LA HISTORIA CAMBIÓ DESDE 1961
Dictadura. La muerte de Rafael Leonidas Trujillo produjo cambios significativos en la historia de República Dominicana.
El país tras la muerte del tirano (1 de 3)
LOS PARIENTES DE TRUJILLO, MILITARES Y ALIADOS CIVILES, HICIERON TODO LO POSIBLE PARA MANTENER EL PODER
1 DE 3
La muerte violenta de Rafael L. Trujillo, el 30 de mayo de 1961, no significó el derrumbe inmediato de la dictadura. De hecho, Ramfis, el hijo mayor del tirano, junto con sus tíos Héctor Bienvenido y José Arismendy Trujillo, la alta jerarquía militar así como algunos políticos e intelectuales que durante muchos años le habían servido fielmente a su familia, hicieron todo lo posible por conservar el control del gobierno al precio que fuera necesario.
Una de las primeras medidas del gobierno conformado por Ramfis Trujillo y Joaquín Balaguer fue gestionar que los Estados Unidos colaboraran para que la Organización de Estados Americanos levantara las sanciones económicas impuestas al país desde agosto de 1960.
Para atraerse las simpatías de la administración de John F. Kennedy, el gobierno dominicano desplegó una estrategia de apertura política, permitiendo el retorno de los exiliados y, al mismo tiempo, propiciando un ambiente favorable para el nacimiento del partidismo político.
En el plano político, por primera vez después de 30 años de férrea tiranía, los dominicanos comenzaron a disfrutar las ventajas de la libre expresión del pensamiento y del pluralismo político a través de la existencia de varios partidos políticos. Se rompía así la obligatoriedad, que imperó a lo largo de la dictadura, de pertenecer a un partido único, que es una de las características de los regímenes totalitarios, como el que implantó Trujillo en República Dominicana.
Así, durante las primeras semanas de julio de 1961 tres organizaciones políticas iniciaron sus actividades públicas: el Partido Revolucionario Dominicano, fundado en Cuba en 1939, cuyo líder principal era el escritor Juan Bosch; el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, dirigido por el doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo, y cuyo nuevo nombre fue Agrupación Política 14 de Junio; y la Unión Cívica Nacional, institución mayormente integrada por la clase media y alta, presidida por el doctor Viriato A. Fiallo. Poco después surgieron otros partidos minoritarios que contribuyeron a la educación política de los dominicanos en el ejercicio de las libertades públicas al tiempo de darles la oportunidad de escoger por su propia voluntad al candidato de su preferencia para dirigir los destinos nacionales.
Los Trujillo abandonan el país
Los seis meses transcurridos entre junio y noviembre de 1961 fueron turbulentos y traumáticos. Mientras, por un lado, el Gobierno trujillista aplicaba una política de terror y violencia en plena luz del día, por el otro, la naciente oposición política comenzaba a perder el miedo frente a los organismos represivos (como el Ejército, la Policía Nacional y sobre todo el Servicio de Inteligencia Militar, SIM). Las protestas públicas, cada vez más masivas, fueron multiplicándose en todo el territorio, exigiendo la salida del país de los Trujillo, la renuncia de Balaguer y de los principales colaboradores del antiguo régimen.
Los días 18 y 19 de noviembre de ese año constituyeron el punto final para los remanentes del trujillismo. En la Base Aérea de Santiago, el general Pedro Ramón Rodríguez Echavarría se pronunció contra los Trujillo y lo mismo hizo el general Andrés Rodríguez Reyes en la capital. Pero ya Ramfis Trujillo había decidido abandonar Santo Domingo con destino a París, Francia, cosa que hizo el día 18, siendo seguido por sus tíos y otros familiares, que se dirigieron hacia otros países. Pero antes de viajar al extranjero, Ramfis Trujillo, en persona, se trasladó a una finca propiedad de su familia llamada Hacienda María (en las proximidades de Haina), y allí, junto con algunos de sus más cercanos colaboradores, asesinó a los seis héroes de la conjura del 30 de Mayo que desde junio guardaban prisión en las cárceles de la dictadura, donde padecieron las más espantosas torturas. Ellos fueron Salvador Estrella Sadhalá, Luis Manuel Cáceres Michel (Tunti), Roberto Pastoriza Neret, Huáscar Tejada, Pedro Livio Cedeño y Modesto Díaz Quezada.
