Rumbo económico, eje de debate de comunistas cubanos
Pequeños empresarios sueñan con crecer
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LA HABANA. Víctor Rodríguez imagina un futuro en el que alguien como él, con un pequeño puesto en una feria de artesanías, podría importar grandes cantidades de hilo y exportar las ropas tejidas que diseña sin tener que preocuparse por las estrictas normas estatales que lo rigen todo, incluyendo la compra de materias primas que necesita para su negocio.
“Quizá yo podría pensar en poner una tienda”, dijo Rodríguez, un comerciante de 66 años, rodeado de vestidos playeros color marfil adornados de puntillas y flores, centros de mesa y blusas de crochet.
Rodríguez y millones de cubanos tendrán una idea un poco más precisa de lo que les depara el futuro tras la realización la próxima semana del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), que además se realizará un mes después de la histórica visita del presidente estadounidense Barack Obama y podría revelar cuán dispuestos están los líderes cubanos a abrir su economía, o no.
El encuentro, programado del 16 al 19 de abril, se desarrollará también en un momento crítico de la historia de Cuba en que la renovación de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos tras cinco décadas de ruptura generó mucho entusiasmo, pero hasta ahora pocas mejoras a la endeble economía de la isla que sigue sometida a sanciones de Washington pese a las flexibilizaciones anunciadas por Obama.
Será también probablemente el último Congreso del Partido que tenga a un Castro como presidente del país, luego de que el mandatario informara que se retirará en 2018 del ejecutivo.
“Básicamente se delineará el futuro de Cuba”, dijo Carmelo Mesa-Lago, profesor de economía en la Universidad de Pittsburgh, a The Associated Press.
El Congreso ya generó una inusual polémica dentro de las propias filas del PCC, pues varios de sus miembros se quejaron públicamente de la ausencia de debate amplio y abierto de los documentos preliminares sobre las reformas económicas y sociales por venir.
En respuesta, el periódico Granma, órgano oficial del PCC, publicó un extenso artículo argumentando que no era necesario abrir la discusión pues el encuentro será una continuidad del Congreso precedente de 2011, cuando se aprobaron los “lineamientos”, una suerte de hoja de ruta sobre las transformaciones que vivió el país y todavía están en marcha.
Granma dijo que había seis documentos que fueron estudiados por los 1.000 delegados al Congreso y unos 3.500 convidados especiales; incluyendo un texto que definirá con precisión el alcance del modelo económico cubano.
“Todo el mundo se pregunta desde 2011 cómo terminará esto”, dijo a la AP William LeoGrande, experto en relaciones entre Cuba y Estados Unidos de la American University con sede en Washington, y quien además fue un atento observador de los congresos pasados. “¿Cómo creen que se verá a Cuba cuando termine la reestructuración? ¿Será como Vietnam? ¿China? ¿O algo más”.
Hasta ahora, los líderes cubanos indicaron que tienen la intención de mantener un alto nivel del control estatal de la economía socialista y centralizada, pero no está tan claro, todavía, cuáles serán los límites y hasta dónde podrá expandirse el nuevo sector económico no vinculado al Estado.
Desde que asumió el poder en 2006, Castro emprendió reformas aperturistas que permitieron el modesto surgimiento de la iniciativa privada con el objetivo de aliviar la crisis que afectaba al país, aunque puso en claro que su objetivo era dejar intacto el sistema comunista. A partir de 2010, las medidas se profundizaron, se flexibilizó el empleo independiente del Estado, se amplió el crédito a particulares y se les permitió pactar con empresas mixtas mediante contratos sin intermediación.
El VI Congreso de 2011 avaló esas medidas y aprobó 313 lineamientos que permitieron en estos años legalizar la venta de automóviles y casas, fomentar el desarrollo de cooperativas y una reforma migratoria que autorizó a los cubanos entrar y salir del país sin perder sus beneficios sociales.
Creado en 1965 y con 700.000 militantes, el poder del PCC precisamente radica en que aunque no hace formalmente parte del gobierno pues no presenta candidatos a las elecciones, según la propia Constitución del país es el que traza el camino por el que seguirán luego las políticas públicas que aplicará el ejecutivo.
Emilio Morales, un analista cubano-estadounidense que dirige la firma Consulting Group, con sede en Miami, dijo que el crecimiento de las pequeñas iniciativas como el comercio de ropa de Rodríguez, nuevos restaurantes o “paladares” y los restaurados autos clásicos que operan como taxis para turistas fueron los rubros más exitosos hasta ahora.
Este sector privado emplea a unos 500.000 emprendedores, a los que se deben sumar otro tipo de productores particulares y cooperativistas, lo que constituye en total el 23% de la fuerza laboral del país.
Pero hay indicios de que la cantidad de trabajadores por cuentapropistas como se les conoce en la isla, podría estar estancándose.
Según el analista cubano-estadounidense Morales para incrementar el número de personas que no dependen del Estado para su manutención el gobierno debería, por ejemplo, levantar restricciones para la comercialización, crear mercados mayoristas y expandir las más de 200 categorías de trabajadores por cuenta propia a profesionales como abogados o ingenieros.
“La sociedad cubana está preparada para que se abran nuevos espacios”, dijo Morales.
En un país donde el sueldo estatal promedio equivale unos 20 dólares al mes, una cifra que no representa el poder adquisitivo pues los ciudadanos reciben todo tipo de gratuidades del Estado, los cubanos en general se mostraron ansiosos por ver crecer su economía aunque muchos advirtieron también que no desean sacrificar las prestaciones como salud y educación universales o los amplios subsidios a los servicios o a la alimentación.
“Espero que en el Congreso del Partido se discutan los problemas económicos”, dijo la AP Graciela Hidalgo, una jubilada de 67 años. “Pero jamás tenemos que perder lo que hemos ganado”.
Media docena de militantes del PCC entrevistados por la AP coincidieron en que el Congreso profundizará algunas medidas aperturistas pero no habrá reformas drásticas, tal y como lo reiteró Castro, para quien el proceso de actualización del modelo se producirá “sin prisas pero sin pausa” y se evitará por todos los medios “terapias de choque” que afecten a los sectores más vulnerables de la población.
“Creo que se va a seguir en la dirección en que se venía, facilidades a la propiedad privada pequeña, ampliar algunos aspectos de la comercialización, el problema del mercado mayorista, pienso que se va a avanzar en esas cosas que ya se fueron vislumbrando”, dijo a la AP, Esteban Morales, un politólogo comunista miembro de la Academia de Ciencias.
Pero además de abordar con todo rigor la economía cubana, el VII Congreso tendrá también un papel relevante para el futuro político de Cuba, luego del anunciado retiro de Castro y muchos observadores esperan un rejuvenecimiento de sus cuadros directivos en este encuentro.
Así como en 2013 se aprovechó la elección presidencial para incorporar a dirigentes jóvenes en puestos claves de la dirigencia del gobierno, como al primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel, se espera que este Congreso servirá para hacer lo mismo en la otra institución del esquema de poder de la isla: el Partido Comunista.
“Primero hay que resolver el problema económico, eso es prioridad, lo que pasa es que hay una coyuntura particular en Cuba que es lo que yo llamo la transición generacional y hay que crear las instituciones que favorezcan que esa generación nueva pueda gobernar el país efectivamente”, explicó a la AP el experto en relaciones internacionales y ex diplomático Carlos Alzugaray, quien también es militante de la organización.
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