RENACER CULTIRAL

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sábado, 3 de agosto de 2019

LA FRONTERA HOY

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Publicado el: 13 julio, 2019
El 16 de julio de 1838, se funda la sociedad secreta La Trinitaria y el 26 de enero de 1843, el presidente haitiano Boyer sale al exilio. 
Un 27 de febrero de 1844 se da el grito de la independencia en la Puerta del Conde y la española se convierte en la República Dominicana.

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En Haití, la economía de las plantaciones de caña cayó bruscamente, los africanos libres retornaron al cultivo de la yuca, y la fábrica del casabe se convirtió en su dieta principal, y se retorna al monocultivo, economía de subsistencia al estilo africano que termina por deteriorar el suelo.
Con el monocultivo se incrementó la tala de los bosques, para el cultivo del tabaco, y la exportación de las maderas preciosas, y el lento regreso al sistema de plantación, esta vez con “esclavos libres”.
Y, lo que no logró la naturaleza, lo impuso el hombre: la división de la isla en dos territorios desiguales. Uno donde imperaba la caña de azúcar, y el monocultivo, y el otro el latifundio y la ganadería.
TRATADOS
En 1967, España cedió a Francia la parte occidental de la isla, ya poblada por bucaneros y filibusteros franceses, mediante el tratado de Ryswick, creando el Saint Domingue francés.
Un siglo más tarde, la división se consolida mediante el Tratado de Aranjuez, firmado el 3 de junio de 1777, entre Francia y España, el cual implicaba el reconocimiento jurídico de la parte este de la isla de Santo Domingo como colonia dependiente de Francia.
El 22 de julio de 1795, se firma el Tratado de Basilea entre la República Francesa y la Monarquía del Rey Carlos IV de España, tratado que puso fin a una guerra entre los dos países, que se había iniciado en 1793 y mediante el cual España se comprometía a cederle a Francia su parte en la isla de Santo Domingo. Este acuerdo, considerado desfavorable para España, tenía como objetivo consolidar la alianza contra un enemigo común: Inglaterra.
Las negociaciones y tratados sobre esa línea imaginaria que todos llamaban frontera entre los dos países fueron abundantes, se firmaban, se rechazaban, se reescribían y se renegociaban.
PRIMER TRATADO DE PAZ, AMISTAD Y COMERCIO
El primer Tratado de Paz, Amistad y Comercio entre Santo Domingo y Haití se firmó el 26 de julio de 1867. Establecía el comercio libre entre Haití y República Dominicana, previo “pago de de $150,000 pesos durante ocho años, como “compensación por los perjuicios que los dominicanos experimentaron a consecuencia del comercio clandestino en la frontera”.
Este Tratado fue anulado por el presidente haitiano en 1876, rompiendo las relaciones diplomáticas, hasta que en 1880 el gobierno del Arzobispo Merino las restablece, por intermedio de Ulises Heureaux, entonces Secretario de la Presidencia.
Tendría que pasar otro siglo, para que en 1929, un 21 de mayo, se reescribiera el Tratado, el cual debió esperar hasta 1936, para ser ratificado mediante un Protocolo de 19 artículos acordado entre el dictador Rafael Trujillo Molina y el presidente Stenio Vincent.
A finales del siglo 19 y principios del 20, en República Dominicana se contaba con una cobertura boscosa de un setenta por ciento, (70%), aunque ya en el siglo 18 se había iniciado el corte de árboles para el cultivo de tabaco para exportación, y la ganadería, y comenzaba a reaparecer la industria azucarera a gran escala.
Durante la segunda mitad del siglo 19, se desarrolló la industria azucarera en República Dominicana y la tala comercial de los bosques, la cual se intensificó a partir de la invasión norteamericana del 1916.
El surgimiento de grandes centrales azucareros y la tala de árboles para alimentar los calderos de los ingenios, marca el surgimiento de grandes aserraderos, provocando que para 1960 la República Dominicana solo contara con un once punto cinco por ciento (11.5%) de áreas boscosas.
Alertado sobre el trepidante avance de la deforestación, por los organismos internacionales, el gobierno de la República, en 1966, inicia una política de protección al bosque dominicano y ordena el cierre total de los aserraderos.
Ese mismo año dicta una Ley de Regulación Forestal y crea un Dirección General de Foresta, bajo la dirección de las Fuerzas Armadas.
En 1967 se inaugura la primera escuela de Silvicultura en Jarabacoa y en el año 2000 se promulga la Ley 64-000 de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Lamentablemente, los gobernantes de Haití no se han preocupado de igual modo, Haití no ha tenido la misma suerte.
Hoy habitan Ayiti, o La Española, once millones en el lado occidental, o República Dominicana y once en el lado oriental, o Haití, para un total de 22 millones de personas, intentando sobrevivir en 77,000 kilómetros cuadrados.
FRONTERA HOY
¿Y qué es la frontera hoy, sino una radiografía de venas de cal, distribuidas en la aridez de las montanas, que amenazan con extenderse hasta la parte verde de la isla?

¿Y qué es la frontera hoy, sino una línea imaginaria de pilotes sobre los cuales construyen sus casuchas los esclavos cimarrones, hoy “libertos”.
¿Y qué es la frontera hoy, sino un río en desaparición que una vez fue de sangre y por eso se llama Masacre?
¿Y qué es la frontera hoy, sino una mesa de “negociaciones” donde los habitantes, de ambos lados, son víctimas del juego político de sus gobernantes?
¿Y qué es la frontera hoy, sino una meca por donde cruzan miles de haitianos emigrando hacia un país que se defiende de su paso, temeroso de perder sus asumidas raíces?
JUAN BOSCH
Un dominicano universal, nuestro intelectual más preclaro, responde a estas interrogantes sobre la frontera con toda la inmensidad de su humanismo y la autoridad de su experiencia vital y política, como exilado de múltiples gobiernos y emigrante conocedor de las vicisitudes de los y las emigrantes entre las islas.
En una carta enviada a los intelectuales, de junio de 1943, dice Don Juan Bosch:
1.’“El pueblo haitiano es un poco más pobre, y debido a esa circunstancia, luchando contra el hambre, que es algo más serio de lo que puede imaginarse quien no la haya padecido en sí, en sus hijos y en sus antepasados, procura burlar la vigilancia dominicana y cruza la frontera. Si el caso fuera al revés, sería el dominicano el que emigraría ilegalmente a Haití.
2.“Cuando de aquel y de este lado de la frontera, los hombres tengan casa, libros, medicina, ropa,, alimentos en abundancia; cuando seamos todos haitianos y dominicanos, ricos y cultos y sanos, no habrá hostilidades entre los hijos de Duarte y los de Toussaint, porque ni estos irán a buscar, acosados por el hambre, tierras dominicanas en que cosechar un mísero plátano necesario a sus sustento, ni aquellos tendrán que volver los ojos a un país de origen, idioma y cultura diferentes, ajenas, para aumentar sus conocimientos de la tierra y los hombres que la viven.
3.-“El porvenir ha de vernos un día abrazados, en medio de un mundo libre de opresores y de prejuicios, un mundo en que quepan los haitianos y los dominicanos, y en el que los que tenemos el deber de ser mejores estaremos luchando juntos contra la miseria y la ignorancia de todos los hombres de la tierra”.
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