viernes, 5 de julio de 2019


Notas relativas a las ruinas de la
Ciudad de Concepción de La Vega
En Santo Domingo.

Manuel de J. Galván
Textos reunidos 3
Artículos y Controversia histórica
Andrés Blanco Díaz
Editor
Santo Domingo
2008
.
Textos reunidos 3.Artículos y Controversia histórica
El día 20 de abril de 1564 un violento terremoto arruinó la
Ciudad de La Vega, fundada por el Almirante don Cristóbal
Colón al pie del Santo Cerro, en el sitio donde obtuvo su más
Importante victoria contra los indios, atribuida a milagro, por
La numerosa multitud de salvajes contra quien en tal ocasión
Hubo de combatir la reducida hueste castellana.
Vestigios visibles de aquella ciudad quedaron solamente, en
La superficie de aquel terreno: las ruinas de un convento de
Frailes mercedarios, que fue la primera fundación piadosa en
Memoria del milagroso triunfo de los buenos cristianos en aquel
Suelo; una fortaleza que probablemente ocupa el emplazamiento
Del histórico fuerte de la Concepción, que tantas veces se
Menciona en la vida del Almirante y de su hermano el Adelantado
Don Bartolomé y la cúspide del campanario de la Iglesia
Mayor, primera sede episcopal de la Isla Española y del Nuevo
Mundo.
Fuera de esas construcciones, la ciudad de La Vega, con sus
Numerosos edificios privados y públicos (entre estos las minas
Del Cibao), todo se hundió completamente por la trepidación
Del espantoso terremoto, pereciendo muchos habitantes, de
Los cuales los supervivientes fundaron la actual ciudad que lleva
El mismo nombre de Concepción de La Vega, a unas dos
Leguas de distancia de la antigua.
Las ideas supersticiosas de la época hicieron atributo a castigo,
O sea a la cólera divina, la total desaparición de aquella ciudad,
que después de la capital de la isla, Santo Domingo, era la
Más rica y popular de la Colonia. Notorias son la alta distinción
y preferencia con que la designa el segundo almirante Don
Diego Colón en su testamento otorgado en Santo Domingo, el
8 de septiembre de 1523, en el cual se hace relación a una
Cláusula testamentaria de don Cristóbal Colón, referente a la
Voluntad que este grande hombre tuvo de que ‘‘pudiéndose
Hacer, se hiciera una capilla y enterramiento perpetuo en la
Isla Española, y si fuere posible en la ciudad de la Concepción
De dicha Isla.’’
En esa misma ciudad fue ordenado sacerdote y cantó su
Primera misa el apóstol de las indias fray Bartolomé de las Casas,
Sirviéndole de padrino el Almirante don Diego Colon, y
Con asistencia de doña María de Toledo, mujer del mismo Almirante,
y de los primeros personajes de la Colonia. Bastan estos
Datos para encarecer la grande importancia que tuvo aquella
Población, destinada a vivir tan corta vida (apenas setenta
Años) y a perecer trágicamente, sorbida por la tierra que le
Sirva de asiento.
En donde ella ostentaba sus templos, sus calles y sus plazos,
Hoy solo se ve una ciénaga recubierta de arbustos y de plantas
Acuáticas, lugar siniestro conocido con el nombre de ‘‘la Tembladera’’,
a causa de que todo aquel circuito empantanado se
Estremece al menor sacudimiento que le imprima la planta
Del transeúnte, posándose en cualquiera raíz de los árboles circunstantes.
Uno de estos denominado ‘‘hijo silvestre’’, arrancando de la
Extremidad visible del campanario antes mencionado, presentaba
En una de sus ramas una campana de bien templado bronce,
De más de un pie de altura y otros tantos de diámetro, en el
Bocel. Tenía esculpida la cifra F. I, con las armas de los Reyes
Católicos, de un lado. Esa campana fue regalada a don Gregorio
Rivas, por un propietario de las inmediaciones, y el señor Rivas
Me la regaló a mí. Yo a mis ves, hice de ella presente a mi buen
