martes, 11 de julio de 2017

DUARTE Y LA CRUZ.


DUARTE Y LA CRUZ.
Fuente: Dr. Alcides García. Boletín del Archivo General de la Nación. Núm. 105. Años XXV. Volumen XXV.  Enero- Diciembre 1976. Edición especial en el centenario de la muerte de Juan Pablo Duarte.

“Donde quiera que dos leños, dijo  un latino,  se crecen sobre  el ápice de cualquier eminencia,  el ojo triste de los hombres sabrá encontrar allí el signo de la redención”.
El 16 de Julio de 1212 derrotaron los reyes católicos  de Castilla, León, Aragón y Navarra,  en la famosa batalla  en Las Navas de Tolosa, los trescientos mil musulmanes del Mitramamolén Almasir.los obispos de Narbona y Toledo, presente en Las Navas, se valieron de la Cruz para excitar al combate. Ese memorable día comenzó una  nueva era en la  vida de España; el secular poderío de los moros fue quebrantado allí y los iberos se apoderaron de Sierra Morena, lleve de la Llanura Andaluza. En conmemoración  de tan espléndida victoria, la  Iglesia celebra todo los años, el 16 de julio, la fiesta de “El Triunfo de la Santa Cruz”. Juan Pablo Duarte, que quería inaugurar la Revolución contra Haití al conjuro  de la Cruz del Salvador, y  que al emprender  sus  trabajos abría otra era  en la vida  del dominicano, escogió para poner por  obra sus altos designios  tan significativa fecha;  de aquí nuestro inolvidable 16 de julio de 1838, día de la fundación de la Trinitaria.
Empero, como la circunstancia en que la cruz había hecho más patentemente el papel de ° auxilio  superior,  para ayudar al triunfo de una causa justa en su lucha con un poder tiránico más fuerte, había sido de la guerra entre Constantino el Grande y el déspota Mejencio, Duarte lleno de  fe evocó también el  16 de julio de 1839 aquella solemne ocasión en que el hijo de Santa Elena vio en los aires, al encabritársele el caballo, la señal del cristianos, o, acompañada de estas palabras; “ Hoc signo vice ( con esta señal vencerás)”
Algunos testimonios calificados de contemporáneos del Padre de Patria relativamente a los momentos en que éste iniciaba su grande obra. Dice Rosa Duarte, en uno de sus ya famosos manuscritos: “ Corría el mes  de Julio; él sabía que   día en su patria se celebraba el triunfo de la Santa Cruz,  recordó que bajo su égida venció Constantino el Grande al tirano Mejencio,  y que  se creyó ser  él también vencedor, emprendiendo sus  trabajos bajo  la protección del signo de nuestra  redención. El 16 de julio de 1838 – día del triunfo de la Santa Cruz – se pronunció con varios patriotas, dominicano independiente. y  José María Serra, al hablar de la fundación          de la Trinitaria, expresa; “ Cuando  signó de último, con el pliego abierto, dijo Duarte; “ No es la Cruz el signo del padecimiento, es  el símbolo de la redención;  queda  bajo su égida, constituida la Trinitaria, y  cada uno de sus nueve socios obligado  a reconstruirla, mientras exista uno,  hasta cumplir el voto que hacemos de redimir la Patria del  poder  de los haitianos”
En el transcurso de la Revolución, Duarte llamaba  “templarios” a sus amigos, esto es, “caballeros de la Cruz”.  De ello dan fe  los siguientes versos, notables además por el gran espíritu apostólico y revolucionario que los anima, y porque sirven  también para demostrar que Jacinto de la Concha fue iniciado en los secretos  trinitarios primero que su inmaculado hermano Tomás. El original de estos versos, de puño y letra del fundador  de la República, se conserva en el archivo del historiador García.
He aquí dichos versos;
Soi templario, nos decías un día
Jacinto entonces de la Patria armada,
y en  sacro fuego el corazón se ardía,
Y Ozama el alma se sentía abrazada
Tomás entonces con  placer te oyó
Y al alto honor  de ser  primera ofrenda
Como templario merecer juró
En la sagrada nacional contienda
Tomás, de heroica abnegación modelo,
De patriotismo y de  valor   dechado,
Tomás, el timbre de mi patrio suelo
Y honor y gloria de mi pueblo amado
¿Do está el amigo de mi tierna infancia,
El compañero por  demás valiente,
Y nadie, nadie en mi desierta estancia
Responde el eco de mi voz dolienta”

