sábado, 18 de agosto de 2018

La media copa de la Iglesia Católica.

5_Areíto_11_1,p01~(2)Publicado el: 11 agosto, 2018
http://hoy.com.do/la-media-copa-de-la-iglesia-catolica/
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Conociendo de antemano que los presentes en ese conversatorio ostentarían distintas y distantes experiencias profesionales y provendrían de diversas confesiones religiosas, ideológicas, científicas tecnológicas y culturales, consideré que el tema del respaldo que recibe la religión católica de parte de la población no podía ser abordado desde la sola perspectiva doctrinal o mejor dicho, de doctas lecciones de eclesiología, teologías pastoral, dogmática, moral y tampoco depender de la incuestionable luz de la oración y de la práctica litúrgica.
Fue entonces que propuse y así fue convenido lo siguiente: privilegiar algunas cifras tenidas por objetivas, las cuales, haciendo las veces de pie de amigo, me permitirían librar al debate un abanico no exhaustivo de posibles preguntas para su debido análisis posterior.
Aclaro a modo de prólogo que los datos los entresaco de Latinobarómetro y de WIN Gallup Internacional. No para cuestionar lo que en ellos es cuestionable: sus respectivas fichas técnica y su rigor en la recogida y análisis de los datos, sino para vislumbrar una tendencia que a mí, personalmente, me parece indiscutible.
La tendencia es esta: en términos relativos al número total de la población, día tras día queda sin uso más agua bendita de la pila bautismal, se consagran menos hostias, se oyen menos confesiones sacramentales, se testimonian menos uniones matrimoniales y, para no pocos, el peso de la autoridad moral de la religión católica en la cosa pública es relativamente hablando menor y por veces irrelevante.
Muy probablemente esos y otros indicadores develan que estamos ante un evento inédito en la historia de nuestra América desde finales del siglo XV: el número de fieles –no digo “creyentes”- católicos va en retroceso a lo largo y ancho de toda nuestra geografía.
Diagnóstico a nivel mundial. Se estima que la población mundial es hoy día de 7,600 millones de seres humanos. Ahora bien, de acuerdo a la consulta de WIN/Gallup International realizada en 2017 con una muestra de 66,000 personas en 68 países, el 62% de esa muestra declara que la religión tiene importancia en sus vidas. Trasponiendo ese porciento a la población mundial, el mundo contemporáneo contaría con unos 4,712 millones de creyentes agrupados entre cristianos, musulmanes, budistas, hinduistas, judíos y otros. (Ver, http://gallup-international.bg/en/Publications/2017/373-Religion-prevails-in-the-world)
Según la misma fuente, el 71% de dicha muestra cree en Dios y el 54% cree en la vida después de la muerte, independientemente de si ese creyente es o por el contrario no es practicante de alguna religión.
Como aporte significativo, la encuesta de WIN/Gallup International correlaciona nivel educativo-religiosidad e igualmente pobreza-creencia religiosa:
-El 83% de las personas encuestadas con bajos niveles de formación se declaran religiosos, contra el 49% entre los mejor educados. Por demás,
-Los cinco países más religiosos del mundo (Bangladesh, Níger, Yemen, Indonesia, Malawi), con prácticamente el 100% de sus pobladores declarando profesar activamente una fe, apenas superan en promedio los US$ 4,000 de producto bruto interno per cápita (ajustado por paridad de compra). Al contrario, los cinco países menos religiosos (China, Estonia, República Checa, Suecia y Dinamarca) ostentan -en promedio- US$ 35,000 per cápita de producto interno bruto.
Ambas correlaciones positivas pudieran reiterar la vieja idea decimonónica de que para conservar una mayor población vinculada a una religión hay que mantenerla en la pobreza material y/o en la ignorancia.
Pero dejando esa interpretación hipotética de lado, paso a nuestro contexto cultural.
Diagnóstico dominicano y de nuestra América. LATINOBARÓMETRO 2018 (http://www.latinobarometro.org/latNewsShow.jsp) apunta la tendencia de la religión católica en América Latina, y, en particular, en la República Dominicana.
Con una muestra de 1,200 encuestados en México y Suramérica, y de 1000 en Centroamérica; así como un 2.8-3% de margen de error, dicha empresa establece entre 1995 y 2017 las siguientes tendencias y constataciones.
1ª A propósito de la confianza en la Iglesia católica según la muestra encuestada:
América Latina (AL) registra un descenso de 76 a 65 y, en ese contexto, RD preserva una posición hemisférica privilegiada con un 75 de confianza entre los encuestados en 2017, -(el documento de referencia no permite establecer cuánto era en 1996).
2ª Los católicos están en franco retroceso entre los encuestados, entre 1995 y 2017,
AL pasa de 80% a 59%, igual a -21%; y
RD de 64% a 48%, para una caída de -16%.
Independientemente de la interpretación que merezca esa tendencia, una vez redondeado ese 48% hay que afirmar que la copa del vino eclesial está medio consumida.
Más aún, de verificarse los datos aportados a propósito de la situación dominicana, ese 48 por ciento contrapuesto a aquel 75% de confianza institucional da a entender que en el país caribeño la desvinculación de la religión católica corre de manera independiente y más acelerada que la desconfianza en la institución eclesial católica.
3ª La composición de la población encuestada en 2017 (en %) revela un dato poco conocido. A diferencia de América Latina, la segunda mayoría encuestada en el país es clasificada indistintamente como atea/no creyente/ninguna religión, creciendo por encima de una tercera que, como la católica, es de tradición cristiana:
AL: Católicos 60 – Evangélicos 19 – Ninguna religión 17 – Otras religiones 3 –
NS/NR 1
RD: Católicos 48 – Ninguna religión 28- Evangélicos 21 – Otras religiones 2 –
NS/NR 1
4ª Y a propósito de la práctica religiosa de los encuestados en 2017
RD: el 55% de los católicos, en contraste con el 74% de los evangélicos, se tildan a sí mismos de “muy practicante”.
Situación esta que, de ser extrapolable a la totalidad de la población cristiana en la RD, da pie al contrapunteo entre ambos grupos cristianos, tanto por su apego comunitario como por su coherencia e integridad existencial.
Por motivos de espacio finalizo aquí el diagnóstico tentativo de una realidad de por sí harto compleja y dejo para una próxima entrega las preguntas que –a modo de chispa en la pradera- debían provocar el fuego del debate entre los convocados al intercambio reflexivo previsto por el rector, presbítero Alfredo de la Cruz Baldera.

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