domingo, 18 de agosto de 2019

La Biblioteca de Ashurbanipal y la narración más antigua de la historia.

En 1849 el arqueólogo francés, aunque al servicio del Museo Británico, Austen Henry Layar, realizó uno de los descubrimientos más importantes de la carrera entre franceses e ingleses por convertirse en líderes de la recién estrenada asignatura de la Asiriología. Dicho descubrimiento tuvo lugar  entre las ruinas de Nínive, una de las capitales del Nuevo Imperio Asirio. En concreto hablamos de la Biblioteca de Ashurbanipal, la cual contenía más de 22.000 tablillas realizadas en escritura cuneiforme, entre ellas el célebre Poema de Gilgamesh, considerada la historia narrada más antigua de la humanidad.

El rey Ashurbanipal (668-627 aC.)

Nos encontramos ante el que considerado último gran rey del Imperio Nuevo Asirio, ya que tras su muerte los asirios que había controlado un gran territorio que llegaba incluso  a Egipto entró en una decadencia que le llevó a su completa desaparición. Por otra parte destacar que este personaje suele ser presentado como uno de los primeros reyes ilustrados de la historia, ya que se piensa que pudo ser el autor de diversas de estas tablillas, al menos como veremos a continuación algunas que contenían órdenes expresas a favor de la gran Biblioteca Real de Nínive.

Las bibliotecas reales de Nínive.

Ashurbanipal fue el encargado de culminar un proyecto que había nacido en el pasado. Durante el reinado de Tiglat-Piliser I (1114-1076 aC.) en la antigua capital Asiria de Ashur, ya aparecen los primeros restos acumulativos de tablillas cuneiformes, en una especie de pequeñas bibliotecas. La tradición fue continuada por el primero de los reyes Sargónidas, Sargón II, que a partir del año 721 aC., inicia la construcción de la primera de las bibliotecas con las que contaría el imperio Asirio. La obra fue continuada por su sucesor Senaquerib (704-681 aC.), que ya destinó una parte de su gran Palacio en Nínive a custodiar la tradición de los antepasados de los asirios.
Pero como ya ha quedado constatado Ashurbanipal completó el proyecto. Es así como realmente se debe conocer la Biblioteca Real de Nínive, ya que no podemos hablar de un edificio en concreto que reuniera todos los ejemplares. En definitiva fueron varias las localizaciones en las que se hallaron  las célebres tablillas cuneiformes. De todos estos edificios se suelen destacar dos como principales: En primer término la nombrada biblioteca del palacio de Senaquerib, y por otro lado la localizada en los restos de un Templo destinado al Dios Nabu, el encargado en el panteón mesopotámico de la protección de los escribas.
Tablilla cuneiforme del Poema de Gilgamesh, encontrada en la Biblioteca de Ashurbanipal
Tablilla cuneiforme del Poema de Gilgamesh, encontrada en la Biblioteca de Ashurbanipal
Pero lo destacable del personaje que acabará adquiriendo la supuesta titularidad de estas bibliotecas, Ashurbanipal, fue su labor de recopilación a lo largo de todo el Imperio de la tradición de los asirios. Esta última en definitiva bebía de las fuentes babilónicas, que a su vez habían sido creadas desde los tiempos inmemoriales por los sumerios, es decir los considerados como primeros protagonistas de la historia escrita. Ha quedado constancia de dicha búsqueda en algunas de las inscripciones en las tablillas cuneiformes halladas en Nínive y atribuidas al rey asirio. Como una que parece dirigida a uno de sus hombres enviado a Babilonia y de la que podemos deducir el siguiente texto:
“Busca y envíame cualquier tabilla de la que tengas noticias, que nadie te las oculte, aunque yo no te las haya mencionado, si tú crees que son buenas para mi palacio, cógela y envíamela”
De esta manera fueron llegado a la Biblioteca de Ashurbanipal obras de muy diferente factura, con motivo de ser traducidas, readaptadas y trascritas al babilonio, un dialecto de la lengua acadia.  Desde las series de presagios que recogían las tradiciones sumerias, a las curiosas tablillas que tenían listas de sinónimos o vocabularios en forma de enciclopedias del saber sumerio.
Pero también manuales de astronomía, gramática, matemáticas y sobre todo los primeros tratados de historia y obras literarias, sin olvidar rituales y encantamientos de una sociedad oriental sumido en creencias ancestrales de dioses y héroes legendarios. De entre todos destaca el “Mito de la Creación” que servía para el traspaso de año en Babilonia, o la que es considerada la primera historia narrada de la humanidad.

La epopeya de Gilgamesh.

También conocido como Poema de Gilgamesh, narra las vicisitudes del despótico rey de Uruk, que supuestamente reinó el país de los sumerios en el año 2.700 aC. Pero es mucho más, es una leyenda que nos lleva a conocer la sociedad sumeria y a descubrir sus pasiones, la amistad, la guerra, o incluso el amor, y muchas veces a través de los ojos de seres mitológicos. De todos ellos destaca la figura de Enkidu, una especie de cabra con presencia humana que representa la antigua sociedad rural, frente a la nueva concepción urbana de la cultura del País de Súmer.
Gilgamesh contra Enkidu
Gilgamesh contra Enkidu
La muerte de  Enkidu, que llega a convertirse en el mejor amigo de Gilgamesh, llevará a este último a la inexorable búsqueda de la inmortalidad, que es vista como el tema central de esta epopeya. En dicha búsqueda contactará con el Noé sumerio un tal Utnapishtim, que se salvó de la muerte tras la construcción de una gran barca para escapar del diluvio universal.

La biblioteca de Ashurbanipal tras los asirios.

Quince años después de la muerte de Ashurbanipal, la ciudad de Nínive junto a sus bibliotecas, fue arrasada hasta los cimientos por babilonios y medos. Pero de su enorme importancia en el pasado han quedado constancia en las fuentes clásicas. Por allí pasó, entre otros, el historiador griego Jenofonte mientras luchaba contra los persas. Su descripción de las murallas de Nínive no deja lugar a dudas de la enorme presencia de esta ciudad en la historia de Mesopotamia:
“Los cimientos de la muralla eran de piedra pulimentada, incrustada de conchas; tenía cincuenta pies de ancho y cincuenta de alto. Sobre ésta se había construido una muralla de ladrillos de cincuenta pies de anchura y cien de altura. Seis parasangas medía el perímetro de la muralla”
Reconstrucción de una puerta de la murallas de Nínive.
Reconstrucción de una puerta de la murallas de Nínive.
Tras el paso de los romanos en su lucha contra el Imperio Persa, fue el tiempo de los cristianos que usaron las antiguas tradiciones sumerias para adaptarlas al cristianismo. Sin olvidar posteriormente a árabes y judíos, que según el viajero navarro Benjamín de Tudela habitaban en el siglo XII las ruinas de la antigua Nínive. Así llegamos por fin al siglo XIX, donde los arqueólogos al servicio del Museo Británico dirigidos por George Smith, con la inestimable ayuda de Henry Rawlinson que descifró la escritura cuneiforme (como relata el siguiente articulo: escritura-cuneiforme), fueron los artífices de poner al servicio de la historia, la primera civilización que usó la escritura para la transcripción del saber a las futuras generaciones.

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