Los cráneos alargados de la tumba china
de hace 12.000 años.
Los estudios realizados en Houtaomuga indican que estos son los casos de
modificación craneal intencionada más antiguos del Viejo Mundo oriental.
Los cráneos de dos niños de 8 años comparados. El de la izquierda, sin modificar, y el de la derecha, alargado (American Journal of Physical Anthropology).
La modificación craneal intencionada (ICM) artificial no fue una práctica aislada. Ni tampoco se circunscribió en una única parte del mundo. La realizaron desde los Hunos y los Alanos hasta los Mayas y los Paracas (antiguos peruanos), pasando por las tribus Chinook y Choctaw (Norteamérica) los “cabezas alargadas” africanos y algunos pueblos de Tahití, Samoa, Hawai o Vanuatu.
Esta deformación artificial intencionada se realizaba durante la infancia, cuando el cráneo de los bebés aún es bastante blando y maleable y sus huesos no están fusionados. La cabeza se envolvía con un paño de tela o se usaban unas tablas de madera para que los huesos crecieran de forma aplanada y alargada. Se empezaba un mes después del parto y el proceso continuaba durante seis meses.
La cabeza se envolvía con un paño o se usaban tablas para que los huesos crecieran de forma aplanada y alargada
Los historiadores aún no saben por qué se realizaba esta práctica, aunque un grupo de investigadores de la Universidad de Jilin tiene esperanzas de encontrar una respuesta con su último hallazgo. En el sitio neolítico de Houtaomuga, en el noroeste de China, se han encontrado 11 individuos con el cráneo alargado, el más viejo de los cuáles vivió hace alrededor de 12.000 años.
La costumbre en este asentamiento se alargó durante miles de años, según indican los arqueólogos en el estudio que han publicado en la revista American Journal of Physical Anthropology . “El inconveniente en la búsqueda del origen, la difusión y los significados de esta intrigante tradición es la falta de materiales tempranos para el examen científico”, escriben los expertos.
En las tumbas de Houtaomuga, en cambio, hay evidencias de esta práctica durante un largo periodo de hace 12.000 a 5.000 años. Los arqueólogos recuperaron 25 esqueletos durante la excavación, 11 de los cuáles presentaban signos de modificación craneal intencional. Según los expertos, este procedimiento, aunque pueda parecer los contrario, no tenía ningún impacto negativo sobre las capacidades cognitivas de las personas.
El descubrimiento de dos cráneos de neandertales de hace 45.000 años en Irak se consideró durante algún tiempo como el ejemplo más antiguo de ICM. Su estudio se publicó en 1982 y, desde entonces, los arqueólogos han cuestionado las evidencias. Más fiable parecen unas calaveras de 13.000 años de antigüedad encontradas en Australia.
En las tumbas de Houtaomuga hay evidencias de esta práctica durante un periodo de hace 12.000 a 5.000 años
Los investigadores de la Universidad de Jilin entienden que el noreste de Asia “posiblemente ha servido como punto central para la radiación de poblaciones humanas hacia territorios como China central, la península coreana, el archipiélago japonés, Siberia oriental y posiblemente los continentes americanos”.
Las razones para esta práctica parecen variar a nivel mundial a lo largo de la historia, usándose como marcador de estatus social o como efecto secundario de atar la cabeza blanda de un bebé para protegerla mientras crece. De los 25 cráneos excavados en Houtaomuga entre 2011 y 2015, solo 19 tenían cráneos en condiciones de ser examinados.
Las razones para esta práctica parecen variar a nivel mundial a lo largo de la historia
De esos, 11 individuos (cuatro hombres, una mujer y seis niños) entre los tres y los 40 años tenían modificaciones artificiales. El más antiguo era un hombre adulto que vivió hace unos 12.000 años, según han indicado las dataciones con radiocarbono. Las otras personas estaban repartidas en dos capas de sedimento distintas, una de hace 6.500 años y otro de hace 5.000.
“Notamos que no todos los individuos tenían modificaciones craneales intencionadas, lo que indica que este podría ser un comportamiento cultural selectivo entre esta población”, escriben los arqueólogos. Todos los entierros se colocaron en el mismo tipo de tumba vertical, y no parecía haber preferencia por el sexo para los cráneos modificados.
De los 11 individuos con ICM, cuatro eran hombres, había una mujer y también seis niños
Algunas de las sepulturas, como la del niño de tres años y la mujer adulta, fueron decorados con objetos opulentos, lo que generalmente sirve como indicador de personas con un alto estatus. También había dos tumbas compartidas, una con un adulto y un niño (ambos con ICM) y otra con tres personas (con cráneos normales).
”Toda esta evidencia sugiere que la modificación craneal intencional fue un tipo de práctica cultural que solo se implementó en ciertos individuos”, afirman los investigadores. ”La distinción, quizás dependiendo de la afiliación familiar o el estatus socioeconómico, debe ser una de las principales razones para la deformación artificial”, añaden.
Las tomografías computarizadas revelaron que en este sitio del noroeste de China había tres tipos de patrones distintos de modificación y que la mayoría de ellos eran típicos de deformación fronto-occipital. En particular, hubo variaciones notables en la curvatura de la cabeza a lo largo de la sutura sagital (la línea central que conecta los dos huesos parietales del cráneo).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario