TIWANAKU Y PUMA PUNKU
Cerca del lago Titicaca, en Bolivia, a casi cuatro mil metros de altitud, en un escenario desértico e inhóspito, donde el oxígeno escasea y la vida se hace difícil, se encuentran las ruinas de Tiahuanaco, la “ciudad de los hijos del sol”. Con una superficie de 450.000 m2, estos restos son lo que queda de la capital de la misteriosa civilización Tiwanaku.
Las ruinas abren un inmenso interrogante sobre la habilidad arquitectónica, ingenieril y constructiva de sus fundadores dado que concibieron la ciudad orientada astronómicamente con precisión absoluta, con extraordinarias piezas iconográficas talladas sobre piedras monumentales de un solo bloque entre 20 y 130 toneladas.
Con qué tecnología pudieron ser capaces de cortar las piedras con rectas y ángulos perfectos, y como hicieron para transportarlas kilómetros desde la cantera más cercana y ensamblarlas unas sobre las otras. Como fueron capaces de diseñar cámaras subterráneas y redes de canales para aguas pluviales y servidas. Todo este desarrollo urbanístico denota un nivel de avance tecnológico y conceptual tan extraordinario que ninguna respuesta ordinaria es suficiente.
Al igual que en otras construcciones megalíticas del planeta, se observa aquí la utilización de pesadísimas y gigantescas piedras de arsénica y basalto cuyos yacimientos más cercanos se encuentran a cientos de kilómetros, siendo una incógnita absoluta cómo se logró transportarlos.
El complejo se conforman por: El Templo de Kalasasaya, el templo subterráneo, la Pirámide de Akapana, el templo piramidal Pumapunku, Kantatayita y Putini, el palacio de los sarcófagos. En su iconografía se observa la trilogía de animales sagrados: el cóndor, el puma y la serpiente.
En el Templo de Kalasasaya (kala = piedra y saya o sayasta = parado) o Templo de las Piedras Paradas se verificaban con exactitud los cambios de estaciones y el año solar de 365 días. En ambos equinoccios (otoño: 21 de marzo y primavera: 21 de septiembre) el Sol nacía por el centro de la puerta principal de ingreso. En el solsticio de invierno (21 de junio) el Sol nacía en el ángulo N.E. En el solsticio de verano (21 de diciembre) se marcaba por el nacimiento del Sol en el ángulo S.E. Este muro es conocido como “pared balconera” o “chunchukala”.
Uno de los monolitos del templo representa a un hombre barbado y de rasgos aparentemente caucásicos, hecho por demás singular ya que los nativoamericanos no tenían barba, por lo que dificilmente podrían representarla en la cara de un hombre.
Muy probablemente se trataría de una representación del dios que los incas conocían como Viracocha, el dios creador de su religión, aunque en realidad ellos no le daban un nombre concreto sino una serie de títulos, entre ellos el de Ilya Tiquisi Wyracoca Pacayacacic, que podría traducirse como “Antiguo Cimiento, Señor Instructor del Mundo”.
En Kalasasaya existen tres importantes esculturas: la Estela 8 (Ponce), el monolito El Fraile y la Puerta del Sol.
El Monolito Ponce es un bloque de andesita de una sola pieza de 3 metros de altura, que se cree representa a un sacerdote con vasos ceremoniales en las manos. En su espalda tiene un elaborado grabado que bien puede ser ornamental o también ha sido interpretado como un lenguaje no decodificado aún.
La estela “El Fraile” es una pieza labrada en arenisca veteada de 3 metros de altura, mostrando un enigmático personaje que lleva un báculo y un keru en las manos; porta una faja ventral donde se aprecian algunas huellas en relieve de cangrejos.
La Puerta del Sol es un impresionante portal lítico trabajado en un solo bloque de piedra andesita de 10 toneladas. Posee inscripciones en relieve del Dios de los Báculos (dios Viracocha) que está rodeado por unas criaturas aladas que se arrodillan ante él. Se ha interpretado como un calendario solar/lunar.
Según análisis realizados por el arqueólogo alemán Kiss, la Puerta del Sol se divide en 4 partes cada una de las cuales está separada de la otra por los solsticios y los equinoccios de las estaciones astronómicas, con la posición de la luna en cada hora de cada día, e indicando sus dos movimientos aparente y real (teniendo en cuenta de la rotación de la Tierra). Otros más audaces proponen que se trata de una puerta hacia otra dimensión.
