Posted: 11 Jun 2019 04:17 AM PDT
En el siglo III aC, cuando Ibiza (Ayboshim) era una de las principales colonias de Cartago, los comerciantes ibicencos recibían y enviaban barcos cargados de ánforas con todo tipo de mercancías. La población de Vila en ese momento podía rondar las 5.000 personas, según los cálculos de los arqueólogos, y el puerto era un hervidero de talleres, alfarerías, fábricas y barrios de artesanos de toda índole. Los barcos amarraban, entonces como ahora, a los pies de un núcleo amurallado en Dalt Vila para descargar vajillas de mesa, perfumes, alimentos, herramientas... procedentes de todos los rincones del Mediterráneo. Y desde aquí se iban cargados del vino y el aceite local, sobre todo, hacia la Península, el sur de Francia y otras ciudades. Ibiza era entonces una potencia comercial y era conocida en todas partes.
Los ibicencos púnicos, incluso, habían fundado varios enclaves en Mallorca, habitada entonces por una sociedad indígena anclada todavía en la prehistoria (la cultura talayótica), que, sin embargo, colaboraba con los comerciantes ibicencos. Una de estas colonias fue el islote de Na Galera, justo enfrente de la costa de Palma, cerca de la cabecera del aeropuerto actual. En ese minúsculo peñasco, de apenas unas decenas de metros de longitud, los ibicencos levantaron un templo dedicado a alguna deidad púnica (que aún se desconoce), a cuyos pies se enterraban a difuntos que eran expresamente llevados allí para ser sepultados. El templo formaba aproximadamente un cuadrado de cinco metros de lado y cuatro de altura, si bien años más tarde, tras ser destruido en acción bélica, sería ampliado hasta alcanzar los 10x10 metros. Este yacimiento nunca había sido excavado a conciencia, pero un grupo de arqueólogos y entusiastas de la historia en Mallorca (la Associacio Amics de na Galera) cogió el toro por los cuernos y, entre 2012 y 2017, procedió a un concienzudo examen de los restos, bajo la dirección de Ramón Martín ( izquierda) y José Jorge Argüello (derecha). La tarea emprendida por este colectivo ha sido y es aún admirable, pues están desarrollando toda una serie de actividades divulgativas de la cultura púnica (exposiciones, una regata púnica anual, charlas, concursos...) que hacen palidecer a las que se llevan a cabo en la propia Ibiza. ¿Para qué servía ese templo? «Se supone que marineros que salían de Ibiza, llegaban aquí, realizaban sus ofrendas para seguir teniendo una buena travesía, y luego seguían navegando», explica el arqueólogo Ramón Martín. El destino final de esa navegación eran las costas de Menorca y luego Cataluña, a donde llevaban mercancías. En realidad, era una escala necesaria para poder alcanzar la Península, en un rodeo que ahora puede parecer raro, pero que era obligado en una época en que los barcos a vela aún no podían navegar con el viento en contra. «Primero había que navegar hacia el Este, y luego ya no había problema para seguir hacia Cataluña», señala Martín. Del templo se conservan únicamente el arranque de sus muros y las tres cisternas (una de ellas, de tres metros de profundidad) donde se arrojaban los restos de las piezas usadas en los rituales que allí se hacían. Se han podido recuperar además los restos óseos de 14 personas, algunas ya de los siglos I a.C.- I d.C. Unas fueron enterradas y otras sometidas a cremación. Se supone que varios de ellos eran ibicencos, pero otros no, al menos uno «cuyos restos de cremación estaban colocados en un jarro indígena», lo que hace suponer que se trataba de un residente mallorquín. Pero Na Galera no solo es importante por albergar este templo, el único conocido en las islas perteneciente a esta época y de estas características, sino también por su pasado prehistórico. Allí se ha encontrado la cerámica incisa (o sea, con incisión de marcas en su superficie) más antigua de todo Baleares. Antes de que llegaran los púnico-ebusitanos, ya había allí una cueva de enterramiento del siglo