sábado, 2 de febrero de 2019

LAS GUERRILLAS DEL MPD Veintiséis días después del golpe de Estado que derrocó al profesor Juan Bosch en septiembre de 1963, el Movimiento Popular Dominicano (MPD), encabezado por Máximo Antonio López Molina, decidió instalar un frente guerrillero en la loma de Cevicos, para iniciar allí la lucha militar de rechazo al Triunvirato.

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Publicado el: 26 enero, 2019
Desde ese lugar enclavado en las estribaciones orientales de la Cordillera Central, considerado como el corazón geográfico de la República y un espacio excelente para la actividad guerrillera, el MPD se proponía rechazar con firmeza el régimen cívico-militar que había ilegalizado a los partidos de izquierda y perseguía con brío implacable a sus dirigentes.
La primera estancia de sus combatientes fue “La Ceibita”, en Fantino, un área también montañosa dentro de la provincia Sánchez Ramírez, seleccionada -luego de la asonada militar septembrina- como el sitio ideal para establecer el centro de operaciones de sus combatientes y para iniciar la resistencia armada desde la noche del lunes 21 de octubre de 1963.
Este grupo guerrillero era el primero en levantarse en armas después de la muerte de Trujillo y estaba formado por militantes del MPD que portaban fusiles automáticos y calzaban botas militares confeccionadas por uno de ellos.
El fabricante de las botas era Jorge Puello Soriano, secretario general del Sindicato de Zapateros de Santo Domingo, quien realizaba este antiquísimo oficio de remiendo de calzados en los barrios de San Carlos y Villa Francisca, ya que su hogar estaba situado en la casa No. 163 de la calle Barahona, en la capital.
Este obrero de la zapatería se distinguiría en este episodio insurreccional como un simple soldado de la causa democrática, aunque años más tarde, con el sobrenombre de “El Men”, su figura sería conocida y admirada en la vida política nacional por su postura antiimperialista y su firmeza en el respaldo a las ideas de izquierda y al socialismo.
Allí estaban también, Ramón Agustín Pinedo Mejía (Monchín), Francisco Eleuterio Ramos Peguero (Chichí), Frediberto Bravo Santana (Picho), Salvador Augusto Florentino (Payiyo), Enemencio Morales Pascual, Otilio García de León, Germán Alcalá, Cristóbal César Tejeda Vargas, Elpidio Bonilla y Manuel de Jesús Santiago Brito.
Este último no era militante del MPD y estaba allí sin que aspirara a ser guerrillero; pues sólo era un campesino contratado como guía, porque conocía muy bien las montañas del Cibao y sus escondites.
Santiago Brito debía orientar al grupo y llevarlo hasta un sitio seguro, alejado de estaciones militares y destacamentos policiales, por la dificultad en movilizarse llevando consigo los alimentos, las municiones y el paquete con armas.
Pero este guía estaba al servicio del gobierno y en vez de ofrecer al grupo una correcta orientación, hizo todo lo contrario durante su repliegue hacia la parte alta de la Cueva de Cevicos, ya que lo llevó hasta un lugar cercano a un cuartel policial en las inmediaciones de Hoyo Frío, muy lejos del sitio previamente escogido para establecer el foco de guerrilla, donde podían ser fácilmente detectados.
Debido al gran movimiento de militares y policías en esta área, López Molina presintió que su grupo había sido descubierto, cuando aún no estaba preparado para combatir; pues ni siquiera habían probado las armas que transportaban empaquetadas.
Estas eran, a saber, varios fusiles de fabricación inglesa, cuatro carabinas Cristóbal calibre 30, fabricadas en la armería de San Cristóbal; una ametralladora Thompson, 968 cápsulas para fusiles, 67 abrazaderas y otros accesorios.
En esa circunstancia, lo lógico era rehuir un combate en desventaja y extemporáneo, y fue eso lo que dispuso el líder izquierdista cuando ordenó a sus hombres alejarse del área antes de que el ejército los localizara y persiguiera.
Durante dos días irían de un lado a otro por la loma de Cevicos, pero la marcha sería sumamente lenta en las horas de sol, porque tenían que evadir los lugares poblados para no ser vistos, aunque en la noche apuraban el paso.
Llegó un momento en que decidieron rendirse, convencidos de que resultaba imposible escapar al acoso del ejército; pero lo hicieron poco después de abandonar la pesada carga de las armas, las cuales intentaron ocultar en un sitio semidescubierto e inseguro.
Los rebeldes inmovilizados y totalmente desarmados, fueron rodeados por una patrulla militar en el área de la “Cueva de la 24″, cerca de la loma Abadesa, donde existía un caserío a unos once kilómetros del paraje Los Peralejos, en Villa Riva.
