sábado, 15 de junio de 2019

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La Guardia Roja en la división del MPD.

Publicado el: 15 junio, 2019
Luego de la Guerra de Abril de 1965, el Movimiento Popular Dominicano (MPD) pasó a ser el principal partido de izquierda por su notable incidencia en el sector juvenil, fruto de su resistencia a la intervención militar extranjera y su incesante promoción de la guerra popular, al extremo de que su secretario general, ingeniero Cayetano Armando Rodríguez del Prado, juró en el marco de la Primera Conferencia Tricontinental, celebrada entre el 2 y el 16 de enero de 1966 en La Habana, Cuba, que convertirían a Santo Domingo en el Vietnam del Caribe.
El empuje del MPD estaba ligado al crédito obtenido por sus dirigentes en su accionar en el campo socialista, participando en diversas actividades internacionales donde pudieron relacionarse con líderes comunistas y jefes de Estado de diversos países, en conversatorios sobre los desafíos del socialismo contemporáneo. En esas tareas sobresalió el propio Rodríguez del Prado, desde su primer viaje a China en julio de 1964 y Máximo Antonio López Molina, fundador y presidente del partido, quien a principios de los años 60 cultivó muy buenas relaciones con los líderes comunistas europeos y asiáticos.
La razón efectiva de la inserción del MPD en el área juvenil, se debió en cierto modo a que sus dirigentes estaban cubiertos de una aureola de heroísmo por su descollante actuación durante la Guerra de Abril, al apoyar con firmeza la lucha de los militares constitucionalistas contra las tropas de Wessin y los soldados extranjeros estacionados en Santo Domingo, integrantes de la Fuerza Interamericana de Paz, de la Organización de Estados Americanos (OEA), liderada por el gobierno estadounidense de Lyndon Baines Johnson.
La supremacía de este partido se afincó en la tesis maoísta de que “El poder nace del fusil” y en la circunstancia de ser una organización orientada por antiguos líderes estudiantiles que concentraban su crecimiento en los clubes culturales, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en las escuelas públicas. Sus palestras predilectas para debatir sus ideas y ganar simpatías.
En esos escenarios se reconstruía con desenfrenada fantasía las batallas y sucesos de la Revolución de Abril, con vehemente alusión a las hazañas heroicas de los luchadores del MPD, en su repentino oficio de soldados de la patria. Se evocaba de manera especial, la trágica muerte de los combatientes constitucionalistas Baldemiro Castro, Rodrigo Lozada y Sóstenes Peña Jáquez, apresados y fusilados el 25 de junio de 1965 en San Francisco de Macorís, tras fallar el plan de la toma de la fortaleza de esa ciudad, para extender la ofensiva militar revolucionaria hasta el nordeste y la región del Cibao.
A través de un comité estudiantil que orientaba tanto al grupo Fragua como a la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER), el MPD incidió en el ámbito universitario y en las áreas escolares en conexión tolerante con los órganos juveniles del Partido Socialista Popular (PSP) y el Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4), aunque esa relación no retardó su crecimiento en la base de ambas organizaciones sacudidas por rebatiñas internas.
El PSP se dividió el 8 de agosto de 1965, surgiendo en su seno el Partido Comunista Dominicano, fundado por los hermanos Antonio y Narciso Isa Conde, Pericles Franco Ornes, Luis Gómez Pérez, Carlos Dore Cabral, José Israel Cuello Hernández y otros dirigentes socialistas que diferían del enfoque soviético sobre la lucha liberadora de los países tercermundistas y de su línea revisionista de convivencia pacífica con Estados Unidos y otras potencias.
En esa ocasión se ahondaron también las diferencias ideológicas en el otrora poderoso 1J4, con una lucha implacable entre el sector que batallaba por transformarlo en partido comunista y otro que -por su naturaleza pequeñoburguesa- creía absurdo ese propósito y gestionaba sumarlo al MPD, por ser el partido marxista-leninista con mayor base proletaria.
En medio de esa discusión política, varios jóvenes catorcistas de tendencia maoísta, a la cabeza de Luis Adolfo -Pin- Montás González, Antonio Lockward Artiles y Narciso González Medina -Narcisazo, decidieron adelantarse a la inevitable división del 1J4 y cruzaron a las filas del MPD, investidos de altos cargos directivos; con la encomienda de coordinar su comunicación pública y difundir su línea política de manera sistemática, a través del periódico “Libertad” y otros medios informativos.