Después de proclamada  la Independencia, Duarte sigue atribuyendo nuestros triunfos ase sagrado símbolo. La batalla de Azua es ganada en virtud de la señal de la Cruz, y así nos dice;  Un 19 de Marzo triunfó la Cruz y los  Iscariotes (malos dominicanos, escribas y fariseos proclaman triunfador a Santana” (Carta a Don Félix Ma. Del Monte, fechada en Caracas a 2 de mayo de 1805).
Cuando la dolorosa noticia de la anexión del país a España, fue a sacarle de la conmovedora  vida de aislamiento que llevaba hacia ya cuatro lustros en el interior de Venezuela – él que había  sido caudillo idolatrado de su pueblo en  los  días del nacimiento de su libertad -  para traerlo, enfermo;  pero lleno de la más noble resolución, a la Guerra Restauradora. Durante escribió entonces  una canción patriótica cuyo es este hermoso retornelo;

“Por la cruz, por la patria y su gloria
Denodados al campo marcharemos,
Si nos niega el laurel la victoria
Del martirio la palma alcancemos.

Como se ve, nuestra lucha por la Independencia, merced a las palabras evangélica de Duarte, ha sido una verdadera cruzada. Y casualidad notable: Duarte falleció el 16 de julio de 1876. Su viacrucis duró, pues, 38 años completos. Leamos  lo que dice Rosa Duarte en otro de sus manuscritos respecto a los padecimientos  y muerte  de su  ilustre hermano  “…. El pobre, una  vez en la Guaira nos dijo: perdonadme el haberos privado de la felicidad que gozabais para sumergiros en un mar de lágrimas…. Por  eso aunque sufriremos mucho le vamos a acompañar a Sto. Dgo. Para  que sepulten  sus  queridos  restos en el Cementerio  donde él quería reposar; una losa con su nombre, una copa sobe la losa, eso basta para nuestra tranquilidad; así, su cáliz de amargura que bebimos hasta las heces, y la cruz que  el 38  al nombre sacrosanto de Dios, Patria y Libertad tomó sobre sus débiles  hombros, es el momento más digno del mártir que lleno de  fe a los 38 años de trabajos ascendió al cielo a entregar su palma y su cruz, cruz y palma que le habían sostenidos hasta consumar su martirio.(En el informe presentado por  la Comisión Municipal que  fue a Caracas en 1884 a buscar  los restos  de Duarte, compuesta los Sres. Álvaro Logroño y José Francisco Pellerano, Vic-presidente  y Sindico, respectivamente, de aquel honorable y patriota Ayuntamiento; leemos “conmovidos la siguiente noticia; “ terminado  este acto  el de la exhumación de  dichos restos, fue conducida la urna al  templo de Santa Rosalía, y allí  fue colocada en el centro de la nave principal, sobre  un modesto catafalco cercado con grandes blandones y cubierta con el pabellón dominicano, sobre el cual colocó una hermosa cruz de flores naturales moradas y blancas, ofrenda de las  dignas hermanas del General Duarte.)

Cruz  del Salvador;  Cruz de las llanuras de Turín y del Puente Milvio o Cruz Celestial de Constantino el Grande; Cruz del 16 de julio de 1212 ó Cruz de la batalla de Las Navas de Toledo; Cruz del 16 de julio  de 1838: Cruz de la Trinitaria, Cruz de los Templarios de nuestra Independencia, Cruz de nuestro lábaro o pabellón, Cruz de nuestro escudo de armas, Cruz de  Juan Pablo Duarte, sé siempre para el pueblo dominicano lo que quiso en todo momento el padre de su  emancipación  política  que  fueras: signo de la fe, insignia de triunfo, égida salvadora, símbolo de Redención-
.
Listín Diario, Santo Domingo, 28 de abril de 1929, y Boletín Eclesiástico, Santo Domingo,  enero-febrero 1939.

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