RENACER CULTIRAL

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sábado, 31 de marzo de 2018

“EL SUERO VENENOSO DE LA HISTORIA”.

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Publicado el: 24 marzo, 2018
http://hoy.com.do/el-suero-venenoso-de-la-historia/


La Historia le llamó Diego Álvarez Chanca. Los dominicanos, vergonzosamente… no tenemos la menor idea de quien se trata. Ni siquiera sus compañeros médicos le conocen. No existe una calle que adorne la ignorante interrogación de aquel nombre. Nuestras universidades y facultades olvidaron enseñarlo, desde siempre.
Luego de la incertidumbre del primer viaje de Colón y las solitarias Santa María, Pinta y Niña, difuminándose temerariamente al horizonte, en este segundo intento lleno de esperanzas, sueños y aventuras, remendando ambiciones en las costuras del alma, reventaba las 17 naves que las pesadillas de un Nuevo Mundo aguardaban maliciosas. Sanar enfermos es privilegio grande de la vocación; solo el “Caballero”, en su regalada bondad eternizada, roza el corazón y la inteligencia de los auténticamente escogidos.
El Doctor Chanca es el primero y único médico graduado que viene a la “Española” y al NUEVO MUNDO con la Conquista, en el SEGUNDO VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN. Los improvisados “cirujanos” o “auxiliares” que vinieron en el Primer Viaje de Descubrimiento, no son ni pueden ser, tomados en cuenta. Es el médico que examina a Guacanagarix por órdenes de Cristóbal Colón, afirmando que este no tiene lesión y le descalifica:
<<Cuando llegamos, hallámosle echado en su cama, como ellos lo usan, colgado en el aire, fecha una cama de algodón como de red, no se levantó, salvo dende la cama hizo el semblante de cortesía como él mejor sopo, mostró sincero sentimiento con lágrimas en los ojos por la muerte de los cristianos, e comenzó a hablar en ello mostrando como mejor podía cómo unos murieron de dolencia, e cómo otros se habían ido a Caonabó a buscar la mina del oro e que allí los habían muerto, e los otros que se los habían venido a matar allí en su villa. A lo que parecían los cuerpos de los muertos no había dos meses que había acaecido…Estábamos presente yo y unzurugiano de armada; entonces dijo el Almirante al dicho Guacamari que nosotros éramos sabios de las enfermedades de los hombres, que nos quisiesen mostrar la herida; él respondió que le placía, para lo cual yo dije que sería necesario, si pudiese, que saliese fuera de casa, porque con la mocha gente estaba oscuro e no se podría ver bien; lo cual él fizo luego, creo más de empacho que de gana: arrimándose a él salió fuera. Después de asentado, llegó el zurugiano a él e comenzó a desligarle: entonces dijo al Almirante que era ferida fecha con<<ciba>>, que quiere decir con piedra. Después que fue desatada llegamos a tentarle. Es cierto que no tenía más mal en aquélla que en la otra, aunque él hacía de raposo que le dolía mocho.>>(F. Nav. I, 192-3.)
Como observamos, según Dr. Chanca, Guacanagarix fingía. Más adelante relata otra experiencia…: “herida de flecha… en un pulmón”:
<<Llegamos a un lugar donde todos era huídos. Andando por él, fallamos junto con las casas, metido en el monte, un indio ferido de una vara, de una ferida que resollaba por las espaldas, que no había podido huir más lejos. >>
Lo que nos asombra, desconcierta y lastima, aunque a la vez obliga a su merecida lisonja, reconocimiento e imitación acomplejada, es el responsable y hermoso gesto asumido por la Clase Médica Puertorriqueña, al Erigir “UN BLOQUE DE PIEDRA Y BRONCE FRENTE A LA SEDE DE LA ASOCIACIÓN Y UN LIBRO DE 450 PÁGINAS”.
Lo que nos avergüenza y desmerita es que “Borinquén” fuera descubierta apenas de paso en este segundo viaje de Colón y aquel Dr. Chanca anónimamente permaneciera por pura casualidad de la aventura solo unas horas en aquella isla, antes de continuar hacia la “Española”, donde se estableciera por meses en su vocación, el Descubrimiento y Conquista le dimensionaran en un primer protagonista de la historia, y ya no una simple tarja o un GRANDIOSO Y PRIMARIO GRAN MONUMENTO, sino… NI… SIQUIERA… SE… LE… CONOZCA!
Lo triste y doloroso, luego de quinientos años, es que, al parecer, el Dr. Chanca tenía evidentes debilidades por… EL DINERO… Realidades, al parecer, trastornadoras e inconvenientes de auténtica vocación médica; obligado, de antemano comprometido en sagradas sanaciones al enfermo y luchas contra las enfermedades… su única razón de ser. Todo auténtico sanador entenderá su difícil papel, lleno de bondad y sacrificio. No precisamente fruto de los tiempos, ni menos, solo para aquel “Nuevo Mundo”. Si el destino nos siembra en un lecho, necesitaremos su voluntad bendecida. 500 años, antes o después, él estará junto a nuestras fiebres y dolores, con o sin mucho dinero… aunque su apellido sea Álvarez Chanca:
A Sus Altezas place de esto del doctor Chanca, y que se le pague esto desde que El Almirante se lo asentó, y que se los pague con lo del sueldo. En esto del día del sueldo de los físicos, no lo acostumbran haber sino donde el rey, nuestro señor, esté en persona.
Item: diréis a Sus Altezas de Coronel cuánto es hombre para sevir a Sus Altezas en muchas cosas, y cuánto ha servido hasta aquí en todo lo más necesario, y la mengua que de él sentimos ahora que está doliente, y que sirviendo de tal manera, es razón que él sienta el fruto de su servicio, no sólo en las mercedes para después, mas en lo de su salario en lo presente, en manera que él y los que acá están sientan que les aprovecha el servicio, porque según el ejercicio que acá se ha de tener en coger este oro, no son de tener en poco las personas en quien tanta diligencia hay; y porque su habilidad se proveyó acá por mí del oficio de Alguacil mayor de estas Indias, y en la provisión va el salario en blanco, que suplico a Sus Altezas se lo manden henchir como más sea su servicio, mirando sus servicios, confirmándole la provisión que acá se le dio, y proveyéndole del de juro.
Sus Altezas mandan que le asienten quince mil maravedís cada año más de su sueldo, y que se le paguen cuando le pagaren su sueldo.
Sus Altezas le mandan asentar cada año veinte mil maravedís en tanto que allá estuviese y más su sueldo, y que se lo paguen cuando pagaren el sueldo.
Es la deuda más liviana… debámosle la vida… Solo Dios puede regalarla. Los cementerios se enrabian de celos.

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