Cristóbal Colón


No existen documentos fiables para determinar la fecha y el lugar de nacimiento de Colón, pero la mayoría de los historiadores apuntan a que nació en 1451 en Savona, en la república de Génova. Era hijo de Domenico Colombo y de Susana Fontanarroso, ambos de origen genovés. Sus padres se dedicaban a la fabricación de textil y al comercio.
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Aunque se ha hablado mucho sobre su origen judío, no hay ningún documento que acredite ese supuesto; al contrario, se demuestra que era católico de la orden franciscana. Algunos historiadores hablan de su origen mallorquín, portugués o incluso gallego, pero la mayoría cree en su origen genovés.

Cristóbal Colón

Desde pequeño mantuvo el contacto con la navegación a través del oficio de su padre, que además de tejedor se dedicaba al comercio haciendo el trayecto entre Savona y Génova para comprar y vender. El joven Colón participaba en la navegación de cabotaje y aprendió cosas del mar. Primero navegó por el Mediterráneo y más tarde por el norte de Europa. En 1470-1472 se dedicó a actividades corsarias al servicio de la casa de Anjou, en contra de los intereses de Aragón. En 1476 el barco de Colón fue atacado por corsarios franceses frente al Algarve, consiguió escapar del naufragio y llegó a la costa portuguesa. En 1477 la empresa genovesa Centurione le contrata para hacer el trabajo de comprar azúcar en Madeira, por lo que fija su residencia en la isla de Porto Santo. Se casa con Felipa Moniz de Perestrello, hija del capitán de la isla, un lombardo que estaba al servicio del infante don Enrique el Navegante. Nace en Porto Santo su hijo Diego, que va a ser el heredero de Colón. La madre de su esposa estaba emparentada con la casa real de Braganza y gracias a ella pudo introducirse en la corte portuguesa como natural de Portugal. Durante 1482-1483 experimenta varios viajes marítimos por el norte y el sur del Atlántico y llega hasta más allá de Guinea. Se rodea del mundo de marinos, de gente del mar y de aventureros, nace la idea de navegar hacia el oeste para llegar a Asia y su proyecto del gran viaje va madurando. Esa idea ya existía en 1474 por el médico de Florencia Paolo Toscanelli, que calculaba la distancia entre Europa y Catay en unas 1600 leguas. El mapa de Toscanelli influyó en Colón para su proyecto de navegar hacia el oeste. Colón calculaba, en consonancia con los comentarios de Marco Polo, que a 625 leguas se encontraban las islas Antillas. Se supone que Colón tenía conocimiento o información sobre la existencia de islas más allá de las Canarias, aunque su hijo, el cronista Hernando, lo niega en su libro. En 1484-1485 Colón ofrece a Juan II de Portugal realizar una expedición a Asia a través del Atlántico, pero la rechaza por tres motivos:
  • Portugal había elegido la ruta de África para alcanzar Asia, descubriendo el cabo de Buena Esperanza en 1487. Vasco de Gama llega a los puertos de India y vuelve a Lisboa en 1497-1499.
  • No podía gastar más en otra expedición y el Tratado de Alcazobas (1479) impedía pasar la línea de las islas Canarias.
  • Según los expertos portugueses, la propuesta de Colón carecía de base científica o era poco convincente ya que Colón cometía errores en el cálculo de las distancias, aparte de que no era ningún letrado ni científico para poder ofrecer garantías de éxito de su propuesta.
En conclusión, le tomaron por un iluminado o por un simple aficionado porque le faltaban estudios en materia científica. Según Colón había 2400 millas entre Canarias y Japón, en lugar de las 10 000 millas que aseguraban los expertos conocedores de la materia. El cálculo de Colón se basaba en la información rudimentaria obtenida de Protonauta, el predescubridor que le había dicho que se llegaba a las Antillas yendo más allá de Canarias. En 1485 decide abandonar Portugal y llega a Castilla para ofrecer su proyecto a los Reyes Católicos. En 1486 llega a la corte de Castilla en Alcalá de Henares y el 20 de enero del mismo año se entrevista con los Reyes Católicos. La negociación durará más de seis años desde entonces, pero siempre la respuesta era negativa en base a los estudios realizados por los expertos. La comisión estaba formada no solamente por sabios expertos, sino también por políticos, letrados, marineros