Las Ruinas de la Concepción de La Vega Real
Fuente: Guido Despradel Batista, Obras. Tomo II. Archivo General de la Nación. Volumen LXXXVI. Compilación de Rafael Hernández, Santo Domingo, 2010. Pág.117 y sig.
Este artículo fue publicado por el Periódico Renovación, II: 26, La Vega, 15 de febrero de 1937.
Por considerar que este trabajo del Dr. Guido Despradel, reviste un gran valor en lo concerniente al tema que trata sobre las Ruinas de La Concepción de La Vega. Considerando que en agosto del 2011 se cumplen los 500 años de la fundación del Obispado de La Vega, y que hay una gran celebración para tal memorable fecha.
A sabiendas el descuido, la indiferencia, la apatía, la dejadez el abandono a que ha estado sometido este inició de la historia de América por parte de las autoridades Nacionales, Provinciales y Municipales, como consecuencia tal vez de el desconocimiento del valor que esta piedras representan para la humanidad.
Sin temor a equivocarme puedo afirmar que somos el único pueblo del mundo civilizado que hemos cometido este crimen contra la historia de América y el mundo, ya que no hemos sido capaz de preservar con dignidad esta legado
Por ellos hemos querido reproducir integro este trabajo del Dr. Despradel, como un grito de alarma para que en algo reparemos el daño hecho, al cumplir la Diócesis de La Vega, el medio milenio y que se están haciendo los aprestos para su celebración. Y estas ruinas serán parte importante en este acontecimiento histórico para este pueblo.
A continuación lo expresado por el Historiador vegano, sobre las Ruinas de la concepción. Hay que resaltar que él escribe este articulo motivado por el que también escribiera sobre ello el periodista, escritor y comandante del Ejército Libertador de Cuba, Lorenzo Despradel “Muley”, titulado “ La Concepción de la Vega Real, el florón glorioso de la recia Conquista”, estos dos trabajos dan carácter de permanente actualidad en su conceptuosas consideraciones sobre la inconformidad …… Nota de Ubaldo Solís…………………………
El artículo “”< del alma maravillosa que ha dado permanencia eterna en la Historia a los paganos helenos.
En las columnas rampantes de una suntuosa sala de Karnak se guarece, vibrante y luminosa, el alma de una raza que se ha desparramado por mil tierras distintas; y allá, en las pesadas y vetustas mole de una Thule legendaria, forcejada, febricitante y ansioso impulso vital que debe conducir por amplios caminos de fama inmortal los dolorosos pasos de cien pueblos que ansiosamente tratan de definir su destino.
Pueblo hay, que por su circunscrito de su geografía y por sus estrechas posibilidad materiales, deben afianzar sus duración infinita en el tiempo en la grandeza de su historia.
Y las ruinas son páginas de la Historia materializada, en las cuales leen las generaciones, con ojos avizores, la pujante efectividad de las humanas posibilidades.
Cuando desaparezcan en el polvo vilmente nivelador la augusta majestad de un Partenón y la radiante imponencia de las pirámides, se habrá hundido para siempre en la ignorancia gran parte del alma de esos pueblos que sintetizaron en esos monumentos la expresión perenne de su grandeza y de su poderío.
Y pálido resultaran entonces los cantos de sus poetas y las páginas de sus escritores, cuando falte esta visible expresión de sus recuerdos.
Los pueblos realizan su historia a la fuerza de jalones luminosos. Y en el atareado desenvolvimiento de la historia dominicana, más aún, de la de América, la existencia de aquella ciudad blasonada que fue una joya preciosa enclavada en el mismo corazón del suntuoso Valle de La Vega Real, es un jalón que marca épocas y fija rumbos de importancia primordial y definitiva
Sin embargo la mano ruda e inconsciente, ante la vista complaciente de quien debiendo tener conciencia de la imperdonable y fatal culpa de su crimen la dejo actuar, ha ido destruyendo con saña y osadía lo que la misma naturaleza enfurecida no pudo echar a tierra. Hoy, de esas ruinas mil veces sagradas, muy poco resta.
Pero no es posible que permitamos que se borre así la expresión única y legítima de la grandeza de nuestro pasado colonial. Lo que resta aún de las ruinas de La Vega Real debe ser conservado a toda costa. Urge que echemos a un lado nuestra proverbial apatía y movamos todos los resortes necesarios para que se tomen medidas drásticas en bien de la conservación y acondicionamiento de esta valiosa reliquia nacional.
El Ayuntamiento, las autoridades provinciales competentes, y los centros culturales, y sociales, añadimos las diferentes instituciones representativas de la colectividad vegana, las iglesias, y las fuerzas viva de la población deben aunar esfuerzos para obtener una efectiva solución de este importante asunto de vital interés nacional.
Es parte del programa de Obras Públicas la conservación y acondicionamiento de las ruinas nacionales, y si se cuidan con esmero la casa del Almirante y el Alcázar de Diego Colón, y otras tantas ruinas de menor importancia que la nuestra, bien deben atenderse LAS RUINAS DE LA CONCEPCION DE LA VEGA REAL, de esa ciudad famosa en cuya catedral celebró primera misa el padre Las Casas, en cuya Fortaleza administró dura justicia el Admírate Describridor, y que llegó el puesto de la primera entre todas las villas y ciudades de la Española por su popularidad, por la prestancia de sus vecinos y por ser un centro de riquezas incontables hacia el cual convergían miles d comarcanos a hacer almoneda
Un ilustre y noble viejo de nuestro pueblo nos ha dicho, con palabras radiantes de entusiasmo, que La Vega actual debe heredar las glorias y la grandeza de La Vega Vieja.
Ojalá fueran proféticas estas palabras, porque el raquítico vivir de este pueblo, paralítico por la incuria y la pobreza, se nos presenta el horizonte de su destino repleto de nubes negras de muertes y de anonimato.
O reaccionamos o perecemos, o mantenemos el prestigio y la gloria de nuestros seculares blasones o el hato nos mata y nos brinda como triste sepultura la quietud degradante de una aldea que tiene como límites de sus aspiraciones lo que alcanza la corta visual de su ridículo campanario.>>>>>
Al margue: de Ubaldo Solís:
A 63 años de haber sido publicado, las condiciones sobre las ruinas de La Concepción de La Vega Real, son las mismas y quizás perores, el analfabetismo, la ignominia, el desconocimiento añadiendo la poca voluntad de las autoridades que hemos tenidos los veganos en estos 63 de haberse publicado este artículo, que no le importa nada lo que fueron esta ruinas, el cerebro no le da la capacidad de pensar sobre ella. Hay la dolorosa convicción de las autoridades municipales y provinciales que hemos tenidos que lo relacionado a la cultura, no le produce voto. Que es lo que buscan, lo que le importa. Esto es simple de comprender ellos los políticos que nos hemos gastados los veganos, son tan estrecho de mente y de pensamiento que en un porcentaje muy elevado, desconocen total o parcial lo relacionado con esas ruinas, y no saben él porque eso está ahí. El analfabetismo cultural de nuestro política racha en lo inconcebibles, desconocen todo, por ellos no le interesa
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