RIGOR HISTÓRICO DEL ÉXODO BÍBLICO
(II)
Artículo sobre el rigor histórico del Moisés bíblico escrito por Fernan Bujedo, licenciado en Historia.
Índice de contenidos
Introducción
Como ya vimos en la primera parte, el primer obstáculo al que nos enfrentábamos al hablar de la historicidad del Éxodo era saber si el establecimiento de las tribus de Israel fue tal y como cuenta la Biblia. La respuesta es negativa y ahora tenemos que enfrentarnos al siguiente problema, el relato del Éxodo en sí.
Rigor histórico del Moisés bíblico
El personaje principal de la epopeya es Moisés, perteneciente a la tribu de Leví. Esto muestra una exaltación de los levitas, y esto, a su vez, da una pista para conocer la corriente historiográfica que confeccionó el texto o, al menos, una parte. Las características del personaje se pueden encontrar en otros pertenecientes a la Historia y a la literatura de la Antigüedad: de buena cuna pero cuyo origen, en realidad es otro; salvado de un peligro extremo al nacer o siendo muy joven; se da cuenta de que su origen y raíces son distintas y tiene que realizar un viaje iniciático para encontrarlas.
Todo esto puede verse en otros personajes como Sargón de Akkad, Rómulo y Remo, Jesús de Galilea, Mitrídates del Ponto y Herakles. El caso del primero es paradigmático, pues fue un rey de Mesopotamia que vivió en el siglo XXIII a.C., y que fue salvado de morir ahogado cuando era sólo un bebé, siendo muy curioso el parecido con el caso de Moisés.
(…) mi variable madre me concibió, en secreto me dio a luz. Me puso en una cesta de juncos, con pez selló mi tapadera. Me lanzó al río, que no se levantó (sobre) mí. El río me transportó y me llevó a Akki, el aguador. Akki, el aguador, me sacó cuando hundía su p[o]zal. Akki, el aguador, [me aceptó] por hijo suyo (y) me crió.
Versión de James B. Pritchard, La sabiduría del Antiguo Oriente, Ed. Garriga, Barcelona, 1966, 100-101.
El nombre de Moisés es traducido como «salvado de las aguas» pero su nombre viene de la lengua egipcia y es el patronímico en esa lengua «msi», «mosis». En egipcio, tenemos ejemplos de nombres vinculados con un dios, como Ramsés/Ramosis (Ra), Tutmosis (Tot), Amenmose (Amón). En el caso de Moisés, falta el dios al que está asociado.
Otros elementos de la narración del éxodo también tienen relación con otras culturas del Antiguo Oriente, como es el caso de la zarza ardiente, habiendo un paralelismo con un olivo ardiente asociado al dios Melqart de Tiro. La figura de Moisés es la figura del elegido que tiene una manifestación divina (epifanía) y una misión que cumplir, como Muhammad, Jesús, Abraham, Jacob, etc. Su huída y exilio al desierto presentan las características del héroe mitológico en busca de su identidad y de la superación de pruebas en lo que se denomina como viaje iniciático: Gilgamesh, Herakles, Sigfrido, Jasón y otros muchos son buenos ejemplos de ello.
Las plagas bíblicas
La fecha de la salida de Egipto se ha buscado normalmente en el siglo XV a.C., basado en el comentario del primer libro de los Reyes, capítulo 6, versículos 1 y siguientes. Esto da la fecha del 1440 a.C., cuando se dice que los hebreos construyeron como esclavos la ciudad de Ramsés, pero el primer faraón que hubo con tal nombre fue a partir de 1320 a.C.
Por otro lado, el relato del enfrentamiento de Moisés (y Aarón) con el faraón contiene un ciclo repetitivo en el que los dos líderes van presentando peticiones de permisos de salida para los hebreos. Pero el faraón, cada vez que se las hacen, endurece su corazón, con una pequeña ayuda de Yahweh, y las niega. Esto conlleva un castigo por parte del dios hebreo, así hasta diez veces, que dan lugar a las diez plagas de Egipto. Estas plagas han querido explicarse como fenómenos naturales seguidos y acumulados, dando las razones de que la narración fuera así por la característica típica de la repetición en la literatura oriental y porque la consecuente contaminación del agua condujo a una epidemia general de la población egipcia.
La ruta del Éxodo bíblico
Una vez que el faraón dejó libre a los esclavos, éstos salieron de Egipto pero no se sabe con seguridad qué ruta tomaron. Se han propuesto muchas y muy variadas, aquí pondremos cuatro, las más comentadas: por el norte (la denominada via maris). El problema de esta opción es que había establecidas guarniciones militares por toda la ruta, lo que habría hecho imposible el escape por ella. La segunda y la tercera ruta pasarían por los lagos amargos hasta Qadesh o Ezion Geber y de ahí al monte Horeb. La cuarta ruta iría por el sur hasta el Sinaí y de ahí a Qadesh. El maná sería la libación de los insectos en los tamariscos, de los que se alimentarían los nómadas y las codornices que, según el relato, caían del cielo, se sabe que pueden llegar a caer extenuadas por los viajes alrededor del mes de junio.
Durante la estancia en el Sinaí, Moisés recibe la visita de su suegro Jetró, un madianita y sacerdote del dios de Madián, que es el dios de la montaña o de las tormentas. Puesto que es aquí donde el dios hebreo revela su nombre por primera vez —Yahweh—, es lógico preguntarse si es el dios que adoraban los madianitas y, por lo tanto, no es originario de Israel como se pensaba hasta hace no mucho.
Ahora bien, esto no está tan claro como pudiera parecer porque se ha atestiguado su nombre en el norte de Palestina. Otro elemento del relato, el becerro de oro, representa la lucha entre los levitas y aaronitas, que son unas luchas que se dieron posteriormente. La iconografía del becerro de oro es de influencia mesopotámica, no egipcia, y denota que es un relato que se está escribiendo durante, o después, de la estancia israelita en Babilonia, no antes, por lo tanto es postexílica.
Artículo escrito por Fernan Bujedo, licenciado en Historia.
Para saber más
Fernando Bujedo Villalba es licenciado en Historia por la Universidad de Málaga (2009-2013) y “Máster en patrimonio histórico y literario” por la misma universidad (2016-2017). Trabaja de arqueólogo de urgencia en distintas obras urbanas y periurbanas. Su periodo de investigación es la Historia Antigua, concretamente la clásica y las culturas euroasiáticas como las chinas, indias y partas, así como la llamada “Ruta de la Seda”.
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