El escritor Miguel de Cervantes estuvo a punto de cruzar el Atlántico cuando su carrera como militar había terminado, su cargo de recaudador le había granjeado tantos enemigos como entradas en prisión y su aventura como comediógrafo en Madrid languidecía. América era la tabla de salvación para intrépidos como él, que buscaban empezar de cero y tocar de cerca leyendas que parecían propias de libros de caballerías o de la mitología griega. Soñadores, guerreros y emprendedores como ese Manco de Lepanto protagonizaron una epopeya que, más de cinco siglos después, sigue demasiado afilada para cogerla por los bordes.
Contra la demagogia
Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) no es un funambulista de circo, aunque lo de moverse al borde de lo políticamente correcto le suba la adrenalina literaria más que a
Bartolomé de las Casas una buena controversia. El escritor, con una socarronería sin par, hace balancear peligrosamente las palabras entre la versión oficial y la visión más rosa en su último libro,
La conquista de América contada para escépticos.
Sin querer reparar en lo sensible del episodio, se atreve con perlas como
«los invasores, perdón, evangelizadores» , «la labor civilizadora de los españoles», a propósito de alguna batalla que acabó en baño de sangre, o «todo estaba dispuesto para el diálogo de culturas», cuando lo que estaba listo era el intercambio de mamporros. Y no es que este doctor en Letras y autor de decenas de obras históricas se haya pasado al lado oscuro de la leyenda o que se le haya secado la mollera, sino que, más bien, al jienense de mirada alegre le interesa incidir en la contradicción entre las buenas intenciones de
la Corona en América y la dificultad de llevarlas a cabo sobre el terreno de la mano de un grupo de barbudos con cara de mal plan.
«Hay que tener en cuenta que, desde el principio, la Reina Isabel no consintió que se esclavizara a los indios, sino que los consideró súbditos de Castilla con los mismos derechos que cualquiera de la península»
Tras enfrentarse a escépticos de la Revolución rusa, del catolicismo, de la Guerra Civil y de la historia de España en general, Eslava Galán se adentra ahora en un episodio minado por lo que, tal vez, es la mayor concentración de cínicos, incrédulos y demagogos del mundo. Baste advertir que La conquista de América contada para escépticos no es libro para prejuicios. Ni rosas ni negros.
-¿Es la más resistente concentración de escépticos a la que se ha enfrentado?
-La conquista de América es un episodio que hemos sensibilizado en exceso de forma innecesaria por ignorancia. Todo proceso colonizador o de invasión de una potencia a otro conlleva abusos, pero en el caso de España, concretamente Castilla, actuó en consonancia con una mentalidad de la época que entendía que el Papa les había asignado unas tierras a cambio de evangelizarlas. Bajo su punto de vista, estaban haciendo lo correcto, lo que debía hacer un buen cristiano. Hay que tener en cuenta que, desde el principio, la Reina Isabel no consintió que se esclavizara a los indios, sino que los consideró súbditos de Castilla con los mismos derechos que cualquiera de la península. En
la época de Carlos V , además, Bartolomé de las Casas publicó un libro denunciando abusos a indios en América que estaba repleto de muchos, muchísimos, datos exagerados pero que fue tomado muy en serio en la corte. Se abrió así un debate inédito, que ningún otro imperio se ha planteado, sobre si un reino tiene derecho de conquistar a otro.
Portada del libro
-¿Hay razones para considerar la forma de actuar de los españoles diferente a la de otras naciones europeas?
-La primera gran diferencia es que nosotros nos mezclamos desde el principio con los indios, a los que no considerábamos gente inferior, sino en un estado más atrasado. Los españoles se casaron con ellas y tuvieron hijos con reconocimiento legal. Eso contrasta con otros tipos de colonialismo donde se abusó de los pueblos sin contrapartidas y estimándolos menos que el resto. Llevamos
la civilización grecorromana y cristiana al otro lado del mundo, pero nosotros hemos tenido una leyenda negra que no han tenido otros países, dado que nuestros enemigos entonces tenían la imprenta de su lado y han sido quienes han escrito luego la historia. Por eso no hemos podido tomar contramedidas. Con un poco de información, todas estas posturas tendenciosas se disiparían.
-También tiene que ver con lo feroces que somos los españoles con nuestra historia.