El Monolito de Bennet es la escultura lítica más grande de toda la cultura Tiahuanaco y fue encontrado al interior interior del Templo subterráneo. El Monolito de Bennet mide 7.30 metros de alto por 1.20 de ancho. Esta tallado en un solo bloque de 18.5 toneladas de peso.
La Puerta de la Luna se asienta sobre un terreno elevado en el enclave de Putuni, donde se halla el Palacio de los sarcófagos.
El Templo Subterráneo está construído dos metros por debajo del nivel del suelo.
Puma Punku
Aún con todo lo que tienen de extraordinario los demás sitios de Tiwanaku, lo más impresionante del monumental complejo es sin dudas Puma Punku, “la puerta del puma”, posiblemente, las ruinas más antiguas y las más desconcertantes sobre la faz de la Tierra.
Lo más llamativo de Puma Punku es encontrar diseminados por el terreno unos inmensos bloques geométricos de piedra, perfectamente cortada, de acuerdo a algún plano maestro constructivo, de modo de que dichos bloques encajen unos con otros como en un juego de rastis.
Este sofisticado método constructivo contempla diversos modelos de piezas para que los bloques se unan entre sí como un puzzle, formando las juntas de los muros por encastre, sin necesidad de uso de un mortero.
La precisión con la que estos ángulos fueron formados para crear esas juntas tan perfectamente alineadas indica un conocimiento altamente sofisticado.
Más aún, este método constructivo implicó necesariamente un procedimiento de producción a escala de los bloques, todos ellos identicos entre sí según cada modelo de pieza, para encajar a la perfección en la estructura de forma intercambiable. El trabajo que realizaron sobre la piedra es tan perfecto que parece un molde prefabricado de cemento.
Los cortes en estas piedras son perfectamente rectos como lo son también los agujeros en el núcleo de estas piedras, todos de igual profundidad. En algunas piedra tipo “conectores” se pueden encontrar pequeños orificios a lo largo de un surco, todos ellos equidistantes, sugiriendo el uso de una varilla con tornillos.
Esta evidencia del uso de tecnologías avanzadas claramente contradice lo que la arqueología oficial sugiere sobre el nivel de desarrollo general de los pueblos originarios de Sudamérica.
La reina de estos bloques de piedra gigantescos es una lápida de arenisca roja, de 5 metros de ancho y uno de espesor, con un peso estimado de 131 toneladas métricas. Bloques algo menos pesados se ven encajados en esta plataforma lítica de Puma Punku con tal precisión que no cabe entre ellos el más mínimo objeto, ni siquiera una hoja de papel o una cuchilla de afeitar.
Basándose en la petrografía y en análisis químicos de muestras de ambos bloques, los arqueólogos concluyeron que estos y otros bloques de piedra arenisca fueron transportados por una pendiente abrupta desde una cantera cercana al lago Titicacasituada a 10 kilómetros de distancia. Los bloques más pequeños que fueron usados para tallar la piedra llegaron de canteras situadas en la Península de Copacabana, a 90 kilómetros de distancia cruzando el lago Titicaca.
Incluso con el uso de la tecnología y la informática moderna estas estructuras desafían la lógica y confunden a aquellos que buscan resolver los misterios que se encuentran dentro de ellas. ¿Quién construyó estas estructuras? , ¿Cómo se construyeron estas estructuras?, ¿Por qué se construyeron estas estructuras? Estos son los grandes interrogantes de quienes investigan estas estructuras antiguas, y que no son fáciles de responder, si es que se pueden responder de alguna forma.
Se cree que Puma Punku contuvo alguna vez una gran estructura de cuatro partes, no obstante todo lo que queda hoy en día son ruinas megalíticas de algún evento catastrófico en la historia de la antigüedad remota. Sea un gran terremoto, una inundación, u otra hipótesis (como una hipotética destrucción con armas nucleares producida por civilizaciones extraterrestres que visitaron la tierra en tiempos remotos), son todas conjeturas para intentar explicar la destrucción de la estructura de Puma Punku, y de la civilización Tiwanaku.
Datación
Tiahuanaco parece haber sido una ciudad portuaria, con evidencias de muelles y embarcaderos, además de haberse encontrado millones de conchas marinas en la zona. Sin embargo, el Lago Titicaca, el único cuerpo de agua en los alrededores y se encuentra en la actualidad a casi 20 kilómetros de distancia. El lago Titicaca es asimismo un mar interior de agua salada en el que aún se mantiene viva una abundante vida marina, infundiendo la presunción de que una vez fue parte del océano.
