viernes, 10 de noviembre de 2017

JUANA DE LA MERCED TRINIDAD (JUANA SALTITOPA)

Los tambores llamaban a la guerra, el ruido atronador de los cañones de la Fortaleza San Luis hacían temblar la tierra; la pólvora de los fusiles formaba espesas nubes y los valientes dominicanos peleaban con coraje bajo las órdenes del General José María Imbert.
Entre las filas de soldados había un mujer que portaba un sable terciado sobre el pecho, que repartía  cartuchos, cargaba rifles y llevaba agua a los soldados, curaba heridas, y preparaba la comida de las tropas, les cantaba coplas para que no lo venciera el sueño y cuando el peligro  les amenazaba ellos  los arengaba valientemente para  la conquista de la victoria.
Hubo un momento en que la suerte parecía adversa para los dominicanos, pero un predestinado se lanzó fuera  de las trincheras, sable en mano, seguido del ejército, arrojándose sobre los haitianos peleando con armas blancas, y con  estos hombres valientes fue también  nuestra heroína Juana Saltitopa quien dio muerte en una lucha cuerpo a cuerpo  a un Coronel Haitiano. El ejército enemigo, perseguido tenazmente, se vio obligado a retirarse, y  la célebre Batalla  del 30 de marzo, cuyo héroe fue  el General Fernando Valerio, decidió  el triunfo de la campaña libertadora.
Por  su valerosa  hazaña  le llamaron la Coronela, y en  1852 vivía en Santo Domingo y percibía del Gobierno el sueldo que correspondía al grado de Coronel, que más tarde Santana le suprimió, por su temperamento y la mando de nuevo al Cibao.
Su conducta independiente fue motivo de acervas criticas; era extraordinario  en aquella época en que la mujer tenía  como único radio de acción las cuatros paredes de su casa,  verla compartir con los hombres las campañas contra los invasores.
Ella, como hija del pueblo, tenía su moral propia,  y gustaba de las fiestas; pero no era una mujer deshonesta. Una de sus  coetáneas se expresa así: “Yo presencié  una fiesta en que Juana tendió de una bofetada, largo a largo, en el suelo a Bartolo Pérez, porque éste trató  de abusar con ella echándole el brazo por el hombro y halándola una trenza”.
Despectivamente le llamaban Juana salta y topa, por su temperamento alegre, campechano y decidor, pero su nombre de pila era: Juana de la Merced Trinidad. Era ella de  estatura regular, amasada, de color indio canela,  bien parecida, acostumbraba usar un pañuelo de madrás, estilo ricoleado dejando al descubierto dos hermosas trenzas.
Amante de la política callejera, de carácter independiente, gustaba de estar entre los cantones revolucionarios de La Vega y Santiago. Nació en el 1814, en la comunidad de Jamo-La Vega y murió trágicamente apuñaleada en el 1860 en el camino de Puñal sección del Cantón de La Vega.( en ese entonces).
Juana Saltitopa, es el prototipo de la mujer surgida en la entraña del pueblo, que impulsada por su temperamento, rompe las tradiciones de la época para que germinen espontáneamente sus sentimientos creando su propio yo.
Toca a las generaciones  futuras evaluar  los méritos  de las hazañas del pasado La Vega como homenaje a la heroína jameña puso su nombre a una calle. En el III Congreso de la Juventud se resolvió  honrar la memoria de la ‘La Coronela’’, Juana Saltitopa, que comparti con los Generales Imbert y Valerio, la gloria de la Batalla del 30 de marzo, reafirmadora de la Independencia Nacional.
Fuente; Resplandores de Gloria, de  Carmen Lara Fernández, Editorial Montalvo, Ciudad Trujillo ( hoy Santo Domingo) 1945, págs.. 49-51






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