XII a.C., donde también se han hallado grandes ollas talayóticas para sepultar difuntos. Martín y sus compañeros consideran que los ibicencos eligieron este enclave para crear su templo precisamente porque el lugar ya tenía un uso funerario previo. Otros enclaves en MallorcaIbiza no solo creó el enclave de Na Galera durante su floreciente época púnica. En otro islote mallorquín, situado cerca de Cabrera, el de na Guardis, también se alzan aún los restos de los muros de un edificio dedicado supuestamente a la fundición de metales. Solo ha sido excavado superficialmente hace cuarenta años, como sucedía con na Galera. También figuran en esa red de establecimientos ebusitanos el Puig de na Morisca, en Santa Ponça, o el Turó de ses Abelles.Lo que hoy conocemos como mundo civilizado no llegaría a Mallorca hasta el 123 a.C., con el desembarco de los romanos. Ibiza, que gracias a los fenicios llegados en el 654 a.C., llevaba una ventaja de siglos, empezaría a languidecer a partir de entonces, sobre todo tras la derrota cartaginesa en la última guerra púnica, cuando Cartago, la metrópoli, fue literalmente arrasada por Roma e incluso sus campos fueron arados con sal para que nunca más creciera nada allí. Mallorca trabaja para resucitar una parte de su historia, la púnica, Aunque esta cultura tuvo una impronta marginal en comparación con el peso que alcanzó en Ibiza, los esfuerzos de la Associacio d'Amics de na Galera dan la impresión de todo lo contrario (ver nagalerapunica.wordpress.com). De hecho, una exposición dedicada al mundo púnico de Mallorca puede ser visitada en el Casal Balaguer de Palma hasta enero de 2020. Pero, como anticipa Ramón Martín pronto habrá más noticias sobre el mundo púnicoebusitano en Mallorca. Fuente: diariodeibiza.es | 9 de junio de 2019 |
Posted: 11 Jun 2019 04:15 AM PDT
Detalle del mosaico del salón ('triclinium') de la villa romana de Noheda. Forma parte del Cortejo dionisiaco y en él se distinguen centauros, músicos, sátiros y a Sileno, representado como un anciano montado sobre un burro.
Érase una vez un hombre inmensamente rico. Más. Más aún. Tan adinerado como para hacerse traer en el siglo IV el vino desde Siria (a 4.921 kilómetros de distancia) porque los caldos de la tierra donde residía no resultaban de su gusto. Un individuo tan poderoso que la villa en la que vivía y hacía negocios (un conjunto de edificaciones) ocupaba 10 hectáreas, según los últimos datos del georradar. Solo el salón de su casa (triclinium) medía 291 metros cuadrados y estaba decorado con mosaicos dignos del palacio de un emperador. “Ese hombre existió”, explica Miguel Ángel Valero, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Castilla-La Mancha. Todavía se desconoce cómo se llamaba aunque los arqueólogos lo han bautizado en broma romanizando el nombre de un archimillonario español. “Pero tarde o temprano lo sabremos”, sostiene Valero, que lleva una década desenterrando sus impresionantes propiedades —ya lo ha hecho en un 5% del total—, en la actual provincia de Cuenca, que en breve serán visitables. Miguel Ángel Valero pulveriza agua desionizada sobre una escena que representa una pantomima. A la derecha, se distingue un órgano de fuelle. Ahora la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha va a abrir el yacimiento, denominado Villa de Noheda, en la localidad de Villar de Domingo García (218 habitantes), y a hacer públicos los espectaculares resultados de las investigaciones: el mayor conjunto escultórico en mármol de la Hispania romana, con medio millar de grandes fragmentos, y el mayor mosaico figurativo del Imperio. El alcalde de la localidad, Javier Parrilla(PP), quiere que su apertura coincida con la nueva campaña de trabajos arqueológicos del verano, donde está previsto, entre otras actividades, iniciar la excavación de la sala de recepción (salón áulico) de la villa, “normalmente de mayor superficie que el 'triclinium'”, explica Valero. Por supuesto, esta