Tan pronto la población se enteró de que la familia Trujillo y algunos de sus colaboradores más cercanos habían huido del país, la alegría fue colectiva. A lo largo del territorio nacional muchedumbres se lanzaron a las calles a festejar la trascendental noticia, mientras otros grupos se dedicaron a derribar bustos, estatuas, letreros, en fin, todo lo que simbolizara al dictador Trujillo y a su familia. Muchas propiedades de los Trujillo también fueron objeto de la furia del pueblo que, durante tantos años, había tenido que reprimir sus deseos de libertad. La capital de la República recuperó su antiguo nombre de Santo Domingo y se inició el período que entonces se llamó “la destrujillización”. Los dominicanos fueron preparándose gradualmente para una nueva forma de convivencia en sociedad y mucha gente del pueblo comenzó a utilizar vocablos que antes no formaban parte del léxico cotidiano, tales como: libertad, amnistía, derechos civiles, justicia social y democracia, entre otros.
El proceso de democratización
En 1961 República Dominicana mostraba notables transformaciones en diferentes aspectos. La población superaba los tres millones de habitantes; la división territorial y política del país también había cambiado considerablemente, y de doce provincias que había en 1930, ahora, tras la desaparición del tirano, el país contaba con 25 provincias y un Distrito Nacional.
Asimismo, una moderna infraestructura vial comunicaba las diferentes regiones del territorio nacional, que ya no estaban tan distanciadas como en los tiempos anteriores a la Primera Ocupación Militar Norteamericana de 1916, lo que posibilitaba un mayor intercambio comercial y social entre diferentes pueblos.
Aun cuando todavía la mayor parte de la población vivía en zonas rurales, lo cierto es que a partir de la desaparición de la tiranía trujillista la nación dominicana entró en un acelerado proceso de urbanización y modernización política, económica y social inspirada en el modelo de la democracia representativa.
El Consejo de Estado
Un gobierno colegiado, integrado por siete personalidades, llamado Consejo de Estado, fue creado con el fin de preparar la transición hacia la nueva etapa política que anhelaba la colectividad. El Consejo de Estado inició su gestión el primero de enero de 1962 y su principal misión, además de promulgar una amnistía general y de propiciar una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Carta Sustantiva, consitía en organizar elecciones generales para elegir los nuevos mandatarios de la nación. La consulta electoral fue fijada para el 20 de diciembre de 1962 resultando electo presidente Juan Bosch, líder del Partido Revolucionario Dominicano.
Juan Bosch se juramentó el 27 de febrero de 1963 como el primer Presidente dominicano libremente electo en elecciones libres después de 30 años de dictadura. Su gobierno apenas duró siete meses; sin embargo, durante ese breve período se lograron importantes conquistas en el plano democrático, como fue la de impulsar la aprobación de una nueva Constitución Política, que resultó ser la más avanzada del siglo XX dominicano.
El golpe septembrino
En la madrugada del 25 de septiembre de 1963, un grupo de militares encabezados por el entonces Secretario de las Fuerzas Armadas, mayor general Víctor Elby Viñas Román, derrocaron el gobierno constitucional presidido por Juan Bosch, a quien apresaron y luego obligaron a salir del país con destino a Puerto Rico. Los militares golpistas, que contaron con el apoyo de poderosos sectores empresariales y políticos, disolvieron el Congreso, restablecieron la Constitución de 1962, ordenaron la formación de un Gobierno Provisional y declararon fuera de la ley a los partidos políticos calificados de comunistas o pro comunistas. Terminó así el primer ensayo democrático en la República Dominicana después de la tiranía trujillista.
La insurrección de Manaclas
El derrocamiento de Bosch tomó por sorpresa a mucha gente. La mayoría del pueblo, empero, rechazó de plano el desatino de los militares golpistas, pero las medidas represivas del gobierno defacto fueron efectivas impidiendo una reacción escalonada de las masas que deviniera en una revuelta civil. Sin embargo, al cabo de casi dos meses tendría lugar un levantamiento armado con el fin de restituir a Juan Bosch al poder.
