Los primeros cronistas de América..
La española fue el primer lugar de América donde se
asentaron los españoles. Fue “el primer
centro de americanización del español, tanto en la adaptación de palabras
europeas…. Como en la adaptación de
palabras indias, actividad importante en los siglos XV y XVI, pero detenida
luego, al desaparecer las lenguas aborígenes (Pedro Henríquez Ureña: El español en Santo Domingo, p.41).
En realidad, el encuentro
de tainos y españoles conllevó un doble fenómenos mediante el cual los recién llegados se aclimataron a
la vida insular, familiarizándose con la
geografía y modo de vida. Pero también
los españoles buscaron implementar su lengua, sus creencias y sus instituciones
de dominio político.
Antes de tocar tierra
americana, el Almirante Cristóbal Colón
empezó a redactar, en algún escondrijo
de la Santa María, su Diario de Navegación, donde iría anotando “muy puntualmente, día en día”, los detalles de su gran aventura, naciendo así
una nueva vertiente de la literatura
española, que habría de dar origen a
la literatura hispanoamericana al
aportar no sólo nuevas voces a la lengua castellana, sino, principalmente,
nuevas imágenes a la vida de la literatura mundial.
“ Durante los primeros
tiempos de la conquistas y colonización
del nuevo mundo.., esa literatura adoptó diversas formas de la prosa
reflexiva: que recogen el pensamiento filosófico, político y religioso de la
época. Sus autores fueron navegantes, sacerdotes, soldados aventureros y
funcionarios reales, a quienes los animaba[u1]
fundamentalmente el interés de ofrecer a la corona de España y al mundo entero
la información necesaria sobre las tierras recién descubiertas y los hechos que allí escenificaron las pasiones y los anhelos humanos.(Abelardo Vicioso: Sa[u2] nto
Domingo en las letras coloniales, p. 17).
Colón también escribió
cartas y relaciones que contienen las
primeras impresiones de los europeos acerca de los habitantes y del maravilloso paisaje de La Española. En ellas el ilustre genovés buscaba satisfacer la curiosidad de había despertado en Europa sus aventuras por
tierras desconocidas. Colón se convierte en el primer propagandista de su
propia empresa descubridora. En su Carta dirigida a Luis de Santágel, del 5
de febrero de 1493, no solo describe el paisaje como un
paraíso de ruiseñores y otros pájaros de mil maneras. Esta famosa carta, que
contiene toda la imaginación creadora de su amor, despertada por la belleza de
las islas caribeñas, “fue leída en toda Europa y editada por los menos ocho veces.”
En el segundo viaje de
Colón vinieron cronistas, como Diego Álvarez Changa y fray Ramón Pané, cuyo escritos “ tienen un valor
histórico indudable y son de gran utilidad para
el conocimiento de la naturaleza y las
estructuras social y cultural de
nuestra isla en el momento del descubrimiento y los primeros años de la
conquista”. Changa fue autor de una
Carta de relación al cabildo de Sevilla, escrita en 1494, donde describe la flora y la fauna de la Isla. Pané, que pertenecía a la
Orden de San Jerónimo, fue el primer europeo de quien se sabe que más o menos
habló una lengua indígena, como fue la
de los Macoríes, etnia cuyos integrantes
Vivian en la parte norte de la isla de Santo Domingo y hablaban un lenguaje
distinto a los Tainos y al de
los Ciguayos, constituyendo una etnia diferente. (Roberto Cassá: Los Indios de
las Antillas, p/ 24).
Con estos primeros
cronistas llegaron también
“los viejos romances castellanos, que se
cantaban al son de la vihuela
(instrumento de cuerda parecido a la guitarra), los mismos que villancicos y
otras formas de pesia popular.., que en España habían alcanzado notable auge
por aquellos tiempos y se perpetuaba de boca en boca y a través de generaciones ( Vicioso: Ob. Cit. P.27,28 29). Se desconoce
si esa poesía popular española, traída aquí para ser cantada por quienes
añoraban su lar nativo, “inspirara versos compuestos en la isla, al menos durante toda la primera mitad del siglo
XVI”.
Otra manifestación de la
literatura española, de carácter abiertamente contestaría, fueron las cartas
que denunciaban los abusos de Colón contra sus propios compañeros y la
literatura colonial que asumía una abierta defensa de los indios (aborígenes, ub.s.) en proceso de extinción ,
denominada literatura indigenista.
Los españoles que
acompañaron a Colón se desenvolvieron en
un ambiente precario, de sumisión e
intriga, ya que la mayoría de ellos eran
trabajadores a sueldo de la empresa colombina y, por tanto, no tenían acceso a
los beneficios de los tributos en especies que pagaban los indios
El primero que utilizó la
pluma para denunciar los irritantes privilegios de Colón y su gente fue el alguacil Bernal de Pisa, “autor de un memorial dirigido a Corte Española, en el cual denuncia los
abusos del Almirante contra la gente del
común. Luego aparecen los
escritos de Francisco Roldan, alcalde
mayor de la isla, ‘quien, basándose en
las tradicionales democracias de los municipios castellanos, dirigió una
importante rebelión contra la autoridad
del gobierno colombino, acusándolo de explotar a los españoles y esclavizar a
los indios. Como se demostró después de
la rebelión roldanista no buscaba la defensa de los indios, sino tener acceso
al régimen de los repartimientos y
encomiendas.
Tomando de la Fuente:
Filiberto Cruz Sánchez. Historia de los medios de comunicación en la Republica
Dominicana, 1ra. Edición, págs..21 al 23, 1998, Editora el Nuevo Darío.
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