Estos insurgentes del MPD, con López Molina a la cabeza, fueron atrapados al caer la tarde del miércoles 23 de octubre de 1963, luego de que el comandante de la referida patrulla ordenara el alto mediante una corta ráfaga de ametralladora.
De esta emboscada sólo pudieron momentáneamente escapar dos de los insurrectos: Francisco Eleuterio Ramos Peguero (Chichí), de 28 años y Jorge Puello Soriano (El Men), quien nació el 10 de julio de 1926 y contaba con 37 entonces. Pero, poco más tarde, ambos fueron apresados totalmente desarmados, aunque ya habían ocultado en el paraje “La Selva de los Pájaros”, en un monte de Villa Riva, una ametralladora Thompson, una carabina Cristóbal y una pistola que no utilizaron durante la frustrada insurrección izquierdista.
El joven a quien su familia y sus amigos llamaban “Chichi”, era hermano de Andrés Marcelino Ramos Peguero, uno de los fundadores del MPD que adquirió experiencia militar durante su destacada actuación como miembro del ejército revolucionario cubano que entre 1956 y 1959 peleó en la Sierra Maestra y en la zona montañosa de Santiago de Cuba, contra el régimen dictatorial de Fulgencio Batista.
Andrés Marcelino Ramos Peguero fue el primer dirigente de izquierda en la República Dominicana en planear y ejecutar una acción militar para liquidar a los remanentes del trujillismo, según su visión revolucionaria. Eso se produjo la noche del 31 de marzo de 1962 en el sector de Villa Consuelo del Distrito Nacional, cuando con la asistencia del joven emepedeísta César Rojas, atacó a balazos a una patrulla policial en la intersección de las calles Seibo y Marcos Ruiz, muriendo en el acto el raso Ramón Antonio Castillo Henríquez, quien recibió dos impactos de bala en las piernas y otro mortal a nivel del corazón. En el tiroteo resultaron heridos los rasos de la Policía José Francisco Santiago y Norberto Rodríguez Gavin.
La alta dirigencia del MPD se desligó de esta acción armada condenada por los sectores democráticos, quienes la calificaron de “terrorismo individual” por procurar alterar la precaria estabilidad política generada por el gobierno provisional del Consejo de Estado, presidido por el licenciado Rafael Filiberto Bonnelly, que había prometido hacer las primeras elecciones libres y llevar al país por la senda de la democracia representativa.
Según la versión de la Policía, los disparos fueron realizados desde un carro en marcha amparado en la placa número 15108 del año 1962, en el que viajaba Ramos Peguero, quien fue arrestado el 2 de abril de 1963, siendo jefe de la Policía el general Belisario Peguero Guerrero y presidente constitucional de la República el profesor Juan Bosch.
El autor de este hecho sangriento afirmó que representaba al Movimiento Revolucionario 20 de Octubre, ignorando extrañamente la existencia de la agrupación patriótica de ese mismo nombre que había sido fundada por los jóvenes Ercilio Veloz Burgos, Papito Johnson y Rafaelito Bueno.
Estos muchachos habían sido los héroes de la jornada patriótica de la calle Espaillat, en la capital, escenificada el 20 de octubre de 1961 por un grupo de jóvenes que durante una prolongada y violenta protesta declararon como territorio libre a una importante área de la ciudad intramuros en Santo Domingo, a la que pertenecía la citada vía, exigiendo con vehemencia el fin de la dictadura y la expulsión del país de la familia Trujillo.
Se debe decir que tanto Ramos Peguero como César Rojas fueron condenados el 9 de marzo de 1963 a 20 años de trabajos públicos por los sucesos de Villa Consuelo, pero dicha condena fue posteriormente reducida a diez.
Ramos Peguero estuvo durante un breve tiempo recluido en la Penitenciaría Nacional de La Victoria, pero el día 3 de noviembre de 1964 se fugó del hospital Padre Billini, donde era atendido por dolencias estomacales. Unos días más tarde fue reapresado y llevado a la cárcel de Barahona y luego trasladado a El Seibo, donde fue puesto en libertad condicional el 18 de marzo de 1966, tras el pago de una fianza de 20 mil pesos.
En relación a Chichí y El Men, es importante hacer notar que estos dos dirigentes emepedeístas habían estado en países socialistas en un tiempo en que la juventud latinoamericana estaba muy influenciada por el éxito guerrillero cubano y la llamada Revolución Democrática tipo maoísta.
El joven Chichí Ramos Peguero participó en actividades educativas en Checoslovaquia, mientras Jorge Puello Soriano estuvo en Jamaica y luego en Cuba, donde asistió a un cursillo sobre sindicalismo en septiembre de 1962, que habría sido muy beneficioso para su formación doctrinal marxista; además de que viajó a París y Praga correspondiendo a una invitación cursada por la Confederación de Trabajadores de Cuba, quien costeó sus gastos en esos viajes.