y profesores universitarios. Entre los políticos estaban también el cardenal Mendoza y Alonso de Quintanilla. A pesar de contar con sus amigos fray Diego de Deza y Antonio de Marchena (experto en geografía y cosmografía), no logra convencer a las personalidades. La comisión apunta a los errores científicos de Colón, igual que había sucedido en Portugal, y rechaza el proyecto. En 1487 vuelve a la corte, ubicada en Málaga, para una nueva entrevista, pero de nuevo fue rechazado porque los Reyes estaban demasiado ocupados con la guerra de Granada. No obstante, mientras tanto recibe una pensión de la corte gracias a la gestión de Diego de Deza y continúa viviendo en Córdoba a la espera de que finalice la guerra. Encuentra en Córdoba a una mujer que va a ser su amante, Beatriz de Arana, con quien convive sin llegar a casarse y tiene un hijo llamado Hernando. Durante esta etapa se relaciona con personalidades de la corte como el duque de Medinaceli, Quintanilla, el cardenal Mendoza, Santángel, Hernando de Talavera y Diego de Deza, entre otros. También manda a su hermano Baltolomé a Inglaterra y a Francia para ofrecer la misma propuesta, siempre con resultado negativo. Lo intentó de nuevo con Portugal en 1488, pero el navegante Bartolomé Díaz acababa de doblar el cabo de Buena Esperanza y no estaba interesado en el proyecto de Colón. Desde 1488 hasta 1491 no se conoce bien la vida de Colón, pero en 1489 se tiene noticia de que mantuvo contacto con el duque de Medinasidonia Enrique de Guzmán y con el de Medinaceli Luis de la Cerda para ofrecerles su plan. Los dos duques, aunque se mostraron interesados por el proyecto, contestaron que una expedición de tal envergadura correspondía a la corona, ya que los duques no tenían competencia en tal materia. En 1491, desesperado por tantos años de espera, decide dejar Castilla y llega a Palos, donde visita el monasterio de La Rábida y se entrevista con el confesor de la reina, Juan Pérez, quien permite a Colón volver a la corte que se encuentra en Santa Fe (Granada). Vuelve a tener una entrevista con la reina Isabel, pero la comisión sigue rechazando la idea de Colón. Dado que ya no había posibilidad de seguir ofreciendo su propuesta a Castilla, se marcha de Granada. Diego de Deza y Luis de Santángel interceden ante la reina Isabel ofreciendo financiar el coste de la expedición y la convencen para sacar adelante el proyecto. Fernando no estaba a favor del mismo, pero la reina le convence y toman la decisión de materializar la expedición. El pueblo de Palos tenía la obligación de proporcionar y costear dos carabelas por haber infringido la ley al pescar al sur del cabo Bojador, por lo que solo quedaba por financiar otra nave que iban a traer de los astilleros de Cantabria. El 17 de abril de 1492 se firman la capitulaciones de Santa Fe. Las condiciones propuestas por Colón fueron aceptadas con reticencia porque eran bastante exigentes: * Título de almirante de la mar oceánica. * Virrey de todas las tierras descubiertas. * 10 % de todas las riquezas que produjeran esos territorios. * Financiación de la expedición hasta dos millones de maravedíes. Se reclutan marineros experimentados en Palos, en la región de Niebla, de unos 3000 habitantes, que pertenecía al duque de Medinasidonia, pero la tercera parte de la tripulación eran conversos que querían huir de la Inquisición. Al principio costó reunir gente por tratarse de una aventura peligrosa propuesta por un extranjero poco conocido en la zona, pero gracias a la ayuda de los hermanos Pinzón se pudo solucionar el preparativo del viaje. Dos carabelas, la Pinta y la Niña, de los hermanos Pinzón, y la nao Santa María, la nave capitana armada en los astilleros del Cantábrico, estaban listas para zarpar. El 3 de agosto de 1492 Colón zarpa de Palos con rumbo a Canarias, donde cargaron víveres para la navegación. La salida real desde Canarias fue el 6 de septiembre. La tripulación recibió, antes de zarpar, el pago anticipado de cuatro meses a cargo de la corona. El 17 de septiembre alcanza el mar de los Sargazos. Ante la inquietud de la tripulación, Colón falsea la distancia recorrida y conserva la auténtica para él. A primeros de octubre alcanzaron las 700 leguas de navegación sin encontrar nada, lo que motivó que creciera el malestar entre los marineros.