jueves, 10 de enero de 2019

LA RICA ESCULTORA, GERTRUDE VANDERBILT (1875-1942)




Miembro de una de las familias más ricas y glamourosas de la América de finales del siglo XIX, Gertrude Vanderbilt utilizó su fortuna, que amplió al casarse con su marido, para dedicarse a desarrollar su gran pasión, la escultura. Educada en los más prestigiosos centros artísticos y guiada por el gran Rodin, Gertrude dejó importantes obras escultóricas, muchas conmemorativas de la Gran Guerra, en la que tuvo un destacado papel solidario. Tía de la que se convertiría en una de las principales mujeres del mundo de la moda, Gertrude veló por el bienestar de Gloria Vanderbilt, por la que llegó a luchar por su custodia. El museo Whitney de Nueva York recoge su legado artístico.

Gertrudis Vanderbilt nació el 9 de enero de 1875 en Nueva York en el seno de una acaudalada familia. Su abuelo era el magnate del ferrocarril Cornelius Vanderbilt. Gertrudis era la única niña de los cinco hijos de Cornelius Vanderbilt II y su esposa Alice Claypoole Gwynne, pues una hermana suya había fallecido poco tiempo antes de que ella naciera. La pequeña Gertrude tuvo una infancia feliz disfrutando de todos los lujos y conviviendo con sus hermanos a los que quería con locura.

Su educación estuvo a cargo de tutores privados que complementaron la formación recibida en el prestigioso y exclusivo Brearley School de Nueva York.

Gertrude tenía veintiún años cuando se casó con Harry Payne Whitney, un rico inversor y banquero que también pertenecía a una poderosa familia americana. La pareja tuvo tres hijos, Flora, Cornelius y Barbara.



Gertrude siempre había sentido un cierto interés por el arte pero fue durante un viaje por Europa a principios del siglo XX cuando entró en contacto con el mundo bohemio de París y descubrió su verdadera pasión artística, la escultura. Sin dudarlo, ingresó en la Art Students League de Nueva York y profundizó en el arte de la escultura. Tuvo incluso el gran honor de volver a París donde aprendió de Auguste Rodin. Su obra escultórica fue bien recibida por la crítica tanto europea como norteamericana.

En 1914 Gertrude instaló en una de las muchas posesiones de la pareja en Nueva York el Whitney Studio Club, un lugar en el que pudieran exhibir su obra los autores noveles. Amante de las artes, Gertrude también ayudaría a los nuevos músicos creando una organización que promoviera a los nuevos talentos.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Gertrude Vanderbilt dedicó parte de su tiempo y dinero en fundar un hospital en Juilly, cerca de París, para dar asistencia médica a los soldados heridos en el frente. Gertrude dedicaría parte de su obra escultórica a conmemorar a los héroes de la Gran Guerra.

En 1930 se fundaba el Whitney Museum for American Art en la ciudad de Nueva York, un centro artístico que aun hoy continua siendo un punto de referencia del arte norteamericano.




Al final de sus días protagonizó un complicado conflicto familiar con su cuñada Gloria Mercedes Morgan con quien llegó a los tribunales para conseguir la custodia de su sobrina, la que con el tiempo se convertiría en la famosa Gloria Vanderbilt.

Tras una larga enfermedad, Gertrude Vanderbilt Whitney fallecía el 18 de abril de 1942. Su obra se puede contemplar en lugares tan dispares como Perú, Washington o Huelva.

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