López Molina defiende gobierno de Bosch
En una entrevista con los reporteros que cubrían la fuente de la Policía Nacional, celebrada en la sede central de esa institución, donde se encontraba detenido junto a otros insurgentes, Máximo Antonio López Molina defendió vehemente el carácter democrático y liberal del gobierno del derrocado presidente Juan Bosch.
El líder del MPD aseguró que las fuerzas sociales negativas, entre las que situó a los latifundistas y al imperialismo norteamericano tenían en sus manos el poder político y habían impedido la revolución social, como resultado del golpe militar contra Bosch el 25 de septiembre de 1963.
Según su criterio, “el gobierno de Bosch era liberal y no comunista”, y estaba tratando de resolver los problemas del pueblo, aunque despacio. Resaltó que “mantenía las libertades públicas bajo las cuales, incluyéndonos nosotros los comunistas, podíamos hablar de nuestras concepciones de la vida, qué es el marxismo-leninismo y poder defender a la clase obrera que es nuestro objetivo y al que se debe nuestro partido”.
A su juicio, “Bajo ese sistema democrático representativo de Bosch los intereses oligárquicos no resistían nuestra verdad y contraviniendo la ley universal histórica del progreso ininterrumpido de los pueblos, se lanzan a la aventura del golpe militar y policial con el único propósito de mantener los privilegios de las clases poseedoras, entre las cuales figuran comerciantes, latifundistas, etc.”.
Dijo que “en este país ni el Triunvirato ni ningún gobierno de derecha puede gobernar sin contar con la fuerza del pueblo”, y manifestó que “queremos el regreso de la constitucionalidad. Si las fuerzas negativas se empecinan en mantener el orden existente en el país, la guerra civil será inevitable, aunque se me encarcele o se mande de nuevo a Francia”.
Por esta acción guerrillera, el día 27 de octubre de1963 la Policía envió a López Molina y sus compañeros ante el fiscal del Distrito Nacional, doctor José María Acosta Torres, para fines de encarcelación y procesamientos legales, y después de estudiar el expediente puesto a su cargo, dicho magistrado expidió orden de arresto, por lo cual los insurrectos fueron llevados a la Penitenciaria Nacional de la Victoria con el aval del juez de instrucción de la Primera Circunscripción del Distrito de Santo Domingo, doctor Ricardo Gaspar Francisco Thevenin.
Estos jóvenes fueron acusados de violar el artículo 222 del Código Penal y para ellos se pidió condena de 20 años de trabajos públicos, aunque poco más tarde algunos consiguieron salir del penal, amparados en órdenes de libertad bajo fianza y otros, como López Molina, fueron deportados con destino a Francia el 30 de noviembre de 1963.
Se debe saber, por último, que desde antes de este frustrado intento de guerrilla, el MPD había estado imbuido en la estrategia exclusivamente ´foquista´, ya que según cuenta el ingeniero Cayetano Rodríguez del Prado, exsecretario general del MPD, en su libro de memorias, desde principios de agosto de 1963, un mes antes del derrocamiento del gobierno del profesor Bosch, previendo que era inevitable el golpe de Estado, un grupo de jóvenes de su partido y del Movimiento Revolucionario 14 de Junio se estuvo entrenando en un campamento militar de Cuba, situado dentro de una granja sembrada de toronjas, llamada “Tabaré”, que quedaba a unos cuantos kilómetros de La Habana.
El entrenamiento incluía táctica y estrategia guerrillera, uso de las armas de fabricación occidental más comunes en aquella época, sanidad militar y comunicaciones por radio. Además de aprender allí a vivir en comunidad y en un ambiente de camaradería.
Relata Rodríguez del Prado que entre los jóvenes que pasaron por allí -además de él- estaban Baldemiro Castro, Leopoldo Grullón, René Sánchez Córdova, Héctor Báez Tisol, Julio César Defillé, Leonte Brea González, Frank Lendor, Maximiliano Gómez (Moreno), Pepito Guerra, Braulio Torres, Valentín Giró, “el Tigre de la Cañita” y otro hermano de Andrés Marcelino Ramos Peguero, a quien apodaban El Chino, cuyo nombre era Francisco Elizardo.
Este último era el único que realmente tenía experiencia militar, porque había acompañado a su hermano en muchas de las actividades guerrilleras contra el régimen de Batista en Cuba, “participando en forma destacada en las acciones militares que se produjeron en Santiago de Cuba y que incluyeron la destrucción y captura del cuartel general de la Policía Marítima”.

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