Perfil
Biográfico e Histórico de Álvaro de Castro
Álvaro
de Castro, Personaje Controversial y Polémico
Primera Parte
Fuente; Discurso
pronunciado en el ingreso a la Academia Dominicana de la Historia, del miembro
numerario electo para el sillón E. Prof. Dr. Carlos Dobal, publicado
por la Revista CLIO Núm. 144, año LVI, Enero-Diciembre 1987, Santo Domingo, Pág.
124 al 154.
Este personaje,
uno de los más mencionados de todos los que
incidieron en la ciudad de la Concepción, principalmente el nombre de Álvaro de
Castro, suele ser temas de muchas discusiones en tiempo del Carnaval
Vegano, ya que al verse envuelto en un
asunto de índole religioso por éste realizar comparsa de moros
y cristianos en fiestas de las carnestolendas
Un hombre no
ordinario, contradictorio, con un bance tanto negativo
como positivo, pudiendo catalogarse como
extraordinario adelantado a la época en que le toco
vivir, un personaje controversial en los albores de la historia dominicana, hoy
nos preguntamos fue Álvaro de Castro, una especie de monje o
demonio.
Es preciso
juzgar a este polémico personaje siempre como producto de su época, un hombre
del renacimiento inclinado hacia un cristianismo de cruda rigidez medieval,
concebido bajo la fe y la crueldad con un positivismo económico,
caracterizado por el mercantilismo rampante, en los
albores de un mundo moderno´
Nace en la
Villa de Abarca, en Palencia. Castilla La Vieja, en fecha cercana al
descubrimiento de América, procedente de una familia de labradores, vasallos de
Don Diego Osorio. No teniendo su familia
de estirpe ni hidalguía. Labro la tierra,
Álvaro de Castro
tuvo inquietudes intelectuales, siendo muy joven y calavera fue
estudiante y se le conoció con nombre de “Bachiller” título que le
quedo por todo la vida, sin habérselo ganado en
ninguna institución universitaria.
Gran aficionado
a la “bandurria” y a las rondas nocturnas, frecuentador de mujeres de la vida
fácil y de dueña consecuentes, en el día era despensero de un
canónigo de apellido Guzmán. Por medio de éste se relaciona con
Pedro Suarez de Deza, quien a la postre fuera designado
Obispo de la Concepción de La Vega. Pedro Suarez de Deza, era
sobrino del Arzobispo de Sevilla, fray Diego de Deza, y
por esta condición consiguió su obispado en la Isla
Española. Fray Diego de Deza, había sido tutor del infante Juan,
hijo de los Reyes Católicos, y sucesor de Torquemada como gran Inquisidor. Deza
provenía de una estirpe gallega establecida en Castilla. El cual
había protegido a Colón, en su búsqueda de ayuda para realizar su
empresa
Como llega
Álvaro de Castro, a la isla, al ser designado Obispo de la Concepción
de La Vega, Pedro Suarez de Deza, lo trae
como canónigo, la vida de estos dos personajes
están muy ligadas. Con esa
designación Pedro Suarez de Deza, pensó que iniciaba
una carrera llena de peligros e inseguridades,
decidiendo hacerse acompañar por una persona
decidida, fuerte y ambiciosa, por lo que
convenció al canónigo Guzmán para que le cediera su despensero
A pesar de su
gusto por la vida bohemia, siempre estuvo inclinado a la carrera
eclesiástica, siempre usaba “loba” una especie de sotana, siendo un
estudiante. Esto da una luz sobre las a sorprendentes actuaciones
posteriores del canónigo Álvaro de Castro, embarcado a Santo
Domingo, junto con el Obispo Pedro Suarez de
Deza, quien le concedió órdenes sagradas menores. Ya entre los años de 1513 a
1520 fuera ordenado sacerdote. Ofició esta ceremonia el Obispo de San Juan
Puerto Rico, don Alonso Manso y a este efecto viajo Álvaro de
Castro, a la isla de Borinquén
Siendo dignado
por el prelado de Puerto Rico, como fiscal del Santo Oficio, y el 24
de diciembre de 1524, el Consejo Supremo d la Inquisición, al
asignar sueldo a los funcionarios del Primer Tribunal del Santo
Oficio, asigno al fiscal Álvaro de Castro, Deán de la Catedral
de La Vega, 200 ducados de oro de sueldo. Éste sustituyo en el Santo Oficio al
reverendo Marcos de Aguilar.