Las divergencias penetran en el MPD. El 16 de agosto de 1965, en el liceo intermedio República de Argentina, convertido en cuartel general del MPD desde el principio de la Guerra de Abril, se inició el primer Congreso de este partido, conducido por el ingeniero Cayetano Rodríguez del Prado, con el pintor José Ramírez Ferreira (Condesito), de vicepresidente y Ernesto López Molina (Tico) y Gustavo Ricart Ricart, como secretarios. En este recinto escolar del sector de San Antón, en la zona intramuros de la ciudad, durante una semana se desarrolló el denominado “Pre-Congreso” que -según apunta Rodríguez del Prado en sus memorias escritas en 2008- “estableció las bases ideológicas del MPD” y afianzó su línea nacionalista para que no fuera cola de otra entidad política y actuara con libertad en lo relativo a la solidaridad internacional.
Igualmente, este evento ratificó al marxismo-leninismo como la ideología del MPD -guiada por el pensamiento político de Mao Zedong y su teoría de los tres mundos; definió el carácter semifeudal y semicolonial de la sociedad dominicana y respaldó la Revolución cubana, al margen de las consideraciones críticas sobre las concepciones revisionistas soviéticas.
También aprobó la estrategia de la guerra popular prolongada y una iniciativa de valoración de la zona rural para la acción armada, previa organización y educación política de las masas campesinas para las tareas antiimperialistas.
Otra resolución de menor trascendencia tomada por dicha asamblea, fue la inserción en los estatutos del partido de ciertos requisitos ideológicos para fortalecer la disciplina interna, aunque esta nueva reglamentación fue quebrantada casi al instante por las contradicciones ideológicas que introdujeron los excatorcistas a través de sus líderes: Pin, Narcisazo y Lockward, quienes plantearon la reorientación del partido, partiendo de cero, con un programa político y otro agrario, y el periódico “Libertad” como vanguardia de la lucha democrática.
La propuesta de este grupo fue conocida y debatida con el nombre de “primera posición” y logró la simpatía cautelosa de algunos adversarios de Máximo López Molina, presidente del MPD, quien se encontraba exiliado en París desde noviembre de 1963, debido al fracaso de su proyecto guerrillero contra el régimen de facto que desplazó a Juan Bosch del poder. Se le quería apartar de la dirección partidaria por su supuesta desconexión con la realidad dominicana, aunque se le cuestionaba principalmente por la crítica que lanzara a Fidel Castro y los comunistas cubanos, expuesta en una carta fechada el 17 de julio de 1965.
Se debe apuntar que entre los dirigentes más antiguos del MPD que apoyaron la “primera posición”, estaban Leopoldo Grullón, exsecretario general de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED) y el obrero Alfred Toussent Jean, de 25 años, ambos miembros del comité central. Ellos acogieron la tesis de construir un nuevo partido dentro del MPD, que se organizara primero en la zona urbana, instalando estructuras en los barrios para constituir en ellos el núcleo básico de esa entidad política.
Esa iniciativa chocaba con la tesis “Lo mejor al campo”, recientemente difundida y cuyo ideólogo principal era el joven petromacorisano Maximiliano Gómez Horacio (El Moreno), miembro del comité central, quien sostenía que había que apresurar el envío de los dirigentes del partido a la zona rural, para preparar la lucha armada con combatientes valientes y conscientes de la importancia del fusil en la guerra que se avecinaba.
Esa propuesta del joven y carismático líder, fue denominada “segunda posición” y rechazaba la recomendación de cambiar la estructura partidaria y someter la militancia a un proceso de educación política, porque –a su juicio- el MPD se encontraba en la etapa de lucha de un partido que se proponía tomar el poder político del Estado y en la tercera y última fase de una organización marxista-leninista.
Producto de la referida controversia, en el mes de julio de 1966 el MPD entró en crisis. La indisciplina copó sus organismos e hizo imposible la convivencia entre sus miembros, los cuales de modo veloz se fueron adhiriendo a uno y otro grupo. De tal manera, que con mucha facilidad se podía reconocer su diferenciación ideológica en la interpretación de la doctrina del marxismo-leninismo y su criterio para aplicar la teoría maoísta en República Dominicana.
Un mes más tarde, en agosto de 1966, ante la imposibilidad de reconstruir el ambiente de confraternidad y unidad en la organización, surgió la Guardia Roja, integrada por jóvenes que seguían dentro del partido las directrices del secretario nacional de Organización, ingeniero Ramón Agustín Pinedo Mejía (Monchín). Ésta fue formada para imponer orden y disciplina en los organismos del MPD y -sobre todo- para cuidar su patrimonio.