zona también oculta su propio mosaico y cientos de secretos. Hace algo más de una década, un tractor topó con un terreno muy duro (conocido desde siempre como El Pedregal o Cuesta de los Herreros) en Villar de Domingo García. Esa parte del municipio recibía esos nombres porque los vecinos no cesaban de hallar grandes sillares de piedra y objetos metálicos de los que desconocían su origen. Cuando el arado abrió la tierra, cientos de pequeñas piedras de vivos colores volvieron a la luz. Eran parte de las teselas que conformaban los mosaicos. Los servicios arqueológicos comenzaron las excavaciones ya que en un mapa de Alonso de la Cruz (1554), que se guarda en el monasterio del Escorial, denomina al lugar Villar de la Vila y en 1897 Francisco de Coello ya describió la “existencia de unas ruinas romanas, con teselas, en la pedanía de Noheda”. Detalle de una de las dos pantomimas que fueron representadas en el mosaico. Uno de los personajes lleva un escarpín largo y sólido con el que marcaba los 'tempos' de la música. Es una de las escasas representaciones que existen en el mundo. La realidad superó a todo lo imaginable. Noheda es un fiel reflejo de un intento de transmitir un mensaje de alta carga ideológica y propagandística: el poder de un terrateniente (dominus) que garantizaba la estabilidad económica y social a la comunidad. Erigió un gigantesco complejo residencial que conjugaba los conceptos de “ocio y negocio” dentro de una gran extensión de tierras (fundus). De hecho, “a estos conjuntos de explotación agraria se los denomina urbes in rure (ciudades en el campo)”, recuerda el profesor. El fundus —que ocupaba 80 kilómetros cuadrados— lo componían las tierras de cultivo (ager), los pastos para el ganado (saltus) y un área montañosa (silva) de donde se obtenía madera. La villa se alzaba en un punto estratégico de la hacienda con suficientes recursos hídricos, resguardada de los vientos del norte y cercana a una vía de comunicación. En el caso de Noheda, la hacienda estaba suficientemente alejada de la calzada romana para no ser detectada por visitas indeseadas o asaltada por legiones hambrientas. Cabezas cortadas de los pretendientes de Hipodamia, hija del rey Enomao, que perdieron las carreras de cuadrigas en las que competían con la del monarca para conseguir la mano de la princesa y que les costó la vida. Las pinturas que decoran las paredes de las villas romanas, los mosaicos de los suelos, las esculturas y otros elementos que ornamentan estos espacios poseen un sentido. En Noheda significan la posesión de la máxima riqueza. Los especialistas no encuentran una respuesta a cómo fue posible tal acumulación de opulencia: se han detectado más de 30 tipos de mármoles traídos de todo el mundo conocido en la época. La construcción ocupaba 10 hectáreas y solo el triclinium del edificio, 291 metros cuadrados. “Puede ser que el dominus estuviese relacionado con el emperador, en ese momento Teodosio, eso aún no lo sabemos, pero lo que sí está claro es que pertenecía a la alta aristocracia”, explica Valero. Las dimensiones son tales que el mosaico del triclinium es el más grande de tipo figurativo del imperio conocido hasta ahora. Las medidas de esta sala solo son superadas por el de Cercadilla (Córdoba) si bien este carece de mosaico. Es equiparable —aunque el de Noheda es 20 metros cuadrados mayor— al de la famosa villa siciliana de Casale, en Piazza Armerina (270 metros). Vista de la parte sur del mosaico de Noheda. En el centro, el lugar donde estaba la fuente del edificio y de la que se conserva el sistema de alimentación. El pavimento lo componían una zona central, dividida en seis paneles con escenas de temática mitológica y alegórica, donde se abigarran enormes figuras, como la de Atenea, que mide 2,18 metros. El número de teselas empleadas es “incontable”. En cada cuadrado de 25 por 25 centímetros se usaron de media de 1.243 de estas pequeñas piezas, algunas de milímetros para