La bella bienvenida, Aspasia de Mileto (460 – 401 a.C.)
La verdadera figura de Aspasia de Mileto permanece oculta entre las voces que fueron escuchadas en su tiempo y permanecieron a lo largo de los siglos. Voces alzadas en su defensa, otras no tan benevolentes.
Aspasia vivió en la Atenas de Pericles. Compañera por un tiempo del gran político y estratega, Aspasia destacó por su inteligencia, su excelente retórica y sus amplios conocimientos médicos en el ámbito de la obstetricia. Quizás por todo eso, por ser una mujer culta y sabia, fue condenada a la crítica por muchos autores de su tiempo. Fue, al fin y al cabo, una personalidad excepcional pero que en su excepcionalidad completa el panorama general de la Atenas de Pericles 1.
Aspasia vivió en la Atenas de Pericles. Compañera por un tiempo del gran político y estratega, Aspasia destacó por su inteligencia, su excelente retórica y sus amplios conocimientos médicos en el ámbito de la obstetricia. Quizás por todo eso, por ser una mujer culta y sabia, fue condenada a la crítica por muchos autores de su tiempo. Fue, al fin y al cabo, una personalidad excepcional pero que en su excepcionalidad completa el panorama general de la Atenas de Pericles 1.
No se sabe con exactitud las fechas del nacimiento y muerte de Aspasia, cuyo nombre significa "La bella bienvenida". Ingeborg Gleichauf marca los años 460 y el 401 a.C. como más o menos verídicos2. De hecho, los únicos datos sobre su vida se centran en el período comprendido entre su relación con Pericles y la muerte de Lisicles, su segundo marido. Sí que se conoce, sin embargo, su origen.
Aspasia provenía de la ciudad jonia de Mileto, en Asia Menor, en el seno de una familia adinerada. Su padre, Axíoco, daría a la joven milenia una buena educación que le serviría como base para su vida intelectual en Atenas.
Cuando Aspasia era una joven de 20 años, se trasladó con su padre a Atenas. En la capital de la Antigua Grecia, Aspasia era mujer y era extranjera. A pesar de ello, la joven milenia se hizo un hueco en la vida de la ciudad. Ingeborg Gleichauf asegura que Aspasia dirigió una escuela de heteras, mujeres que entretenían a sus clientes vendiendo su cuerpo y deleitándolos con su amplia cultura y sabiduría3. Por su centro pasaron filósofos como Anaxágoras o Sócrates y prontó llamó la atención del político Pericles.
Amante y asesora
Pericles, quien amó profundamente Aspasia, no dudó en abandonar a su esposa y tomar a la joven milenia como su pallake o compañera ilegítima. Pericles y Aspasia tuvieron un hijo, Pericles el joven, al que el político ateniense terminaría legitimando.
Durante el tiempo que duró su relación, la inteligencia y sabiduría de Aspasia fueron utilizadas por Pericles quien dejó asesorarse por su amada en cuestiones políticas. Decisiones relativas al gobierno de la ciudad o en conflictos bélicos como la guerra de Samos o la guerra del Peloponeso parece ser que fueron tomadas con la ayuda de la sabia compañera.
Su unión, escandalosa desde el principio, y el hecho de que Aspasia destacara por su gran inteligencia, no gustaron a los círculos políticos e intelectuales de Atenas. Las voces en su contra y las críticas por su pasado como regente de un burdel fueron constantes en el tiempo que duró su relación.
Hasta la muerte de Pericles, en 429 a.C., Aspasia vivió fiel a su lado. A partir de ese momento se casó con Lisicles, un vendedor de grano con el que tendría otro hijo.
Fílosofa y erudita
A pesar de las muchas críticas que recibió, lo cierto es que pensadores coetáneos y escritores posteriores no dudaron en alabar a Aspasia. Sócrates le pedía consejo y le enviaba a sus propios alumnos al considerarla como una maestra excelente en filosofía y retórica. Plutarco escribió sobre Aspasia: fue altamente valorada por Pericles debido a que era muy inteligente y astuta en la política. Después de todo, Sócrates la visitaba algunas veces, trayendo consigo a sus discípulos y sus amigos más íntimos traían también a sus esposas para que la escucharan, y ello a pesar de que Aspasia dirigía un establecimiento ni respetable ni ordenado y educaba a un grupo de muchachas para cortesanas4.