-La autocrítica siempre es positiva, pero nosotros tenemos una cierta inclinación masoquista a hurgar en los aspectos más negativos de nuestra historia, mientras que nuestros compadres, el resto de países europeos, no dudan en ocultar los episodios más negativos y resaltan los más positivos, como es natural. Ha llegado la hora de revisar e informar debidamente de la verdad. Sacar los episodios negativos de España, sí, pero también los positivos y ponerlos todos en su contexto.
-En el último año se han retirado estatuas y reconocimientos a Fray Junípero y Colón. ¿Qué está ocurriendo?
-Estamos viviendo un auge del indigenismo de la mano de las naciones que verdaderamente arrasaron y desplazaron a las poblaciones locales. De forma cruel, los que se hicieron con el territorio español a lo largo del siglo XIX se quieren ahora alzar como los estandartes de las reivindicaciones indígenas. Los mismos que los silenciaron y orillaron ahora quieren ser sus heraldos. Muy rápido han olvidado lo que hicieron sus abuelos.
«Los pueblos mexicas subyugados por los aztecas se unieron a Cortés para quitarse de encima la tiranía azteca. Luego serían los criollos, descendientes de los conquistadores y no de los indios, los que encabezaron la independencia contra España»
-La idea que defiende el indigenismo es que los españoles acabaron con un paraíso.
-El auge del indigenismo está provocado por el despertar de estos pueblos. Un nuevo nacionalismo que idealiza las culturas de sus ancestros como una arcadia feliz en la que no había sacrificios humanos, ni canibalismo y donde no se subyugaban unos pueblos a otros. Obviamente es falso. El dicho «la conquista la hicieron los indios y la independencia los españoles» desmonta con mucha inteligencia este mito. Cuando
Hernán Cortés tuvo más soldados a su mando no pasaban de los 1.300, que debieron enfrentarse a miles y miles de enemigos. Resulta insostenible pensar que lo hicieron solos. Los pueblos mexicas subyugados por los aztecas se unieron a Cortés para quitarse de encima la tiranía azteca. Luego serían los criollos, descendientes de los conquistadores y no de los indios, los que encabezaron la independencia contra España para evitar pagar impuestos a la península. Consideraban que ya eran mayorcitos.
-Muchos defienden los postulados de la leyenda negra en España. ¿Cómo hemos llegado a creernos la propaganda de nuestros enemigos?
-Se debe a la demagogia. Hay ciertos grupos, casi siempre de la izquierda, que debido a su ignorancia toman partido por el indigenismo radical y por la leyenda negra. En clave de Hispanoamérica, ocurre que cuando algún caudillo de la zona tiene problemas internos saca del baúl el viejo tema de los malvados españoles, de la misma forma que nosotros en la época de Franco sacábamos el tema de Gibraltar para desviar la atención y que se olvidara que la gente se estaba rascando los bolsillos.
-¿Es cierto aquello de que España se enriqueció con lo que obtuvo en América?
-Al contrario. A nivel demográfico, sería una exageración decir que
América desangró Castilla , porque ya estaba vacía por otras causas, aunque desde el punto de vista económico sí se puede afirmar que fue un pésimo negocio. Toda la plata y todo el oro que venían de América lo invertían los reyes de la dinastía de los Austrias directamente en sus compromisos militares. Lo expresó muy bien el poeta Quevedo cuando dijo aquello de que el oro nace en las Indias honrado, viene a morir en España y es en Génova enterrado. Los banqueros genoveses y alemanes fueron los grandes beneficiados de la conquista de América. Los que se forraron fueron ellos, y no los españoles.
El escritor jienense en el curso de esta entrevista - José Ramón Ladra
-¿Por qué apenas se han llevado estos personajes y episodios al cine?
-Hay parte de desinterés de la industria, pero también es una cuestión económica. No es barato hacer cine histórico, pues no puedes hacer una película de la conquista en la Sierra de Guadarrama, sino que te tienes que ir a escenarios muy verdes. Una película de época requiere muchos medios... En cuanto a directores y actores estamos sobrados de talento, pero en cuanto al dinero está en otras manos. Los americanos, que hicieron una película tan fabulosa como Apocalypto, lo hacen muy bien pero están interesados en ensalzar otros periodos.
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