CREENCIAS RELIGIOSAS DE LOS ABORÍGENES DE LA ISLA DE SANTO DOMINGO. (TAINOS).
La posesión de buenos ídolos iba en el mismo sentido, porque los tainos habían
dioses más “fuertes”, los caciques se hacían respetar por otros y, poseyendo los más “fuertes”,
los caciques se hacían respetar por toda
la población, que lo consideraba portavoces de los dioses importantes ya que
eran los únicos que estaban formalmente
autorizados a comunicarse con ellos en la figura de los ídolos. Esta comunicación
se realizaba mediante la ceremonia
designada hoy día “Rito de la
Cohoba”, precedida por la inhalación de una droga alucinógena de ese nombre
que hacia perder la razón a quien la
tomaba y le ponía en ende, en capacidad
de comunicarse con las fuertes dioses.
La religión desempeñaba un papel de primer orden en la cultura taina. Todo el
universo mental de los indios estaba condicionado por un sistema de creencias religiosas bastante bien organizado y que se hacía
común en sus aspectos esenciales a los
indios de toda las islas, así como
a otras Antillas vecinas. Estas manifestaciones
religiosas dieron lugar a que fuera
formalizado un grupo de personajes cuya especialidad era la de servir de dirigentes en ritos religiosos y en la curación
de enfermos.
Estos personajes eran llamados Behique, y gozaban de
muchos privilegios de los
caciques. El Bahique tenía una forma especial de adornarse y de vestir que los distinguía
del resto de las personas. Poseía capacidad para comunicarse con los dioses o espíritus,
llamado cemíes, aunque en ese aspecto
los caciques tenían mayor importancia religiosa que estos arcaicos sacerdotes,
Los behiques, sin embargo, debían mantener las creencias religiosas al nivel de
la vida cotidiana desempeñando otras valiosas funciones para los taínos. Eran considerados los hombres sabios por la comunicación
que tenían con los muertos y los cemíes,
y por eso hacían muchas veces de consejeros de los caciques y educaban a sus
hijos; también mantenían vivas las tradiciones antiguas conservada en relatos míticos
o en canciones legendarias llamada areitos.
Los behiques eran también verdaderos aristas
porque se encargaban de confeccionar los
ídolos y otros objetos religiosos
necesarios para los ritos y para el
ejercicio de la autoridad de los caciques.
Las ideas religiosas de los tainos estaban
condicionadas por los fenómenos de la
naturaleza y por las necesidades
apremiantes que se le planteaban en la vida social. Por eso su principal dios o Cemí Yocahu
Vagua Maorocoti, era la divinidad de la Yuca, como su primer nombre lo
indica, puesto que este producto llenaba las exigencias principales de alimentación
de los indígenas. Tenían otros dioses importantes, también ligados a la
naturaleza, como la diosa Guabancex,
divinidad maligna que se relacionaba con los huracanes, fenómenos naturales que
los taínos interpretaban como castigo de esta divinidad. También tenían una
diosa de la fertilidad que era la madre de Yocahu,
lo cual se vincula a la importancia de la tierra y de la agricultura en la
cultura material; esta diosa tenía 5
nombre, señal de su gran importancia.
Cada tribu también tenía sus cemíes
particulares ligados a sus tradiciones históricas especiales y, asimismo, cada persona
veneraba un Cemí particular que consideraba unas especies de doble espiritual. Los
taínos, sin embargo, ya empezaban
a formarse algunas ideas acerca de un gran dios todopoderoso y, por eso Yocahu, su principal Cemí, era visto como
un dios de los cielos. No obstante, la noción de un dios creador todopoderoso todavía
no la podían alcanzar pues no se compaginaba
con su grado de desarrollo histórico en
general y de las ideas religiosas en particular.
Las prácticas religiosas de los taínos, a causa
de la sencillez de sus creencias, estaba condicionada por la magia animista. Esto
significa que mediante ceremonias,
fórmulas y prácticas especiales, pretendían condicionar
la voluntad de los cemíes de acuerdo con sus deseos. En ese sentido, efectuaban ceremonias cuya primera parte consistía en la
comunicación de los jefes con los cemíes a través del rito de la cohoba. Después celebraban areitos, en honor del poderío de los cemíes, en estas fiestas ofrecían
productos agrícolas y otros bienes a los
dioses y efectuaban otros sacrificios en su honra.
Tomado de la Fuente; Roberto Cassa. Historia
Social y Económica de la Republica Dominicana. Tomo I, págs... 25 y 26.
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