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miércoles, 7 de diciembre de 2016

EL FERROCARRIL SÁNCHEZ – LA VEGA, DON GREGORIO RIVA, AUGE Y DESCENDENCIA, SU GRAN PRECURSOR, UNA OBRA QUE NO DEBIÓ COLAPSAR

EL FERROCARRIL SÁNCHEZ – LA VEGA, DON GREGORIO RIVA, AUGE Y DESCENDENCIA, SU GRAN PRECURSOR, UNA OBRA QUE NO DEBIÓ COLAPSAR


FUENTE; obra SANCHEZ, cien años de vida municipal, autores; Mercedes Mata Olivo, Dulce María Olivo y Graciela Paredes R., Impreso en los talleres litográficos de la editora Nordeste, Santo Domingo, Junio 1986, fotos y texto
Es a partir de 1880, cuando en la República Dominicana, se presentan las condiciones para la instalación de proyecto de la primera vía férrea del país contemplaba abarcar los pueblos de Samaná y Santiago, pero solamente se extendió hasta La Vega de Jima a San Francisco de Macorís años más tarde, con el la región del cibao entro en pleno desarrollo económico, social y cultural
La historia del ferrocarril Sánchez-La Vega, no se puede escribir sin sobresaltar el nombre de su gran precursor el progresista comerciante y hacendado Don Gregorio Riva, que con su extraordinario aporte contribuyó a la realización de la construcción de la vía férrea. Con este visionario proyecto conllevaría al desarrollo de la República Dominicana, en especial los municipios de Sánchez y La Vega, como también la región del Cibao.
Riva, descendiente de suizos, nació en Moca y radicado en La Vega, donde se dedico su empresa de producto agrícolas para la exportación , el cual fomento la siembre del cacao en toda esta región, canalizando los Ríos Yuna y Camú, a fin de hacerlo navegable, como forma de facilitar los transporte de pasajeros y productos agropecuarios del Cibao Central. Hombre de mente ágil de de estupendas ideas para hacer negocios
Gregorio Riva, llevo a Sánchez, maestro que se dedicaran a la enseñanza del español, porque en esa época pocos habitantes dominaban el idioma, por la enorme influencia de; ingleses, franceses, y holandeses que se habían ubicado en la Península de Samaná. Era poseedor de grande extensiones de terrenos, en el área de Santa Capuza, siendo él de quien emana la idea de construir un ferrocarril, algo inexistente y irreal en esa época en el país
Para su construcción, don Gregorio Riva, llevó a cabo una serie de actividades, la cual dieron en el futuro el ansiado proyecto. Una de las primeras medida fue la instalación de un magnifico hotel, ubicado en sus predios de Santa Capuza, donde recibía a distinguidas personalidades extranjeras, procedentes de Glasgow, Escocia, Islas Británicas, quienes finalmente financiaron la obra. Fue en 1875, cuando obtuvo del gobierno dominicano, una autorización para canalizar el Río Yuna, por espacio de 50 años y es por lo que edifica un almacén de depósito en San Antonio de Yuna, el antiguo San Rafael de Angelina o Río Abajo, después bautizado como Villa Riva en su homenaje.
En 1879, el norteamericano Allen H. Crosby, logra una concesión del gobierno dominicano, para construir un ferrocarril de Samaná a Santiago. Al saber la buena nueva, Riva se sintió muy entusiasmado, no obstante, éste proyecto perjudicaría su empresa de la canalización del Río Yuna, y es a él a quien se le encomienda materializar la referida obra. Se vio precisado entonces a hacer un viaje a Glasgow, Escocia, lugar en el que gracias a sus hábiles Ideas, pudo atraer el capital de una compañía escocesa, la cual adquirió los derechos que en el ferrocarril poseía el señor Allen H. Crosby, , convirtiéndose en propietario el empresario escocés Alexander Baird.
En el 1886, en el cual se iban a ultimar los trabajos de construcción del ferrocarril, Don Gregorio Riva solicitó al gobierno dominicano, la reparación de los perjuicios experimentados por la pérdida de sus derechos en la canalización del río Yuna, y el gobierno de buen grado, le pagó una cuantiosa suma de dinero.
Inicio de la obra del ferrocarril: A partir del 1880, con el capital de la obra ya aprobado para la construcción , el cual tratando de unir las ciudades de Samaná y Santiago, sólo llegó a cubrir la línea Sánchez – La Vega, construcción ejecutada por el señor Alexander Baird. Y como maestro director al ingeniero escocés, nacido en La India Charles McGregor, quien se radicó en este país, lo cual fue tronco de la familia Imbert McGregor.
El lugar en que se iniciaron las construcciones de la Vía férrea estaba localizado en Santa Capuza, una hacienda perteneciente a Don Gregorio Riva. Oficinas, Fábricas, Muelles, Alcantarillas, Extensión de Rieles, Movimiento de maquinas propulsoras, se llevaban avanzadas en la construcción, cuando llegó al país el propietario de la empresa. Es en ese momento, que ocurre el traslado de la construcción del ferrocarril de Santa Capuza a Las Cañitas.
En torno a las razones de este cambio existen dos versiones: < 1ra. Es la que dice el destacado educador borinqueño Eugenio María de Hostos, en una de las cartas que escribiera en su viaje por Sánchez en el año de 1887, desde Almacén del Yuna ( hoy Villa Riva) y reproducida en el libro Hostos en Santo Domingo, Volumen I, del afamado escritor sanchero Don Emilio Rodríguez Demorizi; “ según parece, el ingeniero a quien, junto con la administración local de la empresa, había transpuesto las instrucciones recibidas, y el director sintió y manifestó tan viva y ardiente indignación , que resolvió destruir y perder los trabajos hechos y gastos ocasionados, trasladando a Las Cañita, el material, oficinas, la población”>