La cultura Tiwanaku, según algunos autores, se inició alrededor del 1.500 a 1.000 AEC, aunque según estudios más recientes se inició entre 900 a 800 AEC y colapsó alrededor del año 900 a 1.000 etapa en la que se estima una población de 115.000 habitantes en la ciudad, junto con otros 250.000 en los campos circundantes. El comercio y la agricultura eran boyantes. Sin embargo, décadas de sequía sacudieron la zona alrededor del año 1.000 y la ciudad de Tiahuanaco fue abandonada, disolviéndose sus habitantes por las montañas circundantes.
La historia de ciudades ancestrales abandonadas nos remite a Gobekli Tepe, Teotihuacan, La Venta, Caral, Nan Madol y Stonehenge, entre tantas otras.
El científico vienés Arthur Posnansky fué el primero que investigó seriamente las ruinas de Tiahuanaco y basándose en cálculos de arqueo-astronomía afirmó que la ciudad de Tiahuanaco fue fundada en el 15.000 AEC, en plena era glacial antediluviana.
En su libro Tiahuanaco, la cuna del hombre americano, Posnansky propone dos pruebas que según él son esenciales para considerar a Tiahuanaco como la ciudad más antigua del mundo. Primero que todo, la prueba arqueo-astronómica: estudiando las alineaciones de los monumentos respecto de la salida y puesta del sol, Posnansky sostuvo que cuando se fundó el templo Kalasasaya, el eje terrestre (polo norte-sur) estaba inclinado en la perpendicular de la eclíptica de 23 grados 8’ y 48’’ (en 1930 era de 23 grados y 27’). Según los cálculos de la conferencia internacional de las Efemérides, esa inclinación del eje terrestre correspondía precisamente al 15.000 AEC. La segunda prueba es arqueológica: Posnansky encontró huesos de toxodonte (mamífero de la megafauna extinto en el 12.000 AEC) junto a huesos humanos en el mismo estrato estratigráfico.
Según Posnansky, la civilización Tiahuanaco antediluviana tuvo que enfrentar enormes catástrofes acaecidas alrededor del 11.000 AEC. Estos cataclismos habrían primero elevado el nivel del fondo del lago Titicaca, haciendo que se desbordaran sus aguas, inundando, de esta manera, inmensas extensiones de tierras habitadas y cultivadas. Posnansky llegó a estas conclusiones porque durante algunas excavaciones encontró esqueletos humanos muy cerca a restos de peces y fósiles de plantas acuáticas que normalmente crecen en las profundidades del lago. La teoría de Posnansky también afirma que después de la inundación del 11.000 AEC. hubo una progresiva disminución del lago, que hizo que Tiahuanaco, construida inicialmente en las orillas de éste (con los muelles de Puma Punku), estuviera distante unos 22 kilómetros, alejándola de la costa, tan importante para la vida económica de la ciudad hasta el 15.000 AEC.
El descubrimiento en Los Andes a 4000 m de altura de restos de sedimentos marinos que se extienden a lo largo de 700 km parecen confirmar que las aguas de fines de la era terciaria efectivamente subían hasta allí.
El mito de Viracocha, el Ser Supremo
Para el mundo andino de los tiahuanacos y otras culturas previas a los Incas, Viracocha era el Creador, el Dios absoluto. Viracocha o Wiracocha es un dios venerado con diversos nombres y representado de variadas formas que aparece en la Puerta del Sol de Tiahuanaco, en la Estela Raimondi de los Chavín, en los tejidos de Karwa de Paracas, en las urnas ceremoniales de Wari y en el Templo de Koricancha de los Incas.
Los mitos y leyendas dicen que Virachocha apareció en la isla del Sol del lago Titicaca, y después se dirigió hacia Tiwanaku, donde estableció su asentamiento. Una vez hecho eso Viracocha “moldeó” una raza de gigantes monstruosos que son quienes habrían erigido la ciudad de Puma Punku.
El mito tihuanacota de Oryana
Otro mito de la civilización del Lago Titicaca se refiere a la diosa Oryana, un ser “venido de las estrellas” de extraño aspecto físico pues poseía una cabeza alargada, grandes orejas en punta, cuatro dedos al final de cada extremidad y escamas como de pez, que llegó al Lago Titicaca para mejorar a una brutal raza de gigantes que allí vivía mediante el mestizaje.
De su labor de procreación nacieron 70 seres de una nueva raza, que durante un día y una noche fueron capaces de construir toda la antigua ciudad de Tiahuanaco. Esa raza de gigantes mejorada (que muchos relacionan con los nephilim bíblicos) acabó corrompiéndose y sucumbiendo a una terrible hecatombe.
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