El auto de fe de Madrid de 1680.
El auto de fe es una ceremonia pública durante la cual se daba lectura a las sentencias dictadas por los inquisidores, estando presentes los reos o efigies que los representaren, y concurriendo todas las autoridades y corporaciones del lugar, particularmente el juez real ordinario, a quien se entregaban las personas y estatuas condenadas a relajación. Este auto de fe de Madrid de 1680 lo podemos calificar como un auto general de fe, debido a que se celebra con un gran número de reos de todas clases.
El auto de Fe de Madrid de 1680.
Conocemos con gran detalle lo ocurrido en este auto de fe gracias a las aportaciones de Joseph del Olmo y el lienzo pintado por Francisco Rizzi, ilustrando a la perfección este acontecimiento revestido de elementos teatrales, dramáticos y simbólicos, convirtiéndose en una gran fiesta barroca, con incluso la anhelada presencia del rey, aprovechando la gran cantidad de reos en los distritos inquisitoriales, imponiendo que fuese realizado en Madrid en la fecha del 30 de junio, festividad de San Pablo (elección simbólica en un domingo u otra festividad religiosa). Se realizó como celebración del matrimonio de Carlos II con María Luisa de Orleans «para que en él se conmemorase el triunfo de la fe católica y vencimiento de la obstinación judaica». Espectáculo que refleja el dramatismo y la exaltación religiosa para todos los presentes.
Es de especial mención la movilización social que producía la ceremonia como una monumental celebración, para unos supone el «espantoso día del universal juicio de Dios» y para otros la «gloria de los justos», simbolizando las «desiguales suertes de los malos y los buenos» con un claro objetivo ejemplarizante, permanente lucha contra la herejía.
Para dar a conocer el futuro auto de fe que se va a celebrar se coloca el estandarte inquisitorial bordado en oro en el balcón del inquisidor general el mes precedente, día de San Fernando, y tras las invitaciones de asistencia a autoridades y personas de calidad del distrito inquisitorial, se recorren las calles de la villa de Madrid pregonando, mientras la gente exclamaba: «¡Viva la fe de Cristo!». Publicación solemne, pregón sin precedentes, acompañado de un escuadrón de caballería de 150 familiares con símbolos de sus órdenes militares que significaba el comienzo de la preparación; era minuciosa y se llevaba a cabo con un mes de antelación, nombrando ocho comisiones y mandando remitir a los diferentes tribunales inquisitoriales a todos los reos cuyas sentencias se encontraran listas para su ejecución. Estas actuaciones populares nos muestran la gran importancia de la religión, que produce una movilización social, la cual posibilita la larga andadura del Santo Oficio, durante casi 350 años.
La víspera del auto, se realizaba la procesión de la Cruz Blanca y la Cruz Verde, voluminosa cruz, que por su color simbolizaba la misericordia y la esperanza («la verde oliva de la misericordia»), con destino a la Plaza Mayor, mientras la primera se dirigía hacia el quemadero. Lo más interesante de las procesiones, según Moreno Martínez, es «el espacio simbólico, en el que la jerarquización social venía marcada por el lugar central del objeto de procesión, en este caso la Cruz Verde».
Para custodiar los lugares de celebración del auto y reforzar la vigilancia de los 120 reos, se formó a finales de junio la Compañía de los Soldados de la Fe, encargados de acompañar a los reos a la Plaza Mayor y entregarlos al brazo secular para la ejecución de penas.
La gran exactitud de las horas nos recrea la obsesiva burocratización, que hoy nos permite conocer con gran exactitud los acontecimientos sucedidos.
El día comenzaba temprano, pues a las tres de la mañana los reos se encontraban en pie para recibir sus vestidos penitenciales, y desayunar a las cinco, demorándose hasta las siete el comienzo la procesión, en la cual iban los Soldados de la Fe, la Cruz Verde de la parroquia de San Martín («vestida con velo negro», que simboliza a los pecadores), doce sacerdotes con sobrepellices y 120 reos, acompañados cada uno por dos ministros.
Autor: Héctor Martínez Alonso para revistadehistoria.es
Bibliografía:
Lea, H. C.: «Historia de la inquisición española» Madrid, Fundación Universidad Española 1983
Del Olmo, J.: «Relación del Auto General de la Fe que se celebró en Madrid en Presencia de SS.MM. el día 30 de junio de 1680» Siglo XXI, Colección Clásico Tavera, Historia de España, Serie III, vol. 8, 1998
Vegazo Palacios, J. M.: «El autor general de fe de 1680» Málaga, Algazara, 1995
Yerushalmi, Y. H.:
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