Doctora y científica
Aspasia también destacó como científica y médica. A pesar de que sus obras han desaparecido, otros ciendíficos como Aetius, médico personal del emperador bizantino Justiniano I, escribió una enciclopedia médica a partir de los conocimientos legados por Aspasia.
La obstetricia, la ginecología y la cirugía fueron sus ámbitos de acción e investigación. Aspasia fue capaz de detectar y prevenir embarazos de riesgo y desarrolló remedios naturales para el post-parto.
Aspasia fue una mujer excepcional, de excepcional belleza y excepcional inteligencia que estuvo a la altura de grandes hombres como Pericles o Sócrates; una mujer que legó sus conocimientos a la política, la filosofía y la ciencia, aunque la historia no la haya colocado en su justo lugar.
Aspasia provenía de la ciudad jonia de Mileto, en Asia Menor, en el seno de una familia adinerada. Su padre, Axíoco, daría a la joven milenia una buena educación que le serviría como base para su vida intelectual en Atenas.
Cuando Aspasia era una joven de 20 años, se trasladó con su padre a Atenas. En la capital de la Antigua Grecia, Aspasia era mujer y era extranjera. A pesar de ello, la joven milenia se hizo un hueco en la vida de la ciudad. Ingeborg Gleichauf asegura que Aspasia dirigió una escuela de heteras, mujeres que entretenían a sus clientes vendiendo su cuerpo y deleitándolos con su amplia cultura y sabiduría3. Por su centro pasaron filósofos como Anaxágoras o Sócrates y prontó llamó la atención del político Pericles.
Amante y asesora
Pericles, quien amó profundamente Aspasia, no dudó en abandonar a su esposa y tomar a la joven milenia como su pallake o compañera ilegítima. Pericles y Aspasia tuvieron un hijo, Pericles el joven, al que el político ateniense terminaría legitimando.
Durante el tiempo que duró su relación, la inteligencia y sabiduría de Aspasia fueron utilizadas por Pericles quien dejó asesorarse por su amada en cuestiones políticas. Decisiones relativas al gobierno de la ciudad o en conflictos bélicos como la guerra de Samos o la guerra del Peloponeso parece ser que fueron tomadas con la ayuda de la sabia compañera.
Su unión, escandalosa desde el principio, y el hecho de que Aspasia destacara por su gran inteligencia, no gustaron a los círculos políticos e intelectuales de Atenas. Las voces en su contra y las críticas por su pasado como regente de un burdel fueron constantes en el tiempo que duró su relación.
Hasta la muerte de Pericles, en 429 a.C., Aspasia vivió fiel a su lado. A partir de ese momento se casó con Lisicles, un vendedor de grano con el que tendría otro hijo.
Fílosofa y erudita
A pesar de las muchas críticas que recibió, lo cierto es que pensadores coetáneos y escritores posteriores no dudaron en alabar a Aspasia. Sócrates le pedía consejo y le enviaba a sus propios alumnos al considerarla como una maestra excelente en filosofía y retórica. Plutarco escribió sobre Aspasia: fue altamente valorada por Pericles debido a que era muy inteligente y astuta en la política. Después de todo, Sócrates la visitaba algunas veces, trayendo consigo a sus discípulos y sus amigos más íntimos traían también a sus esposas para que la escucharan, y ello a pesar de que Aspasia dirigía un establecimiento ni respetable ni ordenado y educaba a un grupo de muchachas para cortesanas4.
Doctora y científica
Aspasia también destacó como científica y médica. A pesar de que sus obras han desaparecido, otros ciendíficos como Aetius, médico personal del emperador bizantino Justiniano I, escribió una enciclopedia médica a partir de los conocimientos legados por Aspasia.
La obstetricia, la ginecología y la cirugía fueron sus ámbitos de acción e investigación. Aspasia fue capaz de detectar y prevenir embarazos de riesgo y desarrolló remedios naturales para el post-parto.
Aspasia fue una mujer excepcional, de excepcional belleza y excepcional inteligencia que estuvo a la altura de grandes hombres como Pericles o Sócrates; una mujer que legó sus conocimientos a la política, la filosofía y la ciencia, aunque la historia no la haya colocado en su justo lugar.
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1. Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa (ed.), pág. 86
2 y 3. Mujeres filósofas en la historia, Ingeborg Gleichauf
4. Diosas, rameras, esposas y esclavas. Mujeres de la antigüedad clásica, Sarah B. Pomeroy, pág. 108
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