trasladó a un barrio mas humilde y comenzó a pedir dinero prestado  a sus amigos, eso hizo que  su carácter empeorara, estaba deprimido y de mal humor, aunque seguía componiendo febrilmente (Mozart era hiperactivo), notaba que  ahora  le costaba concentrarse en sus obras y también se  cansaba al caminar , finalmente enfermó y después de unos días de fiebre alta murió, posiblemente de una pielonefritis. Tenía 35 años .
Fue enterrado en la fosa comunitaria  porque la familia andaba mal de dinero y no podía pagar una tumba  particular.
Muy poca gente fue a su entierro, el carácter de Mozart no invitaba a hacer amigos.
Porque Amadeo Mozart era en realidad un enfermo neuropsiquiátrico y sufría el Síndrome de la Tourette que fue descrito por este neurólogo en 1885 y al que puso su nombre.
El síndrome de la Tourette afecta por  igual tanto a  hombres como a  mujeres aunque en los hombres tiene una prevalencia de 4 a 1, no afecta en absoluto a la inteligencia ni a la esperanza de vida pero sí al comportamiento social,  comienza en la infancia y se caracteriza por múltiples tics motores y fónicos,  parpadeo exagerado, toses y carraspeos, olfateos y  gestos faciales desagradables, muchas veces  asociado a coprolalia (palabras groseras), ecolalia (repetición de palabras) y ecopraxia (repetición de movimientos) suele ir unido a hiperactividad o a trastorno obsesivo compulsivo (T.O.C)
Esto hace muy difícil su vida en sociedad, por eso, a pesar de ser un músico y un compositor excepcional, le fue difícil encontrar un trabajo estable ya que era incapaz de controlar sus impulsos.
Es  una enfermedad poco frecuente y generalmente  se presenta en una forma leve,  pero por desgracia Mozart sufría una forma severa del síndrome de la Tourette.
Como dato anecdótico, Mozart odiaba la flauta aunque escribió La flauta mágica por encargo.
Su libretista, Lorenzo da Ponte, que  le escribió el libreto de  sus mejores óperas en italiano, era un personaje controvertido, de vida agitada y amigo del gran  Casanova al que acompañaba a veces en sus correrías amorosas
Da Ponte acabó  siendo expulsado de todas las ciudades en las que vivió por  su vida escandalosa, pero  fue sin embargo   un buen amigo  de Mozart, aunque no fueran ni mucho menos amigos íntimos, los dos tenían un carácter difícil.
Autor: Níssim de Alonso para revistadehistoria.es
Tomado de ;a Fueente;https://revistadehistoria.es/la-verdadera-historia-clinica-del-genial-mozart/?utm_source=MadMimi&utm_medium=email&utm_content=York%2C+la+fortaleza+del+norte&utm_campaign=20181122_m148375216_York%2C+la+fortaleza+del+norte&utm_term=La+verdadera+historia+_28cl_C3_ADnica_29+del+genial+Mozart


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