conseguir dar movimiento o sombras a las figuras. Los arqueólogos consideran, en virtud de la diferencia en el número de piezas utilizadas en cada parte de la estancia, que no hubo un solo "pictor imaginarius" [diseñador], sino varios. También han descubierto que debajo de algunas zonas del gran mosaico se oculta otro con diferentes motivos. “Es como si al dueño de la villa no le gustase un primer resultado y ordenase que se elaborase otro encima diferente. El dinero no iba a resultar un problema”, bromea Miguel Ángel Valero.Y, en el centro de la estancia, una fuente ornamental de la que se conservan sus canalizaciones. Detalla del mosaico que representa a Helena de Troya en el momento de ser raptada por Paris: el hecho costó una guerra. ¿Y qué representan las escenas? Los especialistas enumeran el mito de Enómao, Pélope e Hipodamia, dos Pantomimas, el Juicio de Paris y el Rapto de Helena, El cortejo dionisiaco y Thiasos marino. De toda la superficie construida solo se ha excavado una mínima parte. “En ese espacio, además del increíble mosaico, hemos hallado más de 550 grandes fragmentos de esculturas, todas realizadas en mármol importado de Oriente y de Carrara [Italia]. Es el conjunto escultórico más amplio de toda Hispania, donde se incluyen figuras de Dionisios, Venus o los Dioscuros". Figura en mármol hallada en la villa romana, una de las 50 que se exponen en la muestra 'Noheda, la imagen del poder en la antigüedad tardía' en Cuenca capital. ¿Y por qué desapareció y fue olvidado? Con la caída del Imperio romano, toda Hispania sufrió una rápida cristianización. Los nuevos habitantes utilizaron las estancias de la villa como lugar donde habitar. Las esculturas paganas fueron destruidas y lanzadas a un vertedero. Parte de ellas fueron usadas para elaborar polvo de mármol. Pero muchas pervivieron. De hecho, los arqueólogos las están montando como un puzle. Algunas ya han sido recuperadas y se pueden ver en la exposición "Noheda la imagen del poder", en la capital de la provincia. “Ahora falta que podamos mostrar este yacimiento”, dice el alcalde de Villar de Domingo García. “Está todo casi preparado para abrirlo, además de un centro de interpretación que tenemos en el municipio. La idea es que los visitantes puedan disfrutar de esto, mientras ven cómo trabajan los arqueólogos”, añade Javier Parrilla, que no oculta que se está jugando el futuro de su pueblo. "Somos la España vaciada", admite. De hecho, uno de los objetivos de la apertura es conseguir que los visitantes de la villa romana conozcan también el municipio a la que esta pertenece y no se desplacen a la cercana y siempre atractiva Cuenca. El Ayuntamiento y los especialistas que trabajan en la excavación han impartido cursos y realizado actividades con los vecinos para implicarlos en lo que puede ser su gran atracción turística y cultural. “Nos gustaría contar con ellos para todo, incluso para enseñarlo”, señala Valero, si bien Parrilla admite que su contratación “es muy difícil por problemas administrativos”. “Ya me gustaría a mí”, se lamenta el alcalde, “pero la legislación...”. El mosaico del Cortejo dionisiaco tiene 10,80 metros de largo por 2,30 de ancho. Es el más dañado de todos los existentes, ya que fue sobre él donde entró el arado que permitió el descubrimiento de la villa. Representa al dios subido a una cuádriga dorada tirada por cuatro centauros músicos. Fuentes del Gobierno regional han confirmado a EL PAÍS que "la apertura será cuanto antes". “Es algo único en el mundo. Cuando muestro las imágenes en los congresos internacionales [ha impartido conferencias por todo el mundo], los especialistas de otros países se quedan atónitos. Y eso que lo mejor está por venir, porque solo hemos excavado una mínima parte”, concluye Miguel Ángel Valero mientras se encoge de hombros y sonríe ampliamente. Fuentes: elpais.com | elpais.com (Fotos) | 9 de junio de 2019 |
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