RENACER CULTIRAL

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sábado, 8 de diciembre de 2018

EL CULTO AL SOL EN EL ANTIGUO EGIPTO

Artículo sobre la adoración al sol escrito por María González Rodríguez, graduada en Historia.
Índice de contenidos

La adoración al Sol en el antiguo Egipto

El culto al Sol en el antiguo Egipto era tan importante como lo fue en otras civilizaciones de la antigüedad. A través de este artículo, nos acercaremos a la mitología y los cambios en la historia de la religión egipcia, para aproximarnos y conocer así las diferentes facetas del Sol en la civilización del Nilo.
En Egipto, existía un mundo de consagración y divinización al Sol. Monumentos funerarios como las pirámides nos indican esa unión entre la Tierra y el Sol, entre Egipto y el Sol, entre el Faraón y el Sol. Nadie puede negar que “Egipto es un don del Nilo”, pero el Sol con sus rayos hacía de esta tierra una tierra fértil y próspera donde se desarrolló esta fabulosa civilización. El Sol no solo fue el dios más importante de la cultura egipcia, sino que también era fuente de vida para todas las tierras y era representado con un círculo, pues era el símbolo máximo de lo eterno.
Los mitos del viaje del Sol mezclan la teología y la realidad en la cultura egipcia. Los relatos explican el viaje del Sol por el cielo de Egipto. Ra navega en una barca durante el día, calentando y dando vida al país del Nilo, pero al atardecer, Ra se cambia de barca y recorre en la “barca del anochecer” los peligros del Mundo Subterráneo durante las doce horas nocturnas para renacer de nuevo al amanecer.
Iconografía de la barca solar, muestra de la adoración al sol en el antiguo Egipto
Iconografía de la barca solar

Simbología del amanecer y el anochecer

Los dos momentos más importantes del astro rey, como ya hemos mencionado, eran el amanecer y el anochecer. El amanecer se producía con el nacimiento del Sol, y este era identificado con Jepri o Khepera, el escarabajo, puesto que este hace rodar la bola de estiércol al igual que Jepri movía el disco solar. El momento del amanecer representaba el renacimiento, puesto que durante la noche, el Sol había derrotado a las bestias y las tinieblas del Mundo Subterráneo y Egipto se beneficiaba de ello.
El otro momento clave es el anochecer, donde el Sol se identifica con Atum, que según la cosmogonía de Heliópolis, era el dios primordial, que tras crearse a sí mismo, dio lugar al mundo, y se representa con un hombre. Por último, la representación del Sol es su cenit, es el disco solar sobre el dios Ra, del Sol en su máximo momento de esplendor y fuerza.
Imágenes de las tres representaciones dependiendo del momento del día
Imágenes de las tres representaciones dependiendo del momento del día

La adoración al Sol a través de la Historia egipcia

El comienzo del culto al Sol podemos vislumbrarlo ya, en el Reino Antiguo, como demuestran los Textos de las Pirámides, y su culto se asocia con la élite, aunque probablemente ya desde época predinástica existiera un culto a esta divinidad. Al principio el Sol fue personificado en Horus, pero más tarde pasaría a denominarse Re (Ra), nombre que prevalecería a partir de la Dinastía II y que se asociaría al nombre de los monarcas, proclamándose así “hijos de Re”, de manera que se convertían en deidades solares. (Djedefra, DIN IV, Sahura DIN V…).
En el Reino Medio, casi todos los dioses fueron asociados a Ra. Prueba de ello es la existencia de una pequeña capilla en los santuarios, donde la mañana del día de Año Nuevo, el dios o la diosa titular de ese santuario era conducido hacia la capilla solar, para que se produjera una fusión de su ka (la fuerza vital) con el ka solar, de manera que renovara la energía un año más.
Además se establece un culto general en todo Egipto, el culto a la figura de Amón unida a Ra, Amón-Ra, de manera que los cultos locales, si bien no llegaron a desaparecer, se vieron muy reducidos. Durante el Reino Medio, las creencias de que solo el rey puede llegar a fundirse con Re cambian, y se empieza a incluir en ellas a todo aquel que pueda enterrarse con un mínimo ajuar para llegar hasta el Más Allá, de manera que a la hora de la muerte, el difunto se une con el Dios Solar.
Templo de Karnak dedicado al dios Amón-Ra, muestra de la adoración al sol
Templo de Karnak dedicado al dios Amón-Ra
Durante el Reino Nuevo, destaca el intento de crear una religión henoteísta por Akhenatón, (hijo de Atón), cuya deidad primordial sería Atón, el dios demiurgo. La revolución del periodo de Amarna no llegó a cuajar, y el clero de Amón consiguió resistir, por lo que a la muerte del faraón, la idea desapareció.
“(…) ¡Apareces bellamente en el horizonte del cielo, tú, Disco viviente, que has iniciado la Vida! Cuando te alzas en el horizonte oriental, llenas todos los países de tu perfección. Eres hermoso, grande, esplendoroso y te has elevado por encima de todos países. Tus rayos abarcan las tierras hasta el límite de cuanto creaste, porque eres Ra alcanzas hasta el extremo de ellas, tú las subyugas para tu hijo bienamado. Aunque estás lejos, tus rayos se hallan sobre la tierra; estás en los rostros y se puede conocer tu recorrido. Mas cuando te pones en el horizonte occidental, la tierra se oscurece como si estuviera muerta. Los hombres duermen en sus aposentos, con su cabeza cubierta, y un ojo no ve al otro (…).”
Este fragmento pertenece a una de las composiciones más bellas escritas sobre el Sol, es el llamado Himno de Atón, escrito por Akhenatón (DIN XVIII).
Relieve en el que Akhenatón y su familia son tocados por los rayos solares del dios Atón, uno de los momentos clave de la adoración al sol en el antiguo Egipto
Relieve en el que Akhenatón y su familia son tocados por los rayos solares del dios Atón.
Con los nuevos reyes, se restaura el culto a Amón, convertido en culto estatal, pero respetando los cultos menores y locales. Debido al gran poder del culto a Amón, los sacerdotes de este culto llegaron a ser poderosos, no solo a nivel económico, sino a nivel político, puesto que a finales de la época ramésida se puede hablar de una política bicéfala en Egipto, la dirigida por el faraón, y la del clero. A partir del Tercer Período Intermedio, se entra en la decadencia de la religión egipcia y por lo tanto del culto al dios Sol, que terminó  definitivamente en el siglo IV, cuando Teodosio mandó cerrar todos los templos paganos, a favor del cristianismo.
Concluyendo con el artículo, podemos decir que Egipto y su forma de entender el mundo están muy condicionados por el culto solar. El Sol era una parte esencial en la cosmogonía, la mitología y en la vida de los propios egipcios, tanto es así que ellos mismos llegaron llamarse “el rebaño de Re”, dejando clara la importancia de que Egipto entero era hijo del Sol.
Estado actual del templo del dios Atón
Estado actual del templo del dios Atón
Artículo escrito por María González Rodríguez, graduada en Historia
Fuente;https://www.historiaeweb.com/2015/09/23/el-culto-al-sol-en-el-antiguo-egipto/

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