Ha que hacer
notar que los grandes protectores de éste personaje fueron el
Arzobispo de Sevilla, fray Diego de Deza y su sobrino Obispo de Palencia y de
la Concepción de La Vega, Pedro Suarez de Deza,
Para el 6 de
marzo de 1525, Carlos V, lo hace su capellán, en un
documento que dice; “al muy reverendo señor bachiller
Álvaro de Castro, Deán de la Iglesia de la Concepción de la Isla Española”. “lo
reciban por nuestro Capellán para que gocéis, y os sean guardas, las honras,
grandes mercedes, franquezas y prerrogativas inmunidades y las otras cosas de
que gozan y se guardan a los otros nuestros capellanes”
Con el objeto de
hacer conexiones comerciales con mercaderes italianos establecidos en Sevilla y
de visitar la Corte para obtener prebendas, cargos y honores que le
garantizarán inmunidades e impunidades convenientes a sus actividades, el
canónigo Álvaro de Castro, hizo más de un viaje a España. Al retorno
de algunos de estos viajes, arribó a la Isla
acompañado de personal idóneo para realizar distintas
labores productivas y beneficiosas. El primer viaje fue por el año
de 1522, y en el 1925 en septiembre solicitó permiso para
salir nuevamente a España. Otra solicitud de permiso fue por el año
de 1532.
Durante los años
de 1524 a 1526, fue a Castilla por segunda vez, durante
este viaje visitó la Corte y recibió del rey Don Carlos, el título de
Capellán de Su Majestad, el cual tenia fecha de 6 de
marzo de 1525, pero ya el 6de diciembre de 1524, había
establecido una capellanía en la iglesia de Santo Domingo, la capellanía fue
erigida a su capellán Álvaro de Castro, en “ loor ay
honor de Nuestra Señora”
El 1 de
diciembre de 1531, el Cabildo Secular, de Santo Domingo, se dirige “
a la Reina y le dice: “ que el bachiller Álvaro de Castro se le hizo merced
real del beneficio curado y simple de la Catedral para con sus
frutos hacer en la Catedral una capilla del título de Su Majestad y
fuese él Capellán Mayor de ella, pero el Obispo y los Canónigos ni
le han admitido por seguir llevando dichos frutos, que
llevaban más de 20 años; piden facultad para quitar a los canónigos todo lo que
en este tiempo han llevado para que se pueda hacer la capilla”
Este documento
arroja unas series de datos interesantes y sorprendentes. Primer
lugar, lo dirige al Cabildo Secular de Santo Domingo, en fragante intromisión
en cuestiones del Cabildo Eclesiástico, para favorecer al canónigo
Álvaro de Castro. Segundo lugar, se dirige a la reina y no al rey. Puede
pensarse que se trate de Isabel de Portugal (1503-1539),
esposa del rey Carlos I, de España V y
de Alemania, pues la reina doña Juana llamada
La Loca, proclamada en 1504, fue sustituida por Carlos I, en 1517.
Es bueno
resaltar que Álvaro de Castro, en sus acciones hacia
prevalecer el político, el negociador sobre el prelado y el
sacerdote, dentro de un maquiavelismo rampante, de todos los escrúpulos y
controles. En 1531 el Obispo don Sebastián Ramírez de Fuenleal
visitó Cotuí y al ver la riqueza de oro que tenía,
promovió que se hiciese una compañía y uno de los socios fue Álvaro
de Castro, canónigo tesorero de la Catedral.
Todos estos y
otras cosas más, motivaron que en 1532 se iniciase un proceso contra
Álvaro de Castro Clérigo-Tesorero de la Catedral de Santo Domingo (Archivo
General de Indias. Justica 30, Santo Domingo, año 1532). Este proceso,
incoado por amancebamiento, fue apelado ante el Rey
por Álvaro de Castro, en 1533.
En la fecha que
se inicio el proceso del polémico clérigo, el obispo
Ramírez de Fuenleal, se encontraba en México, como presidente de la Real
Audiencia en esa nación. Sebastián Ramírez de Fuenleal fue el último
Obispo y el primer Arzobispo de Santo Domingo (Luís Escobal.
Biografía de la Catedral Primada de las Indias. Ed. Alfa y Omega, 1977, Pág.
92).