Monchin Pinedo justificó su organización diciendo que “sólo tiene un carácter ideológico, y no vandálico, como los enemigos del MPD han querido señalar”; comparándola con la Guardia Roja que operaba en China desde el 25 de mayo de ese año, con el aparente fin de “la preparación del espíritu combativo de las masas de ese país para luchar contra el imperialismo norteamericano”.
La primera aparición pública de la Guardia Roja ocurrió el viernes 9 de septiembre de 1966, en la residencia de los esposos Máximo Antonio López Molina y María Meléndez, en Ciudad Nueva, Distrito Nacional, donde los jóvenes emepedeístas reclamaban al expresidente de su partido la devolución de unos seiscientos dólares, una máquina de escribir y varios libros que pertenecían al partido que dirigió hasta el día 12 de abril de 1966, cuando fue destituido.
López Molina negó categóricamente que tuviera en su poder bienes del MPD y consideró que la acusación de malversación de fondos era una injuria y una difamación, ya que personalmente le había entregado al ingeniero Monchín Pinedo los libros procurados, y aseguró que el manejo de recursos económicos en ese partido era una facultad de su comité central y su secretaría de finanzas, dirigida por Ylander Selig Delmonte; además de que estaba seguro que el dinero requerido estaba en manos del organismo señalado. Agregó que el partido tenía dos maquinillas de su propiedad.
Uno de los miembros de la Guardia Roja se atrevió a faltarle el respeto, diciendo que junto a Selig Delmonte había dilapidado dinero del partido en Europa y merecía por eso ser humillado como se hacía en esos días en China con los enemigos de Mao, a los que se le colocaba sobre la cabeza un sombrero de papel llamado capirote, similar al que llevaban los penitentes de la inquisición medieval. El joven provocador advirtió que solicitaban las pertenencias del MPD por la vía del diálogo, pero que podían utilizar el método proletario. A lo que López Molina respondió sin miedo diciendo que la lucha ideológica debía hacerse mediante la crítica y no al través de la violencia.
Excepto ese aspaviento inamistoso, el encuentro de los guardias rojos con el expresidente del MPD, efectuado en presencia de la prensa, se llevó a cabo sin violencia. Los jóvenes mantuvieron su exigencia, pero se marcharon en paz, aunque indicaron que volverían.
Breve historia de la Guardia Roja. La Guardia Roja fue creada en una escuela secundaria de la Universidad de Tsinghua, Beijing, capital de China, inspirada en una obra de teatro llamada “Hai Rui cesado en su cargo”, escrita en 1961 por el historiador y político Wu Han, antiguo vicealcalde de Beijing y autor de numerosos escritos de ficción histórica sobre la época de la dinastía Ming. Esta obra tenía como personaje central a un general de dicha dinastía que había sido encarcelado por oponerse al emperador Hao Wenyuan, argumento que fue interpretado como una alegoría a la ruptura política entre Mao Zedong, líder del Partido Comunista de China y Peng Dehuai, antiguo ministro de Defensa, separado de su cargo por su postura crítica a la línea política imperante durante el Gran Salto Adelante.
Esta creación artístico-literaria fue considerada contraria a la Revolución china porque se interpretó que el objetivo del autor era presentar a Mao como un líder autoritario, razón por la cual éste fue a parar a la cárcel donde murió en 1969 por causas desconocidas, según la versión oficial.
Su obra fue reprobada por los estudiantes de la referida institución universitaria y a consecuencia de ello surgió allí la Guardia Roja, cuyo primer acto público fue un ataque a su rector, por su conducta elitista y vicios burgueses. Luego, contra el alcalde de Pekín, Peng Zhen, quien tenía una estrecha relación con algunos adversarios de Mao, partidarios del presidente Liu Shaoqi, de Peng Dehuai y el viceprimer ministro Deng Xiaoping.
Poco después, la Guardia Roja se extendería por toda China junto a la Revolución Cultural, para atacar a los funcionarios sospechosos de tener ideas reformistas y tendencias capitalistas, enquistados en la burocracia del partido y el Estado. Esta organización juvenil actuaba influida por el propio Mao Zedong, quien en mayo de 1966 había denunciado que funcionarios burgueses se habían infiltrado en el gobierno con el objetivo de restaurar el sistema capitalista y que era necesario destruir a los revisionistas del partido, mediante la lucha de clases violenta.
Desde entonces los jóvenes integrantes de la Guardia Roja fueron los principales defensores del pensamiento de Mao y la Revolución Cultural y se pusieron a la cabeza del movimiento que dentro de la estructura del partido y el Estado se encargó de promover la purga masiva de altos funcionarios, en particular de los seguidores de Liu Shaoqi y Deng Xiaoping, afectando de ese modo a millones de personas que fueron perseguidas, hostigadas, apresadas y humilladas.