Según la 2da. < El traslado se hizo en razón de que, Joaquín Hernández (papá Joaquín), el propietario de la mayor cantidad de terrenos de Las Cañitas, concertó un acuerdo con el inversionista de la empresa ferrocarrilera, Alexander Baird, ofreciéndole regalar una porción de sus terrenos ubicados en Las Cañitas, para la construcción de dicha obra, a cambio de que se le exonerase del pago de boletas de transporte a la familia Hernández, hasta la quinta generación, a partir de él.>
En consecuencia el traslado de la construcción del ferrocarril a Las Cañitas, en 1885, esta comenzó a experimental un desarrollo en constante crecimiento, por lo que el Congreso Nacional, mediante Resolución No. 2325 del 8 de mayo de 1885 declaró a Las Cañitas, “Puerto habilitado para ser abierto al comercios marítimo exterior, tan pronto estuvieren listos los muelles, depósitos e instalaciones correspondientes. Que el propietario del ferrocarril Samaná-Santiago estaba obligado a construir; la causa fundamental de la apertura del puerto de Las Cañitas, era por el esplendor y progreso que éste lugar poseía, por ser estación primera del ferrocarril, la que enlazaba a Sánchez con la ciudad de La Vega.
Su inauguración. Con el traslado de la construcción del ferrocarril Samaná-Santiago, que se había iniciado en el paraje Santa Capuza y ubicado nuevamente en el paraje Las Cañitas, los trabajos para la terminación de esta magna obra se estaban realizándose a ritmo acelerado empleándose un mayor número de trabajadores que estaban bajo las órdenes del Ing. Charles McGregor. El 13 de mayo de 1884, estando en su etapa final de construcción, partió de la estación de Las Cañitas en recorrido de prueba, una locomotora llevando consigo diez y nueve (19) vagones, concomitantemente, a la instalación de los elementos necesarios para el funcionamiento, como oficinas, almacenes de depósitos, vía férreas, muelle, se construían en áreas cercanas, bonitas residencias edificadas de acuerdo al estilo victoriano. Estas grandes viviendas eran parte de las facilidades que disfrutaba el personal administrativo o de posiciones jerárquicas en la compañía
El 16 de agosto de 1887, fue inaugurado el ferrocarril de Samana-Santiago (que en línea era de Las Cañitas (hoy Sánchez)-La Vega). Y luego se construiría el segundo tramo con fondo del gobierno dominicano, que abarcaría desde Jina a San Francisco de Macorís, inaugurado esta 2do. Etapa el 16 de agosto de 1895. El 3er tramo que cubrió la ruta Las Cabuyas – La Jagua San Rafael (hoy Villa Tapia)-Salcedo y Moca, inaugurado el 28 de septiembre de 1908.
Ruta del ferrocarril Sánchez-La Vega. Estación Sánchez, Km. 0; Rincón de Molinillo, Km. 19; Ciénaga Vieja, Km. 24; Arenoso, Km.27; Villa Riva, Km.32; Bomba de Yaiba, Km. 42; Ceiba de Hostos, Km. 45; Sabana Grande, Km. 50; Pimentel, Km.55; Las Guáranas, Km. 64; La Jina, Km. 72; San Francisco de Macorís, Km. 80; Cenovi, Km. 84; Las Cabuyas Km.87; La Vega, Km. 100; La Jagua San Rafael (hoy Villa Tapia), Km.93: Salcedo, Km. 99; Moca, km. 111.
Los días de salida de la estación de Sánchez, eran lunes, miércoles y viernes y de la estación de La Vega, Martes, Jueves y Sábados, los horarios para ambas estaciones eran las seis (6.00) de la mañana, los precios del transporte por personas en primera clase RD$3.50 y en segunda clase, RD$2.50.
La principal finalidad del ferrocarril era de transportar los productos agropecuarios que se producían en la región del Cibao Central y Oriental, tales como Café, Tabaco, Guineos, Cera, Madera, Pieles de Animales, Cacao, siendo este el de mayor importancia para la exportación ya que su siembra había sido incrementada por Don Gregorio Riva, desde años anteriores
Las locomotoras estaban numeradas del 1 al 14, habiendo dos tipos: 1ra. Las que viajaban al interior y la 2da. Denominadas Maquinas del Patio, la cuales tenían los números; 4m, 5, 7, 11,12 y 14, utilizadas para transportar las mercancías llegadas al puerto de Sánchez, hasta las oficinas de aduanas. Las mismas utilizaban como combustible carbón mineral, traído desde Londres-Inglaterra, en el taller de mecánica del ferrocarril, laboraban una gran cantidad de obreros provenientes de; Las Islas Vírgenes (Saint Thomas, Saint Croix, San Marteen, Tortola, y otras, que eran constratados por la administración en sus islas de origen
NOTA; es una compilación de lo escrito en la obra arriba expresada como fuente, por su valor en relación con el ferrocarril Sánchez-La Vega, de gran significación para el pueblo vegano, con la finalidad de que sirva para el conocimiento de este extraordinario proyecto, una idea de una de las personas más visionaria para el desarrollo de la región de Cibao, Don Gregorio Riva. Es únicamente nuestro interés para los conocimientos de esta generación que aún ignoran estos acontecimientos de nuestro pasado de gloria y esplendor. (U. Solís.)

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