VIRACOCHA, EL SER SUPREMO
Para el mundo andino de los tiahuanacotas y otras culturas previas a los Incas, Viracocha era el Creador, el Dios absoluto. Viracocha, Wiracocha o Huiracocha es un dios venerado con diversos nombres y representado de variadas formas que aparece en la Puerta del Sol de Tihuanaco, en la Estela Raimondi de los Chavín, en los tejidos de Karwa de Paracas, en las urnas ceremoniales de Wari y en el Templo de Koricancha de los Incas.
En los mitos y leyendas aparece como creador u ordenador del mundo. Uno de los mitos narra que, en un inicio, Viracocha hizo el cielo y la tierra, poblándola de plantas, animales y hombres primitivos que vivían en oscuridad y desorden.
El mito sugiere que Viracocha era alto, robusto, blanco, con abundante cabello rubio y barbado, características que no existen en la fisionomía del hombre andino. Viracocha era un maestro de la ciencia y la magia, arquitecto y escultor.
Viracocha, también llamado “dios de los báculos” o “dios de las varas”, tenía el nombre completo de Apu Qun Tiqsi Wiraqucha. En quechua, “apu” significa “señor”, “tiqsi” significa “fundamento, base, inicio”; y “wiraqucha” proviene de la fusión de dos vocablos: “wira”: grasa; “cocha”: lago, mar, laguna. Otros historiadores opinan que el nombre correcto es WAIRACOCHA, que en quechua, “waira” significa “viento”.
La multiplicidad de crónicas, de diversas fuentes, zonas y períodos, hace imposible una síntesis unificada de todas las ellas. Sin embargo, y aunque en alguna medida incompatibles, es posible trazar un hilo común.
Se dice que Virachocha apareció en la isla del Sol del lago Titicaca, y después se dirigió hacia Tiwanaku, donde estableció su asentamiento, y en un primer momento creó:
“el mundo oscuro y sin sol ni luna ni estrellas; y por esta creación le llamaron Viracocha Pachayachachic que quiere decir Creador de todas las cosas” (Krickeberg, 1971:185).
Una vez hecho eso Viracocha “moldeó” una raza de gigantes monstruosos (quienes habrían erigido la ciudad de Puma Punku), deformes por su gran tamaño, para ver si era conveniente crear a los hombres de ese porte. Ante esto, el mito cuenta que Viracocha reflexionó y dijo:
“No es bien que las gentes sean tan crecidas; mejor será que sean de mi tamaño”.
Y así creó a los hombres a su semejanza – tallando en piedra las figuras del primer hombre y la primera mujer, y que al darle nombres, éstas cobraron vida -, y estos comenzaron a vivir en la oscuridad. Viracocha mandó a esos hombres a vivir bajo un precepto, con la advertencia que si lo quebrantaban, los hombres serían “castigados y confundidos”. Pero nacieron entre los hombres algunos con vicio y con codicia, por lo que rompieron el precepto, y Viracocha, en castigo, los condenó.
“Fueron unos convertidos en piedras y en otras formas, a otros tragó la tierra y a otros el mar, y sobre todos cayó el diluvio universal llamado pachacuti”.
El diluvio duró sesenta días y sesenta noches y la leyenda dice que se ahogaron todas las cosas creadas sobre la Tierra. Una vez terminado el Diluvio, Viracocha, creó al Sol (Inti), a la Luna (Mama Quilla) y las estrellas, y decidió crear nuevamente a los hombres con la ayuda de tres asistentes, a quienes delegó también las tareas secundarias de la creación de los animales, las plantas y las flores:
“Pasando el diluvio, y seca la tierra, determinó el viracocha de poblarla por segunda vez, y para hacerlo con más perfección determinó crear luminarias (…) Entonces mandó a que saliese el sol, la luna y estrellas y se fuesen al cielo para dar luz al mundo. Y así se hizo, y dicen que la Luna iluminaba más que el sol y este celoso, lanzó un puñado de cenizas a ella”
Viracocha al igual que otras deidades, fue nómada, y tomó su camino haciendo sus obras por la región andina. Luego Viracocha, queriendo dejar esta tierra, informó a la gente sobre las muchas cosas que habrían de suceder. Les dijo que con el tiempo habrían de venir gente diciendo ser Wiracocha y a los cuales no les deberían de creer.
Y dicho esto, Viracocha junto con sus ayudantes se reunieron en la costa, bajo la línea equinoccial cerca al Ecuador, y se dirigieron hacia el mar, “caminando sobre las aguas, como por la tierra, sin hundirse” y se alejó con sus ayudantes en la inmensidad del océano.
En su rol como civilizador de pueblos originarios, su semblante “caucásico”, sus discursos proféticos y su salida por el mar, el mito de Viracocha guarda una similitud milimétrica con la leyenda de Cē Ácatl Tōlpīltzin Quetzalcóatl, Rey de Tula.