Amigo el filántropo sacerdote don Francisco X. Billini, quien
Contra mi intención, publicó, y después me he alegrado de
Ello, la carta que le dirigí con tal motivo, y su contestación, en
el periódico La Crónica, del 15 de octubre de 1886.
El padre Billini entretenía a su costa con no poco brillo, el culto
Católico en la Iglesia de Regina Angelorum; fue el depositario
Primero de los restos de Colón, hallados en la Catedral dominicana
Por él mismo, al hacerse las reparaciones que él inició y
Dirigió, en aquel augusto templo, y todos esos antecedentes obraron
En mi ánimo al dedicarle el valioso presente mencionado.
Murió el padre Billini en marzo de 1890: la referida campana
Está hoy, en calidad devolutiva, en manos del señor Curtis,
Delegado del Gobierno de los Estados Unidos para la Exposición
De Chicago, habiéndola solicitado y obtenido, para la ocasión
Del proyectado centenario, de los herederos del padre
Billini.
Pero otros muchos tesoros de no menor valor histórico yacen
Sepultados en las lacustres ruinas de Concepción de La
Vega, si se toma en cuenta la época de su próspera y breve
Existencia como factoría colonial en el primer siglo del Descubrimiento.
Después, la rápida decadencia de Santo Domingo
Por el mayor aliciente que a la colonización americana ofrecían
las riquezas de México y de Perú, la supina ignorancia y la
Indolencia climatológica, puede decirse, de los pocos pobladores
de aquella Antilla durante los siglos XVII y XVIII, las terribles
Revoluciones de que la isla fue teatro en el primer cuarto del
Presente siglo, y las continuas luchas de los dominicanos, así
Contra el vecino Estado haitiano como en sus guerras civiles, la
Brevedad de la anexión y ocupación españolas; todo ese período
De incesantes agitaciones sociales no ha permitido convertir
la atención de la actual generación hacia la importancia que
Tiene la exhumación de aquellas históricas ruinas, y de los ricos
Objetos que ellas guardan en sus cavidades ocultas.
Más de una vez he pensado en la conveniencia de organizar
una Sociedad anónima para la empresa de remover aquel suelo,
Desecarlo, y practicar excavaciones formales, que no pueden
Ser muy costosas atendida la poca profundidad del hundimiento,
a juzgar por la parte de campanario que asoma a la
Superficie. De este proyecto hablé una vez al actual presidente
de la República, general Ulises Heureaux, que se mostró muy
Propicio al intento. Nunca mejor ocasión para realizarlo que la
Presente, en vísperas de la celebración del gran Centenario.
Consideraría yo como un afortuna que fuera el gobierno
Español, hoy bajo la presidencia del ilustrado señor Cánovas, y
Por la eficaz iniciativa del patriota señor Navarro Reverter,
Delegado general de dicho Centenario, el poderoso agente que
Tomara bajo sus auspicios el pensamiento de desenterrar las
Ruinas de Concepción de La Vega, y de dotar a la Exposición
Histórica del Centenario de la multitud de objetos contemporáneos
Del descubrimiento y de la época de los conquistadores
De América que allí yacen ignorados.
Una comisión española en Santo Domingo, presidida por el
Cónsul, previo acuerdo con el Gobierno Dominicano (para el
Cual ofrezco toda mi cooperación), llevaría a feliz término y a
Poca costa, relativamente, la exhumación de las interesantes
Ruinas.
No tengo otra aspiración ni otro interés en ello que ver puesto
De relieve el nombre de mi querido país natal, en relación
Con los más gloriosos recuerdos de la historia de España en
América.

Madrid, 12 de octubre de 1891.
El Eco del Pueblo, No. 309, 6 de febrero de 1892.
MANUEL DE JS.GALVAN

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