La desmedida
ambición de Álvaro de Castro, por conseguir cargos eclesiásticos lo llevó a
provocar escándalos, en la Corte de Castilla. Otras muchas mañas usó
el canónigo, según testigos eclesiásticos de su época, para obtener prebendas
de la Iglesia. Ya que para obtener el deanazgo de La Vega, al que
tuvo que renunciar después por diferencias con los canónigos “dijo que era
clérigo de la Diócesis de Palencia y no canónigo de la Concepción (Fray Bartolomé
de Las Casas. Obras Escogidas. Tomo III. Historia de Indias- C-2, Pág. 255)
Donde vuelve a
verse cómo Álvaro de Castro, trato siempre de dirigir el Cabildo Eclesiástico
mediante acuerdo del Cabildo Secular, es en el nombramiento de Hernando de Camargo
o Juan Camargo, como Provisor de La Vega. El mismo Álvaro de Castro lo llevó al
altar como tal dignidad. Y con él inició del “Te Deum”, con el
desconcierto lógico de todos los canónigos,
El testigo
Macías Montesino, apunta, en relación con el nombramiento indicado
“Desde Santo Domingo, trató Álvaro de Castro de imponer en La
Vega, como Provisor, por la Real Audiencia
si el voto del Cabildo de aquella Iglesia, al clérigo
Hernando de Camargo. Lo hizo Provisor y lo sacó de la sacristía
de dicha Iglesia con Sobrepelliz, cantando en voz alta el
“ Te Deum” a la hora de la misa, estando parte del pueblo
en dicha iglesia .
El canónigo
Álvaro de Castro, siempre lograba lo que se proponía y para ello contaba con
amigos poderosos en altas posiciones, incluyendo en la Real Audiencia y en la
Corte. Otro nombramiento que obtuvo por disposición del Rey, fue el de Tesorero
de la Iglesia de Santo Domingo, que lo puso en relación directa con
los fondos económicos, que siempre fue su principal obsesión y empeño
El inquisidor
Marcos de Aguilar, cuando partió para Nueve España (México), dejó
encargados de la Comisaria de la Inquisición a Álvaro de Castro y al Comendador
Mercedario Alonso de Alfaro. A quienes se le acusabas de usar la
Inquisición para sacar dinero y violar los secreto de la
institución.
Entres las
acusaciones principalmente a Álvaro de Castro fueron:
1ro.- Que
condenó a los vecinos de Santiago en nueve mil maravedís porque habían comido
carne durante las cuatro témporas, que el dinero se le dio a un tal
Revega, que iba a Sevilla y que ese dinero hizo aquel una
obligación con una cura de Abarca, pueblo donde nació Álvaro de
Castro.
2do.- Que
dijo en puerto Plata, que no se podía decir misa en la iglesia de
allí, porque todos estaban excomulgados por haber comido carne
en Cuaresma, que para volver as decirla debía de pagar dos pesos
cada persona
3ro.- Que para
levantar las excomuniones y reservas de los vecinos casados de Santiago cuyas
esposas estaban en Castilla, sacaba y cobraba a cada vecino, cientos de pesos
(a cada diez y a otros doce por cada persona). De esto,
se quejaba el párroco de Santiago y mencionado, Martin Cortes de Liaño.
4to.- Que en
un caso en que se hizo preso a Gil del Pozo, por haberse
echado con la hija del vecino de Santiago, Hernando López de Herrera,
se violó el secreto de la Inquisición con gravísimo escándalo
5to.- Que fue
castigada excesivamente Ana de Rivera, con cincuenta azotes y la pasearon en un
asno por la villa de Santiago, con la lengua amordazada, pues ella misma,
ingenuamente se acuso de blasfemias. Ella era una mujer casada y cristiana
vieja. Recogía peregrinos en su casa. Pero era considerada mujer de
amores. Ana de Rivera decía ´´ pecadora de mí que no sé como
me han hecho esto, cuando yo había ido a decir mi pecado en tiempo
de gracia´´
6to.-Que el
Chantre de la Concepción de La Vega, Millán Gutiérrez, fue a Santo Domingo, a
nombre de su iglesia a denunciar que Álvaro de Castro, no era Juez ni
Inquisidor y que en voz de tal, agraviada a todos en la
Concepción. Esto enfureció a Álvaro de Castro, quien invocando su condición de
Fiscal de la Inquisición prendió a Chantre y lo descomulgo, a causa
de lo cual murió el pobre hombre.
