miércoles, 24 de julio de 2019


DEL CALZADO EN LO ANTIGUO Y EN LO MODERNO.

 De cuantos objetos rinden tributo á la moda el calzado es el que menos alteraciones ha padecido. Las variaciones verificadas en esta parte de nuestro adorno son apenas perceptibles: sin embargo ninguna bella ignora las ventajas, las inmensas prerogativas de un pie bien  hecho y blandamente encerrado en un elegante zapato: así es que nunca volverán las señoras á la moda introducida entre los egipcios, que querían que sus mugeres é hijas no llevasen nunca calzado, para darlas á entender que una muger no debe salir jamás de casa.
Par de zapatos. Egipto. Periódo akemenida (probablemente). Hacia 1550-1070 antes de Cristo. Victoria and Albert Museum.Par de zapatos. Egipto. Periódo akemenida (probablemente). Hacia 1550-1070 antes de Cristo. Victoria and Albert Museum.

En Roma se inventaron los zapatos de tacon. Augusto los llevó para realzar en algún modo su pequeña estatura; los sacerdotes los usaban en los dias de sacrificios,  y las mugeres principales en las danzas y asambleas. En Lacedemonia los jóvenes no llevaban calzado hasta la edad en que tomaban las armas para la caza y la guerra.
Par de sandalias. 400-600 después de Cristo. Bata Shoe Museum. Ontario.Par de sandalias. Egipto 400-600 después de Cristo. Bata Shoe Museum. Ontario.

La mayor parte de los filósofos se contentaban en la antigüedad con usar unas plantillas. PItágoras mandaba á sus discípulos que las hiciesen de corcho; las de Empedocles eran de cobre: y se dice de un cierto Filetas, natural de Cos , muy flaco y entero que las llevaba de plomo con la idea, sin duda, de evitar que le llevase el aire.
          El calzado de los Romanos apenas difería del de los Griegos; el de los hombres era negro y el de las mugeres blanco. Las elegantes de aquel tiempo, después de frotarse los pies con pastas perfumadas, cuidaban de encerrarlos estrechamente con las correas de sus sandalias, para que abultasen lo menos posible: por donde se deduce que hace ya lo menos mil y ochocientos años que se sabe lo que vale un pie menudo.
Dos sandalias. 43-450 antes de Cristo. Museo Victoria and Albert. Londres.Dos sandalias. 43-450 antes de Cristo. Museo Victoria and Albert. Londres.
Nunca se usó besaren aquellos pueblos los pies á los soberanos. Diocleciano fue el primero y único que quiso que los romanos sin distinción de rangos ni gerarquias se sujetasen á tan baja y humillante etiqueta. Mandóse hacer botines de seda carmesí bordados de oro y zapatos cubiertos de piedras preciosas. Desde entonces este brillante calzado fue considerado siempre como parte integrante del trage imperial. Era el distintivo de los emperadores de Oriente y cuando se quería dar á entender que un príncipe griego había tomado posesión del imperio , decíase comunmente que había calzado los botines de púrpura.
          Los habitantes de las islas Marianas acostumbran á tomar el pie de aquel á quien quieren honrar y frotarse el rostro con él. Esta singular costumbre debe obligar á las personas distinguidas del pais á andar casi siempre en un pie… no sabemos con que ojos miran esta etiqueta las señoras insulares , ni si se torna luego la mano, allí como aquí, todo aquel á quien le dan el píe.
Zapato de hombre con hebilla. 1830-50. Museo Victoria and Albert. Londres.apato de hombre con hebilla. 1830-50. Museo Victoria and Albert. Londres.
Preciso es convenir, de todos modos, que la importancia dada al pie, y sobre todo al pie pequeño es todavía mucho mas antigua de lo que acabamos de indicar.
Grabado de Francesco Bartolozzi sobre pintura de Angelica Kauffmann. 1790.  La hermosa Rhodope enamorada de Esopo. Colección particular. San Petersburgo.Grabado de Francesco Bartolozzi sobre pintura de Angelica Kauffmann. La hermosa Rodope enamorada de Esopo. 1780. Colección particular. San Petersburgo.
Nada mas sabido que la historia del zapato de Rodope arrebatado por una águila y depositado con toda picardía por el pajarraco en ki falda de Psaméctico rey de Egipto. Todos saben que ver el buen rey el zapato y quedar furiosamente prendado de la belleza, que debía tener, quien sobre tales pies andaba, fue todo un solo momento. Reunió inmediatamente á sus vasallas; probado el zapato de pie en pie, no tardó en descubrirse su verdadero dueño, y de allí á poco Rodope, la que calzaba tan cuco zapato, ceñía corona.
Par de zapatos. Hacia 1735. Inglaterra. Victoria and Albert Museum.Par de zapatos. Hacia 1735. Inglaterra. Victoria and Albert Museum.
 A Dios gracias, concluye el autor á quien robamos este artículo, no estamos en tiempos ya de que dependa la suerte de un imperio del poder de un piececillo, si bien depende á veces de cabezas que no suelen discurrir mas que un pie; pero sí asi fuese todavía , sea por arte de la naturaleza sábia ó del zapatero sapientísimo, ¡qué de mugeres podrían creerse con derecho á reinar sobre los hombres! Necesitábanse en primer lugar casi tantas coronas como españolas, sea esto dicho con perdón de alguna provincia , y mas que se nos alborote. En el día sin embargo se contentan nuestras mugeres con ver á los hombres á sus pies, y este placer es infinitamente superior á la posesión de una corona , si sé atiende sobre todo á que de esa manera gozan de todas las ventajas que el mando proporciona , sin por eso verlas acibaradas con los sinsabores é inquietudes que andan á veces enderredor del trono.”
Botín. Gran Bretaña (probablemente). Hacia 1850. Francia. Museo Victoria and Albert.Botín. Gran Bretaña (probablemente). Hacia 1850. Francia. Museo Victoria 
El correo de las damas, número 17, 23 de octubre de 1833. Albert.






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