Esos jóvenes llegaron al extremo de atacar diversos símbolos de China que consideraban contrarios al maoísmo, como fueron las tumbas Ming, donde están enterrados trece emperadores y 23 emperatrices de la dinastía Ming, en Beijing; el templo y el cementerio de Confucio, en la provincia de Shandong, así como numerosas bibliotecas, iglesias, monasterios, mezquitas y monumentos históricos que fueron depredados. Su fanatismo era tan exagerado que llegaron a cantar como un himno casi oficial en China: “El Este es rojo, el sol ha salido y Mao Zedong ha aparecido en China”.
Una cita de Mao, contenida en el Libro Rojo, era predilecta de los integrantes de la Guardia Roja. Esta es: “El mundo es vuestro, igual que nuestro. Vosotros los jóvenes, llenos de vigor y vitalidad, estáis en la flor de la vida, como el sol a las ocho o las nueve de la mañana. Nuestra esperanza está depositada en vosotros. El mundo os pertenece. El futuro de China os pertenece”.
Es posible que la idea de organizar la Guardia Roja en el escenario nacional tuviese que ver con la visita a China en el verano de 1966 de Cayetano Rodríguez del Prado e Ylander Selig Delmonte, debido a que fue emulada demasiado rápido en Santo Domingo con rasgos muy parecidos a las proclamas de los líderes chinos. Eso se podía apreciar en el argumento usado por el ingeniero Monchín Pinedo para atacar a los adversarios de su partido: “Todos los traidores a la revolución y al marxismo-leninismo que se encuentran disfrazados de revolucionarios, han sumado sus esfuerzos contra el MPD, y luchan simultáneamente por destruirnos”. Además de decir que el movimiento de la Guardia Roja iba “dirigido a limpiar la retaguardia de revisionistas y burgueses, a fin de enfrentar eficazmente la agresión del imperialismo”.
Esas declaraciones fueron ofrecidas a la prensa nacional como respuesta a una reseña del periódico Listín Diario del jueves 15 de septiembre de 1966, sobre un suceso ocurrido la noche del día anterior, donde varios miembros de la Guardia Roja “atacaron por la espalda a Antonio Locward Artiles, en la intersección de las calles Duarte y Luperón”. Según la información referida, “los supuestos agresores de Lockward intentaron arrancarle un maletín de su propiedad, entablándose una lucha cuerpo a cuerpo”; pudiendo el joven abogado y poeta repeler el ataque y con el auxilio de algunos amigos, perseguir a sus atacantes que emprendieron la fuga y pudieron escapar luego de refugiarse en el Instituto Morrison, del profesor Egbert Morrison, situado en la calle Mercedes esquina Duarte, en la zona colonial.
Pin Montás y Narcisazo González reaccionaron enseguida en solidaridad con su compañero agredido, calificando el ataque como un “hecho anticomunista que sólo sirve a los intereses yanquis” y asegurando que “la dialéctica de los oportunistas es cometer una agresión y fracasar, intentar nuevamente y fracasar de nuevo”. También dijeron que no responderían a ese acto pandillero, porque hacia ese campo quería arrastrarles el imperialismo.
Sobre este caso se produjo un desmentido público del comité del Distrito del MPD, negando que jóvenes de la “Guardia Roja” tuvieran el propósito de atacar una librería propiedad de Lockward, que era manejada por su hermana Ana y que ella hubiese sido amenazada por miembros de ese partido, como se divulgó por los medios informativos, ya que un acto de esa naturaleza iba en contra de sus propios principios ideológicos. Además, dijo que lo ocurrido en la librería “Centro Cultural Época”, constituía un caso aparte, ya que fueron allí a recuperar libros propiedad del MPD.
El ingeniero Monchín Pinedo defendió también la actuación de la Guardia Roja y calificó de traidores y “de pequeño-burgueses, dirigentes de los sectores antipartido” a los seguidores de Pin Montás, asegurando que la librería “Centro Cultural Época” era propiedad del MPD y que la violencia ocurrida allí fue iniciada por Pin Montás, quien propinó un martillazo “a nuestro compañero Riverita” (Rafael Delio Rivera), miembro del comité central y uno de los primeros dominicanos que se sumaron a la organización a la llegada de López Molina desde Cuba, en 1960.
Por último, queremos apuntar que de esta primera división del MPD surgió el Partido Comunista Ortodoxo, fundado por Máximo López Molina el 12 de septiembre de 1966 y el Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO), constituido por Pin Montás el 24 de octubre de este mismo año.
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