Por este
escándalo, el canónigo Cristóbal de Deza, sobrino del Obispo, en calidad de
Provisor nombrado por el Cabildo Eclesiástico, sede vacante prendió a Álvaro de
Castro, dándole por prisión su casa so pena de excomunión
y de mil pesos de multa para obra de la iglesia, si salía de su casa, por sus
pies… Álvaro de Castro, se hizo sacar en las espaldas de sus negros de
confianza para no violar la orden y no salir por sus pies. Y huyo a Santo
Domingo, donde volvió con un acuerdo de la Audiencia Nombrado
Provisor al Clérigo Hernando o Juan de Camargo.
Todo parece
indicar, por documentos testimoniales de
la época, que el canónigo Álvaro de Castro sentía un
amor tan desordenado al dinero que no paraba
en escrúpulos para conseguirlo. Así tenemos que, en
distintas oportunidades y momentos, demostró abiertamente su
pasión por los bienes temporales. Debemos espigar en
sus hechos para tener una opinión documentada
sobre esta característica de este controversial eclesiástico.
Tres hechos
violentos protagonizados por el famoso canónigo, explicado
someramente las circunstancias que los rodearon. el menos grave y terminar con
el más grave que fue, indudablemente, un delito cuya justificación
nos parece imposible si los hechos contados por los testigos, son
verídicos. Antes de enfrascarnos en las narraciones mencionadas, es
importante dar visión de la persona y costumbres de
Álvaro de Castro. Se dice que físicamente, debió ser un
hombre de recia condición y de carácter difícil que no le
permitía habitar con los demás Beneficiados. Usaba barba y
no vestía de clérigo porque, esta tierra da
mandaba otra ropa, Iba usualmente a
caballo y en hábito de lego con lanza y otras
armas. Se hacía acompañar de una hueste de esclavos
negros de su confianza y bien armando.
Se dice de él,
ser un excelente jinete
que siempre competía en Santiago el día del
Patrón en escaramuzas, y en juego de Moros y cristianos, de La Vega.
Y también que manejaba con habilidad la espada y la ballesta. Su traje normal
era mezcla de comerciante y clérigo: “un capote y un bonete colorados.
También en esto, violentaba los colores permitidos a los
clérigos de América que exceptuaban el rojo, el verde y el amarillo por
considerarse deshonestos”.
El porte de
armas como lanzas y espadas y su traslado siempre a caballo lo
justificaba don Álvaro de Castro, como necesarios para su protección
personal y la de los obispos, a los que siempre
acompañaba.
Los tres hechos
violentos mencionados anteriormente, de los que fue protagonista el
inquieto eclesiástico. Aquellos que hemos elegido, cuidadosamente,
por considerar que retratan de un modo cabal, el carácter de Álvaro de Castro.
Caso primero…… En
el año 1518, afirma el canónigo Cristóbal de Deza, sobrino del arzobispo
´Pedro Suárez de Deza, “un llamado Alonso
Martín, que había sido vaquero de Álvaro
de Castro, puso a éste una demanda de cobro de pesos, ante el Provisor
que era Cristóbal Salcedo. El Provisor condenó
a Álvaro de Castro a pagar lo que debía.
Alonso Martín se
fue de La Vega y puso una venta llamada venta del Castillo, en el
camino que va a Santiago. Un día, en que pasaba por allí de Álvaro
de Castro con Pedro Palomo, barbero de La Vega, y un tal Gamarra, vio el
ventero Martín, a Álvaro de Castro; y dirigiéndose a él le dijo; “<<
En hora buena Vuestra Merced que mucho me huelgo en hacerle servicio en mi
casa”>>. Álvaro de Castro le respondió; “ yo no me huelgo en
eso”. Y apeándose del caballo, echó mano a su espada, alfanje o
puñal que traía e habría dado con el dicho Martín que le habría
rompido cuero y carne e salió mucha sangre, lo cual este testigo
oyó decir al dicho Pedro Palomo que iba allí. Que el
mismo Martín le mostró las heridas tres años después. Que él
Deza le dijo que se quejara y que él le dijo que se había
quejado al Obispo de San Juan, como inquisidor “ e que lo
trataron muy mal de palabra e que no osó más quejarse
Caso segundo……
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