El 29 de noviembre el Movimiento 14 de Junio, con su principal líder a la cabeza, el doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo, declaró la guerra al Triunvirato tras sublevarse en diferentes montañas del norte, este y sur del país.
En poco menos de un mes, el ejército del gobierno de facto logró derrotar a los revolucionarios, quienes se fueron a las montañas sin haber recibido un riguroso entrenamiento militar y sin haber hecho la coordinación necesaria para que en las ciudades, mientras ellos combatían al ejército en las montañas, se llevaran a cabo acciones de guerrillas urbanas. La gran mayoría de los revolucionarios fue hecha prisionera, pero Manolo Tavárez Justo y más de diez de sus compañeros que decidieron entregarse a las autoridades, luego de reconocer que su causa estaba perdida en el plano militar, fueron fusilados el 23 de diciembre de 1963.
Después de esos acontecimientos luctuosos, la caída del Triunvirato era cuestión de tiempo. Pero transcurriría poco más de un año para que surgieran las condiciones objetivas y subjetivas que hicieron posible deponer al Triunvirato. Así, en la madrugada del 25 de abril, Donald Reid Cabral, presidente del gobierno de facto se vio forzado a renunciar, siendo sustituido por José Rafael Molina Ureña, como Presidente provisional. Molina Ureña había sido presidente de la Cámara de Diputados en el gobierno de Juan Bosch y como el presidente del Senado, que lo era Juan Casasnovas Garrido, no estaba en el país, de acuerdo con la Constitución de 1963 le correspondía al primero desempeñar la Presidencia hasta que su titular constitucional regresara al país.
La nueva crisis política que surgió a raíz del golpe que depuso al Triunvirato dividió a las Fuerzas Armadas en dos bandos irreconciliables: el de los constitucionalistas, que en principio lideraba el Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez (quien se encontraba en el exilio), y el de los adictos al Triunvirato, que además se oponían al retorno de Bosch. Este último grupo, con asiento en la Base Aérea de San Isidro, donde operaba el poderoso CEFA, lo dirigía el Coronel Elías Wessin y Wessin.
Los militares constitucionalistas, entre los que se destacaban Francisco Alberto Caamaño, Manuel Núñez Noguera, Hernando Ramírez, Héctor Lachapelle y otros, decidieron distribuir armas entre la población civil a fin de oponer resistencia al grupo militar de San Isidro y también al grupo de San Cristóbal, que habían designado una Junta Militar que apenas duró tres días. En cuestión de horas, estos dos bandos militares iniciaron una serie de enfrentamientos bélicos que desencadenaron en lo que se conoce como Revolución de Abril.
La guerra patria
El presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, atendiendo a una petición que le hizo la Junta Militar de San Isidro, ordenó el envío a la República Dominicana de tropas de la Infantería de su país con el propósito de proteger las vidas de ciudadanos norteamericanos que “supuestamente estaban en peligro”. Fue la segunda ocasión en que, durante el siglo XX los Estados Unidos ocupaban militarmente República Dominicana; pero, a diferencia del período 1916-1924, la ocupación militar de 1965, que comenzó el 28 de abril, no abarcó todo el territorio nacional, sino que se limitó a la ciudad capital.
En cuestión de días, aproximadamente 42,000 soldados norteamericanos, apoyados por una imponente escuadra naval que incluía portaaviones, tanques de guerra, helicópteros y los más sofisticados armamentos, ocuparon la ciudad Primada de América y de inmediato establecieron un corredor de seguridad que dividió en dos zonas la capital de la República.
La guerra de 1965 (que a raíz de la intervención americana devino en Guerra Patria) arrojó más de 5,000 muertos y cientos de heridos. Asimismo, agudizó la crisis económica de la nación y reavivó el antagonismo tradicional entre los sectores liberales y conservadores que desde la fundación de la República se han enfrentado tratando de controlar el poder político.