Crónicas y recopilaciones
En cuanto a los mitos andinos sobre Viracocha, y sus obras en Tiwanaku (como la creación de la humanidad), las crónicas y recopilaciones españolas lo transcriben de la siguiente forma:
Cristóbal de Molina señala en “El Cusqueño: Relacion de las Fabulas y Ritos de los Incas (1573)”:
“en Tiahuanaco, el Hacedor, wiracocha, empeçó hazer las jentes y naciones que en esta tierra ay;”
“… dicen que al tiempo que el Hacedor estaba en Tiahuanaco, porque dicen que aquél era su principal asiento, y así allí hay unos edificios soberbios de grande admiración…”
“Dicen también en esta misma fábula, que en Tiahuanaco, donde dicen hizo todas las gentes, hizo todas las diferencias de aves, animales, culebras, y demás sabandijas, y que allí manifestó a las gentes los nombres y propiedades que las aves y animales y demás sabandijas tenía”.
La versión de Cristóbal de Molina dice que el Sol y la Luna se crearon en Tiawanaku y, desde allí, ambos astros se dirigieron a la isla (Titicaca) desde donde se elevaron al espacio.
Juan de Betanzos dice en “Suma y Narración de los Incas (1551)”:
“Y en estos tiempos que esta tierra era toda de noche, dicen que salió de una laguna que es en esta tierra del Perú en la provincia que dicen de Collasuyo, un señor que llamaron Con Titi Viracocha, el cual dicen haber sacado consigo cierto número de gentes del cual número no se acuerdan.
Y como éste hubieses salido de esta laguna, fuese de allí a un sitio que es junto a esta laguna, que está donde hoy día es un pueblo que llaman Tihuanacu, en esta provincia ya dicha del Collao; y como allí fuese él y los suyos”.
“Hizo, (Viracocha), de piedra cierta gente y manera de dechado de la gente que después había de producir…”
Sarmiento de Gamboa detalla la creación de la humanidad en Tiwanaku en “Historia Indica” (1572):
“Y dejando (Wiracocha), la isla (Titicaca), pasó por la laguna a la tierra firme, y llevando en su compañía a los dos criados que había conservado fuese a un asiento, que agora llaman Tiaguanaco, que es de la provincia de Collasuyo, y en este legar esculpió y dibujo en unas losas muy grandes todas las naciones que pensaba criar…”
“otros afirman que esta creación el Viracocha la hizo desde el sitio de Tiaguanaco, adonde habiendo formado al principio unos bultos de jayanes (gigantes) y pareciéndole desproporcionados, los torno a hacer de su estatura – era, según dicen, el Viracocha de mediana dispusición de las nuestras – y formados, les dio espíritu, y que de allí se partieron a poblar las tierras…”
Luego de detallar la creación de la humanidad en Tiwanaku, Sarmiento cuenta que Viracocha envía a la gente a poblar las tierras, pero antes de partir, éstos edifican una ciudad para que él resida en ella:
“…y hiciesen en Tiaguanaco los edificios, cuyas ruinas agora se ven, para morada de Viracocha, su hacedor,…”
Juan de Betanzos Según Tschudy, la versión del cronista Juan de Betanzos es la original, teniendo las versiones de otros cronistas sus agregados propios.
José de Acosta señala en “Historia Natural y Moral de las Indias” (1590):
“…dicen los indios que con aquel su diluvio se ahogaron todos los hombres y cuentan, que de la gran laguna Titicaca salió un Viracocha, el cual hizo asiento en Tiaguanaco, donde se ven hoy ruinas y pedazos de edificios antiguos y muy extraños…”
Las recopilaciones coinciden en identificar a Viracocha como un ser sanador que se hizo útil con las personas necesitadas. Donde quiera que pasó, él sanó a todos los estaban enfermos y restauró la vista a los ciegos. Caminaba con un bastón y se dirigió a los nativos con amor, llamándolos sus hijos e hijas. Habló toda lengua aún mejor que los nativos. Habría venido para establecer el orden en el mundo, crear y civilizar, contando para ello con inmensos poderes.
Habría llevado a cabo su misión civilizadora con gran bondad y en la medida de lo posible había abjurado el uso de la fuerza: una cuidadosa instrucción y el ejemplo personal había sido el principal método utilizado para instruir a las personas con las técnicas y conocimientos necesarios para una vida culta y productiva. En particular, fue recordado por traer al Perú ese tipo de habilidades variadas como la medicina, la metalurgia, la agricultura, la ganadería, y el arte de escribir.
La imagen de Viracocha con sus báculos/serpientes opuestas en las manos es un caso más de la infinidad de representaciones de deidades ladeadas por animales enfrentados – simbolizando las fuerzas opuestas del bien/mal, orden/caos, etc. – que podemos encontrar en culturas de todo el mundo, particularmente en los vasos de Jiroft (actual Iran) siguientes:
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