JUANA
DE LA MERCED TRINIDAD (JUANA SALTITOPA)
Los tambores llamaban a
la guerra, el ruido atronador de los cañones de la Fortaleza San Luis hacían
temblar la tierra; la pólvora de los fusiles formaba espesas nubes y los
valientes dominicanos peleaban con coraje bajo las órdenes del General José
María Imbert.
Entre las filas de
soldados había un mujer que portaba un sable terciado sobre el pecho, que
repartía cartuchos, cargaba rifles y
llevaba agua a los soldados, curaba heridas, y preparaba la comida de las
tropas, les cantaba coplas para que no lo venciera el sueño y cuando el
peligro les amenazaba ellos los arengaba valientemente para la conquista de la victoria.
Hubo un momento en que la
suerte parecía adversa para los dominicanos, pero un predestinado se lanzó
fuera de las trincheras, sable en mano,
seguido del ejército, arrojándose sobre los haitianos peleando con armas
blancas, y con estos hombres valientes
fue también nuestra heroína Juana
Saltitopa quien dio muerte en una lucha cuerpo a cuerpo a un Coronel Haitiano. El ejército enemigo,
perseguido tenazmente, se vio obligado a retirarse, y la célebre Batalla del 30 de marzo, cuyo héroe fue el General Fernando Valerio, decidió el triunfo de la campaña libertadora.
Por su valerosa
hazaña le llamaron la Coronela, y
en 1852 vivía en Santo Domingo y percibía
del Gobierno el sueldo que correspondía al grado de Coronel, que más tarde
Santana le suprimió, por su temperamento y la mando de nuevo al Cibao.
Su conducta independiente
fue motivo de acervas criticas; era extraordinario en aquella época en que la mujer tenía como único radio de acción las cuatros
paredes de su casa, verla compartir con
los hombres las campañas contra los invasores.
Ella, como hija del
pueblo, tenía su moral propia, y gustaba
de las fiestas; pero no era una mujer deshonesta. Una de sus coetáneas se expresa así: “Yo presencié una fiesta en que Juana tendió de una
bofetada, largo a largo, en el suelo a Bartolo Pérez, porque éste trató de abusar con ella echándole el brazo por el
hombro y halándola una trenza”.
Despectivamente le
llamaban Juana salta y topa, por su temperamento alegre, campechano y decidor,
pero su nombre de pila era: Juana de la Merced Trinidad. Era ella de estatura regular, amasada, de color indio
canela, bien parecida, acostumbraba usar
un pañuelo de madrás, estilo ricoleado dejando al descubierto dos hermosas
trenzas.
Amante de la política
callejera, de carácter independiente, gustaba de estar entre los cantones
revolucionarios de La Vega y Santiago. Nació en el 1814, en la comunidad de
Jamo-La Vega y murió trágicamente apuñaleada en el 1860 en el camino de Puñal
sección del Cantón de La Vega.( en ese entonces).
Juana Saltitopa, es el
prototipo de la mujer surgida en la entraña del pueblo, que impulsada por su
temperamento, rompe las tradiciones de la época para que germinen
espontáneamente sus sentimientos creando su propio yo.
Toca a las
generaciones futuras evaluar los méritos
de las hazañas del pasado La Vega como homenaje a la heroína jameña puso
su nombre a una calle. En el III Congreso de la Juventud se resolvió honrar la memoria de la ‘La Coronela’’, Juana
Saltitopa, que comparti con los Generales Imbert y Valerio, la gloria
de la Batalla del 30 de marzo, reafirmadora de la Independencia Nacional.
Fuente; Resplandores de
Gloria, de Carmen Lara Fernández,
Editorial Montalvo, Ciudad Trujillo ( hoy Santo Domingo) 1945, págs.. 49-51
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